Ahora que la campaña entra en su recta final, podríamos decir que en una semana no hay tiempo para modificar lo que dos meses, diez meses, dos años o cuatro u ocho o doce no pudieron. Entonces, cuando la única incógnita electoral es si Scioli ganará en primera vuelta este domingo –y clausurará, por fin, este clima de elecciones permanentes–, o deberá esperar a noviembre para derrotar en balotaje a Macri (la desazón del campo más furiosamente antiK se explica por esto: el estancamiento de Macri desde las PASO hasta hoy predice mejor que nada el resultado de una hipotética segunda vuelta), aprovechamos para hacer autoproselitismo y acariciar el ego con algunos aciertos de este blog a lo largo de estos años. Sepan disculpar el narcisismo.
En agosto de 2011 alertamos contra el riesgo de subirse al carro de la victoria comodísima de Cristina, algo que finalmente ocurrió con el recordado “vamos por todo”: “…No todo el voto es convencido, ideológico, de defensores del "modelo". Además de los votos de Cristina, de los compañeros gobernadores, de los aliados, del voto cruzado, hay que considerar también la existencia de ese voto no ideológico, no convencido, pragmático. Y también debe haber un voto castigo a la oposición (…) El frente externo, si bien opera favoreciendo a CFK, puede complicar la gestión. Existen votantes conservadores. Y el oficialismo deberá atender también sus demandas. Significa incorporarlas al mix que es el kirchnerismo, algo que puede causar algún malestar en los sectores más progres…”. Cuatro años después, sirve en parte para explicar por qué es Scioli el candidato y por qué los tres principales contendientes se posicionan desde el centro hacia la derecha del arco político.
En junio de 2013 previmos que, de quebrar, Massa no podría sostenerse pese a su por entonces probable y luego refrendada victoria en la PBA. Decíamos: “...En un clima comunicacional hiperpolarizado, de ingresar a la arena se vería compelido a tomar posición por uno u otro lado, pagando costos en cualquiera de los casos. Aún si intentara un casi imposible equilibrio (…) Pensar en un gobierno 2015 sin el kirchnerismo es proyectar un gobierno herido (y) Nadie por fuera del peronismo oficialista representa una amenaza para 2015. De Narváez perdió…”. Vaya si se le cumplió el Síndrome De Narváez a Sergio. Ahora, si en lugar de buscar cómo regresar al peronismo planea convertirse en líder de la oposición, comenzaremos a leer que a Massa lo acecha el fantasma del Síndrome Carrió, con todo lo que ello implica.
También en 2013, en ocasión del cierre de listas que catapultó al estrellato efímero a Massa y a Martín Insaurralde como su competidor, fue usual leer en los medios que el gran perdedor había sido Scioli (“de un lado quedó ubicado el kirchnerismo, del otro Massa y finalmente obsoleto, sin lugar, Scioli”, decían) y que aquello, prácticamente, finalizaba su carrera política (por lo menos dentro del oficialismo). No estuvimos de acuerdo: “…creemos que no hay que darlo por muerto, ya que la obsesión del sciolismo, desde siempre, fue ser bendecido por el dedo cristinista, y las chances no han sido clausuradas. Más bien este acto de fe, al correr detrás de CFK y haber renunciado a construir estructura (o sustraérsela al oficialismo), lo posiciona…”. No nos equivocamos. También sostuvimos entonces que “…Aunque la ecuación política de sumarlo a la campaña por su miedo al efecto Massa (sobre su propio futuro político) sin abrirle la lista parezca maquiavélicamente brillante, es una ofensa (y van, aunque también volvieron) a quien hoy todavía aparece como la posibilidad de aterrizaje más calmo a la experiencia kirchnerista, y que frente a la posibilidad de una derrota en estas legislativas podría ser la alvearización deseada…”.
Ya por entonces hablábamos de alvearización para referirnos, apelando a diversos planos del imaginario alvearista, a una continuidad aunque no fuera esta pura. Pensando en un requerimiento de la sociedad por una “normalización” de la disputa política, en el pasaje de una etapa personalista a una más abierta –lo que sería, imaginábamos, un reclamo del peronismo luego de ser columna durante estos años kirchneristas–, pero también considerando la impronta del propio candidato cuando las circunstancias parecían apuntar hacia él (algo que advirtió, mal, Sergio Massa, quien se postuló como el Scioli que buscaba el establishment para que finalmente lo descartaran). Nos sorprendió luego el kirchnerismo, gratamente, cuando él mismo dio inicio a la etapa alvearista: “Les tenemos malas noticias: fue el propio kirchnerismo el primero en hacer algo parecido al poskirchnerismo. Comenzó a ensayarse luego del triunfo del 2011: la alianza con Moyano estaba rota, CFK se acercó a la UIA, se intentó algo de sintonía fina como eufemismo para un ajuste que, vale decirlo, se proyectó sobre los sectores más acomodados de los deciles superiores (…) Se habla de giro a la derecha, de retorno al peronismo conservador, de abandono del progresismo (…) ¿Porque mandamos gendarmes al conurbano? ¿Porque se busca pactar con gremios y empresarios como una herramienta para contener la inflació? ¿Porque arreglamos con Bergoglio modificaciones al Código Civil? Sí, todo eso está a la derecha del anterior kirchnerismo, ¿pero está a la derecha de las opciones de poder al oficialismo, el panrepublicanismo, Macri o Massa? (…) Entonces resta Representatividad o demasiada espalda, como Ramón Díaz en River. Se probó lo segundo en estos años, se intenta lo primero ahora (…) a no llorar como vírgenes desfloradas y troskas cuando siempre supimos que se trataba de un reformismo burgués tibión y putito…”. En este de “la ancha avenida de Scioli” también debatimos la alvearizació y la dinámica que le daba sustento.
Luego, en 2014, advertimos que la UCR finalmente arreglaría con Macri y no con Massa. El tiempo probó acertado el análisis. Señalamos que en 2015 primaría lo local sobre lo nacional, y así se fue construyendo el probable triunfo del FpV en este turno electoral. Hacia fin de año, cuando todavía era sentido común que en caso de balotaje el peronismo perdería contra cualquiera (Macri o Massa), advertimos que también en segunda vuelta podría triunfar el oficialismo.
En este 2015 señalamos por qué no era negocio para Macri arreglar con Massa y muchas cosas más, pero ya se hizo largo, Martino aún no renunció y este próximo domingo puede definirse quién conducirá el país por los próximos años. Si es Scioli, esperamos que su primera medida sea la repatriación de Alejandro Sabella o la extradición del Cholo Simeone, ya que no agarrar la manija de la Selección en estas circunstancias debería estar tipificado en el Código Penal.
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ResponderBorrarRicardo, es usted -junto con Abel- uno de los autores más interesantes de leer en la blogósfera (lo de la alvearización allá por el 2013 fue todo un hallazgo). Pensar que en los medios hay cada uno repitiendo -tardíamente y sin citar- análisis suyos... ¡Pida regalías, compañero!
ResponderBorrarMuchas gracias por sus posteos. Abrazo! Y que el domingo salga todo bien!
Ja. Gracias, Jorge!
ResponderBorrarOjalá el domingo se defina.
Un abrazo.
Que quiere que le diga Don Ricardo, su elocuencia apabulla al punto que con 32 de mano no miento.
ResponderBorrarYo fuí un ferviente kirchnerista, y hoy a días de votar todavía pienso en recurrir a un recurso de amparo para no votar dado el hecho de la falta de elección montado en el carro de la opción.
La simpatía que se convirtió en romance por el movimiento comenzó a desencantar con el aumento de la catarata de sapos, cada vez mas grandes e intragables, pero como las mujeres golpeadas pensaba "ya va a cambiar", y no, sigue el carajo.
Si se trata de una estrategia para captar votos, con el mío no sirvió, porque en todos estos años si el cuadro es el manco, hay infertilidad. O dedo caprichoso, nepotismo solapado o algún marciano pirova-cerebros a punto de cagarse de risa.
De todas maneras, Ricardo, siempre va a ser un placer leerte y queda la amistad, por lo menos de parte mía.
Abrazo
Moscón: vaya un abrazo grande que el sentimiento es mutuo.
ResponderBorrarY gracias por pasar siempre. Los lectores hacen al blog y su mirada en forma de comentarios siempre fueron aportes más que interesantes.
Yo estoy dispuesto a comerme el sapo, porque prefiero deglutir batracios a ser alimento de cocodrilos o tiburones. Es decir, no haría nada para favorecer en lo más mínimo un posible triunfo de Macri. Nada de nada.
ResponderBorrarEl problema de la alvearización ® del FPV es que ahora les empieza a caer la ficha a algunos que sobreactuaron su comisariato político en favor de Scioli y del votoblanquismo en la CABA, alguien que no hace más de tres meses se trenzó en duras polémicas contra Randazzo y a favor de Scioli.
Ahora me entero de esto:
http://tallerlaotra.blogspot.com.ar/2015/10/yo-este-domingo-scioli-no-lo-voto.html.
Espero que no se generalice ese votoblanquismo porque detestaría tener que volver a votar en noviembre y darle, el domingo, un triunfo moral al tilingo. En fin. Esto es una lucha.
Finalmente, adhiero a la repatriación compulsiva por DNU del compañero Sabella.
Groucho: cada quien es dueño de hacer lo que le parezca.
ResponderBorrarYo miro el contexto local pero, más preocupante, el internacional. Ves lo que está pasando en Brasil y dan ganas de ir a darle 4 o 5 votos al comán hijo de puta (ese era mi eslogan para que lo votara el kirchnerismo paladar negro: "Manco hijo de puta 2015") para no tener un gobierno (y en definitiva a un pueblo, o a los sectores más vulnerables) bajo asedio.
Digo, si alguien necesita más razones.
Las polémicas de microclima y ultracabotaje, a esta altura, no me interesa. Bah, nunca me interesaron.
Abrazo.
Ja ja...
ResponderBorrarBuehhh.. si sale elegido no venga pa'ca'....
Traslade la capital a San Miguel ehhh... no cometa el error y en el mientras tanto asuma en "la casa", en la catedral.... "uatever"
Saludos
Silenoz: al interior del interior, la vamos a trasladar. Villa Quinteros o Amaicha, ponele.
ResponderBorrarAbrazo.
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