A Néstor y Cristina Kirchner –representantes de la generación setentista, quienes accedieron al PEN más en razón de la oportunidad que de una construcción previa que los convirtiera en candidatos ineludibles de un peronismo noventizado–, le sigue una generación de políticos más jóvenes que se encuentra ubicada, por gusto y conveniencia, a la derecha si consideramos a ésta como parte del espectro liberal-conservador característico de nuestro país y sus clases dominantes. Vale aclarar que para arribar al presente escenario el kirchnerismo hizo su aporte: al igual que Perón, Alfonsín y Menem –¿resultado de un sistema y ecosistema político fuertemente personalista?– no supieron, pudieron o quisieron crear candidatos propios para una posible sucesión.
Así los Urtubey, Capitanich, Urribarri, Scioli y Massa forman parte de una generación política que creció junto pero no subordinada a un kirchnerismo centralizado, y que construyó poder electoral propio en sus respectivos distritos. Tienen entre 40 y 55 años, la juventud como activo posmoderno y supieron conjugar su pertenencia al peronismo con una mejor relación con las clases medias, aunque también cuentan con buena llegada a los sectores populares. Se educaron políticamente durante los '80s y '90s, observando y absorbiendo de la derrota alfonsinista y el triunfo menemista las lecciones que modelaron reflejos políticos antes que convicciones férreas, y desarrollaron sus carreras políticas a partir de la ocupación de cargos dentro de la estructura estatal. Provenientes de hogares de esa misma clase media, mayormente sin historia de militancia en la resistencia peronista (Urtubey es sobrino de Julio Mera Figueroa, pero no hace del periodo parte de su construcción o discurso) o en la lucha contra la dictadura, entendieron que el poder político era territorio de caza principalmente dentro del zoológico peronista. Así, los principales representantes del ochentanoventismo, Scioli, hijo de una familia radical, y Massa, afiliado al partido de Alsogaray en su juventud, se sumaron al peronismo de la mano de Menem y Duhalde respectivamente.
No abrevan, por lo expuesto arriba, en discursos ideologizados ni hacen de la ideología el soporte de su praxis política: imagen, gestión, relaciones aceitadas con los factores de poder y buenos modos constituyen antes los rasgos sobre los que fueron modelando sus perfiles. Los yernos ideales, aunque sean peronistas (como todos, claro, según San Perón). Entonces derecha, izquierda, liberación, dependencia, son categorías que no forman parte de su esquema de preocupaciones. Plantean que solucionar los problemas de la gente, en cambio, sí. Lo cotidiano como horizonte y lo inmediato como relato. El cómo es lo de menos, y saben que luego de diez, doce años de sobrerrepresentación del relato kirchnerista (que responde a preguntas como "¿para que?", "¿cómo?" y "¿de dónde venimos, mama?") –y fundamentalmente desde 2011, cuando el business del país dividido dejó de entregar respuestas para el corto plazo–, saben, decíamos, que el surgimiento de una corriente de opinión que diera la bienvenida a un clima de menor conflictividad política constituiría un espacio a ser ocupado. Son entonces, por extracción e historia, políticos ideales para montarse sobre el business del país normal, tradicional, o el del país en penumbras y prekirchnerista. El alvearismo propuesto responde no sólo a una actitud conciliadora frente a los poderes fácticos en razón de descomprimir tensiones generadas por el kirchnerismo en su disputa por ensanchar los márgenes del poder formal, sino también a la adaptación y conformismo que una parte importante de la sociedad muestra con el actual estado de cosas, merced a políticas que tendieron durante los últimos años hacia una recomposición social, a la expansión y fortalecimiento de la clase media y a la consecuente emergencia de nuevas demandas. Por lo anterior, y por la experiencia del cafierismo en los '80s, esta generación política mixtura con alguna dosis de republicanismo el coctel neoperonista en ciernes.
Aventurándonos en aspectos puntuales y diferenciales, se dividen los representantes de esta generación política, coyunturalmente, entre Massa y el resto –antes intentaron grados disímiles de diferenciación Urtubey y Scioli–; o, más genéricamente, entre quienes tienen la posibilidad de independizarse presupuestariamente de sus instancias superiores y quienes no. Constituye ello un activo político para Massa, pero puede ser además un boomerang debido al tejido de alianzas al que romper con el gobierno nacional obliga –o, visto desde otro lugar, que esto mismo permite–. Es en ese sentido que, para quienes planean heredar al kirchnerismo, esto puede significar también un activo, puesto que podrán aspirar a encontrarse menos sujetos al retorno de favores hacia los poderes fácticos, con la consecuente retención de mayores márgenes de poder. De todos modos, en una más natural relación con la prensa –y en la intermediación que ésta practica– descansa no poco del capital político de los ochentanoventistas. El futuro mediato les pertenece, y no así a la generación de jóvenes alumbrada a la militancia por el kirchnerismo. Estos últimos, setentistas culturales educados políticamente antes por el progresismo antimenemista que por el menemismo mismo –pero también por el crack de 2001 y los aspectos más románticos de la épica kirchnerista; me estoy describiendo, quizás–, deberán primero aprender a construir poder propio si pretenden tener relevancia en la futura vida política de nuestro país. Y no será sino de la mano de quienes aspiran a conducir el peronismo y el país a partir de 2015.
Resumiendo, no tenemos referentes en los que confiar en lo ideológico, sabemos que estos tipos no tendrán inconveniente en salir para el lado que les de el sol en cada momento coyuntural sin importar contradicciones, con absoluta ausencia de modelo, lo que en la práctica es neoliberalismo, nada de Estado, poca política y vuelta la abismo del que supimos salir. Parece que estamos jodidos compañero...
ResponderBorrarAdrián: supongo que tiene que ver con cada distinta etapa. Por otro lado, no creo que exista tanto margen (ni condiciones) para ensayar ningún retroceso abrupto.
ResponderBorrarCon respecto a lo ideológico, en el fútbol esto sería menottistas vs bilardistas, je.
interesantes los primeros párrafos. pero no veo ninguna independencia de esos personajes reaspecto a los poderes fácticos y ninguna "naturalidad" en sus relaciones con la prensa. de hecho, más bien veo un blindaje mediático para no deteriorar sus imágenes. o crees que la imagen de scioli se sostiene como se sostiene porque es brillante?
ResponderBorrarMuy bueno, pero la independencia les durará... nada. Ay que choques que van a tener estos muchachos. Esto no es los post '90, es el post... infierno!!!
ResponderBorrarMasomenoslibre: Scioli ES brillante. Un sol en el firmamento político, un César hercúleo que se apresta a clavar lanza en el devenir histór... No, bah, ja.
ResponderBorrarAhora en serio: el tema, me parece, es que no todo lo político se explica en el sostén mediático.
Ni Scioli ni Massa son sólo el resultado de un blindaje ni mucho menos peleles políticos. Y así como la dimensión moral es una más en política, la ideológica también. Claro, cuanto representan para cada uno dependerá del valor que les otorguemos. Lilita dice la moral es todo y Forster dice la ideología es todo. Capaz viene Kirchner y te dice, no, se trata del poder. Vaya'saber...
Daniel: me parece que justamente el post infierno fue 2002/2003. A cualquiera que venga le tocará un post... kirchnerismo, je. Una situación radicalmente distinta a las que enfrentaron Alfonsín, Menem, De la Rúa, Duhalde y Kirchner al asumir. O, por lo menos, eso es lo que espero (y espero que el oficialismo también entienda que es la mejor carta que tiene para seguir siendo en la vida política).
ResponderBorrarDesde ya Ricardo.
ResponderBorrarDebí haber aclarado que no me refería a la situación del país sino a todo este caldo jodido que han armado hace cinco años y en el que han puesto demasiado fuego del jodido como para pretender mañana de acceder a determinado sitial de poder, caminar en un jardín de rosas.
”una corriente de opinión que diera la bienvenida a un clima de menor conflictividad política constituiría un espacio a ser ocupado”
ResponderBorrarNo estoy convencido don Ricardo de esto, a mi parecer “laggente” muestra su inconformismo –con lo cual ¿generó conflicto al expresarse (voto mediante)?- por distintas situaciones personales –a mi entender dentro de lo económico fundamentalmente- y no más allá de su entorno.
Y dicho inconformismo seguirá, parcialmente en el mejor de los casos, más allá del ’15.
De acuerdo a lo citado arriba entonces, si el diagnóstico del problema es ”la adaptación y conformismo que una parte importante de la sociedad muestra con el actual estado de cosas,” me parece que le van a pifiar –y feo arriesgo- con el remedio por que la sociedad no está/rá conforme con el estado actual de cosas.
A la vez, mostrar ”una actitud conciliadora con los poderes fácticos” venga quien venga en el ’15, será posible sólo si se hace (casi) todo lo que dichos poderes pretenden.
A lo que voy, y es mi duda, qué chances tiene el que venga para “restablecer” la necesaria Pax Augusta sobre todo si adopta el diagnóstico que se explicita.
Y buehhh sabemos para que lado corren el fiel los “blandengues” -y no me refiero a las milicias-
Saludos
PD: hasta al yerno preferido le conviene que CFK atraque el barco y ni hablar de todo el otro P, veremos su actuación en el congreso, como arreará la tropa y cuán "orgánicos" son
Pese a la fortaleza que se quiere imponer desde el kirchnerismo, las distintas vertientes del peronismo participantes o disidentes, están planteando la necesidad de una renovación.
ResponderBorrarEl entuerto no es algo menor si consideramos que todas las renovaciones en el peronismo se plantearon luego de una derrota, es decir, una crisis. ¿Cómo se lee esta realidad como derrota o frustración?
Daniel: respecto al jardín de rosas... y... así somos de magnánimos (?).
ResponderBorrarSilenoz: también considero que es la economía es una de las principales razones del voto, pero no todo. Es lo que decía la semana pasada al hablar del business del país en penumbras. Pero creo que hay conformismo respecto a lo logrado en términos generales en estos años y el tema es la inflación, no considerada una cuestión estructural sino algo a ser corregido dentro de este marco.
Respecto a tu duda... mi impresión es que por ahora se buscan alianzas en base a promesas y se ensayan discursos que tengan penetración en los sectores en los que se busca el voto.
2015... y bueh, dependerá de estos dos años, de la marcha de la economía, de las alianzas, percepciones, necesidades, etc.
Falta.
Jorge: ¿cómo la ves vos? ¿Crisis? ¿Frustración? ¿Fin de ciclo? ¿Algo circunstancial?
Yo creo que la disputa, por ahora, tiene mucho de simbólico y para proyectar.
Desconozco cómo se “crean” o “deciden” las herencias en los populismos latinoamericanos: se me ocurre que no basta con “señalar” a otro como sucesor, no hay un “sabio dedo” que resuelva una transferencia tan compleja, que construya un nuevo liderazgo. (¡Y encima no tengo el teléfono de Laclau!). Pero no me atrevería a culpar a Néstor y Cristina por esta “debilidad” de la experiencia kirchnerista al comando del peronismo. Es más compleja la cuestión y no reductible a la transición entre Lula y Dilma, por caso, que se suceden en otra cultura política.
ResponderBorrarNo sé, amigo, cómo se resolverá la transición en 2015. ¡Falta tanto! Y a decir verdad, tiendo a pensar más en la inmediatez de los dos años por venir, en las luchas políticas y culturales que habremos de mantener en el día a día hasta aquel entonces. Y tiendo a preocuparme por la crisis económica que el establishment quiere desencadenar a partir del resultado electoral en octubre próximo. Crisis que Cristina no resolverá con “una actitud conciliadora con los poderes fácticos”, sino todo lo contrario.
En fin, yo sigo apoyando a la Yegua como única heroína en este lío al que la derecha nos quiere empujar.
Antes de ver cuál sería el concepto más preciso incorporemos datos de esta realidad “para proyectar” y ver “lo mucho de simbólico”.
ResponderBorrar“De la etapa superadora del peronismo” a este planteo del compañero Kunkel ¿De qué estamos hablando?… El FPV podría presentarse en 2015 como una “corriente en la interna del PJ”.
Antes de ver cuál sería el concepto más preciso incorporemos datos de esta realidad “para proyectar” y ver “lo mucho de simbólico”.
ResponderBorrar“De la etapa superadora del peronismo” a este planteo del compañero Kunkel ¿De qué estamos hablando?… El FPV podría presentarse en 2015 como una “corriente en la interna del PJ”.
Sanín: es cierto que no existe posibilidad paraun “sabio dedo". Ergo, el candidato debe ser construido y construirse. Allí reside, a mi entender, la responsabilidad de CFK y NK. Hace unos cuantos posts decía que la sucesión, para el kirchnerismo, se agotaba en un periodo para cada uno -si se daban las condiciones- para evitar la patorenguez (!) y mantener latente la cuestión expectativas. Sin NK, la centralidad absoluta de CFK, y la construcción política a través de UyO, determinaron (junto a la negativa de la ciudadanía para hacer gobernadores a tipos como Rossi o Filmus, vistos como más K) que arribáramos a este presente y con candidatos todos dentro de un espectro más conservador (al que el kirchnerismo, convengamos, también viene acercándose, por necesidad y hasta imposición).
ResponderBorrarJorge: dice lo mismo que Scioli. Internas. Lo de “etapa superadora" siempre me sonó más a concepto del kirchnerismo cultural y josepablofeinmanniano, je.
Mi referencia apuntaba que de comerse los chicos crudos...De referencia latinoamericana hacia el mundo, ahora la realidad se reduce a una posible línea interna dentro del PJ.
ResponderBorrarEstá faltando un detalle al que atribuyo especial importancia.- En el FPV tenemos a CFK y los otros no.- No podrá ser reelegida en el 2015, pero semejante cuadrazo político sí puede -y debe- liderar el proceso que lleve en el 2015 a que el FPV se mantenga en el poder, o bien, para que pase a ser una oposición organizada y unida.- Por eso, no creo que sea el momento de plantear nombres y candidatos, sino de definir claramente el modelo que se defiende y las ideas que nos unen.- Quienes tienen ideas diferentes que se vayan y se junten con Massa o con quien les parezca conveniente.- Entre los que quedan dentro del peronismo/FPV ya llegará el momento de armar una Interna para elegir los candidatos.- Cristina debería conducir ese proceso pero no pretender utilizar el dedo mágico.- Un abrazo
ResponderBorrarQuizá recién ahora nos cae la ficha de que murió Néstor y resta saber si Cristina tiene ganas de la pelea vernácula o solo la motiva lo que en realidad siempre más la interesó, región y geopolítica internacional, presidencia de Unasur, ponele, e influir desde ese lugar.- Saludos.- Pablo, el Bostero.-
ResponderBorrarJorge: sí, pero no me parece que comparar niveles de soberbia ahora sirva. Para mí fue casi siempre claro que esto era peronismo y se inscribiría en su dinámica el desarrollo del proyecto. En algún momento quizás no valoré cabalmente lo que estaba ocurriendo a nivel relación de fuerzas, pero, por ejemplo, aquí criticamos la ruptura con Moyano (y también al moyanismo, por supuesto).
ResponderBorrarCapitán: en esta no coincido del todo, debo decirle. Me parece un poco el planteo de Blaustein, hace poco, en Artepolítica. Es el soberano el que elige y yo quiero que nos preparemos para ganar y no conformarme con ser minoría intensa en la oposición.
¿CFK? Tiene el PEN y no pocas herramientas para generar un escenario que la cuente entre sus protagonistas, pero veo difícil que tenga mucho margen para convertirse en Gran Electora sin que eso pueda repercutir negativamente. A menos que vuelvan las tasas chinas, claro.
Pablo: yo la preferiría en Unasur antes que, como plantean algunos... ¿románticos?, yendo para la PBA. CFK tiene, según mi modo de ver, un gran sentido de la responsabilidad.
Primero, no sé si es un detalle menor pero ¿hablar de "alverarización" en clave peronista?, me parece fuerte, además de inaplicable, son épocas diferentes y prácticas muy diferentes.
ResponderBorrarA mí no me parece tanto que la clave sea "generacional", creo sí que acá hay un fenómeno que se busca suprimir.
Un peronismo con varios rostros a la vez, el primero y peor es que es un peronismo no hostil al no peronista y con una precisa y clara postura en LatinoAmérica y el mundo y que, de nuevo, es una postura afín a mucho no peronista.
Un peronismo más popular que el histórico (sin que esto sea peyorativo, sino se puede ver que hay en mayor o menor medida una mejor comprensión de ciertas variables internacionales de aquel peronismo de antes).
¿Por qué razón, si no, se insiste tanto en el ahogo mediático a las voces K y en el reclutamiento de una dirigencia llevada de opositora a opositora absoluta a absolutamente todo lo que tenga olor a K? - ¿Le temen a una impronta setentista o es un cagazo de aquí y ahora, siglo 21, 2da. década?.
Si la salida fuera "alvearista", tengo la impresión que el debate real sería entre un peronismo kiosquero y personalista y su variante terca y empeñada en seguir siendo parte de la Historia (que sigue - y cómo!!!! - a pesar de fukuyama y sus plagiarios interesados).
Pareto
ResponderBorrarlastima que UyO no es la que toma el poder, y, asi desaparecera en el 16 congreso del PCUS, para alegria de muchos, que lastima, no mia precisamente
esperemos que los proximos jovenes turcos no sean tan zelotes
Ram: bueno, el kirchnerismo reivindica la línea Rosas, Yrigoyen, Perón, así que me parece válida la figura desde el nac&popismo.
ResponderBorrarYo creo que mirarlo desde un punto de vista generacional es válido: los comunes denominadores wue enumeramos arriba son resultado de una historia. Los tiempos, sus corrientes de pensamiento, experiencias colectivas, generan identidad. También se hace en oposición o reivindicación del pasado inmediato. O del largo plazo, en periodos en que la historia es puesta en discusión, perspectiva.
Anónimo: ¿jóvenes turcos?
Ricardo, no está dicho que lo gerneracional no sea válido pero, la validez puede venir como confirmación de un derrotero o como una coartada, una excusa, para proponer otra cosa.
ResponderBorrarLo que a mí me parece más central es el carácter de "anomalía" del kirchnerismo - y no dicho por mí sino planteado por "peronistas" y anti-peronistas.
Y si algo es "anomalía", desentona y se lo trata de sacar del medio. Como sea.
Cosa que es lo que se quiere hacer con el kirchnerismo y ahí metés a la masita tigrense, al bicialcalde porteño, los radichas residuales y los nostalgiosos como la pando - un collage en lo generacional y una completa porquería desde donde se los mire, la idea es un 1955 2.0, con mucho maquillaje para disimular. Lo demás es hojarazca.