Un cacerolazo económico

Hago mías estas palabras:

El económico cacerolazo convocado para ayer (y hoy), económico en cuanto a sus motivaciones pero también en la acepción de módico, frugal o anémico, es motivo de análisis hoy. Para quien esto escribe las cuestiones nunca son simples pero hay algunas menos complicadas que otras. Este #cacerolazo es una de ellas.

El eslogan de convocatoria, en primer lugar, mueve un poco a risa: "Basta a todo", dice. Un remedo, una deformación de aquel dosmilunesco "que se vayan todos", cuando las condiciones materiales no se acercan ni siquiera un ápice a la realidad del fin de la convertibilidad. Los puños en alto en la imagen, sosteniendo cacerolas, para cualquier estudiante de historia o ciencia política moverán también a la risa: el puño cerrado nació como un símbolo del proletariado en la Francia del siglo XIX, y después fue adoptado por comunistas, socialistas y anarquistas. De todos ellos, sólo los anarquistas, en su versión anarco-capitalista pueden estar protestando por el "cepo" al dólar.

Cepo al dólar que no es tal. Los dólares pueden comprarse. Lo que quizás no puedan hacer algunos es justificar la procedencia de los pesos con los que pretende comprar dólares. Las medidas de control fueron adoptadas también como una manera de atacar a la economía informal, esa que se mueve en los márgenes de lo legal (o directamente afuera de ellos) y para seguir evitando la fuga de capitales. Aquellos que critiquen que los pequeños ahorristas se vean afectados (hasta ahora no conozco a nadie que no haya podido comprar) es porque desconocen la creatividad de los grandes capitales para utilizar las grietas del sistema y colarse.

Es legítimo que cualquier vecino proteste, lo que mueve a bronca es que sean los más acomodados los que reciben atención mediática cuando salen a protestar. Piqueteros cool vs. piqueteros negros. La razón es simple: las razones por las que protestan en zona Norte de Buenos Aires son absolutamente cómplices o funcionales a los intereses de las empresas transnacionales que quieren seguir remesando dinero a sus matrices y a los pobres "gauchos" del "campo", que especulan (y presionan para ello) con un aumento del dólar para liquidar recién sus exportaciones. Esta noticia del diario BAE da cuenta de esto último.

No es casual que todo esto ocurra en el contexto de la revaluación fiscal inmobiliaria rural decretada por el gobernador Scioli. Ante cualquier "intromisión" del Estado en lo que consideran su coto de caza, las corporaciones rurales recuerdan aquellos del "campo, la Iglesia y el ejército" y salen a protestar. Pasó con la 125 y quieren que pase nuevamente. No sólo la protesta por sus intereses los mueve: trae aparejado beneficios secundarios como las remarcaciones de precios que ocurrieron merced al desabastecimiento ocasionado por el lock-out rural. Paran los proletarios, los propietarios hacen lock-out. Wikipedéenlo.

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