El macrismo operó durante todo su primer año bajo la consigna de que en su debilidad residía su fuerza; con la extorsión implícita de tener al imaginario del “golpismo" en la punta de la lengua para descalificar cualquier oposición. Esto pudo ser resumido en la expresión “dejen gobernar", aparecida a poco de iniciarse el gobierno, nadie sabe muy bien cómo o desde dónde pero en espejo equivalente al “Macri gato" que comenzó a utilizar, luego, la oposición silvestre en las distintas redes sociales.
El apelativo a la extorsión y debilidad de origen caducaron. Resultó claro el año pasado: la Luna de Miel había terminado aunque sus brasas calientes le otorgaran aún márgenes al macrismo. En cambio, la caída de imagen de febrero, que resulta perezoso atribuir sólo a los escándalos del Correo y Avianca —si bien operaron sobre una de las líneas de flotación de Cambiemos: la supuesta honestidad— cuando sabemos que el impacto de la corrupción para un gobierno es indirectamente proporcional a sus logros en economía; la caída de febrero, decíamos, es la resultante de una aritmética decepcionante: esfuerzos de la clase media y y más de los sectores populares sin resultados palpables, solicitud de mayores sacrificios sociales y ningún horizonte de reactivación que no sean apelaciones al voluntarismo. Todo esto no ocurrió porque la oposición así lo quisiera, sino por mandato de la recesión buscada por el propio oficialismo.
Es a partir del imperio de lo real sobre cualquier relato, sea oficialista u opositor, que la sociedad va a demandar a partir de ahora, y cada vez más, un gobierno que pueda encauzar a la economía pero también al debate político en términos distintos a la mera comparación con el pasado, argumento que ya sólo interpela al núcleo duro macrista que representa, quizás, el porcentaje que recibió el PRO en las PASO 2015: alrededor de un 24%.
El universo simbólico en el que fluía y se sentía cómodo el macrismo cambió. Ya no podrá hacerse fuerte desde la debilidad, desde ser no-peronistas y nóveles: el paro docente y la gran marcha gremial son posibles ahora no sólo por la legitimidad de sus reclamos sino porque existe ya un colchón social de demandas de gestión insatisfechas, y que no pueden además atribuírse a la pesada herencia sin que parezca una ridícula tomadura de pelo.
Párrafo aparte para lo ocurrido en la marcha, con las bases sindicales exigiéndole a la cúpula poner fecha para un paro general: fueron las demandas que el macrismo generó con su política de redistribución regresiva y el triunvirato no reclamó lo que habilitó esa interpelación a la dirigencia y a cielo abierto, en un mensaje que parece decir “más calle y menos palacio, muchachos". El resultado está en el aire pero el triunvirato y otros líderes sectoriales quedaron deslegitimados. Eso sólo puede ser una preocupación para el macrismo, aunque en el corto plazo pueda parecer tácticamente deseable.
Es entonces una buena parte de la sociedad la que exige tener un gobierno y no simples comentaristas de la realidad en posiciones de poder. En definitiva, que el gobierno sea fuerte y capaz de comandar la economía. Y no hay modo de conseguirlo que no implique un triunfo en la provincia de Buenos Aires. Si hasta el año pasado parecía que un empate o derrota digna le alcanzaban al macrismo, este año le demanda ya un triunfo.
Como bien describió Martín Rodríguez, el macrismo descansó durante su primer año apoyado en el relato de un pasado apocalíptico y la promesa de un futuro promiso. Pero tenía además un relato para ese presente, aunque se cuidaran de mencionarlo poco: era el momento de un sacrificio, de “pagar la fiesta", la “resaca del populismo". La sociedad le demanda ahora que abandone las apelaciones al pasado o el futuro y se ocupe del presente, un laberinto que al macrismo le cuesta transitar. Los analistas de todo el arco político lo tienen claro y más aún los macristas, a quienes atormenta una consigna: Cambiemos debe cambiar antes de que la demanda sea por un nuevo cambio.
Buen análisis. Agregaría, puertas adentro, que, ahora, nosotros, no deberíamos convertirnos en lo que tanto criticamos cuando fuimos oficialismo (ya sea el caer en el denuncismo fácil o la mera posición de relatores/comentaristas de la debacle). Es hora de ser mejores.
ResponderBorrarSi Cristina dijo a nuestros adversarios "armen un partido y ganen las elecciones", no podemos menos que (re)armar el partido y volver a ganar elecciones.
¿y el macrismo quiere comandar la economía? Macri lo ha dicho más de una vez: ellos remueven los obstáculos estatales en la economía. Luego depende del mercado. Ese es el problema.
ResponderBorrarCARAS VEMOS CORAZONES NO SABEMOS
ResponderBorrarY POR ESO LOS VOTARON
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PERO AHORA CONOCEMOS SUS CORAZONES
ES ESTUPIDO PEDIRLE UN CAMBIO
SOLO SERIA UNA PINTADITA
SERIAN LA MISMA PODRIDA SEPULTURA ANTISOCIAL Y ANTIPATRIA POR DENTRO.
YA VIMOS SUS CORAZONES.
Y ESO QUE DON FRANCO NOS ADVIRTIO NO QUIERO QUE MI HIJO SEA PRESIDENTE NO TIENE CORAZON!!!!!
Estimado, hace ya rato que lo leo y permítame decirle que sus posts son a mi entender de lo más lúcido que se puede leer, será tal vez porque a usted claramente no lo corren el apremio de contentar a los partidarios ni el de sacar la columna semanal. En todo caso le deseo que se mantenga en esa línea y no deje de darle el buen uso que le viene dando a su pluma.
ResponderBorrarDicho eso, hay una sóla línea en la que no estoy de acuerdo esta vez: "ridícula tomadura de pelo". Todavía falta un tanto para llegar a ese nivel de Delarruismo. Al kirchnerismo le quedan todavía unos meses de descrédito. Pero, a este ritmo, no más que eso.
Saludos.
Fede: no es tan fácil. Hay otros actores, no están algunos que estaban, los tiempos y demandas son otros y, a no olvidar, lo tenernos a Macri con todas las herramientas que otorga el PEN. Hay que considerar todo eso para crear un nuevo combo electoral. Para mí.
ResponderBorrarAnónimo: ese es, sí, un error que cometen. Los otros errores no lo son...
Pedro: muchas gracias por tu amabilidad. Puede que tengas razón, pero ya estamos cruzando el puente desde la grieta política (K vs antiK) a la grieta económica (M vs antiM). Siempre se puede volver atrás, pero cada vez es más difícil y hay menos tiempo.
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ResponderBorrarEn cierta forma uno es hijo de su abuelo. Lo de provinciano me recuerda que acá el autor es de tucumán si no me equivoco, y yo mayormente ando en caba, lo cual tal vez explique que perciba todavía un resabio fuerte de antik en la calle, pero debe tener que ver con el adoquinado porteño más que con la realidad nacional. Estoy de acuerdo con lo de cruzar un puente, por eso digo que quedan unos meses: los que le quedan al segundo semestre. Por otro lado me pareció haber leído en este blog que la cosa iba a arrancar en el interior. A mi me parece que arranca ayer en las escuelas del PBA, me parece. No se qué cuentan los provincianos. Saludos.
ResponderBorrarAl revés, Pedro. Creo que en la última charla que tuvimos con los de la Paco Urondo, me preguntaron por la situación ehh el interior ya que Manolo, de Deshonestidad Intelectual, dijo que los quilombos siempre empezaban dn los conurbanos de acá. Y yo creo que si hay bolonqui, va a empezar en PBA, porque es adonde más está castigando la política reaccionaria en términos de redistribución macrista y adonde, además, Vidal debe ajustar para no dejar en offside y contribuir con Macri.
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