sábado, 2 de julio de 2011
La construcción de Identidad
Hemos hablado de identidad antes. Decíamos que la identidad es la respuesta a preguntas como "¿quién soy?", "¿qué soy?", "¿de donde vengo?", "¿adonde voy?", "¿qué quiero ser?" y es lo que nos permite conocernos, reconocernos, que los demás nos conozcan y sienta las bases desde la cuales podemos entender nuestro propio pasado y proyectar nuestro futuro.
Anoche estuvieron Diego Gvirtz y Lucas Carrasco en Tucumán. Dijeron algunas cosas muy interesantes y, como no podía ser de otra manera, muchas de las preguntas del público giraron alrededor de 678. Seis, Siete Ocho, el programa maldito de la televisión burguesa.
Ustedes se preguntarán qué tiene que ver el programa con la identidad. No desespereis, little grasshoppers; a eso vamos.
La palabra de El Señor Periodista era antes sagrada. Alguien podría haber remedado a ese graffitero sesentista y pintar en alguna pared, durante los '90, "Lanata is God". Is no more. El periodismo de periodistas de 678 vino a colocar en la agenda algo de lo que no se hablaba. Y lo no-dicho es una a-dicción. Eramos adictos a lo que los medios masivos construían como realidad. A su relato, que nos moldeaba. Vamos, que yo no leía en el '96 o en 2001 los diarios como los leo ahora. Quizás vos tampoco. Clarín, durante muchos, muchísimos años, fue uno de los constructores de nuestra identidad nacional. Su eslogan es prueba suficiente: "un toque de atención para la solución argentina de los problemas argentinos". Argentinos. 678 es un ejemplo de lo que el kirchnerismo vino a hacer con el debate de la Ley de Medios -la batalla cultural-: colocar a disposición del gran público un cuadro más grande. Antes se corría el telón para dejarnos ver la obra. Sólo ver. A partir de ese debate, desde el "¿qué te pasa, Clarín, que estás tan nervioso?", ahora también podemos ver los caños que soportan la escenografía, los pasillos que llevan hacia el escenario, los camarines, los cambios de vestuario, el maquillaje, la escritura y la adaptación del guión mismo. Los resortes, en definitiva, detrás del andamiaje.
Deconstruir una estructura no es fácil. Desestructurar lo que percibimos como realidad no es gratis. Quizás una porción de lo que fue -y hoy todavía, en menor medida, es- el antikirchnerismo se haya nucleado alrededor de la angustia que produce esta exposición a una realidad más abarcativa.
Pero a partir de ese quiebre, de ese hito en nuestra Historia, sólo el kirchnerismo intentó -y está logrando- construir identidad. Nacional, Latinoamericana, Redistribucionista, Peronista, Progresista, lo que quieras, pero construir algo sobre eso que fue vaciado, que eran nuestras certezas, que moldeaban lo que pensábamos que nos identificaba. El resto del arco político -y con esto no me refiero sólo a quienes aparecen como caras visibles-, tristemente, intentó prolongar ese momento de zozobra, con la esperanza de encaramarse en el descontento popular para reconstruir lo que antes nos identificaba. Reconstruir lo que fue nuestra identidad durante los noventa: para no abundar, el menemismo.
Podría acá hacer una pausa y ejemplificar con los pedidos de "consenso" y "república" o la fiesta del Bicentenario y la inauguración del Salón de los Patriotas Latinoamericanos, pero creo que ni falta hace.
La identidad se construye. Es dinámica. Es nuestra manera de vernos y lo que nos permite, también, ver a los demás como diferentes. Una identificación con un conglomerado de emociones, ideas, acciones, lengua, cultura. Nuestro destino común. Porque la identidad también nos refiere al sentido de existencia, así como Nación nos refiere a nuestro proyecto de país. La identidad, repito, es nuestra base de sustentación para poder luego proyectarnos.
La verdad es que si bien ud. habla de una identidad colectiva no es Una. Son multiples. Con viajar media hora de mi casa, para "el fondo" hoy me encontre con otras identidades, otras referencias identificatorias. Me parece peligroso que confundamos nuestra lectura del hoy y aqui con la lectura colectiva. Por que la lectura de los argentinos esta estallada en miles de fragmentos y al rompecabezas le sobran y le faltan piezas. Identidad hubo siempre, yo lo intiendo como la suma de referencias de un pueblo. Cuando la gente decia "a mi no me importa si aca cuelgan la bandera norteamericana" o "si es importado es mejor" o "achicar el estado es agrandar la nacion" etc. tambien estabamos en referencia a instancias identificatorias. Un cariño, nilda
ResponderBorrarY allá vamos compañero y amigo. Y la tenemos, cada vez mayor, más acentuada, más homogénea. Más sabia. Me agarro a una cosa que dijo la Sarlo en forma de chicana, y es todo lo contrario. Sarlo dijo que ¡al 70% no le interesa la política! O sea, al 30% le interesa, lo cual es una enormidad. Habla de nosotros. Al neliberalismo-neofeudalismo le interesó rompernos el espinazo; "descentralizar", "federalizar", etc. como se hizo es simplemente asegurarse de tener interlocutores débiles, hambrientos que pudieran plegarse fácilmente. Y esa atomización del poder estatal se tradujo simbólicamente en la pérdida de identidad colectiva.
ResponderBorrarQuizás hoy, frente a civilización o barbarie, podemos embanderar identidad frente a caos; porque sociedades en permanente caos es lo que buscan los que pregonan "el orden". Nosotros no pregonamos "el orden". Nosotros ordenamos.
Abrazo
Tenés razón, Nilda. Gracias.
ResponderBorrarBuscaba esos hilos que nos unen y hacen de nosotros un colectivo, distinto en las miles, millones de identidades, pero que nos permite reconocernos como viajantes de un camino.
O algo así era la idea.
Rick: gracias. Creo que es un poco la idea del post. El quiebre que significó y significa entender algunos mecanismos de construcción de la identidad colectiva me parece algo central de estos años.
Abrazos.
Es real que hay diferentes identidades.
ResponderBorrarCreo que, sin dejarlas de lado, la construcción de "Nuestra Identidad" es algo así como la resultante en un sistema de fuerzas.
De hecho noto que tengo rasgos comunes con otros conjuntos de la población, que no son exactamente "mi conjunto" pero puedo acordar y generar una identidad que nos contiene. Justamente eso es lo rico de esta etapa que hay muchos (no todos) grupos dispuestos a abrirse en aras de formar una identidad colectiva. Tal vez psicológicamente no sea así pero yo, ciudadana no psi. es lo que veo. Me gustó tu post
LA VIEJA DE ABAJO LO QUE EN REALIDAD NO SOPORTA Y JAMAS LE PERDONARA AL "TIRANO Y LA YEGUA" ES QUE CANAL 13, CLARIN Y BIASATTI NO SIGAN SIENDO EL VATICANO, LA BIBLIA Y EL PAPA... Y QUE RENEGUEMOS DE SER EUROPEOS EN EL EXILIO...Y QUE "INCOMODEMOS " A LOS EMPRESARIOS, QUE SIN ELLOS NO HAY FUTURO...Y "ATAQUEMOS " AL CAMPO, BERGOGLIO Y LOS UNIFORMES...ERA TAN LINDA LA NEGACION....SALUDOS.- PABLO, EL BOSTERO.- PD CON RETRASO: AVISAME CUANDO LE HAGAN UN MONUMENTO A PASTORE...
ResponderBorrarMuy bueno, muy reflexivo tu posteo, Ricardo.
ResponderBorrarHabría que ver desde la sociología, probablemente, cuanto tiene que ver con esto el acceso de cierta parte de la población a medios de comunicación más ágiles (llamese celular, sms, msn, esto, tuiter, FB, etc)
Es cierto que una gran parte de la población no accede, pero la que accede, para la oreja, lee, escucha, se compenetra.
678 "despega" con el Facebook.Ahí pega el gran salto.
La modificación y lo vertiginoso de muchos medios de comunicación hoy, hacen posibles cosas que hace 10 años, no eran posibles.
El 27 fuí a la plaza, y arreglé vía sms quién más conocido iba, y nos encontramos. Una instantaneidad nunca vista.
Cuando es un otro igual a vos el que te cuenta "la realidad", o su mirada de la realidad, es más creíble que cuando te la cuentan los señores de traje y corbata de la tv.
Y dá margen a más reflexión, porque vos con ese otro podés asentir, discutir, acordar, debatir, y con el señor de la tv, más que putearlo o decir al aire "que genio", no podés.
Alguno me dirá "sí, ja, la revolución 2.0 taringuera". Y sí, hermano, y sí. Mal que les pese a muchos, funciona.
Es una democratización (no a todo nivel, reitero) de los hechos.
Abrazo
Siempre que hablamos de identidad, imagino un rompecabezas, en el que los grupos de piezas, a veces pueden ensamblarse entre sí, y otras no. El desafío, es que aún en la diferencia, podamos unificar la identidad, que las partes podamos tolerarnos para reconstruir el todo, porque nos guste o no, y les gustemos o no, tenemos un destino compartido.
ResponderBorrarMuy lindo post.
Un abrazo
Hilda: lo veo también así como lo describís. Los noventas tendían a la disolución de los tejidos sociales, a la atomización. Hoy, en cambio, es al revés. Espero.
ResponderBorrarGracias.
Pablo: es que esa negación otorgaba certezas reconfortantes, por lo menos para muchos. Las certezas de esa historia que había llegado a su fin (Fukuyama) eran inapelables.
Almita: me parece que la agilidad de la información es buena en algunos sentidos porque permite cuestionar algunas cosas rápidamente, pero también es parte de ese apabullamiento que genera, muchas veces, la catarata informativa. Las herramientas 2.0 igual: usadas de una manera sirven para amuchar, pero me parece que no era ese el objetivo. Qué se yo. Odio Facebook, je.
Ah, y no te quedes enganchada con el "taringuerismo" que lo que te dijo Gerardo en Tirando son soberanas boludeces.
(sigo...)
@tilio: ese destino compartido es parte de la construcción de nuestra identidad. El tema es que nos presentaban a la miseria y la exclusión como destino compartido final.
ResponderBorrarGracias.
Abrazos a todos.
criticabamos a la iglesia, los militares, etc.....creiamos a los nuevos lideres buenos (periodistas)contra el malo menem .
ResponderBorrarbueno nos equivocamos en creer tanto en los periodistas, tomaron el lugar de las instituciones desprestigiadas, y parecen lo....
gracias 678 `por desenmascarlos, por eso lo odian tanto.
recien dieron a alejandro fabri comentando q en tyc no se podia criticar a aguilar porque era socio de la empresa. EN TVR esa frase de fabri de hace un tiempo. bien por fabri, uno q es decente. de los demas.....
los depor son peores q los de politica.
saludo
romu
Fabbri es de los pocos buenos ahí. Por eso lo sigo en twitter (?).
ResponderBorrarAsí fue Romu. Por ahí tengo posteos viejos que hablan de cómo el periodismo se había transformado en fiscal, juez y parte.
Saludos.
Ricardo: Excelente análisis. El aporte de 6-7-8 en la decodificación del monopolio de comunicación es sumamente valorable. Evidentemente, hay un antes y un después. Y modificó las construcciones discursivas de propios y extraños. Al punto de haber escuchado, de la boca de la misma persona y en el ámbito privado, ha alguien decir: "El programa está bueno pero no me gusta la foirma canchera que tienen". Unos meses más tarde, cuando sale el tema, la misma persona dice: "Ah, yo no lo vi nunca". Evidentemente, esa negación de lo no-dicho hasta entonces también genera pensamiento en símil con "paladines" de la comunicación como Lanata y Majul. Quizá el punto más flojo esté en la ausencia de abordaje sobre algunas temáticas (creo que por razones obvias). Pero ha constituido un aporte invalorable para esta construcción dinámica de identidad colectiva. Muy buen artículo. Un abrazo.
ResponderBorrarTango: claro que es valorable. Fue un canal de descompresión durante un buen tiempo, cuando empezó y todo era contra. Estaba 678, P/12 y los blogs. Esa era la "trinchera de resistencia", je. Esos tres pilares, por lo menos a mí, me contuvieron y me dieron herramientas para entender algunas cosas, sacarme el karma con otras y en muchos casos también argumentos para el debate diario.
ResponderBorrarRespecto a lo último que decís, me parece que no podemos pedirle todo al programa, pero está muy bien señalar la falta. En algunos casos debe haber servido.
Gracias.
Abrazo.