Tranquilos, no intentaremos traducciones psi y últimamente estamos poco afectos al chamuyo simbólico (por una cuestión de tiempos y, más importante, porque en estas elecciones lo simbólico tendrá un valor relativo y el barro de la realpolitik, el voto a voto, un peso mayor que cuando en 2011 el amor venció al odio).
Para datos concretos, los de los amigos de La Corriente K de Santa Fe: «...de cara al futuro, las curvas de las gráficas electorales se cruzan, medidas desde el 2007: el FPV arrancó entonces en el 38 % para caer al 22 % en el 2011, y superar el 29 % en la elección de ayer; por contraste con las cifras del FPCYS, en declive constante: más del 48 % con Binner en el 2007, poco menos del 39 % con Bonfatti en el 2011 y poco menos del 31 % con Lifschitz ayer...». En lo que a Del Sel respecta, «...la estrella del ex Midachi viene en franco descenso: del 35 % del 2011 cayó a poco más del 30 % ayer con lo que se lleva escrutado, pese al apoyo de Reutemann en el tramo final de la campaña. O mejor dicho: a causa de ese apoyo...». Yo quiero citar además los datos de 2013 (a diputados nacionales): FPCyS 42%, PRO 27% y FpV 22%. Aritméticamente, en dos años el peronismo santafesino incrementó sus votos en 112.000 voluntades. El PRO, si bien descendió de su registro de 2011, incrementó en menor medida sus guarismos de 2013: 52.000 votos. Pero la razón última de los resultados santafesinos debemos ubicarla en la caída estruendosa del oficialismo local. En un contexto en el que los gobiernos sacan ventaja (y el resultado de Weretilneck frente a Pichetto ayer mismo sirve como botón de muestra), el FPCyS perdió 228 mil votos.
Hay final abierto en Santa Fe, pero más allá de a quién corresponda finalmente tomar posesión de la Casa Gris, podríamos analizar el resultado provisorio del siguiente modo: quien tenía más para perder, el socialismo, evitó la caída que las PASO ganadas por Del Sel pronosticaban. Quien tenía todo por ganar, el PRO, no pudo celebrar (y nos ahorramos el dolor político y estético de ver bailar a Macri). El FJpV, que podía ser el “polarizado", no sólo lo evitó, sino que está a tan solo un punto y medio del primero y es posible que haya evitado un triunfo de Miguel Torres del Sel, colocándose a tiro para 2019.
La traducción nacional de esto es imposible de cuantificar, pero habida cuenta de que el FPCyS tendrá dificultades concretas para tributar su voto en Stolbizer, que el porcentaje de Miguel de Sel se mantuvo relativamente estable y no acompañará en la boleta a Macri (ay, el sistema de Boleta Única), el crecimiento del FpV (que ya había triunfado en 2011 con Cristina a nivel provincial) permite abrigar esperanzas para agosto/octubre, fundamentalmente en la figura de Scioli, a quien Perotti apoya explícitamente. Macri necesitaba de un triunfo simbólico para que lo acompañara parte del voto útil que quisiera alinear provincia con Nación. Ahora, es más probable aun que el festival de voto cruzado que 2011 nos legó en la región centro acompañe, también en este turno, al FpV, que podrá fidelizar el voto del PJ local, recibir tributos del FPCyS y aun votos de Miguel del Sel en razón de la polarización que en octubre enfrentará al PJ-FpV con el PRO. Descontamos, en vista de ello, que recrudecerán los ataques a Margarita Stolbizer desde el partido amarillo y la lengua de Elisa Carrió, en un vano intento por redirigir “voto útil" opositor ya para las PASO y primera vuelta electoral.
En definitiva, si bien el resultado de Río Negro es una cachetada (hay que esperar de todos modos la realineación de unos comicios que Weretilneck provincializó satisfactoriamente), el resultado parcial de Santa Fe invita al optimismo oficialista y a la desazón opositora. Para graficar esto último, un dato de color en palabras de un opositor que no permite que sus deseos lo enceguezcan, @ObsComprometido, que a la luz de los resultados santafesinos, tuiteó: “Las esperanzas están depositadas en CFK y su habilidad para elegir malos candidatos". Si esa es la razón para el optimismo, les tenemos malas noticias: Cristina no ha dado señales distintas a las de jugar a un incremento (podríamos haber dicho maximización, pero no) de las chances electorales del oficialismo.
entre que Maurizio está golpeado, desorientado y que del finde ciclo, no hay ná de ná, evidentemente, lo único que puede impedir que el FPV gane en octubre -como bien afirmás- somos "nosotros" mismos y "nuestras" pelotudeces (con licencia de Barrionuevo). abrazo
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