Las mareas y los proyectos

Más allá de las razones expuestas para el paro y movilización de hoy, la abolición del impuesto a las ganancias antes o el incremento del MNI ahora, más allá de si hay una disputa personal o se trata de un movimiento océanico-lunar, es decir, de la marea de los acontecimientos camino a 2013 y 2015, el paro de hoy marca el quiebre definitivo y final de una alianza estratégica para el kirchnerismo en el poder.

Decíamos antes que Moyano falló en leer el resultado de octubre, y que el kirchnerismo mal hubiera hecho en no computar el fortalecimiento vía electoral. Cambiaron las relaciones de poder. Es contrafáctico pero no difícil pensar que, de haber necesitado el FpV una segunda vuelta en 2011, de no haber obtenido el 54%, la disputa con Moyano hubiera tenido ribetes distintos, atenuados; porque el precio del moyanismo hubiera sido superior. Un gobierno débil puede negociar por el 50% menos importante. Un gobierno con un tercio de sus bancas tributando al sindicalismo no hubiera sido un gobierno del 54%. Un gobierno, éste, aprendió la lección de 2008, y quienes criticaban a Cristina por el monopolio de la lapicera estaban apostando por un gobierno amable con los factores de poder, entre ellos nuestro gremialismo.

Es cierto que el contexto económico, tanto el local como el internacional, no son los de 2010/2011. Y eso es condición de posibilidad de reacomodamientos varios. De la UIA, de quienes aspiran a suceder al kirchnerismo, de quienes pretenden hacer de 2013 un nuevo 2009 y de quienes vieron mermar su cuota de poder. Entonces, aunque el 54% y la ausencia de oposición permitan que la disputa se de al interior del peronismo, aunque el gobierno atraviese un invierno redistributivo (Luciano) o se encuentre encarando un nuevo ciclo de acumulación (Udi), aunque desde la izquierda tilden a CFK de reaccionaria, desde la derecha se suban a cualquier bondi, y desde el sindicalismo moyanista hablen de peronismos puros, traiciones o abandono de los trabajadores, lo real es que los proyectos de país existentes de uno y otro lado siguen siendo los mismos. Los trabajadores no estarían mejor defendidos por Scioli, ni tampoco quienes se suman hoy al moyanismo póstumo (perdón, Asís) pretenden una reforma tributaria progresista. Como bien dijo ayer Cristina: «El día que no estemos nosotros – como se lo dije muchas veces a los trabajadores – irán por el verdadero objeto, que es volver a lograr mano de obra barata en la República Argentina como la tuvieron durante décadas».