River acaba de salir campeón

Increíble. Ángel Cappa no puede entenderlo. ¡Estos muertos ganaron el superclásico!

1 a 0. ¿Debería estar más eufórico? ¿Saltar y bailar y cantar como Funes Mori y los demás chicos que el presente voraz de River mastica y escupe, verdes, al campo de juego? Faltó la vuelta olímpica y nada más.

Está bien: ganamos. Le ganamos a Boca. Quizás escribiéndolo pueda convencerme. Con un Riquelme que dió lástima pero jugó 45 minutos. Ortega también deambuló pero pudo aguantar la presión de sus marcadores y ser el receptor de los balones y las preocupaciones del rival. Lamela, un adolescente todavía, aprovecha y aprovechó este partido. Pereyra demostró como a principio de campeonato -y como no lo venía haciendo- que es titular. Lo mejor de River estuvo, paradójicamente si consideramos el pasado inmediato, en el mediocampo.

El rival ayudó. Mucho. Boca fue una sombra ya pronto serás y facilitó los caminos al equipo ahora comandado por J. J. López. ¿Lo podrá creer el Negro? Si, seguro. Si perdía nadie podía reclamarle nada. Si empataba tampoco. ¿Ganando se convierte en un Checho Batista? ¿Se atornilla al banco? Cappa no es Maradona pero un buen par de puteadas debe haber proferido en el living de su casa, viendo como sus ex jugadores, tan impávidos y faltos de energía (en la acepción bielsística de la palabra), apabullaban con empuje y resolución a un timorato Boca Juniors.

Increíble: River acaba de ganar el único campeonato que jugaba en lo que queda de este año. Mah sí: den la vuelta olímpica, muchachos, que no se lo merecen pero la próxima alegría la van a tener en navidad cuando sus mamás les dejen los regalos en el arbolito. Tan chicos son Lanzini, Cirigliano, Lamela, Mauro Díaz, Funes Mori. Los Reyes Magos no son los padres. Festejen, che.

No... ¡no te vayas campeón...! ¡Quiero verte otra vez...!