Ya en la puerta del Hipódromo, apurando el paso, se escuchaba a Adolfo Nicolaus, el humorista que oficiaba de conductor, y junto a su voz, las estrofas del himno cristinista que presagiaban los tiempos por venir: “Avanti morocha... No tires la toalla que hasta los más mancos la siguen remando...". Claro, el lector aguzado en semiología dirá “ah, se está tomando una licencia literaria". Nada más alejado de la ficción: en la voz ligeramente grave y bastante desafinada de Iván Noble confluían sciolismo y kirchnerismo como en un aleph del universo peronista.
Eran muchas más que 40 mil las almas presentes. Quizás La Gaceta sumaba media alma por peronista para arribar al número, ya sabemos lo desalmados que son cuando de discutir poder se trata. Curiosamente —o no—, es en el campo opositor que se pelean, porque se juntaron perros y gatos. El peronismo, pragmático, deja las disputas de lado y, en tiempos electorales, marcha unido, organizado y solidario como solía decir Perón y ahora repite Cristina. Sigamos.
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Los actos peronistas tienen esas cosas. Escuchás una voz ronca, cansada y sincera que grita “¡te amamos, Cristina!”, te das vuelta y es una señora mayor, de pelo entrecano y piel curtida por el sol. Imposible no sentir ternura. Seguís mirando. Chicas cargando nenes que moquean o lloran por el volumen de los parlantes. Mirás hacia otro costado y están los militantes y sus banderas. Muchos y distintos segmentos sociales representados. No sabría decir cuánta gente suelta, como gustan de contar los republicanos que no entienden que un acto implica una logística, colectivos, sánguches y gaseosas. Debo confesar, de todos modos, que hacía un par de 9 de julios que no asistía al Hipódromo. El último había sido en 2011, el año del 54%. 2012 y 2013 los pasé en casa, como forma módica y tímida de protesta, porque si bien no me cuestionaba el apoyo, tramitaba contradicciones varias entre lo que el gobierno hacía y lo que yo pensaba que debía hacer; en materia económica, claro, pero fundamentalmente en lo referido a la estrategia de (de)construcción política seleccionada por entonces. Es agua pasada y pueden dar una vuelta por el blog si tienen ganas. Una breve digresión: desde antes de la derrota legislativa 2013 pero más aun a partir de ella, muchos consideraron que la economía se caía, que el gobierno se despedazaba y quisieron posicionarse para lo que ocurriera después. Las posibilidades electorales de Macri y Massa contemplaban estas opciones como condiciones necesarias y el tiempo les está probando lo equivocado del cálculo. En el oficialismo, en cambio, las tensiones se fueron procesando para arribar a algo impensado por quienes apostaban en contra: un peronismo unido, bajo una fórmula única que contempla la diversidad del espacio y que, a su vez, contiene potencia electoral, promesa de gobernabilidad y la posibilidad de continuar el camino que venimos recorriendo desde hace poco más de una década.
Abrió Alperovich y esta vez no recibió silbidos desde el sector camporista como en 2011. Siguiendo a Brienza, abandonaron las veleidades del control de calidad ideológica y reconocen que viene un peronismo con rasgos alvearistas. Enumeró el gobernador de Tucumán algunos de los logros de su gestión, de obras concretas y palpables. Como un gran resumen de estos años, y sí, con Manzur y Jaldo como integrantes locales de la fórmula para la victoria (tal la relectura electoral del Frente, con Scioli como candidato), recomiendo este spot que subió mi amigo Aldo Jarma, haciendo un poco de épica weberiana:
Luego llegó el turno de Cristina, quien agradeció el cariño de los tucumanos, puso en perspectiva estos años y los desafíos que vendrán. Para esto hizo hincapié en el No al ALCA y en la reestructuración de la deuda argentina, los penares actuales de Grecia y su pueblo, Puerto Rico y cómo los buitres suponen la amenaza del momento. Recordó a los patriotas que se reunieron en la Casa Histórica en 1816: "tenían miedo de declarar la Independencia, pero no tiraron gas ni abandonaron, bosteros putos", dijo. Bueno, lo del gas y los bosteros no, perdón. Hizo recomendaciones a los hombres y mujeres que continuarán estas políticas (algún malvado podría apuntar que son los capítulos intitulados “Aleccionando a Daniel"), pero son, por supuesto, recomendaciones válidas. Las podemos resumir en “es la econom... Es el cariño de la gente y el lugar en la Historia, estúpido". Sin nombrarlo, puso a Brasil y el jaqueo a Dilma como ejemplos de intento por restaurar el orden neoliberal. Cuando se insinuaba el fin de su discurso, el sol iluminó el Hipódromo. Pensé “mirá, justo sale el sol". Great minds think alike (!) y Cristina también lo dijo: “salió el sol". Conociendo que la Presidenta siempre baja a saludar, me acerqué al vallado frente al escenario cuando comenzó la desconcentración. Ello me permitió saludar a Aníbal (a este cronista, sodamaníaco en su juventud, no le dio el estómago para gritarle “¡aguanten lo' Redó!" como hacían dos energúmenos peronistas a mi lado):
Y luego, sí, el que sabe, sabe, y el que no, está con el macrismo o no retornó desde el massismo:
Pude aprovechar la cercanía para decirles “¡gracias, Cristina!" y "¡vamos, Daniel!". Le di la mano a la Presidenta y debo reconocer que fue raro. Scioli se sorprendió con el “vamos", cuando era Cristina a quien todos llamaban, pero se recompuso, buscó a este servidor con la mirada y le dedicó un gesto de OK. Eso animó a los que estaban a mi lado para tirar unos “¡vamos Scioli!" que hubieran sido impensables hace tan solo un par de años. Todos crecemos.
Para cerrar, no comí chori, no tomé vino, me escrachó la SIDE...
Pero salimos del Hipódromo con una sonrisa dibujada. Los actos peronistas tienen esas cosas...
Abrió Alperovich y esta vez no recibió silbidos desde el sector camporista como en 2011. Siguiendo a Brienza, abandonaron las veleidades del control de calidad ideológica y reconocen que viene un peronismo con rasgos alvearistas. Enumeró el gobernador de Tucumán algunos de los logros de su gestión, de obras concretas y palpables. Como un gran resumen de estos años, y sí, con Manzur y Jaldo como integrantes locales de la fórmula para la victoria (tal la relectura electoral del Frente, con Scioli como candidato), recomiendo este spot que subió mi amigo Aldo Jarma, haciendo un poco de épica weberiana:
Luego llegó el turno de Cristina, quien agradeció el cariño de los tucumanos, puso en perspectiva estos años y los desafíos que vendrán. Para esto hizo hincapié en el No al ALCA y en la reestructuración de la deuda argentina, los penares actuales de Grecia y su pueblo, Puerto Rico y cómo los buitres suponen la amenaza del momento. Recordó a los patriotas que se reunieron en la Casa Histórica en 1816: "tenían miedo de declarar la Independencia, pero no tiraron gas ni abandonaron, bosteros putos", dijo. Bueno, lo del gas y los bosteros no, perdón. Hizo recomendaciones a los hombres y mujeres que continuarán estas políticas (algún malvado podría apuntar que son los capítulos intitulados “Aleccionando a Daniel"), pero son, por supuesto, recomendaciones válidas. Las podemos resumir en “es la econom... Es el cariño de la gente y el lugar en la Historia, estúpido". Sin nombrarlo, puso a Brasil y el jaqueo a Dilma como ejemplos de intento por restaurar el orden neoliberal. Cuando se insinuaba el fin de su discurso, el sol iluminó el Hipódromo. Pensé “mirá, justo sale el sol". Great minds think alike (!) y Cristina también lo dijo: “salió el sol". Conociendo que la Presidenta siempre baja a saludar, me acerqué al vallado frente al escenario cuando comenzó la desconcentración. Ello me permitió saludar a Aníbal (a este cronista, sodamaníaco en su juventud, no le dio el estómago para gritarle “¡aguanten lo' Redó!" como hacían dos energúmenos peronistas a mi lado):
Y luego, sí, el que sabe, sabe, y el que no, está con el macrismo o no retornó desde el massismo:
Pude aprovechar la cercanía para decirles “¡gracias, Cristina!" y "¡vamos, Daniel!". Le di la mano a la Presidenta y debo reconocer que fue raro. Scioli se sorprendió con el “vamos", cuando era Cristina a quien todos llamaban, pero se recompuso, buscó a este servidor con la mirada y le dedicó un gesto de OK. Eso animó a los que estaban a mi lado para tirar unos “¡vamos Scioli!" que hubieran sido impensables hace tan solo un par de años. Todos crecemos.
Para cerrar, no comí chori, no tomé vino, me escrachó la SIDE...
Parrilli hijo de puta... |
me duele votar a Scioli. Ni quiero hacerlo. Ademas no soy peronista. Scioli nos va a traicionar. Se que le tengo que meter el voto a Scioli por mas que me resista. La concha de dios, voy a tener que votar a Scioli.
ResponderBorrar¿Y qué se puede decir? - Primero, que no pasa desapercibida esa desagradable compulsión gallina anti bostera - maricona y solapada para pretender hacer decir a otra (y qué OTRA!) la mala onda que los caracteriza. Mal, che, feíto.
ResponderBorrarSegundo y ojalá que me equivoque pero, tu alvear tiene un tufillo a vandor que, mínimo mínimo, asusta y frunce (sí, esfínteres también).
Genial el sotanudo estrella de nuestra pampita subtropical, digo yo, ¿le faltará mucho para empezar a denunciar al jesuíta comunista/peruca, amigote de indios y pobretones morochos de las colonias?; debo reconocer que tanta modernidad jurásica conmueve, casi tanta como el amor de lagaceta (lalalanación de ayer) con los números
Le di la mano a CFK y fue raro... Raro hubiera sido dársela a Scioli... Los exabruptos en cuanto a lo futbolísico son aceptables como sensaciones exaltadas de toda primera vez...Saludos.- Pablo, el Bostero.-
ResponderBorrarBien hecho cro. y me alegro de su alegría (¿?) pero me parece que Ud es un sciolista en construcción y YA emocional....
ResponderBorrarTedible Madcelo.. tedible el cro. Pablo el Bostero ja ja...
Saludos
Viste Ricardo? Éramos miles y te ubiqué para sacarte esa foto. En realidad fue involuntario: apunté la cámara justo entre La Cámpora y la ola naranja y apareciste vos...
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