“Si con este sistema electoral no podemos, quizás con otro sí”, podría ser el razonamiento al que apelan Macri, Massa, Sanz y Stolbizer. O sus promotores en el establishment, que tienen como único fin desbancar al oficialismo. Bueno, no, no es la reflexión que los anima: es la que tratan de vender a su electorado y –aspiran– a sus potenciales nuevos votantes. La opinión pública como objetivo con el sistema electoral como excusa.
No debería ser necesario explicar la irresponsabilidad de intentar cambiar un sistema de votación a menos de dos meses de los comicios, pero ya lo dijo Sergio: si los argentinos queremos, en 48 hs. nos ponemos de acuerdo. Claro, no considera que los argentinos todavía no se pusieron muy de acuerdo respecto a Messi y la Selección, Tévez como jugador del pueblo o sobre si Fantino es o se hace (las dos cosas, apuntamos aquí). De todos modos, como dijimos, cambiar el sistema de votación es una excusa, el fraude la excusa para la excusa. Todo es una gran excusa para justificar una probable derrota, para deslegitimar el hipotético triunfo del peronismo y mantener al sistema político en jaque merced al aparato de medios opositor y sus peones actuando en el teleteatro de nuestras vidas políticas por TN.
Julio Burdman señaló recientemente en Bastión Digital por qué las modificaciones que se proponen son, en realidad, una excusa. Apuntó: “Hace un tiempo ya que hay un cierto consenso político en Argentina acerca de la necesidad de actualizar el mecanismo de votación. Pero hay un factor que entorpece el cambio: el discurso deslegitimador que adoptó una parte de la dirigencia política y social para tratar el asunto (…) ¿Qué dice el discurso entorpecedor? (…) Dice, en resumidas cuentas, que el peronismo hace trampa, y que hay que cambiar el sistema para que el peronismo deje de hacer trampa. Obviamente, ante esas acusaciones nunca demostradas ni respaldadas en evidencia, el peronismo se pone a la defensiva. Aún cuando la mayoría de los dirigentes del oficialismo esté de acuerdo con la necesidad de hacer cambios en la forma de votar, jamás se prestará a participar en un debate que los ubica en ese lugar…”.
Se trata de una encerrona, colocar al oficialismo en una posición incómoda: si admite los pedidos de modificar el sistema electoral, estaría implícitamente admitiendo la existencia de fraude. Si no lo hace… ¡es porque quiere ganar con fraude! ¡Todos a las plazas! ¡A guglear fotos de marchas de antorchas en Honduras! En ajedrez, lo que intenta la oposición se llama Stalemate, claro que en política existe la posibilidad de saltar los escaques de jaque moviendo al Rey, por ejemplo, como a un caballo. Lo que se dice, salir del laberinto por arriba.
La solución para la falta de fiscales, o de ciudadanos que coloquen un voto de Macri en las urnas, es la boleta única, o la electrónica, o alquilar equipos de votación a cualquier empresa privada y que al sistema lo maneje Samsung o mi vecino, que vende posnets. Como decíamos en la Agencia Paco Urondo, “...va a ser un tema de campaña, y formará parte de la propuesta de Macri en base a la implementación intempestiva que hizo de la Boleta Única Electrónica en CABA...”. Juan Pablo Ruiz Nicolini (@tuQmano) señaló, antes de las elecciones en la Ciudad Autónoma, las diferencias entre la implementación del sistema en Salta y en CABA: “Uno de los problemas de la aplicación del nuevo sistema en la C.A.B.A. reside en los cortos plazos entre las sanciones de las normas que regulan los preocesos electorales y las fechas de los comicios. Este problema de timming atenta contra una efectiva y necesaria capacitación del electorado (…) Mientras que en el pionero caso de Salta el proceso de implementación del sistema que llevó a la elección del Gobernador por parte de la totalidad del electorado tomó más de 6 años, cuatro de los cuales se realizaron elecciones, la C.A.B.A. determinó que todos los habilitados para elegir Jefe de Gobierno utilicen el sistema en las próximas elecciones. Así las cosas, resulta claro que la experiencia porteña no satisface por lo menos dos de los requisitos básicos estipulados por Tula: la gradualidad en la implementación y una extensa campaña de difusión pública”.
Existe cierto consenso entre los cientistas políticos acerca de la necesidad de actualizar el sistema de votación. También respecto a que hacerlo de buenas a primeras para octubre sería suicida. Como casi todo lo que ocurre a nivel político en el país, por defección de las fuerzas opositoras, resolver estas cuestiones recae sobre las espaldas del oficialismo (son históricas ya las marchas y contramarchas de los representantes opositores en el Congreso, vaciando el recinto en las votaciones para apoyar las medidas tomadas en soledad por el oficialismo a medida que se acercan las elecciones). Cualquier modificación, necesariamente, surge de la resolución de las tensiones que los equilibrios de fuerzas en un momento determinado suponen. Burdman lo apunta con claridad en su texto. De todos modos, estas consideraciones no podrían estar completas sin considerar los pros y contras de cualquier modalidad factible de ser implementada. En el caso de la Boleta Única de papel, método que aparecería con mayores posibilidades de ser implementado considerando los tiempos, habíamos realizado una crítica en este blog antes de las elecciones de 2011 (es que es un clásico: ponen en debate la cuestión en tiempo electoral, cuando discutirla sería irresponsable). Considero que amerita copiar el post aquí, casi completo:
“…Miguel Ángel Duarte, profesor de Derecho Político en la UNC, señala las ventajas y desventajas del SBU. Entre las primeras: permite que el elector arme su propia combinación al optar por candidaturas de distintos partidos para tramos diferentes; refuerza la identidad de los partidos por medio de sus simbolos e ideas principales; se supera la confusión provocada por las sumatorias, características del Sistema de Boletas por Partidos; genera mayor transparencia al momento de optar por las candidaturas; otorga mayor equidad a la competencia electoral, puesto que todos los partidos tienen aseguradas sus propuestas de candidaturas en la mesa al momento del comicio
Detengámonos un segundo en las ventajas. Armar la propia combinación es algo que, siguiendo una línea de pensamiento netamente liberal, suena bien, ¿no? Algo así como ir al supermercado y elegir los productos que más nos gustan. Sólo que los partidos políticos tienen una razón de ser: permiten que las ideas encuentren un cauce orgánico que les permita desarrollarse. Por eso de que la organización vence al tiempo: no existe forma de llevar adelante un proyecto si no es a través de una estructura que les de soporte.
Escapa a mi comprensión como el SBU podría reforzar, como dice el punto 2, las identidades partidarias. La transparencia suena deseable también, pero todo sistema tiene sus flancos para ser explotados. Respecto al punto 5, puede sonar soberbio, pero yo no le confiaría la cosa pública a un partido que no puede asegurar ni la presencia de sus boletas en el cuarto oscuro.
Vamos a las desventajas señaladas por el docente de la UNC: un personaje famoso puede obtener más votos que los dirigentes políticos tradicionales, tal como se pudo observar en el caso Santa Fe, y que haciendo uso de los más sencillos avances tecnológicos, sorprendentemente, la picardía electoral facilita la permanencia del “voto clientelar” o “de intercambio” con una simple foto tomada por un teléfono celular al momento de votar, tal como se suscitó en la localidad de Pilar, según denuncias que se hicieron públicas.
¿Sólo esas dos? ¿Nada acerca de que atenta contra la disciplina partidaria? Algo que podría luego favorecer la fragmentación de los votos en el Congreso, actuando como limitante para la consecución de consensos. ¡Consenso y diálogo! Volviendo a lo que decíamos más arriba, respecto al punto 1 de las ventajas: ¿queremos una democracia de partidos políticos o de liderazgos personales? ¿No es precisamente este último rasgo el que caracterizan una y otra vez como nocivo nuestros editorialistas opositores?
Sabemos que el SBU fue utilizado en las últimas elecciones de Santa Fe y Córdoba. Repasemos los resultados a modo de conclusión.
Córdoba:
Elecciones de 2005; categoría diputados nacionales: votos en blanco 4,29%; votos nulos 4,18%.
Elecciones de 2007; categoría diputados nacionales: votos en blanco 6,73%; votos nulos 1,34%.
Elecciones de 2011, con el SBU, categoría Gobernador y Vice: votos en blanco 2,47%; votos nulo 2,29%. A cargos ejecutivos, claro. Atención en la categoría Legisladores Distrito Único: votos en blanco 18,67%; votos nulos 2,09%.
Santa Fe:
Elecciones de 2005; categoría diputados nacionales: votos en blanco 8,89%; votos nulos 3,17%.
Elecciones de 2007; categoría diputados nacionales: votos en blanco 9,07%; votos nulos 0,74%.
Elecciones de 2011, con SBU, categoría Gobernador y Vice: votos en blanco 2,30%; votos nulos 4,24%. Categoría diputado provincial: votos en blanco 8,30%; votos nulos 8,13%.
Y tomando como ejemplo el distrito de Belgrano: categoría Gobernador: votos en blanco 2,37%; votos nulos 3,54%; categoría diputados: votos en blanco 14,54%; votos nulos 9,37%”.
Basta de joder,que vote la gente linda
ResponderBorrarBueno, entonces la solución no es el voto calificado sino el voto descalificado:
ResponderBorrarhttp://loshuevosylasideas.blogspot.com.ar/2011/06/el-voto-descalificado.html
Buen post, desde la línea 4. Las 3 primeras líneas son una boludez. Perdón por el tono pero... bueno, eso: una boludez.
ResponderBorrarLos razonamiento de Macri y Massa por un lado, y el de sus promotores por el otro, son dos cosas muy distintas. Macri y Massa quieren ganar; sus promotores quieren que el gobierno pierda y tener un gobierno débil; les da lo mismo si es Macri, Scioli o Massa, el objetivo es que el gobierno sea débil, tener ellos la manija.
Es por eso que lo de Massa y Macri es tan choto, patético, digno de lástima. La propuesta no los está llevando al gobierno, está debilitando a cualquier gobierno que llegue. Incluso si llegara uno de ellos.
Cada cual atiende su juego: Massa quiere estar a la cabeza de algo, lo que sea, para no quedar afuera del todo; Macri quiere cualquier cosa que pueda golpear a Scioli; el stablisment -como lo llamás vos- quiere ser el poder real. El discurso casi coincide, pero no del todo. De hecho, si de golpe Cristina dijera "tá bien, votamos con boleta única" los sienta de culo y quedan cada uno mirando para un lado distinto.
Marcelo
Marcelo: está bien. Quise decir que es bastante claro que el pedido de cambio de sistema de voto no tiene que ver con sus chances de ganar, sino con poner en aprietos discursivos al oficialismo.
ResponderBorrarGracias por la sinceridad (!).
Creo que lo que quiere el circulo rojo es cagarnos a todos, ayer fueron usados los milicos, hoy massa y macri, ambos alcahuetes de los buitres (con asiento en la embajada, según Wikilead)igualito a los milicos desde 1955 (incluido Frondizi, Illia, Menen y De la Rua).
ResponderBorrarVotas a la izquierda, massa o macri es lo mismo.
La escusa del fraude es porque la tienen claro que pierden (solo pierden poder, porque negacios siempre hacen).
Chily
como le gusta la pija a manolo barge, no?
ResponderBorrar