Lo traza Horacio Elsinger en su blog (que no actualiza con frecuencia, pero cuando lo hace es de lectura imprescindible):
"...La del 8N no fue una confluencia circunstancial de sectores políticamente heterogéneos. De ningún modo. Se trata de una formación política y social recurrente en nuestra historia.
La pregunta que se impone es la siguiente, ¿cómo es posible que al año de haber sufrido estos sectores una aplastante derrota electoral a manos de Cristina Kirchner, quien sacó casi el 55% de los votos, hayan podido articularse de nuevo en una protesta masiva contra el gobierno?
El hecho en el que se engarzan todos los demás
Para intentar una respuesta hay que remitirse a una serie de acontecimientos que tuvieron lugar desde principio de año a la fecha. El más destacable, y en el cual se engarzan todos los demás, es, sin duda, la desaceleración de la economía. Si bien ésta no adquirió ribetes dramáticos hace sentir sus efectos y afecta a distintos sectores. El año comenzó también con las denuncias de corrupción contra el vicepresidente Amado Boudou, que los medios dominantes mantuvieron en tapa durante semanas y meses. A esto hay que sumar el accidente de Once ocurrido el 22 de febrero pasado cuyas consecuencias fatales pusieron al gobierno a la defensiva ante las acusaciones de responsabilidad política en la tragedia. A pesar de estos hechos adversos, el gobierno se sobrepuso y retomó la iniciativa con tres medidas de gran trascendencia: la reforma a la Carta Orgánica del Banco Central, la reestatización de YPF, y el mega plan de viviendas.
Sin embargo, al mismo tiempo que el gobierno decidía profundizar su programa de recuperación nacional y social se registraban turbulencias y conflictos al interior del conjunto de las fuerzas políticas y sociales que apoyan al gobierno. Las bases de sustentación del kirchnerismo están conformadas, fundamentalmente, por el movimiento obrero organizado, distintas organizaciones populares y los sectores medios que se inscriben en una tradición nacional-democrática y que actúan tanto por dentro como por fuera del peronismo, y, por supuesto, el Partido Justicialista, que en los hechos funciona bajo la jefatura de los respectivos gobernadores oficialista en cada provincia. El primer problema en las fuerzas oficialistas se registró cuando las tensiones entre Hugo Moyano y el gobierno derivaron en el alejamiento de éste y su posterior posicionamiento en el campo de la oposición. El segundo foco de tensión surgió cuando el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, pidió ayuda para pagar en tiempo y forma el aguinaldo en su provincia y el Ejecutivo nacional se la retaceó. A nadie se le escapa que es imposible separar este conflicto de la lucha por la sucesión en caso de que Cristina Kirchner no pueda o no quiera ser candidata en el 2015.
Todo esto adquiere importancia a la luz de la manifestación del 8N, ya que nos permite percibir un bloque opositor que se reconstituye y ocupa la calle (sin que esto tenga, necesariamente, su correlato en el plano político organizativo y programático) ante un gobierno que acierta en grandes decisiones estratégicas (YPF, Banco Central, plan de viviendas), pero cuya base de sustentación política y social experimenta tensiones y desgarramientos. Es obvio que este cuadro de situación alienta a los adversarios y puede llegar a agravarse si se llegase a desatar la lucha por la sucesión..."
Un post para guardar.
Completo aca:
http://horacioelsinger.blogspot.com.ar/2012/11/todo-sigue-igual-despues-del-8n.html
Yo entiendo pero... disiento. Sería atribuirle a los manifestantes unas cualidades intelectuales y morales de las que carecen. Lo único que alienta a la oposición es la certeza de su desaparición -no de la oposición, sino de "esta oposición", que decidió atar su destino al multimedios.- A algunos hasta les puede ir la libertad en eso, Aguad por ejemplo. Y para la mayoría de los que fueron a la plaza, fue una gran simulación, intoxicados e intoxicadores. es mucho más atávica la cosa, y anida en la noche de los tiempos; tiene que ver con el nacimiento de esta nación. A lo máximo que puede aspirarse con esa"gente" es alcanzar algún acuerdo de convivencia mínimo; están desde siempre, y no de ahora, convencidos de que el "interior" es una amenaza y todo lo bueno viene del exterior. Así se criaron, y cambiar implicaría rconocer siglos de errar Un imposible
ResponderBorrarAbrazo.
Algunas cosas: Moyano rompió con el Gobierno y no al revés y fue antes de las elecciones... Cristina conformó las listas con gente propia a sabiendas que este sería un año durísimo con los grupos económicos de adentro y de afuera tirando con todo y necesitaba legisladores que no pegaran el salto como ocurrió con la 125...
ResponderBorrarY no deja de se simpático ver a La Nación, que siempre habló de la necesidad de gobernar a través de las instituciones y de tener un presidente que pensara en las futuras generaciones y no en las próximas elecciones haciendo demagogia, convertirse al populismo al exigirle a Cristina que cambie y escuche a la "gente" que ganó las calles el jueves pasado...Saludos.-Pablo, el Bostero.-
Rick: supongo se refiere no a los manifestantes sino a los impulsores de la protesta. De alguna manera criticamos la heterogeneidad y superficialidad de las demandas cuando, de otra manera, quizás no hubieran armado un cacerolazo así. Aunque con consignas más específicas quizás la potencia hubiera sido mayor. A la re-re, me refiero.
ResponderBorrarPablo: a mí me parece muy simpática LA NACION desde que empezó a escribir Majul.
Respecto a Moyano, concedido, pero digamos también que desde el oficialismo no se buscaron puentes sino que se contribuyó a alejarlo. Se habrá evaluado que no es un Grundig (je), pero no sólo fue una pérdida para la coalición oficialista, sino una ganancia pa'l otro láu también.
Abrazos.
La lucha por la sucesión, o nos catapulta o nos divide y ahí están con cuchillo y tenedor esperando los buitres.
ResponderBorrarDaniel: es, además, un escenario algo nuevo para el peronismo, distinto al del segundo mandato de Menem.
ResponderBorrarEso tiene desventajas, por la pelea que pueda darse, pero también ventajas, ya que una transición controlada es del interes de casi todos.
Abrazo.
Muy buen análisis...
ResponderBorrarMás que un análisis político me parece una autopsia, pero con el muerto vivito y coleando y, es más, conservando en todo el terreno la iniciativa. Es un buen raconto, aunque incompleto, de los problemas que aquejaron al gobierno luego del triunfo de octubre. Eran de esperar. Los económicos ya se sabían, ya estaban instalados y hay que computar a la habilidad del gobierno haber minimizado su impacto. Recuerdo bien la polémica en torno a los subsidios al consumo. Cuánto se lo criticaba, dentro y fuera. Pues bien, visto en perspectiva el gobierno utilizó ese tema con mucha inteligencia, incluso para perjudicar a Macri. Creo que como análisis es parcial, sobre todo por lo que deja afuera, construye una imagen de un gobierno asediado y de una oposición que cobra fuerza y no me parece que sea ese el caso. Este gobierno es el mejor piloto de tormentas que yo recuerde.maneja los problemas que vienen de dentro y de fuera con gran soltura y sin perder la iniciativa política. Tampoco creo que la ida de Moyano sea una pérdida para Cristina y un beneficio para Magnetto (mucho menos ellos, globalmente), MOyano es aún potencial, está por verse realmente su capacidad de daño e incluso si se siente en condiciones de producir un enfrentamiento sin vuelta atrás, puede sorprender lo que digo, pero es lo que percibo es sus actitudes más recientes. Tiene un cuidado que al principio de su ida no tenía, evidentemente no todo el campo le fue orégano. Un abrazo
ResponderBorrarGracias por pasar, Mancu.
ResponderBorrarProfe: no me parece que el artículo de por acabado al kirchnerismo como para tratarse de una autopsia.
Y respecto a Moyano, aquí fuimos marcando los errores del Hugo y la incinveniencia de tenerlo enfrente, aunque más no fuera por la posibilidad de ocupar la calle.
Abrazos.
Mariano: no deja de ser cierto eso que mencionas al final.
ResponderBorrarSaludos.