Comencemos pum para arriba dándole la razón a Macri: el Círculo Rojo, el establishment, suma aritméticamente a Mauricio, a Massa y cree que un acuerdo cupular puede depositar al primero en el Sillón de Rivadavia y a Sergio en el de Dardo Rocha. Se equivocan. Como cuando De la Rúa: pretendían menemismo sin Menem y obtuvieron Convertibilidad sin gobernabilidad. Ahora, de cumplirse su sueño húmedo, podrían conseguir algo similar... con una ventaja: el kirchnerismo no deja bomba alguna para que explote, como sí resultó el endeudamiento externo utilizado para sostener la paridad cambiaria en los '90 y hasta 2001.
Sostenemos en este blog chúcaro y magullado que la supervivencia de la candidatura de Sergio Massa opera en desmedro del peronismo oficialista, recortando sus chances de triunfar en primera vuelta y, en contrapartida, a favor de Macri y la consecución de un ballotage, el primero que debería enfrentar una elección presidencial (mientras el kirchnerismo emocional le pide a Massa —inexplicablemente— que no se baje). Andy Tow, Ernesto Calvo & Co. certifican estas presunciones con datos a través de un seguimiento de encuestas que denominaron La Borra: «...Massa se ha transformado en un frenemy de ambas campañas, alguien que se encuentra en ese espacio ambiguo entre ser un amigo y un enemigo, alguien que juega desde afuera pero puede ayudar a ambos candidatos, ya sea con su continuidad o con su caída (...) Por tanto, por extraño que parezca, las posibilidades electorales del macrismo dependen de que Massa logre mantener un número significativo de votos en la elección de octubre y, por tanto, evitar que el sciolismo gane en primera vuelta. Esto le da un nuevo sentido a la coalición entre el PRO y el FR, cuya utilidad para el macrismo depende de mantener los votos lejos del sciolismo. La consigna tiene que ser mantener vivo al FR hasta la primera vuelta y, para ello, una alianza presidencial no tiene ningún sentido...». Atentos a esto, en el posteo anterior apuntábamos que Massa no le aportaría votos a Macri en segunda vuelta, con la elección bonaerense ya decidida en octubre. En definitiva, Macri está jugando bien el partido que maximiza su ventana —pequeña— de posibilidad: un ballotage de peronismo vs. antiperonismo.
Massa, en cambio, juega otra partida. La que —oh, cruel ironía— muchos analistas opositores atribuían a Cristina cuando sentenciaban que CFK apostaría a un triunfo de Macri para quedarse con el sitial de líder de la oposición, peronista en este caso. Lo cierto es que Massa trata de estúpidos a sus potenciales votantes cuando señala que Macri es un retorno a los '90 mientras se desespera por un acuerdo con el PRO. Como candidato a gobernador de la PBA para ser Ruckauf en tiempos de Fernando de la Rúa o, clausurado ese camino, simplemente como colaborador de una derrota del peronismo siguiendo la ecuación “Macri Presidente, Scioli perdedor, Massa líder de la oposición merced a su tercer puesto sin aparato, guita y edad" (los tres ¿valores? con los que intenta explicar su debacle y segura derrota). Parece haber comprendido, así, que debe pavimentar un camino de retorno al peronismo si no pretende ser el Marco Enríquez-Ominami de nuestro sistema político. Ya lo vimos en Chile: Ominami rompió, triunfó Piñera pero cuatro años después retornó Michelle Bachelet (todo esto sin considerar, además, que la Concertación chilena dista mucho del peronismo como cantera de dirigentes). Quizás se trate de otro error merced a su juventud: mal podría abrazar el peronismo a un candidato que jugó a su derrota para entregarle la Presidencia a Macri. Menos aun si consideramos que cuenta y contará con candidatos ganadores. O alguien debería convencer antes a Urtubey, Capitanich, quien triunfe en PBA o a la misma Cristina de que Sergio es un primus inter pares en honor al recuerdo de su triunfo en las legislativas 2013. Si comprendió que debe retornar al peronismo, Massa no parece haber comprendido, en cambio, el mensaje del peronismo realmente existente: la renovación se tramita adentro.
¡Ja! Cuando Rivadavia se fue se llevó el sillón!...
ResponderBorrarLos "kerneristas emocionales" hacen el cálculo, nada emocional, de que Massita le quita votos a Scioli y eso le da un poco, un poquito, de changüi a Randazzo en la interna. Yo por mi parte opino que si pierden los populistas perdemos todos y no estoy seguro de que los populistas no pierdan con Scioli. Un abrazo.
ResponderBorrar¿"primus inter pares"? ¿cuándo.... 2017... 2019?
ResponderBorrarJa... Oiga una pregunta:
"Macri Presidente, Scioli perdedor, Massa líder de la oposición merced a su tercer puesto sin aparato, guita y edad"
¿Esto sale de los dicho de este coso o son elucubraciones de lo que queda del +sismo 2.0?
Saludos
Creo que para ese análisis das por sentado que los votos que perdió Massa en la provincia de Buenos Aires se los llevó Macri...
ResponderBorrarYo creo que el movimiento de los intendentes (que como todos sabemos en esta provincia van detrás de los votos y no al revés)volviendo al Frente para la Victoria demuestra lo contrario y que no es descabellado pensar en un +45 para la primera vuelta en Octubre.- Saludos.- Pablo, el Bostero.-