domingo, 31 de octubre de 2010

El Polmacarnismo - Parte II (republicado)

Paremos un poco la pelota. Reposemos.
Este post fue publicado el miércoles 27 e inmediatamente retirado cuando me anoticié del triste suceso por todos conocido. Tiene como motivo tratar un polmacarnismo que, en este momento, no siento como hace una semana.
Viene de acá:
El Polmacarnismo - Parte I

Así como dentro del cristianismo tenemos a los ortodoxos griegos, a los luteranos y a los que creen que Dios es en realidad un monstruo volador de spaghetti con albóndigas, a los fanáticos de los Beatles podemos subdividirlos a su vez en diversas categorías. A saber: lennonistas, macarnistas y harrisonistas. Ringuistas no, porque ser fana de Ringo es como ser hincha de la Selección: todos queremos a la Albiceleste pero no por eso dejamos de ser de River, Independiente o de Altos Hornos Zapla.

Disgresión: ¿es posible escribir un post sobre los Beatles sin caer en el lugar común del chiste a Ringo? A mí se me dificulta. Cierro disgresión.

Dentro de cada uno de estos grupos podemos caracterizar también a especímenes distintos. Conozco lennonistas que detestan a McCartney -por hacer muzak- y están convencidos de que Paul no puede dormir por las noches. Son capaces, al cruzar una foto del autor de Yesterday, de preguntarle a la imagen: "how do you sleep, at nightssssssssssss?". Otros lennonistas pueden amar a McCartney más que a su propio hermano o mascota.

Nosotros, los harrisonistas, también somos un colectivo conformado por fanáticos de distinta índole. Existen algunos que se hicieron Hare Krishnas y visten de naranja y ojotas aún en un crudo día invernal. Usted puede verlos, pidiendo colaboraciones para salvar al Tíbet, quizás hasta frente a alguna sede de la Coalición Cívica. Son gente optimista e inocente. Habemos otros que podemos cantar The Lord Loves The One (That Loves The Lord) desde un ateísmo cuasi militante.

McCartney, siempre imitando a la juventú...

En cuanto al Polmacarnismo, este culto que nos convoca, yo me posiciono dentro del ala crítica. Le reconozco todo a Paul, pero no me privo de señalar sus contradicciones fundamentales en lo referente a su estructuralización como mito viviente -¡fah! Anotala a esa-. Al ser un mito, pero del signo contrario, los lennonistas críticos tienen que transpirar más la camiseta para señalar los límites de su propia construcción filosófico-musical. Además, al ser Lennon un iconoclasta, surge una paradoja entre quienes lo iconizan.

McCartney, en cambio, ofrece siempre flancos débiles a sus detractores a través de lo que podríamos llamar una posición pretendidamente inocente. A la vez afirma su posición dentro de la Historia a fuerza de reescribirla constantemente. Sin ningún pudor alguna vez especificó los porcentajes que de cada composición le correspondían a él y a Lennon. John, cabe aclararlo, renegando de los Beatles en su periodo solista, tampoco se privó de querer sumar todos los méritos a su causa. Un caso emblemático fue Eleanor Rigby.

El caso es que Paul, desde que arribó al ojo del huracán, supo ir construyendo su imagen a semejanza de su propio imaginario. Según propias palabras fue él quien introdujo a los Beatles en el movimiento avant-garde y fue responsabilidad suya la politización de la banda. ¿Su canción más política? No puedo decidir todavía entre Martha My Dear y Silly Love Songs.
La primera trae al debate los derechos de la mujer oprimida bajo el yugo de una sociedad ucrónica que sólo le asigna -a la mujer, no a Paul- el rol de querida. La segunda bucea en la problemática de la locura y el amor, los crímenes pasionales, la insondable procacidad cultural y la protección del yagüareté desclasado de Colonia Gobernador Basavilbaso, Provincia de Entre Ríos.

Fue tal la apropiación que hizo McCartney de la simbología Beatle que recién ahora puede Olivia Harrison respirar tranquila: si George hubiera muerto antes, Paul habría reclamado para sí el crédito por la música hindú, el sitar y los Traveling Wilburys.

Pueden también respirar tranquilos los fans de Paul: su spokeman Stuart Bell confirmó en marzo que este no sería el último Macca Tour.

PD: Les debo el chiste con Heather Mills. Cárguenlo a la cuenta (de Heather, claro, que bastante abultada es).

10 comentarios:

  1. Soy macartiano pero antes soy un iconoclasta. Es decir; nunca idolatré a NADIE.
    Mi macartianismo implica no más, asegurar que fue el mejor de los cuatro. Hasta ahí. Claro que los cuatro fueron los cuatro sino hubieran sonado distinto. Generaron todo lo pop que vino después porque lo inventaron. Antes el pop se llamaba beat. De lo pop que escuché, no hubo nada mejor.
    Luego los toques de "un poco de rock, más un poco de esto y de lo otro".
    Lloré mas la muerte de Miguel Abuelo que la de Lennon.
    Es decir; nunca me conmovieron más allá de lo musical.
    Fueron tan "revolucionarios" como amantes de la guita. No los juzgo pero nunca me interesó un soto la "militancia" de Lennon, ni la "vida ecológica" de McCartney, ni el "espiritualismo" de Harrison.
    Más o menos, eso quería decir.

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  2. Mire, cuando veo a esa gente que hace un sorbito, se queda contemplando la copa, pone cara seria y se manda con que, "se le nota el gusto a madera - de roble, of course - a fruto del bosque (o de la pradera) y el aroma a lavanda (o a pata, etc.)" - bueno, cuando veo a alguien así, me produce rechazo, por la sencillísima razón de que no le veo lo primero que debiera verle; el disfrute ante un sorbo de lo que le gusta, el vino (o lo opuesto si ese vino no le gusta)
    Con los chicos de Liverpool me pasa lo mismo, me parece una soberana boludez esa peleíta de discutir por cuál de ellos la tenía más larga; se disfruta y punto, se disfruta el hecho de que no eran iguales ni coincidentes y como esa variedad sumaba.
    ¿Alguien puede decir en serio que, "With a little help from my friends", sonaría mejor si la cantaba otro que no sea Ringo? o las de Paul, las de John, las de George? Y no, no se puede, las dejaron así y así nos acompañaron, con más o menos intensidad, por nuestras vidas. No es precisamente poco.
    No veré a Paul, aunque me encantaría verlo, no sólo porque su primer disco solista se llamó "ram", sino porque fue un compinche que anduvo cerca mío siempre. Como motivo creo que es el mejor y valdría para cualquiera de ellos.
    Disfrute, deje de buscarle razonamientos esotéricos a algo que es mucho más simple y directo.

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  3. Unfor: mencionó la militancia de Lennon, el ecologismo de McCartney y el espiritualismo de Harrison, pero no dijo nada acerca del... de... este... ¿del cholulismo de Ringo?

    Los Beatles también tenían mucho de country y blues.

    Como Borges, orgulloso de sus lecturas, creo que los Beatles también estaban orgullosos de sus referentes musicales.

    ram: coincido plenamente con usted, ¡pero me está operando el post, viejo! Je. ¡Le está quitando la razón de ser!

    Me gustó la comparación con el vino. Más escucho a los Beatles y más me gustan. Con el vino igual: más tomo y más me gusta. ;)

    Muchas veces las cosas maravillosas que hacían con sus instrumentos, aún con sus limitaciones técnicas, quedan opacadas por lo brillante de las melodías.

    Eso sí, Ram fue el segundo disco de Paul.

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  4. Cuando llegué al blog, estaba escuchando una selección de temas del querido George, que me conmueve siempre.
    Ha sido un azar hermoso, no?
    Yo no puedo hacer disquisiciones sobre quién de los Beatles, no sé...
    Pero a mi amado John le reconozco la militancia -usando la fama y a los medios que lo atacaron, por ejemplo, con Yoko- además de su música y su voz, siempre con algo de doliente.
    Y George, bueno, para acompañar estos días, es como una caricia escuchar "My sweet Lord"o "Give me Love".
    Gracias compañero...

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  5. Estuve medio amargo en ese comentario, Ricardo.
    Fueron grandiosos y tuve la fortuna de haberlos escuchado en edad.

    Después vuelvo, quedé amargado por lo de Finanzas Públicas. Ya se me va a pasar...

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  6. Ahí leí tu comentario (brillante) en F. P.
    Disculpame que vine a hacer catarsis aquí pero, para eso están los amigos, no? Ja, ja.
    No si los que creyeron que con esta muerte la guerra se detuvo, nunca más equivocados...

    Volvamos a los genios de Liverpool!

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  7. Daniela: en situaciones como estas siempre recurro a George. Será que sus letras, existenciales y trascendentes a la vez, me dan paz.

    Y bueno, aparte siempre me sentí identificado con su música.
    Mi nota favorita siempre fue el La menor. Grande fue mi sorpresa cuando leí que también era la del compañero hare kirchner Harrison. ;)

    Unfor: métale a la catarsis nomás.
    Gracias.

    Abrazos.

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  8. Gracias Ricardo.
    Por mi parte, cerré el "debate" en F. P.
    Si querés contestarle, ahí te está llamando 0.33%

    un abrazo.

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  9. Yo quiero que me llamen las mayorías, no el 0,33%. ¡Pitrola saca más que eso! :P

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Se agradecen todos los comentarios con ganas de aportar. Los que insultan serán automáticamente borrados así el autor sea Obama. Y a quejarse a La Haya, loco.