Pregunta, entonces, para empezar a pensar acerca de los contendientes políticos (o, por lo menos -y quizás mejor dicho-, dialécticos) del fernándezkirchnerismo absolutista agresor de la institucionalidad: ¿Mamá, qué es la oposición en nuestro país? Posibles respuestas a continuación (entre paréntesis quién responde):
- Un mamarracho asqueroso (un ultradianacontista eterno).
- Condición de imposibilidad de un sistema político hegemónico: el peronismo (un bloguero que usa palabras difíciles para despistar).
- Unos tragaleches (el viejo Iorio).
- Unos pobres infelices, Beto, a los que veo y se me entristece el corazón (el nuevo Iorio).
- Esbirros de Clarín (Orlando Barone y Amado Boudou).
- Pastores de su quintita política (un opositor sincero que prefirió permanecer en el anonimato).
- Ejército de la resistencia al régimen dictatorial K (un cacerolero, mientras solicita el pronto desembarco de Marines en las cochinadas de bahías que se dicen playas del Partido de la Costa).
- Mis perros. Suéltelos, Smithers (Héctor Magnetto).
Podríamos decir que es un cero a la izquierda, pero eso acabaría con el post y, ¿cómo justificaríamos la plata de los jubilados?
Vale, todo lo anterior, para aquellos que, incapaces de proponer una superación del kirchnerismo (que, como dijimos ya en 2010 [2], debe necesariamente comprenderlo y plantear, como dicen los chicos ahora (je), con-ti-nui-da-des) sólo se proponen como gerentes del plan liberal que, como no puede ser de otra manera, sigue un recetario prestablecido que colisiona de frente con el proyecto nacional y popular. Y con el control del conflicto social. Es decir, la "inseguridad", nene.
Aquellos que cuentan con alguna posibilidad cierta siguen el teorema de Baglini y buscan instalarse sin gestos grandilocuentes: una foto aquí, otra más allá, y un camino largo que baja y se pierde... Paisá jedecata máaarrr... Erh, perdón. Los talibanes del titular, en cambio, son irrecuperables utilizados como infantería de choque. Negritos en la guerra del Paraguay, sacrificables peones en el ajedrez de la vida, Oscares Ahumadas de la política.
Hasta ahora hablamos estupideces. Nos pongamos serios: Scioli, Massa, De la Sota, Moyano, ¿forman parte de la oposición? Un talibán K se apresuraría a afirmar que sí. Un humilde servidor consignaría que se trata de un vano ejercicio de voluntarismo pretender que se comporten como meros reclutas, vista la porción de poder simbólico que detentan. Ojo, uno puede pensar que debería ser así, pero después llegaría el telegrama de la realidad y... debería apelar a un cheque sin fondos.
Nuevamente este humilde y soberbio bloguero rentado de Sccocimarro, ve a De la Sota buscando hegemonizar al peronismo federal. O sea, hegemonizar la nada. Para luego intentar convertirse en un polo de atracción para peronistas no K. Seamos buenos (en la abundancia del 54%, je): otra no le queda, tampoco, por historia, por ideologia y porque patalear es la única manera de conseguir alguna visibilidad cuando se cuenta con poquísimas chances de ser seleccionado capitán del equipo (hablando de Ahumada, con su declaración del "silencio atroz" le ganó el puesto, en su momento, a Leonardo Ponzio).
Moyano. Ay, Moyano. Quién te viera y quién te ve. Del MTA a convocar caceroleros, juntarte con Patricia Bullrich [3] y con los últimos retazos del duhaldismo residual. Ahora, ya sea por responsabilidad o por falta de cintura política, quedó pegado a los saqueos pre-navideños [4]. Clara disociación entre agenda y praxis política. Es, como decíamos para Clarín, parte del dolor de ya no ser. APDQJLPAAAF (a paso de quien junta leña para arrimarse a algún fogón).
Scioli y Massa, o el difícil (y simple; uy, volvieron los ricoterismos) arte de hamacarte entre la diferenciación pero sin sacar los pies del plato. En la estructura de conjuntos laclausiana sería algo así cómo formar un subconjunto dentro del conjunto mayor con la esperanza de devorarlo desde adentro. O me imagino yo que debe ser así, mirá. No les conviene romper, pero tampoco hacer sicristinismo y pelear sus batallas. Mientras el escenario no exija definiciones tajantes (es decir, mientras el oficialismo marche con, por lo menos, relativo éxito), ellos jugarán contentos el papel que vienen desempeñando: filokirchnerismo peronista de buenos modales. Luego se verá hacia adónde pretende moverse la sociedad, y de qué manera plantean hacer quiénes tengan voluntad de conducirla [5]. Solamente de cambiar para bastante peor, el escenario los confrontaría a la disyuntiva de romper, pero sin asegurarles todas las chances de éxito. En definitiva, enfrentar a un gobierno que está llevando el barco a buen puerto no es negocio. Menos aún si conocés que esa fuerza política conservará márgenes más que interesantes de poder institucional hasta, por lo menos, 2017. Si uno come vidrio o mastica agua, mejor no intentar llegar a la Presidencia.
Listo. Para algún recuento vacacional, River. Y si no, que Dios, la Patria y Dante Palma me pregunten si después de las fiestas vine sobrio. ¡Salú!
[1] http://www.parlamentario.com/noticia-50783.html
[2] http://loshuevosylasideas.blogspot.com.ar/2010/08/post-kirchnerismo.html
[3] http://joserubensentis.blogspot.com.ar/2012/12/la-piba-y-moyano-en-la-misma-mesa.html
[4] http://yendoamenos.blogspot.com.ar/2012/12/los-saqueos-de-la-abundancia.html
[5] http://loshuevosylasideas.blogspot.com.ar/2012/08/2015-kirchnerismo-y-sciolismo.html