Se ha afirmado que la sociedad argentina ha vivido durante años bajo el terror del Proceso (...) estado de miedo colectivo trascendió los tiempos de la dictadura militar y fue heredado por la ciudadanía con posterioridad a su caída. Se decía que las opciones políticas elegidas durante el menemismo derivaban de aquel temor. (...) Hoy en día, aseguran los mismos analistas, la sociedad argentina ha perdido ese miedo gracias a la política de derechos humanos inaugurada por Néstor Kirchner. (...) De ahí que el interés por la política y el compromiso de la juventud derivarían de esta liberación de miedos inveterados al fin eliminados...
Pero luego afina la puntería, y dice:
...Hoy la sociedad argentina ya no tiene aquel miedo. Los tiene nuevos. (...) Dos recuerdos amenazantes guían de un modo subliminal nuestra conducta personal, nuestras elecciones políticas y nuestra visión del futuro. Uno es el de la hiperinflación de los años 1988-90. El otro es el corralito de 2001. Hiperinflación y corralito son los dos peligros que todos los argentinos quieren evitar...
Cuando escribía el posteo anterior, y criticaba la agenda republicana y preguntaba quién los asesora (sí, ya se, pagan poco: sólo deben comprar Clarín o LA NACION), estuve tentado a retarlos a hablar de economía. Pero en serio. Eso significaría, por supuesto, reconocer todo lo bueno que hizo el kirchnerismo desde 2003 (y, si me apuran, Duhalde y Lavagna desde 2002), algo prohibido bajos los canones del antikirchnerismo bobo (y nuevamente se encadena esto con el posteo anterior: deben abandonar la tesis 2008/2009, opositores). No sólo está prohibido según la tesis CualquieraGanaEnSegundaVueltaEn2011, sino que -lo sabemos- están imposibilitados de hablar de economía porque no saben y porque los grupos de poder a los que deberían responder de llegar al gobierno exigirían tirar abajo el modelo economico del kirchnerismo. Por eso este párrafo de Abraham que copio a continuación me llevó a citar su artículo:
...Por supuesto que puede haber actos de gobierno que conciten adhesiones, como otros producen rechazos, pero la colectividad nacional en su mayoría tiene certezas sobre lo que no quiere. (...) Un nuevo terrorismo de estado no tiene cabida en nuestra imaginación ni en los datos que nos da la realidad que en principio no es un espejismo, pero, por el contrario, corralito e hiperinflación no han sido borradas de nuestra memoria porque los sentimos como virtualidades amenazantes. Sus signos no se han evaporado y tienen que ver con el miedo a la licuación de los salarios, la confiscación de los ahorros, la pérdida de empleos y el cierre de comercios y fábricas...
Justamente, líneas de flotación del kirchnerismo todas: las paritarias como mecanismo para evitar la devaluación salarial de facto, la "confiscación" de rentas al poder económico antes que a los ciudadanos de a pie, la creación y sostenimiento de la tasa de empleo aún en contextos como el de 2009 y los estímulos a la producción, la apuesta al mercado interno, etc. Todo esto tiene como condición de posibilidad a la macroeconomía K. Abraham mismo lo reconoce (un reconocimiento a la búsqueda de "kaja", ¡bien!) cuando dice «Néstor Kirchner tuvo la lucidez de tomar medidas que despejaran este temor, llenando de dólares el Banco Central a la vez que deprimía su valor». Aleluya, hermanos. Abraham ha visto la luz.
Habla hacia el final, el filósofo foucaltista, del estado de prepánico, definido «por el filósofo alemán Peter Sloterdijk como el que se vive entre dos catástrofes, una conocida y otra temida». Sintetizado así, el prepánico podría ser un estado normal de lo humano y de la vida en sociedad, puesto que de una catástrofe venimos y hacia una catástrofe vamos. Ustedes se preguntarán, llegado a este punto, ¿dónde fue que Abraham le disparó al intento de corrida cambiara con el dolar "blue"? En el siguiente párrafo, impacientes saltamontes:
...Estas limitaciones no hacen a nuestra sociedad peor que ninguna otra, ni más interesada ni más egoísta; sus miedos no son fantasmáticos sino que se basan en experiencias concretas. Pero es bueno tomar conciencia de nuestro estado psíquico para desear que en algún momento el ánimo cambie por una visión más positiva y pujante. De ser así, si llegáramos a pensar con menos miedo...
Casi un anibalfernandismo o, más certeramente, un jauretchismo, ¿no?
No lo he leído, lo haré. Sin embargo, desconfío de Thomas, no le creo, ni espero nada valioso de el ya.
ResponderBorrarPor otra parte, esas seudo explicaciones basadas en una psicología social sesgada y barata que fracasan en explicar la contracara de los miedos que es el ánimo contestatario y hasta revolucionario que por momentos se apodera de las mayorías, tampoco me satisfacen, si la conducta social (no digo la de los "inversores") de verdad respondiera a esos parámetros estaríamos más que fritos y sería, como decía Fukuyama, pero ya no dice, el fin de la historia.
Ricardo: veo que estás leyendo a Aguinis, Abraham, etc... ¿no será una promesa o pacto con el diablo para que ascienda River no? Te creo capaz de cualquier cosa...
ResponderBorrarAbrazo
A mí de alguna manera me cierra lo que dice respecto a los miedos. Es una simplificación, pero creo que el miedo a un golpe militar está conjurado y, de alguna manera, los gestos del kirchnerismo en DD.HH. han permitido alcanzar cierto sentido de justicia que permite ir acercando a la sociedad y a las FF.AA.
ResponderBorrarNoto que estoy usando muchos condicionales.
Los otros miedos, a la híper y a una devaluación, me parece que no es nada nuevo. Es el "it's the economy, stupid".
Y Fukuyama no tenía razón. Pero en algunos parámetros de la realidad se asentaba su teoría del fin de la historia. El mundo es occidental, cristiano, capitalista y muy financiero.
Abrazo, profe. Gracias por sus aportes, que siempre son valiosos y estimulan a pensar.
Aldo: ¡no lo había pensando! Ya mismo lo invoco a Satanás y se lo propongo. Si el Malo hace que nos den un par de penales (con dos me conformo), soy capaz de leer Periódico de Tribuna y Urgente24, mirá. Ya, para leer a Seprin, que nos de dos penales por partido, je.
ResponderBorrar¡Abrazo!
Quiero agradecerle el laburo que se toma al leer a toda esta caterrrrva. A mi particularmente me ahorra acercarme a barrios del pensamiento argentino que considero poco atractivos de recorrer. Desvencijados, decadentes, poco iluminados, etc.
ResponderBorrarSus análisis y comentarios son un verdadero servicio a la comunidad y un acabado ejemplo del valor de la comunicación horizontal. Y agrego, son de las columnas más esperadas, al menos por mi.
Gracias kamarada, solo expresar ese reconocimiento esta vez.
Disfruten el viaje.
Daniel: el agradecido soy yo, vea oiga.
ResponderBorrarAbrazo.