La mitad (por Gladys)

La mitad

Por Gladys La Molotov Trotskysta Tucumana *

Nunca estuvo San Miguel de Tucumán menos revolucionaria que hoy. Nunca estuvo más lejos de ser esa ciudad deseada por todos los Uturuncos. Hoy hecha un trapo de piso, convertida en una feria de empanadas y vino en jarra que vende panchuques igual que hamburguesas imperialistas, la mitad de sus habitantes vuelve a celebrar su fiesta de convenientes pequeños burgueses.

A la mitad de los tucumanos le gusta tener el bolsillo lleno. A la otra mitad también. A costa de qué, sí importa: mejor si es a través del hambre del pueblo y el sometimiento a las naciones centrales del capitalismo transnacional bélico-comunicacional. A la mitad de los tucumanos le encanta aparentar estar a favor de la revolución socialista. Sobre todo en las facultades de Arte y Filosofía y Letras, adonde van vestidos con pantalones de hippies, rastas y sin bañarse en semanas. No porque no puedan sino que, por tener un mínimo de conciencia revolucionaria, no quieren usar el jabón que se fabrica a través de la explotación de las masas obreras. Y lo que esa mitad está siendo o en lo que se está transformando, cada vez con más vehemencia desde hace unas décadas, repugna. Por el olor de no bañarse en semanas. Burgueses sin conciencia de clase, guevaristas de café, foquistas porque no quieren cambiar la lámparita incandescente por una de bajo consumo, se van de vacaciones a la Sierra de Medina en lugar de ir a organizar un comando guerrillero de liberación nacional.

Hablo por la aplastante mayoría bussista (de 17 votos) que se impuso en 2003 con el pistolero voto de Fuerza Republicana, que hoy probablemente se esconda bajo algún disfraz macrista o duhaldista, como lo hicieron los que "no votaron a Alperovich la segunda vez", por la vergüenza que implica haber votado a un "ruso" no revolucionario sino entregado a las garras del capitalismo neoliberal anticlasista y pronorteamericano con tal de colocar allí los arándanos y limones revolucionarios tucumanos.

Aquí la mitad de los tucumanos prefiere seguir intentando resolver el mundo desde las mesas de las sandwicherías, los colectivos, atontándose cada vez más con profetas del Nuevo Orden Mundial disfrazados de entretenedores familiares televisivos porque "a los burgueses les gusta divertirse", asistir a cualquier evento público sponsoreado por la Torasso a cambio de aparecer en una fotografía en la sección de Sociales de La Gaceta, sentirse molesto ante cualquier idea ligada al derecho a la liberación del pueblo, casi como si se hablara de "lo que no se puede nombrar" o pasar el día tuiteando estupideces que no le interesan a nadie en esa herramienta 2.0 con que el capitalismo fascista obnubila a las mejores mentes revolucionarias de nuestra generación. Yo vi a José Saúl Wermus en twitter y casi opto por el budismo, de la bronca. Dios y las buenas costumbres revolucionarias han muerto. Ahora no quieren ir al monte si no es con botas Caterpiller o chalecos Columbia.

Da asco la mitad de Tucumán. Y la otra mitad da náuseas. Hace tiempo que lo vengo sintiendo. Es difícil de diagnosticarse algo tan pesado como un botulismo por la ingesta de alimentos capitalistas enlatados. Pero por el momento no cabe otra. Dícese así: "El Fino Palacios le ganó a Schoklender".

Vos les hablás de las masas obreras y te preguntan a cuánto el medio kilo.

Siento que el cuerpo rojo y revolucionario de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces explotar a las grandes masas sin cuya excepcional intervención la revolución socialista es un horizonte que se aleja.

No quiero eufemismos.

San Miguel de Tucumán quiere un gobierno capitalista. Pero capitalista colorado, porque Domingo Amaya es pelirrojo. Como en Buenos Aires, donde gente de campera amarilla, de remera amarilla, de pollera amarilla, se esconde detrás de la máscara siniestra de los partidos capitalistas que le impiden a las masas acercarse a su destino socialista insurreccional a pesar de esta bancarrota del capitalismo financiero. Gente con ideas para pocos. Gente egoísta. Gente que baila a Gilda sin meneaíto bailantero y que toma vino de la copa antes que del cartón de tetra cortado.

* Vecina de la Ciudad Autónoma de San Miguel de Tucumán.