Pasaron las primarias y nos dijeron que algunas cosas que dábamos por supuesto fueron sólo eso: hipótesis que luego la cruda verdad desnudó; y así quedamos, medio en bolas. Pero intentemos apuntar algunas cuestiones que no pude leer en ningún análisis, quizás porque leí pocos, sepan disculpar.
1. El peronismo no es sólo PBA. No haremos un pormenorizado, pero sí diremos que el empate/derrota del peronismo en PBA obturó que éste, en frentes provinciales, triunfó ampliamente en Tucumán, Catamarca, Río Negro, Chaco, ¿a Santiago del Estero cómo le decimos? En definitiva, puede que desde el puerto se dificulte ver el bosque porque parecen creer que el peronismo nace en la primera zanja de Alsina y finaliza en la frontera del Conurbano o quizás un poquito antes. No.
2. En Tucumán el Frente Justicialista le sacó casi 22 puntos de diferencia a Cambiemos, duplicando la distancia que separó a ambos en la recordada elección a gobernador de 2015. Tucumán era contabilizada como una de las provincias ganables por Macri, considerando que contaban con un candidato competitivo, instalado, muchos años de peronismo al frente de la gobernación, el antecedente del fraude que nunca fue y los presupuestos del PEN para disciplinar (al oficialismo distrital) y construir (la victoria del —oh— cambio). Hicieron todo mal desde Nación y la UCR local y el PJ tucumano resultó fortalecido de cara a 2019. Es la provincia más grande gobernada por el PJ y consiguió 200.000 votos de distancia. Pero ocurrió algo similar en Catamarca con el ya tradicional Frente Cívico y Social derrotado por el oficialismo provincial o también en Chaco. Entonces:
3. El mapa no varió mucho del de los resultados que arrojó 2015. En general ganaron los oficialismos, con las excepciones de Santa Cruz, Neuquén y Córdoba. ¿Cómo le decimos a la Docta? ¿Perdió el cordobesismo? ¿Ganó nuevamente el amarillismo? ¿Son antes antikirchneristas? ¿Son la prolongación del interior bonaerense?
4. El kirchnerismo te hizo creer que podías tener un celular con un salario medio y el macrismo te hizo creer que ganó por 7 puntos en PBA. Es cierto que a partir de las expectativas creadas por las encuestas publicadas, el empate parece antes un triunfo cambiemista. Pero mientras Cristina perdió sólo 1 punto de lo cosechado por Aníbal Fernández en 2015 (35 vs. 34), la lista del #cambio perdió 5 puntos de los 39 alcanzados por Vidal entonces. Sí, fueron 4 puntos más de los pronosticados por los encuestadores, pero es posible que se trasladaran desde los 19 puntos de Solá en 2015 (vs. los 15 de la fórmula Massa-Stolbizer este domingo). Ergo:
5. El macrismo fue más exitoso para instalar el eje político futuroM vs pasadoK que Unidad Ciudadana en imponer un debate basado en la economía macrista excluyente. Entonces:
6. A Macri lo vo-ta-ron. Sirve de consuelo el “2 de cada 3 le dijeron que no", pero no saltás el cerco repitiéndolo sin un Clarín de tu lado. Desde 2012 no damos pie con bola para entender qué quieren las mayorías. Lo irónico es que lo único que parece ofrendar Cambiemos es novedad, buena onda y antikirchnerismo. Es probable que los golpeados por la economía macristas no sean aún suficientes. O no alcancemos a comprender aún al nuevo sujeto histórico, más liberal, que el macrismo sí. ¿O es que no existe este sujeto todavía?
7. Teoría de los subconjuntos peronistas en PBA. En Salta y Chaco, los PJ y Unidades Ciudadanas locales fueron separados y sin embargo ganaron. Pero de presentarse juntos, en internas, las diferencias hubieran sido mayores. En PBA, desde 2012, el peronismo sufre fragmentaciones y arribó a estas legislativas divido en tres opciones filoP: moyanismo social sin Moyano, kirchnerismo sin malos modales y cristinismo sin poder. Lo ominoso es que éstos se inscriben en diagramas de Venn que no pueden sumarse sin excluir algún subconjunto. Podés intentar lad sumas UC+Cumplir o Cumplir+1País pero nunca adicionar al kirchnerismo con Massa. Nótese la personalización. Es un problema del distrito que puede no impedir recuperar la gobernación bonaerense, pero que complica las chances nacionales del peronismo por la dispersión del voto que promueve. Como ocurrió en 2015.
8. A futuro. Lo que 2015 legó y este resultado —que no sancionó a Cambiemos— afirmó es el retorno de la democracia de la derrota. La persistencia del kirchnerismo en PBA y los peronismos enfrentados al PEN en las provincias otorgan esperanza, pero un sistema que persiste inscripto en el clima de 2015, bajo la sombra del balotaje y en un marco de relativa paz social disminuye las probabilidades de ganar (o gobernar los primeros tiempos) contra Clarín, la SRA, las multinacionales, los bancos y sin un decidido apoyo del sindicalismo todo. ¿Las condiciones bajo las que llegó y operó en principio el kirchnerismo fueron excepcionales? Hasta ahí. Cambiemos puede reproducirlas con su política económica, pero no en el corto plazo. Y 2019 no queda tan lejos.