Esto no intenta ser un análisis profundo ni tampoco la idea es descargar ninguna bronca que pueda despertar un humorista como Nik, bastante amigo de lo ajeno. El humor es, a mi entender, uno de los vehículos más importantes para expresar ideas. Porque uno puede estar prevenido frente a discursos más elaborados, contrarios a la propia línea de pensamiento, pero un remate de un chiste nos encuentra, generalmente, con las defensas bajas.
Respecto a Gaturro conocemos su historia: era el gato que Menem tenía en la cabeza y que, poco a poco, comenzó a hablar. Bajó de la cabeza de Menem. Qué ilustrativo, ¿no?: no puede ser otra cosa que neoliberal. Así, representante del inconsciente de los lectores medios de LA NACION, siempre supo rematar los cuadritos como una doña Rosa cualquiera. Doña Rosa, por si algún jóven lector no lo sabe, era esa abstracción de la ciudadanía a la que le hablaba Neustadt. De una porción de la ciudadanía -aclaremos- que escuchaba a Neustadt. Pero no nos desviemos y mostremos, a manera de remate, cómo Gaturro se ha ido quedando atónito cuando los cuadritos son políticos. Los ejemplos son de las últimas dos semanas, pero ya desde el repunte del kirchnerismo y el hundimiento (aquí sí bien utilizada la palabra, Clarín) de los opositores en 2010, Gaturro está como muchos de ese lado: sin palabras. Asiste mudo a algo que no termina de comprender. Su mirada perdida lo hace transparente:
Juazzz; cierto.
ResponderBorrarIgual el primero me lo llevo.
El primero me lo debe haber copiado a mí (je, el ego...).
ResponderBorrarDebe ser dificil despues de que construiste un relato en la quinta dimension y te chocaste contra la realidad que era muy diferente de lo que vendias y evidentemente creia en tu micromundo , yo venria si fuera Nik si no es hora del suicidio de Gaturro?
ResponderBorrarAbrazo
Javier: ja. No, que no lo suicide. Pero que sí le cambie el alimento porque lo que le daba hasta ahora le hizo mal, je.
ResponderBorrarMuy buen post, TODOS se quedaron sin palabras tirando golpes al vacío.
ResponderBorrarEl matrimonio Duhalde sigue en solitario lanzado admoniciones, en realidad es Chiche por que el bañero también está atacado de pánico escénico. Gaturro de alguna manera lo expresa bastante bien.
un abrazo
Profe: no sólo los opositores políticos: sus ideólogos mediáticos también. Clarín quedó boyando en la nada, en un caso similar al de Biolcatti. LA NACION, que venía mejor perfilada, aceptando de antemano la derrota, quedó también bailando en la oscuridad debido a los números.
ResponderBorrarUn abrazo.
Hola Ricardo
ResponderBorrar¡Quién los ha visto y quién los ve!
En la época en que el gobierno nacional quería ser embutido en una trilladora de soja, este energúmeno estaba agrandado como calzón de gorda, siempre mediocre y choreando, eso sí, pero tremendamente soberbio.
Abrazo
Hurm... yo advierto otra faceta de este emergente. Refuerza el "que se vayan todos de la oposición" Ahora son todos inservibles, brutos e imbéciles. Cuando hasta hace poco eran la salvación republicana.
ResponderBorrarPeeeero, noten que tanto en los chistes como en los columnistas no se roza, ni se hace una referencia, aunque más no sea tangencial al rol de los medios masivos. Nadie cuestiona las construcciones de Morales Solá, Pagni (ensalzado desde los Huevos), Ruiz Guiñazú, Sarlo y el mismo Nik. Lo único que se hace es, pegarle a la opo, y encima como un colectivo y sin individualizar.
Disfruten el viaje.
Si mal no recuerdo (puede ser que los años me nublen la memoria, por qué no), hace muuuuuuuucho tiempo, con los primeros pasos de la democracia recuperada, el "Gaturro" vivía en el Jardín Botánico junto a otros cientos de mininos que nunca llegaron a la fama. Raúl Portal, por entonces conductor de un programa televisivo con buen rating, junto a vecinos del barrio de Palermo, emprendieron una campaña para erradicar la "plaga" (más tarde, descubrieron dolorosamente que las ratas son infinitamente peores que los gatos, pero eso es otra historia). Una mañana, la ciudad de Buenos Aires amaneció con la noticia de que ya no quedaban gatos en el Botánico. ¿Qué había ocurrido? (se dijo de todo, incluyendo la plausible hipótesis de que los animalitos acabaron en el estómago de sus primos felinos del Zoológico, pero esa es otra historia). El misterio coincidió con un episodio en el aeropuerto de Ezeiza, en el que un viento transgresor le voló el quincho a Menem dejando su pelada al descubierto. Ni lerdos ni perezosos, Casioli e Izquierdo Brown ilustraron el número siguiente de Humor Registrado con la respuesta al enigma sobre el paradero de los gatos. En la portada aparecía Menem con un extraño sombrero en la cabeza. No era otro que el gaturro acurrucado, pero por entonces aún no lo sabíamos. Aprovechando la veta, los muchachos de la Humor le metieron el gato en la cabeza a algunos otros pelados prominentes (recuerdo la tapa que tenía a Cavallo tocado con el gato al estilo Daniel Boom). Podrán imaginar que no soy ferviente seguidor de La Nación. Además, en aquellos tiempos no teníamos a favor la gratuidad del chusmeo por internet, había que ir al kiosco y garpar el diario de papel, ojearlo en algún bar mientras se tomaba un cortado con los amigos o ir a la casa de la tía solterona que lo compraba todos los domingos por el suplemento literario. O sea que no puedo asegurar cuándo ocurrió que el mencionado gato apareció por primera vez en las cabezas de los Menems y Cavallos del prestigioso matutino, o cuándo fue que el gatito mostró el rostro y comenzó a hablar. Mucho menos puedo precisar el momento en que se bajó de los personajes, se paró un pasito atrás de la escena(al estilo del hombrecito que por entonces habían puesto de moda Rudy y Daniel Paz para dar un segundo remate a los chistes), adquirió su nombre definitivo y se largó al ancho mundo de la fama. En fin, siempre es bueno saber que con fe y perseverancia un miserable destinado al desayuno de los leones puede terminar convertido en estrella de cine. Eso les servirá de lección a la manga de vagos que viven de los subsidios estatales. Aprendan.
ResponderBorrarSujeto: es que siempre proyectaron, dicho en la acepción psicoanalística del término, sus propias miserias en el oficialismo. Cuando más soberbios eran los opositores (políticos, mediáticos, financieros, etc.) era cuando calificaban de igual manera al kirchnerismo. Le decían autoritario, cuando los autoritarios eran ellos.
ResponderBorrarDaniel: acá intentamos reconocer a los opositores lúcidos. Para luego destrozarlos. Je.
Es también, lo que mencionás, una manera de bajarle el precio al triunfo de Cristina (que ya va a venir). Pero está basado en hechos reales -podría rezar la introducción de la película-: los opositores son un desastre. La prensa opositora también: los llevaron de las narices al fracaso y no quieren hacerse cargo.
Fabián: con muchísima altura calificás a Nik como lo hago yo (de manera más directa) en el post.
ResponderBorrarSabía que le afanaba chistes a Quino y que rondaba la web en busca de "inspiración", pero no que Gaturro mismo era un afano a una idea previa del gran Casioli y Brown.
Yo, lo poco que recuerdo, es un gato dibujado por Nik en la cabeza de Menem, mucho menos caricaturizado. Luego, al "bajar", adquirió su forma actual.
Pasando a algo más divertido, anduve dando unas vueltas por tu blog y los chistes me parecieron bárbaros. Como digo en el post, el humor es una de las maneras más efectivas de comunicar y vos lo lográs. Te sumé al blogroll.
Saludos.
Muchachos Nik es ademas de humorista es empresario y Gaturro es su principal producto. Como cualquier producto, Macri por ejemplo, Gaturro va a pelear solo batallas ganadas de antemano. Hay que reconocerle a Nik saber evitar el patetismo de rempujar cuando es corta.
ResponderBorrarCONVENGAMOS LO COMPLICADO QUE DEBE RESULTAR PROVOCAR HILARIDAD EN UN DIARIO CON EDITORIALISTAS COMO MAJUL U "OPUS DEI" ROBERTS... INSUPERABLES... SALUDOS.- PABLO, EL BOSTERO.-
ResponderBorrarguaio: está muy bien lo que decís. Con lógica empresarial, Gaturro hace mutis por el foro. Se "mendiguriza", je.
ResponderBorrarPablo: lo de Majul es francamente insuperable. ¿No tiene siquiera un chico que estudie periodismo o letras para corregirlo un poco el estilo, aunque más no sea?
Ricardo: Gracias por el comentario. Ante todo, el humor gráfico es algo a lo que me dedico con mucho placer. La comunicación a la que vos hacés referencia tiene que ver, entre otras cosas, con los códigos comunes que se establecen entre el emisor y el receptor (acá engancho con lo que dice Pablo, el bostero)
ResponderBorrarPablo, el bostero: Nik es representativo del público que lee La Nación. Tomando lo que dice Ricardo, el humor es un medio para permitir ciertas síntesis imposibles por otros medios. Los chistes de quienes están en las antípodas de nuestro pensamiento (siempre y cuando sean creativos, que cada uno abra su juicio) también pueden poner de manifisto miserias propias.
Por otra parte, mi hija tiene una taza con el Gaturro que alguien le regaló cuando tenía siete años (sospecho que para hacerme rabiar). Ella adora su taza. No se si la anécdota es la mejor, pero sirve para ilustrar el hecho de que todos vivimos con nuestras propias contradicciones a cuestas.
Fabián: a mí me regalaron libros de Aguinis y discos de Sabina. ¡Eso no se hace!
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