Va sin reflexiones, addendas ni nada. Simplemente quiero tener esta entrevista a Guillermo Martínez [1] en el blog:
Laura Di Marco
Para LA NACION
"Ha surgido un nuevo gorilismo en la era de los K, que consiste en rechazar todo lo que hace este gobierno por considerarlo contaminado y sospechoso. Se trata de un odio irracional, que no se toma el trabajo de analizar cada medida en particular ni de comparar honestamente a esta administración con las anteriores", dice el escritor Guillermo Martínez, uno de los narradores argentinos más traducidos en el mundo. Martínez, que además de escritor es matemático, considera a los Kirchner "la máxima izquierda que puede tolerar la sociedad argentina", aunque aclara que no se siente kirchnerista.
"Como hombre con militancia en la izquierda, reconozco que este gobierno hizo muchas de las cosas que haría un gobierno socialista, pero las alianzas que tuvo que trabar para poder sostenerse en el poder me parecen repudiables y hacen que yo no pueda sentir identificación", explica.
Hace casi un año, uno de sus relatos, "Infierno grande", fue publicado en la prestigiosa revista estadounidense The New Yorker. Martínez se convirtió, así, en el segundo autor nacional, después de Jorge Luis Borges, en lograr ese privilegio.
Se crió políticamente en el PC, más precisamente en la Federación Juvenil Comunista, y en los años 80, tuvo militancia gremial y política. "Cuando hacía política buscaba cambiar el mundo, pero no logré cambiar ni al consorcio donde vivía", ironiza.
Martínez afirma que los ciudadanos comunes tienen la tendencia a creer en las teorías del complot, porque ese mecanismo contribuye a elevarles la autoestima. Dice: "La gente tiende a descreer de las explicaciones más sencillas y lógicas y, en cambio, cree con facilidad en historias de poderes ocultos que conspiran para producirlos. Esa creencia genera la sensación de que uno es un iluminado y no un ingenuo, como todos los que «compran» la versión oficial. Por eso digo que es un mecanismo que está al servicio de elevar la autoestima. Aunque, ojo, a veces los paranoicos tienen razón. Es obvio que las logias existen, pero de ahí a suponer que todo lo publicado es falso hay un trecho largo".
-¿Será por eso que tienen tanto éxito los libros de historia que supuestamente muestran la trama oculta de las versiones políticamente correctas?
-Por supuesto que sí. A la gente le encanta cuando le cuentan que el hombre, en verdad, no llegó a la Luna, o que las Torres Gemelas en realidad cayeron por un autoatentado perpetrado por el FBI.
-¿El momento actual hace que se interese más o menos por la política?
-La política me interesó siempre. Como socialista, observé el surgimiento de este gobierno con escepticismo, pero poco después me sorprendió empezar a tener cierta esperanza. Por ejemplo, cuando se reabrieron los juicios a los militares, que ya nadie pedía; cuando tranquilizaron el desborde social sin matar a nadie y, sobre todo, cuando rompieron el discurso único en el manejo de la economía y dejamos de tener un monitoreo constante sobre nuestros asuntos.
-¿Por qué cree que existe tanto rechazo hacia el kirchnerismo, sobre todo en la clase media?
-Porque la clase media argentina -a diferencia de las clases medias en otros países donde he vivido, como Gran Bretaña o Estados Unidos- es muy ostentosa y sólo se solidariza con las clases más bajas cuando le va mal. ¿Te acordás cuando, en 2001, golpeaban cacerolas? Entonces, en el declive, es cuando la clase media está de acuerdo con un gobierno que impulsa el aumento de los impuestos o el blanqueo de la empleada doméstica. Pero esa alianza se rompe cuando las franjas medias empiezan a mejorar y entonces ya no están tan de acuerdo con los impuestos, porque tocan su bolsillo. Ese fenómeno encarna el nuevo gorilismo que vemos hoy.
-¿En qué consistiría ese neogorilismo del que habla?
-Es un odio irracional a cualquier cosa que haga este gobierno, sin tomarse el trabajo de pensar honestamente si la medida es buena o mala para ellos. O de comparar esas medidas con las administraciones anteriores, que no fueron mejores. Los brotes de felicidad que produjo la enfermedad de Kirchner fueron otro indicador. Lo más elocuente de este gorilismo es que cuando la clase media comienza a mejorar también empieza a mimetizarse con los valores de la clase alta.
-Pero ¿no es este gobierno el que basa su modelo en el aumento del consumo y mide sus logros en función de la cantidad de autos o de electrodomésticos vendidos?
-Sí, claro. Pero habría que recalcar que existe otro sector de la clase media que se enrola en la educación, en los deportes o en las ciencias, que está más volcado a la cultura y que no necesita consumir tanto. Por otra parte, el Gobierno también debería tomar en cuenta los consumos culturales para medir logros, en lugar de deprimirse porque no rompimos un récord de venta de autos. Es curioso observar lo que sucede con los autos y el tránsito en la Argentina, porque son reveladores de nuestra cultura política. Estar al volante es administrar un pequeño poder, que pone a prueba la autolimitación. Y por la forma en que se maneja, es obvio que eso no ocurre. Cómo manejan resume quiénes son los argentinos.
-¿Y la autolimitación no implica, también, renunciar a comprar dos millones de dólares cuando se tiene información privilegiada, precisamente por estar en el poder?
-Desde luego. Por eso siempre creí que haber nombrado la Corte que tenemos fue un momento de iluminación, en el que sí hubo una autolimitación. Fue un milagro.
-Usted señala los vicios de la clase media, pero el escaso apego de los Kirchner a la autolimitación, o sus alianzas dudosas, también socavaron sus lazos con las clases medias urbanas.
-El problema es muy difícil desde la ética política. Es probable que, para poder sostenerse en el poder en la Argentina un gobierno necesite hacer cosas repudiables: aliarse con intendentes impresentables, sindicalistas que chantajean, capitalistas amigos o con ciertos medios que ahora son enemigos, pero que antes eran amigos...
-Usted dice que los K son la máxima izquierda tolerable en la Argentina. ¿Y a Pino Solanas dónde lo ubica, entonces?
-Pino no podría hacer nada. No tendría la fuerza para barrer con viejas estructuras, ni tampoco para enfrentar factores de poder.
-¿Y Pepe Mujica no le gusta?
-Creo que a los gobernantes hay que juzgarlos por sus actos de gobierno. Y no me dio la sensación de que el Frente Amplio pueda considerarse de izquierda, ni tampoco Lula.
[1] http://www.lanacion.com.ar/m2/1253982-surge-una-nueva-forma-de-gorilismo-en-la-era-de-los-k
La recordaste leyendo el libro?
ResponderBorrarEl neogorilaje extrañao mira sin comprender, je.
ResponderBorrarLo jodido es que sigue siendo actual a pesar de ser de 2010 la entrevista...
Adoro a Guillermo Martinez, para el que quier leer Infierno Grande sin tomarse la molestia de buscarlo, le mando un link a mi blog, asi de paso me hago autobombo. http://elnosoyloquedeberia.wordpress.com/2011/02/22/este-es-un-mundo-dificil-y-encima-son-solo-140-caracteres-un-infierno-grande/
ResponderBorrarHágase autobombo tranquila.
ResponderBorrarVamos a pasar por ahí.
Ni sabía de la existencia de Guillermo Martínez. Parece que me estoy perdiendo algo muy interesante. Gracias Ricardo.
ResponderBorrarOtro tema: Sus últimos post vienen uno mejor que el otro: el de las charlas de quincho, el de massa a Massa, en fin... un placer leerlo.
Abrazo.
Don Sudaca: le agradezco la generosidá, vea oiga.
ResponderBorrarMartínez fue además quien escribió la novela en la que se basa la película de Alex de la Iglesia Los Crímenes de Oxford, con Frodo en el papel principal, je.
Siempre (léase desde la primera vez que la leí) me pareció muy buena esa entrevista a Guillermo Martínez.
ResponderBorrarLe recomiendo el "best seller" (si es que ya lo es) de Alejandro Grimson: "Mitologías argentinas". Es un ensayo muy ameno, escrito para "el gran público", por así decirlo.
Abrazo Richardinho!!
PD: ¡Le pido por favor que no salgan campeones! Ya bastante tengo con lo horrible que juega Boca.
Vamos a ojear la recomendación. 'Chas gracias.
ResponderBorrarPD: tranqui, que si mañana (hoy) pasan, festejan como si hubieran ganado la Libertadores y listo...
Vea, Ricardo, paso por acá - como hago siempre - y constato que el nivel de chupamedismo de sus comentadores va in crescendo. No digo que no lo merezca, mire, pero para ir contra la corriente le diré que este Guilermo Martínez no debe ser un intelectual tan grosso. En la nota no dice nunca ni "clivaje" ni "deconstrucción". ¿Qué intelectual que se precie de tal dejaría de utilizar esas categorías? ¿Eh, eh?
ResponderBorrarUn abrazo canalla y políticamente incorrecto, como se encargó usted de remarcar en el exhaustivo listado que corona el libro de nuestro amigo Aldo.
Gracias !
(Brillantes las definiciones de los blogs en 3 o 4 palabras, pero no se agrande)
Udi: le agradezco los conceptos.
ResponderBorrarFue un gusto y una responsabilidad participar, gracias a la generosidad del autor.
Imposible agrandarme, porque si algo tenemos los grandes de verdad, es la humildad. Magnánima. Ja.
Abrazo y éxitos canallas (pero no contra River).