viernes, 3 de octubre de 2014

Evo de Bolivia


No es arriesgado pronosticar que Morales será el Presidente democrático de mayor permanencia en la Historia boliviana. Claro que hay razones para que ello ya sea así: históricas, pero también coyunturales. Desde el eternamente postergado indigenismo hasta un manejo bastante ortodoxo en algunos aspectos de la economía (niveles récords de reservas internacionales), el cese de la pasada y continua intervención norteamericana en el país (intercambiaba ayuda económica por sumisión a sus políticas, la anti-cocalera como bandera) y una muñeca política que lo llevó a lidiar tanto con intentos destituyentes (los liderados por la Medialuna rica oriental durante su primer gobierno) como con facciones de izquierda que lo desafiaban (la histórica COB, con la que recientemente “arregló”). Describir a Evo, a esta altura, sería para jardín de infantes. Quizás no tanto así describir a la Bolivia pre-Morales. Neoliberal, postergada, de exclusión como en casi todo el resto del continente… pero aún más. Perdió guerras con Chile, con Paraguay, fue saqueada por algunas familias que se enriquecieron en base al estaño y demás minerales. Esplendorosa en sus bellezas naturales: desde las selvas preamazónicas del norteoriental hasta la cordillera árida de su occidente. El Titicaca, el Salar de Uyuni, la Universidad de Chuquisaca. Hasta nos legó a Cornelio Saavedra. La Bolivia que conocí en los ’90 era profundamente desigual. Hoy continúa siéndolo, pero en mucho menor medida.

Pero basta de dibujar. Vamos a los bifes. Bolivia enfrentará elecciones nacionales en poco más de una semana, el 12 de octubre. Nadie espera que Evo Morales necesite una segunda vuelta para confirmar su triunfo electoral. Las encuestas, como es usual, no se ponen de acuerdo si Morales ganará por una diferencia mayor o –ligeramente– menor al 40% a quien resulte su inmediato perseguidor (aparentemente, Samuel Doria Medina). Citamos a El Deber, el diario de mayor tirada de Santa Cruz: “…en el estudio, realizado entre el 18 y el 29 de septiembre, la opción por el aspirante a la reelección por el MAS creció cinco puntos porcentuales a escala nacional, con 59% en intenciones de voto, desde el 54% que registró en la anterior encuesta, publicada el 15 de septiembre (…) Samuel Doria Medina, que sube a 18%, frente al 14% que anotaba en la encuesta anterior. Jorge Quiroga (…) se mantiene en el 9% registrado en la anterior...”.

Debo confesar algo antes de continuar: lo que me impulsó a este posteo fue la noticia de que aún en Santa Cruz, algo así como el summum de la legitimidad segmentada carriotista de Evo, Morales registra una intención de voto del 50%, frente a un 28% de Doria Medina y un 11% de Tuto Quiroga. Una caricia al alma, casi. Como esas pelotas “tomá y hacelo” en el área chica, Evo puede meter un gol de aquellos en escasos nueve días. Pero va más allá: Santa Cruz no tiene un representante compitiendo: Doria Medina es un empresario paceño, hombre del FMI y el Banco Mundial en los primeros ’90 y Jorge Tuto Quiroga un cochabambino a quien su tiempo de ser la esperanza blanca boliviana nunca le llegó. Fue, Tuto, vicepresidente de Hugo Bánzer Suárez –una suerte de Bussi más exitoso: militar y presidente de facto en su juventud, presidente democráticamente electo en sus últimos años– y presidente luego de la renuncia del anciano Bánzer. Durante los años dorados neocon bolivianos. Tan dorados que luego reasumiría Gonzalo Sáchez de Losada, el Goni, un boliviano agringado que ni siquiera podía quitarse el acento norteamericano de su castellano balbuceado. Luego comenzaría el estallido social que puso a su vice, Carlos Mesa, como interino y luego sí, Evo Morales. Mesa fue algo así como el Duhalde de Evo (no en términos partidarios, pero sí en referencia a lo político, con la convocatoria a una asamblea constituyente y el referéndum que recuperó la propiedad de los hidrocarburos para el Estado Boliviano).

Si Hugo Chávez hizo del chavismo el peronismo venezolano, Evo Morales es, directamente, el peronismo boliviano: vio a los excluídos del sistema y los incluyó.


Apeló a gestos políticos fuertes (corrió a cuanto embajador norteamericano le pusieran adelante) y a cierto pragmatismo en el manejo de lo público (a pesar del poco expertise de los ejecutantes de sus políticas). Tantos años al frente del poder ejecutivo y los números que hoy ostenta deberían ser prueba suficiente para soportar cualquier tesis que lo avale. Aunque ya advirtió que no buscará, luego de su seguro triunfo, reformar la Constitución para buscar un nuevo mandato (y los futurólogos piensan en Álvaro García Linera, su vicepresidente y mano derecha desde siempre, como su “natural” sucesor), podemos decir que hay y habrá Evo Morales para rato en Bolivia.

5 comentarios:

  1. ¡Qué envidia!, no tener que dejar de lado a un gobernante de tan probada competencia por la imposibilidad constitucional de reelegirlo. Una imposibilidad que está puesta, por lo menos modernamente, como reaseguro del neoliberalismo frente a las alternativas políticas que descalifican como populistas. Nota legal copipasteada de constituciones que nos son ajenas y que, además, son claramente obsoletas aún en las sociedades que le dieron origen. Me explico, hoy por hoy, la alternancia en el poder de partidos -incluso en los EEUU- es meramente formal porque los que realmente gobiernan siempre son los mismos y ellos no se presentan para ser elegidos.

    Si existiese en Bolivia esa norma, Evo debería irse a su casa y quizás gobernaría el país ese ex funcionario del FMI y el BM puesto allí para volver el reloj de la historia para atrás, claro que con sangre, sudor y lágrimas, porque el pueblo no olvida aunque no lo dejen elegir.

    Muy buen post. Saludos

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  2. Pero éste sería el último de Evo, profe. Para seguir, debería reformar. Y ya avisó que no.
    Dijo que se iba a poner un bar y ser el mozo, je.

    Abrazo.

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  3. Upss!!

    Bueno por lo menos le queda un período para trabajar por un candidato que le permita volver luego de un período ¿o tampoco eso se puede?.

    Igual mucho debería cambiar la situación para temer en Bolivia una restauración liberal conservadora que resulte de las urnas.

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  4. El candidato ya está, es Alvaro García Linera. Y en cuanto a la opinión del FMI sobre el gobierno de Evo Morales no caben dudas, es EXCELENTE: http://rolandoastarita.wordpress.com/2010/10/15/socialismo-comunitario-y-fmi/#more-498 ¿Han notado que para la "Corpo" Bolivia ya no figura en el eje del mal Venezuela-Ecuador-Argentina?

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  5. Profe: por ahora parece que no hay peligro, pero hace un tiempo estuvo jaqueado Evo por la suba de alimentos y la intransigencia de la COB.

    Anónimo: muy cierto. Viene algo ortodoxo en manejo económico el Evo :P
    Lo entrevistaron en El País este fin de semana y le preguntan eso mismo.

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Se agradecen todos los comentarios con ganas de aportar. Los que insultan serán automáticamente borrados así el autor sea Obama. Y a quejarse a La Haya, loco.