sábado, 30 de junio de 2012

Yo, un liberal de la música (o liberalismo y populismo for dummies)


Quizás sirva esto para entendernos entre argentinos. Snif. Y que finalmente el amor triunfe, derrote al odio (aunque sea por un penal de Toia), nos demos la mano, juguemos como vivimos, nuevamente se abracen Menem y Rojas (porque después de Perón-Balbín, Alfonsín no era suficiente) y que los caceroleros puedan cantar "mínimo no imponible y cacerola, la lucha es una sola". Yo me hago el vivo y ya la deben haber cantado. Que vuelvan el Chori y Cavenaghi. A España y Brasil, respectivamente. El almeydismo al pálo.

Decía, antes de que me atacara la disgresión (no se preocupen, se que Fernando Bravo me va a defender y Monner Sanz ya debe estar radicando la denuncia en algún juzgado), que estas notas quieren servir para la reconciliación nacional. ¡Fa, pavada de empresa! Un lock-out, le vamo' hacé' al enfrentamiento entre compatriota', te digo. Y es que, según gente estudiosa, que sabe de ciencias sociales, historia y es capaz de citar a Bourdieu y Saussure sin sonrojarse y pronunciar fucó cuando se refieren a Foucault, nuestro país vive tironeado entre concepciones antagónicas. Algo así como una cinchada entre la intelectualidad asesina de indios que siempre miró a Europa y el gauchaje/obreraje negro y aindiado, vago y atorrante. Civilización o Barbarie. Liberación o Dependencia. River o Boca. San Martín de San Juan o Rosario Central. ¡Atelético-San Martín! Para que me entiendan los más chicos que leen el blog: Facebook o blogs. Bueno, antes de terminar de divagar, podríamos reducir los términos a categorías más actuales como liberales vs. populistas.

Yo soy un liberal de la música.

Sí, escucho la cortina de 678 y se me revuelve un poco la pancita. Perdón, Sandra Russo. Perdoname, Calle 13. Rosana, en cambio, si me gusta. Llegaremos a Tiempo. No conozco el resto. Y tampoco quiero. Muerte a Calle 13. No, bueno, tampoco me voy a poner en militante del liberalismo musical, pero sí en fundamentalista del rocanrol. Rocanrol o muerte. Hasta el bombo en negras siempre. Unidos y organizados en escala pentatónica. Ser un liberal de la música es bastante simple y puede servir como ejemplo para que uno de esos populistas peronchos y/o kakistas, seguidores de la Yegua (perdón, la yegua, así, con minúsculas) y festejadores de confiscaciones varias, entiendan cómo está estructurado el psiquismo y los mecanismo que un liberal utiliza para relacionarse con -y para comprender- la realidad. Y viceversa: un liberal podría intentar entender cómo piensa un populista yendo a la cancha para cantar "Y dale Bóoo..." o "Che, bostero, mirá qué distinto' somo'...". En el preciso instante en que su mente contaminada de música electrónica individualista y deividguetiana haga click, y se identifique y reconozca en quienes tiene al lado, con quienes comparte ese momento único y mágico en el que se borran pasado y futuro y uno es uno con todos (algo así como una orgía pero sin sexo explícito), en ese momento podrá entender qué significa ser populista. Así, como a grandes rasgos, claro, sin necesitar de Laclau o Forster para que se lo explique. Por eso Macri, en Boca, con los palcos, elitizó el sentimiento bostero, lo neoliberalizó, lo hizo individualista y posmoderno. Lo hizo, en suma, guita. El sentimiento transformado en billetes contantes y sonantes, como buen liberal. El fútbol para todos, en cambio, es populista. Por eso les cuesta entenderlo. No entienden nada, loco.

Volviendo a la música, pareciera a veces que en las facultades de filosofía y letras Silvio Rodríguez fuera una materia optativa. No es posible tener rastas o barba, bañarse poco, fumar porro y no escuchar a la vez canciones con mensajes de paz, solidaridad, esperanza y otras cuestiones microclimáticas comunitarias que sólo le sirven a Ismael Serrano. ¿Ven? Eso es pensamiento liberal. De nada.

Hace un año decía que «podemos entender qué situación atraviesa un país, una región, observando sus manifestaciones culturales». Qué capo que soy. Fumala, Sirvén. Hay que poner más cumbia en 678. Y no cumbia colombiana. Cumbia. ¡Rá-fa-gá! Dejamos que el menemismo nos robara a Ricky Maravilla, boló. Tristeza. Dejamos que mataran a Gilda: hijos de puta. A ver, para algo citaba esa oración de arriba... ¡Ah, sí, para parecer capo! Ya está. Yo soy, entonces, un liberal de la música. Quiero que una canción me hable a mí y sólo a mí. Me importa poco qué sentimientos o recuerdos moviliza en el otro. La quiero disfrutar yo y listo. Esa misma diferencia existe en política entre liberales y populistas. Que sirva para abrazarnos y querernos, lindo.

Sí, ya se. De nada. No, si es un gusto. Qué tonto que sos. No, dale, dejá. ¡Basta, loco!

5 comentarios:

  1. Hay un término que se recuerda en escasas e importantes ocasiones: plebiscito(vocablo deribado de plebe).
    La plebe no era en la Roma antigua el pópulos(popular),el pueblo,eran extranjeros,eran habitantes circunstanciales aunque tuvieran generaciones viviendo allí.
    Antes que se arme un kilombo preguntémonos¿este es un gobierno populista o plebeyista?
    Nos han confundido semánticamente,porque lo popular deja afuera a lo plebeyo.Y yo, dadas las circunstancias,me considero plebeyo como la inmensa mayoría de este ispa que sus ancestros llegaron en barco o ya andaban por estos lares antes de la llegada de conquistadores.
    El movimiento k es plebeyista e inclusivo,el movimiento populista(perdón Dani)es exclusivo.
    Aunque morando(ya no se si vivo)dentro de las fronteras de esta división geográfica-política el término plebeyo cargue la suficiente simbología musical,no hay ni un solo género que se identifique con lo plebeyo.Hasta los clásicos son "populares",como popular es nuestra oligarquía.

    ResponderBorrar
  2. Ya lo dijo Elge Neral en la entrevista en Puerta de Hierro: “-¿General, cómo se divide el panorama político argentino?-
    -Mire, hay un 30% de radicales, lo que Uds. entienden por liberales. Un 30% de conservadores y otro tanto de socialistas.-
    -Pero, General, ¿y dónde están los peronistas?-
    -¡Ah, no, peronistas son todos!-

    Se puede decir Lacló, Fucó, escuchar Calle 13, catorce, leer El Popular o El Manifiesto Comunista, pero Krishtinishas somos todos.

    ResponderBorrar
  3. Moscón: ¿y la cumbia villera? ¿El cuartetazo? ¿La música carnavalera?

    Sudaca: pensé que El General diría: "hay un 30% de radicales (¡¡¡SALTANDO SIN PARARRRRR!!!), lo que Uds. entienden por liberales. Un 30% de conservadores (¡¡¡SALTANDO SIN PARRRARRRRR!!!) y otro tanto de socialistas (¡¡¡SALTANDO SIN PARRRARRRRR!!!)".

    No mi vieja mula ni El General son lo que eran...

    ResponderBorrar
  4. A diferencia del Punk que un principio fue marginal y underground, yo fuí testigo como se impuso la cumbia villera desde arriba hacia abajo, en cuestión de meses a fuerza de sobre-exposición, en horarios familiares pasandote grupos que cantaban " la otra vez me diste un beso y casi me matas, de la baranda a leche que largas", musicos que no vivian en las villas pero gracias al "negocio" se vestían y hablaban " eh, gatoo, piola", sino mirá algún video de Pablo lescano antes de la transformación, fijate como pronunciaba, que palabras elegía cuando tocaba en "Amar Azul"; antes de que "Fidel Nadal" le diera consejos de Rockerización. No te confundas Ricardo, La cumbia villera fue un invento empresarial.

    Mr Gabi

    ResponderBorrar
  5. Mr Gabi: está bien, pero no hablaba de cumbia villera, que es una cuestión más centralista y conurbanera, si querés. Hablo de la cumbia-cumbia, la que es pariente del cuarteto y prima cercana de la canción latinoamericana. La cumbia villera, en cambio, parece familiar del rap y concubina del reggetón.

    Pero es un fenómeno interesante la cumbia villera, así como lo fue el rock chabón a mediado de los '90 o la movida skarockera de la primavera alfonsinista. Así la cumbia villera fuera un invento empresarial, fue capaz de posicionarse dentro de un nicho que carecía de referentes musicales/culturales. Y algún día voy a escribir sobre eso, porque acá escribimos sobre cualquier pelotudez que toquemos de oído, pero adelantemos que, cuando nació, la cumbia villera hablaba mucho de choreo y droga. En cambio, después, cuando fuimos superando 2001, empezó a hablar más de fiesta y mujeres.

    Ahora ya no dirían "Laura, se te ve la tanga", sino "Laura, andá a cobrar el plan que le falta la leche' a lo' pibe'" (?).

    Saludos.

    ResponderBorrar

Se agradecen todos los comentarios con ganas de aportar. Los que insultan serán automáticamente borrados así el autor sea Obama. Y a quejarse a La Haya, loco.