Razones de Catamarca

He ojeado -no puedo decir leído- algunas explicaciones (excusas) esgrimidas para intentar minimizar el triunfo del oficialismo nacional en Catamarca. No es mi propósito decir que representa más que un triunfo que era impensado hace sólo dos meses en el primer turno de este 2011 electoral. Mi idea es aportar una visión menos centralista sobre los comicios catamarqueños y el importantísimo triunfo de Corpacci, el peronismo y Cristina Fernández.

Disparar ahora sobre la intención de Brizuela del Moral de gobernar por un tercer periodo es un argumento interesante, pero -a mi entender- con poco anclaje en esta elección. Ni la re-reelección por sí misma, ni los 20 años de gobierno del radicalismo en la provincia norteña -y el argumento de que "lagente"(nuevamente ese colectivo vacío) quiere un cambio- explican la derrota de Brizuela del Moral y del radicalismo. Se trata, esa, de una visión un poco porteña y centralista. Pensar que los temas que preocupan en la CABA modelan el pensamiento nacional es presuntuosidad e ignorancia. El progresismo, el republicanismo y el ecologismo tienen poco clivaje como identidades políticas. En el NOA radicalismo y peronismo explican mejor la representatividad de los distintos candidatos.

El peronismo ganó una elección que lo destinaba a un cómodo segundo puesto. La estrategia del gobierno nacional fue unificar las distintas voluntades del peronismo provincial: Saadi bajó su candidatura y todo el partido se amalgamó bajo el liderazgo indiscutible de Cristina. La candidatura testimonial del barrionuevismo -y por ende del Peronismo Federal- muestra que el peronismo pasa por otro lado y no por el duhaldismo residual.

El radicalismo contaba con importantes ventajas: ser oficialismo, un presupuesto que -en gran proporción- baja desde el gobierno nacional y el padrinazgo de los medios de comunicación nacionales. No fue, de todas maneras, tanto una derrota radical como sí un triunfo de Cristina, Corpacci y el peronismo catamarqueño. Fallaron los medios de comunicación nacionales en hablarle al catamarqueño de a pie. Lo ajustado del triunfo nos dice que los catamarqueños estaban relativamente contentos con la gestión de Brizuela. Hasta decretó el gobernador el 82% móvil para los que se jubilaron luego de 1995.

Aún así, la unidad del peronismo -un peronismo renovado, sin los nombres de siempre- y el apoyo explícito de Cristina explican mejor el triunfo que los poco menos que patéticos intentos por responsabilizar -tardíamente- a las ansias re-reeleccionistas de Brizuela del Moral o las ganas de cambiar de los catamarqueños.