Los gestos y nuevos vientos del retorno

Cristina retornó saludable, entera y de buen humor. Nos alegra, pero amen de la dimensión humana, importante, está la política, más importante aún. Entregó en ese sentido algunos gestos, y ya sabemos la importancia de lo gestual en política.

1. El más importante: la esperada (y por aquí ansiada) renovación del gabinete. Por su trascendencia lo trataremos al final.

2. El retorno no fue a toda fiesta, con banderas y cantos en algún acto para demostrar musculatura militante o en cadena nacional frente al gabinete, gobernadores y aplaudidores. La minoría intensa lo esperaba pero CFK, sabiamente, supo declinar la tentación. En Olivos, distendidamente, agradeció la preocupación, aliento y los rezos por su salud. Punto a favor: se comprende que el nuevo escenario y clima requieren de un modo distinto de comunicación, más cercano. Retorno al trabajo y no festejo autocelebratorio.

3. El abandono del luto significa, claramente, el comienzo de nueva etapa. Los grados de variación se irán develando, pero no debemos reducir el gesto a una mera dimensión estética: no sólo se trata de un mensaje de apertura a la sociedad, luego del ensimismamiento que comprende un luto y a modo de reconocimiento del resultado electoral, sino también es un gesto dedicado al interior del peronismo: Cristina ya no se escuda en el recuerdo de Néstor, aunque lo extrañe y pueda mencionarlo ocasionalmente. Se trata de una desacralización, el abandono de la etapa religiosa (a propósito, dos recomendables posteos de Gerardo Fernández: uno citando al Chino Navarro y el segundo recalculando).

4. Mencionar la carta del militante del PRO encierra varios sentidos: a) recupera a Macri para colocarlo entre los contendientes; b) le otorga así sustancia ideológica a la disputa política -ya lo había realizado en aquella entrevista con Rial-; c) disminuye a Massa y d) abraza el clima epocal que premia la no confrontación; o por lo menos se esfuerza en mostrar que ésta puede ser un debate educado y amable.

5. ¡El perro es muy bunitu! ¡Lindu pichichu el Simón... (todo sic). Latinoamérica, muchachos, y ningún cambio de alineación en política exterior.

6. La renovación del gabinete. Capitanich por Abal Medina debe leerse a tono con aquello que ya se había reconocido en el armado de listas: el cambio en el fiel de la balanza en favor del peronismo territorial por sobre la construcción netamente propia, cristinista. De La Cámpora, bah. Implica reconocer que buena parte del peso político, en los tiempos que vienen, se deposita en la Liga de Gobernadores. Un dato que la realidad del acto electoral no consiguió desmentir.
Lucas Carrasco, en su análisis, señala que Kicillof ministro es una compensación a La Cámpora, sindicada como mariscal de la derrota. Puede ser. Significa también conservar el manejo del área para sí y no un cambio abrupto en la orientación de la cartera (si implica además lo que señalara Mariano Grimoldi, es un paso en la dirección correcta, creemos). Lorenzino continuará abocado a la razón que aquí consideramos lo había hecho ministro: resolver la cuestión de la deuda.
Señala sagazmente también, Lucas, que en este reparto la PBA y Scioli quedaron afuera. Vale recordar -creemos humilde pero certeramente (!)- los recientes márgenes de autonomía ganados por el peronismo de la la provincia de Bs. As. en el manejo de la lapicera. Aunque suene políticamente incorrecto, nobleza obliga señalar que la emergencia de Massa fue en parte responsable de ello.
La salida de Marcó del Pont debe leerse posiblemente como consecuencia de la caída de reservas y una señal de que se busca recomponerlas.
Para finalizar señalamos que queda pendiente la cartera de Salud, cuando Manzur asuma su banca de diputado.
Por lo pronto, son buenas señales.