Podríamos decir también “la oposición en tiempos del macrismo” y hacer el paralelo con el cólera, aunque es poco decoroso reconocer que nos está pegando una cagada bárbara. Tracemos, sin embargo, un panorama de su oposición (aunque sea todavía temprano para prefigurar su reemplazo en 2019) desde los más a los menos macris… bah, tres carajos nos importa lo que estén haciendo Massa, Stolbizer o lo que resta de la oposición oficialista ahora, Urtubey incluido. Este último está realizando un pobre papel como figura decorativa de la gobernabilidad macrista. Un amigo me decía hace tiempo –y cúanta razón tenía– que si el gobernador salteño hubiera decidido hacer una oposición peronista y razonable, no hubieran tenido con qué darle en la interna del PJ. Pero en cambio eligió jugar a ser el Menem de Alfonsín; y no son pocos los peronistas que consideran que puede ser Menem post Alfonsín también. Es parte de su apuesta. Veremos, de todos modos, porque Macri tiene menos puntos de contacto con Raúl Ricardo que con Carlos Saúl (y dentro del radicalismo, lo unen más cuerdas con Eduardo Angeloz; si la comparación les parece poco adecuada, adviertan el color amarillo de Córdoba en noviembre2015 y cómo está afinando el lápiz rojo desde que asumió. Y vaya que Sí se puede: 127 mil despedidos en cuatro meses. Un verdadero triunfo político. Felicidades, Mauricio).
Vamos con lo interesante, que es la tensión remanente entre pejotismo y kirchnerismo ya que, creemos, allí se dirime la disyuntiva del proyecto antagónico al macrismo. Antes señalemos que quizás sea todavía temprano en tiempos políticos, aunque los tiempos electorales ya apremien a más de uno. Es por eso que los movimientos de cada actor tienden al bronceado de su persona bajo los reflectores de la atención social, que no es lo mismo que la mediática aunque se confundan. Así Massa y Stolbizer ensayan un despegue desde el filo-oficialismo, así Carrió fluctúa entre ser Lilita o Carrió, así Urtubey busca las tapas de las revistas del corazón. Cristina, Scioli y Gioja, Capitanich, piensan en otra pelea, aunque lo de CFK se parezca un poco más a la estrategia de los mencionados en la oración precedente. Tiempos de selfies.
La última novedad de la interna del PJ fue que no habrá internas. No es una novedad, claro, pero vistos los diferentes posicionamientos frente al macrismo por parte de los integrantes del ¿ex FpV? (¿Cristina lo sepultó con su propuesta de un Frente Ciudadano?), eran muchos los que imaginaban una interna para medir longitudes peneanas y dirimir el liderazgo. Eyaculadores precoces. Pragmáticamente, el PJ decidió privilegiar lo judicial –y entonces lo electoral– antes que promover una disputa de clivaje ideológico. La espada de Damocles de la intervención (no resuelta aún) puede servir en bandeja el instrumento electoral al macrismo para colocar a un interventor amigo –pienso en De la Sota– y, desde allí, el descalabro que imaginan: no sólo se llevarían la financiación electoral del partido sino que habilitarían la intervención de los PJ provinciales. Para 2017 y 2019 tendríamos entonces a la lista oficial del PJ compitiendo contra la de Manzur en Tucumán, para alegría de Cano o Amaya. En PBA, Cambiemos haría usufructo de dividir aún más al PJ bonaerense y Vidal ni siquiera necesitaría resucitar las botas de goma para zambullirse en algún charquito. Por si no queda claro, sin el Partido Justicialista podemos asegurar ocho años de macrismo y quizás más aún. Ah, ¿pero Cabandié dice que la gente no piensa en el PJ? Tiene razón, pero quizás él debería.
La otra novedad fue el llamado a la conformación de un Frente Ciudadano antimacrista por parte de Cristina, que contenga al PJ pero lo desborde. ¿Es novedad que la ex Presidenta pretenda saltear la intermediación pejotista y conservar su “jefatura”, sin licuarla en una mesa más horizontal? Not at all, podría tuitear @CFKArgentina. Pero existen dos problemas y una paradoja. La última es que CFK es aun la dirigente que puede alardear del mayor caudal electoral dentro del universo nacional y popular, pero que sin el concurso del peronismo de gobernadores e intendentes podría reeditar el derrotero de Menem en 2003. Dicho en términos arquitectónicos: es la que posee el piso más alto y el techo más bajo. Lo cual traduce también el incómodo lugar que deberían soportar quienes decidieran convivir en su espacio. Ese es el primer problema al que hacemos referencia: el peronismo no aceptará sin más reeditar la estructuración del FpV cuando Cristina no es ya la cabeza del PEN. Resultaría inconveniente, además, a los fines de supervivencia política de los peronismos provinciales. El otro problema es que el pejotismo tampoco puede prescindir de ella si pretende volver a ser partido de gobierno y no sufrir o retroceder más aún frente al macrismo, una perspectiva para nada descabellada.
Ateniéndonos a los párrafos precedentes, las novedades apuntadas carecen de novedad alguna: son el PJ y Cristina haciendo lo que el PJ y Cristina saben hacer. Pese a que alguien apuntó que Macri consiguió dividir el campo político desde su figura (o en la típica modalidad gobierno vs. oposición), acá creemos que el macrismo no puede difuminar a lo que ¿fue/es? el FpV en el collage del campo opositor sin su propio concurso. Es decir: el peronismo conserva su propia dinámica interna dentro de la oposición. No por nada Massa y Cristina, desde vertientes opuestas, ponen el ojo en la estructura y buscan negociar desde posiciones con poder de daño. De todos modos, el enchastre judicial del Partido demuestra la miopía estratégica que supieron perpetrar. Quizás estuvieran demasiado seguros del triunfo, no lo sabemos, pero es un error en el que no pueden reincidir: no cualquier indio que llegue, de cualquier modo, puede ganarle a Macri sólo porque Mauricio no está dejando cagada por cometer.
Para cerrar el panorama, señalamos que 2017 sólo podría ser definitivo para el macrismo: en caso de triunfo, se blinda de cara a 2019. Para el peronismo, para Cristina, para Scioli, Urtubey o Capitanich (acá descontamos a Massa: seguirá jugando para Macri como en 2015), 2017 es sólo una estación de paso con vistas a 2019. Solo entonces podrá resolverse la cuestión que tensiona en sobrevuelo al espacio: la del liderazgo vacante.
Descontar a Massa, me da que es mas por miedo a que acumule mas y mas intensameentee en la base que los demás y se constituya en el líder del peronismo.
ResponderBorrarJa ja ja.... Mamita...
ResponderBorrarLo que sos capaz don Ricardo... hiciste salir del "closet" un militonto del ajuste 2.0, de la división "oposición responsable"...
En lugar de derribar aviones habría que derribar boludos a cuerda....
Saludos
No hubo respuestas mas que ad hominem, señal que cabalgamos y acertamos
ResponderBorrarVos lo contas como una partida de ajedrez. Parece que queda por afuera el dolor verdadero y el hambre de las panzas de esos que no son normales, que son pobres de verdad. Algo parecido al asco o al hartazgo me sube cuando estoy segura que los conductores, los llamados a conducir eso que llamamos patria piensan únicamente en estos términos, claro que si.
ResponderBorrarSiempre un abrazo
nilda, la propuesta de Cristina de que marchemos juntos quienes nos sentimos avasallados y humillados por el proyecto de restauración neoliberal que impulsan Macri y sus aliados es clara indicación de que ella mira la cuestión con los ojos del Pueblo.
ResponderBorrarSiguiendo la línea que venis planteando de grieta K/antiK política vs M/antiM económica, creo (o espero) que Cristina también lo vea asi. Las encuestas lo ven asi, casi todos los que saben algo masomenos de política lo ven asi.
ResponderBorrarMe parece que la propuesta del frente, y lo que viene haciendo es impecable, y creo que el año que viene es el momento justo (dado que las elecciones son locales y no tenemos que poner un candidato para todo el país). Cristina solo tiene lugar para presentarse en Santa Cruz, donde estimo que arrasaría y no generaría conflicto en los demás distritos.
Sumado a todo esto, Cristina tiene mucho mas para perder que para ganar si quisiera tomar la conducción de manera centralizada. Y esto lo digo aclarando que soy Cristinista y Justicialista como el Diego, o mas.
Saludos!
Luciano
Omar: Macri necesita a Massa más que el peronismo a Sergio y aún así lo corrió bastante bien de escena. Qué va'cé.
ResponderBorrarNilda: es cierto que así parece y así es. Pasa cuando uno es oposición y no oficialismo. Yo, como dije varias veces, me cago en el peronismo, en Cristina, en Scioli y en todos, pero creo que si no es por esos mencionados, los pobres, los que "no son normales" (en la acepción michettista), van a estar un poco o mucho peor con el paso del tiempo.
Luciano: estamos bastante de acuerdo. Ahora, leo que CFK quiere ir por PBA. Veremos. La disputa, que acá sobrevolamos, es, en definitiva, esta:
http://www.clarin.com/politica/peronismo-ahora-pelea-lapicera_0_1562243772.html
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