lunes, 31 de marzo de 2014

En el Norte empiezan a entender que la distribución del ingreso es un debate sobre el poder

Un interesante artículo, en inglés (no tengo tiempo de traducírselos, sepan disculpar; hay muchos traductores online), que a partir de un reciente libro de Thomas Pikkety, analiza los desafíos que plantea la desigualdad para ser superada. Copio y, al final, un muy breve comentario:

«Six years after the Wall Street Crash, a book was published that revolutionised economic thinking and set the tone for policy for decades to come.  That book was, of course, The General Theory written by John Maynard Keynes.  Has history just repeated itself?

Thomas Pikkety’s book Capital in the Twenty-first Century* has beaten Keynes’s record appearing five years and six months after the 2008 Crash. Nevertheless, it does look set to create just as much debate.  Whether it will recast policy in the same way is less certain but, if there is any justice, it should although maybe not in the way Pikkety himself suggests.

Pikkety’s central claim is that material inequality persists because the wealthy earn their income in a different way to everyone else. The rich get rich because of the return they make on their investments in capital which for Pikkety encompasses land, housing, shares, machinery, intellectual property amongst other elements.  The rest of us poor schlubs have to rely on income from selling our labour.

Nothing that original there but Pikkety’s key contention, based on a vast study of historical data, is that the return on capital always outstrips economic growth which is what determines any rise in income from labour.  So the rich will keep getting richer while everyone else increasingly lags behind. The only exception to this is an anomolous period in the middle of the twentieth century when, due to a strange coincidence of factors, growth outstripped the return on capital meaning inequality consequently fell.

This insight has the power to influence public debate about the economy hugely. Instead of the current obsession with relative levels of pay, tax and benefits, it could force a much more profound discourse about ownership.  Pikkety points out that the source of inequality is not ownership as such but a complex interplay of legal, historical, political, social and cultural factors which allow ownership to be incredibly concentrated meaning that the financial benefits of that ownership flow to the few.  Fiddling about with fiscal, regulatory and labour market policy (a not too inaccurate characterisation of current political debate) will never make a significant difference to such profound forces.

This plays in to the divide I outlined in my last post. Those in the Conservative and Labour parties who believe we need a broader distribution of power away from the unholy alliance of big state and big business are closer to offering a solution to Pikkety’s contradiction than those who think growth driven by corporations or by government is the answer. In fact, Pikkety’s analysis has the potential to give major empirical weight and provide an economic focus for the ‘Littleendians’ that is currently lacking.

But that raises the more disappointing aspect of Pikkety’s analysis.  His one hit solution is the introduction of a punitive global tax on wealth. Leaving aside the fact that the idea is, in many ways, a total non-starter it surely repeats the mistake socialists and social democrats have made for decades namely that the solution to the concentration of economic power is a countervailing concentration of political power.

As a recent detailed empirical study of public spending across the world showed, it is an approach that becomes less effective – both in terms of improving social outcomes and generating economic growth – the more it is relied upon. It also, of course, generates all sorts of constraints on freedom of choice which extend well beyond the immediate impact on the yacht-buying classes to affect the whole of society.

Far better surely to explore how capital ownership could be spread much more evenly without the need for the intervention of an over-bearing state. Could we not, for example, imagine a world where intellectual property is far more widely shared as a result of the unfolding empowerment through new technologies, a much stronger focus in school on creativity and a liberalisation of patent and copyright law?...».

El artículo continúa (completo aquí) pero allí está lo central. Seamos buenos entre nosotros —en honor al payaso mediático— y traduzcamos un par de ideas:

1. La desigualdad persiste porque los ricos ganan sus ingresos de manera distinta al resto de los mortales: sus retornos por inversiones siempre le ganan al crecimiento económico, que es lo que determina el incremento de lo que perciben los asalariados por su trabajo. Entonces los ricos se hacen más ricos mientras el resto se retrasa cada vez más.

2. Esta perspectiva tiene el poder de influenciar el debate público, obsesionado respecto a salarios, impuestos y beneficios y forzar una discusión sobre propiedad.

Todo muy comunista, podemos ver.

3. La propiedad está concentrada por motivos históricos, legales, políticos, sociales y culturales. Y el debate actual por mejorar la distribución del ingreso no toma en cuenta este factor.

4. Los que creen que necesitamos una mayor distribución del poder, lejos de la diabólica alianza entre grandes propietarios y grandes negocios, están más cerca de ofrecer una solución a la contradicción de Pikkety que aquellos que piensan en el crecimiento liderado por corporaciones o los gobiernos.

Mi breve impresión, ahora sí: el diagnóstico es acertado. El debate por la distribución del ingreso, por una mayor equidad, es una discusión acerca del poder y no sobre cómo se direcciona el dinero únicamente. No es algo que acá desconozcamos, por supuesto, pero que las proclamas en EE.UU. contra el 1% más rico sea encauzada ahora también en el plano teórico es algo, levemente, esperanzador. Imposible de pensar sin la crisis de las sub prime. Cuestionar el american way of life es sintomático, no puede negarse. Pikkety propone un impuesto a la riqueza que sea global. El autor de la nota —Adam Lent—, desde una visión demasiado liberal como para permitir una verdadera redistribución, propone flexibilizar los derechos de autor, las patentes, para estimular la creatividad. Ufff, muy Benjamin Franklin todo.

Un diagnóstico acertado y dos propuestas que no modifican en lo más mínimo el problema planteado: la concentración del poder (y por ende del dinero, o al revés, que si el resultado es el mismo, se'igual). Así no se puede, malditos comunistas new age (!). Sigan ocupando Wall Street, chicos.

lunes, 24 de marzo de 2014

¿Cómo serán los 24 de marzo a partir de 2016?

La política de DD.HH. fue el primer parteaguas propuesto por el kirchnerismo para romper con las políticas que el establishment intenta imponer como sentido común. Tolerada al principio, mientras Kirchner hacía que nuestro país braceara hacia arriba en busca de aire –luego del naufragio que lo había hundido en 2001–, fue luego la piedra angular que determinó las primeras críticas a la política agonal, de enfrentamiento, que caracterizó aún más al oficialismo a partir de 2008, ya en un quiebre definitivo con Clarín, el principal soporte del relato kirchnerista hasta la elección de Cristina como cabeza del PEN.

El cálculo político, la intencionalidad de manipular a los organismos de DD.HH., se convirtió rápidamente en la lógica principal para atacar al juzgamiento de los militares implicados en crímenes de lesa humanidad, preámbulo aterrador que acercaba el aliento de la Justicia a la nuca de quienes formaron parte de la pata civil de la dictadura, que pugnaron, dieron soporte y contenido luego a lo que se autodenominó Proceso de Reorganización Nacional, la más sangrienta de todas las dictaduras que asolaron estas tierras latinoamericanas. Quienes criticaron entonces y critican ahora el “cálculo político” en materia de DD.HH. del kirchnerismo resentían y resienten, en realidad, los resultados de esa política: la intencionalidad no fue nunca más que un escudo para ocultar su búsqueda de impunidad.

¿Cómo serán los 24 de marzo a partir de 2016? Pregunta incómoda. Por lo pronto es legítimo decir que no sólo motivos ideológicos o históricos hacen de recordar la fecha una necesidad. Es un imperativo también que opiniones como las de Luis Alberto Romero en LA NACION no ganen en consenso social. Es por ello que se recuerda hoy también el accionar de los medios de comunicación como propagandistas y soporte de la última dictadura, porque sin su concurso previo no hubieran tenido los golpes el apoyo –o aún la comprensión– de los que gozaron en buena parte de la sociedad. Llegan los 24 de marzo y este posteo comienza a recibir muchas visitas: “Clarín en 1975-1976, o cómo justificar un golpe de Estado”. Claro, recuerda un editorial del 4 de octubre de 1975 en el que dijeron cosas tan inspiradoras como: “…a nadie se le había ocurrido atribuir al solo hecho de votar, una virtud terapéutica de alcance tan extendido como para hacer desaparecer las consecuencias de la aguda crisis económica o detener la notoria escalada del terrorismo o, también, tonificar las fuerzas desfallecientes de la moralidad pública (…) Suponer que la práctica cuidadosa de las formas institucionales tiene de por sí el carácter de recurso salvador significa ignorar la naturaleza de los problemas nacionales…”. Es también la razón de que se publiquen notas como esta investigación de Diarios sobre Diarios acerca del papel de La Gaceta durante aquellos años, que sube Aldo Jarma a su blog.

Cambiando nuevamente el ángulo histórico por una mirada sobre el presente y futuro, quiero decir también que comprendo a quienes desde la militancia pueden estar enojados hoy con el kirchnerismo. No vamos a ocultar el hecho de que existen razones para ello, cuando aquí mismo hemos realizado muchas críticas al gobierno. Sin ir más lejos –y en relación con los DD.HH. –, el festejo realizado en diciembre pasado en Plaza de Mayo conmemorando el 30vo. aniversario de la recuperación democrática, mientras en muchas provincias, incluída Tucumán, los saqueos, la violencia, la anomia y la muerte imposibilitaban cualquier tipo de celebración. Comprendo entonces a quienes pueden estar en desacuerdo con el oficialismo nacional porque en algunos pocos o muchos temas yo también lo estoy, pero no comprendo la banalización sin matices y absoluta que se hace de su política global de DD.HH., porque ni la designación de Milani significa una invalidación de lo que se hizo y hace en la materia (y lo apunto atajándome porque entiendo que será la primera crítica: acá no hemos defendido nunca la designación y pueden recorrer los archivos del blog. Para incrementar el espectro, y para profundizar en la polémica, tampoco creo que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final invalidaran el Juicio a las Juntas durante el alfonsinismo. Los indultos de Menem, en cambio, sí lo hicieron). Reconocer entonces la inhabilitación moral que pesa sobre Milani no obliga a anular la política de DD.HH., deshistorizándola. Volviendo a la pregunta de un par de párrafos atrás (¿cómo serán los 24 de marzo a partir de 2016?), que no cuenten con el apoyo por parte del gobierno como hasta ahora es una posibilidad a contemplar, pero será entonces tarea de la militancia toda seguir diciendo presente en las plazas. Será responsabilidad, además, de todos aquellos que sienten que el compromiso político con el presente y futuro implica necesariamente un compromiso con la búsqueda de Memoria, Verdad y Justicia respecto a nuestro pasado. Porque puede sonar estúpido, pero mientras haya compatriotas que renieguen del Día de la Memoria, éste seguirá siendo un imperativo. Y aún cuando no los hayan, también.

jueves, 20 de marzo de 2014

El peronismo hacia 2015: lo provincial antes que lo nacional

La lejanía permite perspectivas que se pierden si uno se encuentra cocinándose en el guiso. Este es, claro, la rosca bonaerense y del gobierno nacional en la CABA, la penetración de los medios nacionales allí y —algo seguro— el centralismo portuario que persiste en este país de federalismo falopa en el que todo, más allá de la zona núcleo, es para el centralismo político nacional nada más que feudalismo del siglo XIX. Venimos acá, entonces, a cantar nuestras estrofas del país profundo, que sueña otros paisajes, recurre a otras memorias y se preocupa menos por lo que Buenos Aires (ambos, ciudad y provincia) encuentra angustiante. Para alertar a quienes se emocionan con la posibilidad de una fórmula kirchnerista paladar negro que el interior también existe, y que allí —aquí— las identificaciones político-partidarias que en el Güenossaire' se apresuran a dar por caducas persisten. Para señalar también, por otro lado, que eso que desde el Frente Renovador llaman el teorema Amondaraín (cualquier candidato del FPV esta en el mismo rango de votos (que Scioli) y el despliegue nacional K es superior") también es tributario de ese pensamiento centralista, ya que implica que los intendentes de la PBA tienen autonomía mientras los gobernadores no, y dependen en cambio del dedo de Cristina. Claro, el teorema le baja el precio al peronismo todo (excepto a CFK, a quien le piden una ayudita for 'ol times' sake), legitimando así los mecanismos que previo a las legislativas utilizó el FpV, lo que le permitiría a Massa enfrentar en octubre a una fórmula kirchnerista pura —y con mayores posibilidades de triunfo para él, por supuesto—.

Cerca de las PASO 2013 señalábamos que las administraciones provinciales ganarían en márgenes de autonomía respecto al gobierno nacional. Manteniendo el equilibrio (los fondos son necesarios), pero con mayor fuerza para pulsear. Maurice Closs elevó la voz primero y ni falta hizo que otros lo hicieran. La dinámica de fin de periodo lo condiciona, pero además se reproduce, por la inversa, lo acontecido en 2011. En aquellas elecciones la reelección de Cristina no estaba sólo cantada, sino que para los gobernadores e intendentes a lo largo y ancho y diagonal del país era negocio ideal: con reelecciones en todos los niveles, CFK traccionando desde arriba y ellos desde abajo, no había necesidad de reacomodo alguno. Los sistemas tienden a la homeostasis, dijimos hace tiempo. Aplica también para los sistemas políticos. En 2015, por el contrario, no podrán apelar a reelección alguna la Presidenta ni muchos gobernadores: Scioli, Alperovich, Capitanich por nombrar algunos. Se entiende entonces mejor que el desarrollo de los armados provinciales no replicará la lógica de cuatro años atrás, y entonces lo local, las candidaturas provinciales, serán resueltas antes aún que la candidatura nacional del FpV. Algo de eso señala, al pasar, Oberdán Rocamora (aka el turco Asís) en Seis por la banda: «...la receta que a Massa le sugieren, justamente, que no utilice (...) De poco sirve producir fotografías por los territorios blindados. Ya que presumiblemente las autoridades provinciales van a resolverse antes que en el ámbito nacional (...) Cada cual arreglará “la suya”. Sólo después, en todo caso, comienza el otro partido...». Para demostrar lo poco que sirve la fotopolítica en territorios ajenos (sobre todo para los dirigentes locales), lo que cuenta aquí mi amigo Aldo Jarma.

La razón es simple: los poderes locales tienen capacidad para resolver sus sucesiones, o condicionarlas, porque no sólo “controlan" el aparato sino que además conocen el territorio. Y cuentan con candidatos instalados o en gateras debido al trabajo de años. El cuadro nacional, en cambio, depende de muchos factores. Distinto sería el panorama, claro, si desde arriba pudiera existir un dedo que ordenara de modo inapelable, caso observado en 2007 con un Néstor Kirchner imponiendo la sucesión de Cristina y a Scioli en la PBA. Es, además, el modo en que las administraciones provinciales pueden terciar ahora en la disputa, conservando voz y voto de modo que la resolución de la elección nacional no involucre únicamente a la provincia de Buenos Aires o a los grandes centros urbanos de la zona núcleo. Todo lo anterior, entonces, determina un cierto desanclaje de lo local y lo nacional. Pero a no confundir: que las cuestiones locales vayan a ser resueltas en las provincias antes que en la Rosada no implica que la resolución de la candidatura nacional o Cristina no vayan a influir sobre ellas, sino que —al contrario de 2007 y 2011—, no serán determinantes a priori.

¿Qué implica esto para el FpV y el FR? Para el candidato que surja de las PASO del oficialismo asegura candidaturas provinciales competitivas, con posibilidades ciertas de revalidar las gobernaciones actualmente en manos del peronismo. Fue la apuesta de Scioli, como decíamos en la entrevista que nos hizo la Paco Urondo, presionado desde siempre para romper y hacer la gran Massa 2013. Para el FR, en cambio, implica esperar la resolución de los dilemas provinciales y luego, con la ambulancia, recoger a los heridos en el camino. Así, se invertirá a nivel nacional lo que el FR planteaba como activo propio el año pasado en la PBA: será el FpV quien en 2015 privilegie el anclaje territorial. No es otra razón que esa la que da soporte a la estrategia actual de instalación mediática del massismo, y su consecuente guerra de zapa encuestológica.

martes, 18 de marzo de 2014

Seguimos con el #autobombo: ahora es Juan Pablo Varsky

Debo confesar que siento algo de vergüenza con tanto autobombo; pero como me dijo Nilda que dijo Mirtha, del éxito no hay que bajarse (!). Y algo debe saber la Chiqui, si en uno de sus primeros programas entrevistó a Nerón (!!) por la campaña anti-romana que se había desatado en aquel momento, propagando infundados rumores de incendios y solos hendrixonianos de lira. Además se la ve cada día más joven (!!!). Por si fuera poco, si posteamos que nos "homenajea" La Política Online, cómo no vamos a hacer lo mismo si quien lo hace es alguien a quien admiramos como Varsky:


Este es el post. Luego un oyente los conminó a dejar de leer boludeces y el CM del programa la clavó en el ángulo con otro concepto de este blog híper ególatra a esta altura: el kirchnerismo emocional.


Le agradecemos a Varsky, por supuesto, pero también a mi mamá, mi papá y un saludito a todos los que me conocen. La radio está ra-buana. Igual, lo importante de todo esto es que los seis grados que nos separaban de Messi e Higuaín se redujeron a uno: JPV. Agarrate, Pulga...

sábado, 15 de marzo de 2014

Para rib: alvearismo não tem caroço

Nota introductoria de buen chango que no pretende obligarlos a leer una vez más sobre alvearización: este posteo es una recopilación de los anteriores acerca del tema.

En el par de posteos anteriores, autobombistas y carentes de cualquier pudor republicano o respeto por las buenas costumbres de la parte sana de la sociedad —y como ejemplos podemos citar al carnicero Echeverría o al hospitalario Miguel Cané—, es justamente un estimado comentarista y bloguero republicano, rib, quien plantea la pregunta: “¿de qué carajo hablás, salame, gil, cuando hablás de alvearismo?". No en esos términos, por supuesto. Textualmente dice: es que van a la abstención electoral ??? (...) porque que yo sepa los radicales llaman alvearismo al abstencionismo durante la decada infame anterior a la intransigencia de balbín y frondizi". No vamos, por supuesto, a debatir a Balbín o Frondizi, sino que aprovecharemos el interrogante de manera literal: ¿de qué hablamos cuando hablamos de alvearización?

Primero, qué bueno que no somos radicales, porque lo planteado es justamente lo contrario a un abstencionismo. Proponerlo podría parecerse a lo señalado por Blaustein en Artepolítica, cuando habló de poskirchnerismo-desde-el-kirchnerismo, o Verbitsky en algún momento: escindir al FpV del PJ y cortarse con un candidato testimonial para conservar la pureza (!). No, por el contrario aquí utilizamos “alvearismo" en el sentido otorgado por Jauretche como decíamos en este post de 2011, cuando empezamos a utilizar el concepto y aún antes de que el giro ortodoxo fuera siquiera esbozado por el oficialismo: “El equilibrio sería la alvearización del kirchnerismo".

¿De qué se trataría entonces? De una descompresión de las tensiones propiciadas por el kirchnerismo durante estos años al confrontar contra los factores de poder, pugna con el objetivo de ensanchar los límites del Estado y hacer por la redistribución. Lo señalábamos al intentar una aproximación a los referentes de la generación intermedia: los Scioli, Massa, Capitanich, Urtubey, etc.

¿Y por qué descomprimir sería necesario? Porque esas tensiones fueron bien toleradas por la sociedad, motivo de celebración incluso, cuando el oficialismo entregaba resultados a la par que promovía el conflicto político. Es decir, se entendía el conflicto porque era considerado condición necesaria para mejorar la calidad de vida del conjunto y la de cada uno. Ahora, que el contexto es otro, que no pueden entregarse resultados económicos como antaño (el angostamiento redistributivo del que hablaba Luciano de Desierto de ideas), el conflicto no goza de aquel consenso. Eso apuntábamos al discutir el latiguillo del business del país dividido, al que pretendían (y pretenden) trocar por el business de la pax institucionalista (o del país en penumbras).

Para terminar de pintar el cuadro que soporta al alvearismo K, ocurrió que aún durante el otoño del angostamiento —es decir durante todo 2012 y buena parte de 2013— se apostó por pelear agenda mediante una profundización de la batalla cultural... sin el colchón imprescindible de la gestión económica. Con los resultados conocidos en las legislativas 2013, claro. Pero si eso no fuera suficiente para terminar de configurar la escena, estimado, un simple paneo por los candidatos proyectados para 2015, aún los entendidos como del riñón kirchnerista, nos muestra que estos no están precisamente a la izquierda de Cristina. Ni aún ahora que el gobierno se corrió algunos buenos, buenos pasos hacia el centro y la ortodoxia. Scioli y Massa olvidémoslos, ubicados simbólicamente de modo claro a la derecha del oficialismo. ¿Capitanich, Urribarri, Randazzo están a la izquierda? Sólo Urribarri intentó darse una pátina al proyectar una símil Junta de Granos, pero no significa eso que su gobernación esté a la izquierda del kirchnerismo en la práctica. Y es que las condiciones objetivas de aquí en más no plantean grandes posibilidades para hacer algo muy distinto (hacia la izquierda) de lo que está haciendo el oficialismo ahora. A la derecha, en cambio, queda bastante espacio por recorrer; y esperemos que no se profundice por ese camino. Ah, y si nos atrevemos a mirar hacia el lado de la oposición no peronista, señalenmén (sic) uno, uno sólo que esté realmente —y que proponga herramientas concretas, claro— a la izquierda del kirchnerismo y les prometo que cambio la frase del encabezado por “Vicky Donda 2015". Denle (recontrasic), nos sean malitos (hipersic).

viernes, 14 de marzo de 2014

Ahora sí hay polémica por la entrevista de la PACO URONDO: ¡La Política Online nos afana!

Y la categoría blanda “alvearismo kirchnerista" que lanzamos en la APU va a salir de la atmósfera, se va a remontar a la estratosfera, y desde ahí elegirá el lugar donde quiera ir... como por ejemplo a La Política Online, donde nos afanan impunemente la categoría porque, bueh, porque ta' genial, loco...


Para calmar un poco la angustia que significa confrontar con lo real, cuando todo el campo simbólico en el que uno se sentía cómodo se sacude (!), a los kirchneristas emocionales que renieguen del concepto les recuerdo lo que decía Abel Fernández, comprendiendo cabalmente la cuestión: para que pueda hablarse de alvearización antes tuvo que existir un Yrigoyen, lo que deja bastante bien parado al kirchnerismo en el contexto histórico. De paso, acá habíamos explorado con mayor profundidad las cuestiones "kirchnerismo, alvearismo y poskirchnerismo".

* Le agradecemos a Luciano, que nos alertó. Y a los muchachos de LPO, nada, gracias por afanar sin cita al pie (?). Si fuéramos el turco Asís, los bloqueamos por nabos (!) irrecuperables (!!).

martes, 11 de marzo de 2014

Me entrevistaron en la Paco Urondo y todavía no hay más polémica que por el Código Penal


No voy a decir que la entrevista es genial porque el que responde soy yo, je, pero sí son muy interesantes las preguntas de los muchachos de la APU, a quienes les agradezco. Sobre todo a Enrique de la Calle, con quien mantuvimos una muy amena charla sobre kirchnerismo, las apuestas de Scioli, Massa y cómo intuyo el escenario a futuro. Me preguntaron hasta por vos, Bergoglio (!). Aquí pueden leerla:


AGENCIA PACO URONDO: En tu blog analiza mucho la cuestión del poskirchnerismo. ¿Qué escenario vislumbra de cara al 2015?

...creo que el lógico desgaste de tantos años de gestión kirchnerista, algunos errores forzados y de los otros, el escenario regional e internacional, más el desarrollo de las legislativas y los movimientos posteriores del FpV y FR permiten, ahora, una lectura distinta del fenómeno pos. Hace un tiempo la disyuntiva podría haber sido profundización kirchnerista vs. poskirchnerismo opositor. Hoy el escenario, creo, tiende a un enfrentamiento electoral entre una “alvearización” del kirchnerismo vs. un poskirchnerismo bastante menos kirchnerista que el año pasado...

Uh, qué manera de empezar. Pronto, más polémica que por el Código Penal. Aquí está completa.

domingo, 9 de marzo de 2014

Con el #NoAlNuevoCodigoPenal no es necesario tener ideología para castigar a los pobres. ¡Alegría!

El debate planteado alrededor del nuevo Código Penal, más allá de los objetivos políticos y centrándonos estrictamente en materia punitiva, tiende hacia una mayor criminalización de la pobreza. Tal es el consenso alcanzado con la supuesta democratización de la opinión penal y no otro.

Decimos “mayor" porque sería hipócrita no hacerlo: las cárceles atiborradas de morochos, de sujetos desclasados, descastados, debería ser prueba suficiente. Pero no. Parece que no. Ocurre que los Códigos Penales, Civiles, el Poder Judicial mismo, son los instrumentos legales con los que las clases dominantes ejercen control sobre las clases oprimidas. Como si la economía no fuera suficiente. Y no lo es, o es justamente por ello: la Justicia viene a actuar ante la rebelión de quienes heredan la pobreza. ¿Demasiado ideológico? Lo siento mucho.

Mentira.

El debate no es ideológico, dicen, sino que el mayor derecho humano es a caminar tranquilo por las calles. Pongamos que no me interesa debatir tal afirmación, pero sí el modo de conseguirlo, que sería excluir a la pobreza de las posibilidades o que ésta no sea un destino inapelable. Comprobarlo es fácil: en épocas de crisis económica, el crimen crece. Aumentan los robos de gallina, se entiende, porque el crimen no castigado, para el cual no se construyen cárceles, el de cuello o guante blanco, no depende del contexto sino, simplemente, de la oportunidad. Más aún, ese crimen genera las crisis económicas porque en ellas capitaliza su accionar, su “inversión". Y sin pruritos me animo a decir que los saqueos, o los crímenes sobre los cuales se debate actualmente, solicitando mayores penas (cualquiera es penalista; hasta Tinelli, prueba irrefutable de lo que sosteníamos respecto a la irresponsabilidad como forma actual de lograr mayor consenso social), esos crímenes monopolizados por la pobreza, decíamos, causan menores daños al tejido social, destruyen menos vidas, sesgan menos proyectos que los crímenes cometidos por quienes generaron megacanjes o proponen y ejecutan políticas que tienen a la exclusión social como Norte y herramienta de control social. Y la Argentina post Consenso de Washington es prueba suficiente para cualquier cientista social que no sea, además, panelista televisivo.

Es un falso dilema, además, que el nuevo Código sea garantista. Es ese, sí, un planteo ideológico. Como la actual tendencia regresiva en materia de opinión penal. Tan regresiva que puede retrotraernos al ojo por ojo bíblico. Y la Biblia, como legislación comparada, ha vivido algunos miles de año de evolución. Pero si queremos plantear un debate serio (no creo que sea esa la idea, pero aquí va), la garantía de destierro de la famosa “puerta giratoria" reside antes en los códigos procesales, en una democratización real de la Justicia monopolizada por una cofradía, en la depuración y democratización de las fuerzas de seguridad, que en la cantidad de años que para un delito prescriba el Código Penal.

Luego de este exceso de ideologismo aplicado a la teoría del Derecho, poco realpolitiker —sabrán disculpar—, la lectura política continúa siendo la del posteo anterior: el teorema de Baglini no aplica todavía a nadie que se inscriba en oposición al kirchnerismo.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Código Penal, Massa y las inefectivas respuestas técnicas

El revuelo continúa y buena parte del daño, recolecte o no las firmas el FR, ya está hecho. Sergio Massa criticó el anteproyecto, o un borrador de éste —al fin y al cabo es lo mismo—, por garantista y probó así que, en materia de seguridad, el bombardeo mediático, el miedo y la indignación fácil son más efectivos que cualquier argumento técnico.

La oportunidad estaba servida: el FR no existía cuando se dio curso a la iniciativa (eran parte del FpV) y eso les permite ahora, sin responsabilidad alguna en la redacción, boicotear lo consensuado por el kirchnerismo, la UCR, el PRO, el FAP y juristas. Se coloca así, gratis, a la derecha de todo el arco político en cuestiones punitivas y, gratis también, se diferencia del resto de los partidos de oposición, que le hicieron el gran favor de salir a pegarle y ser agrupados, simbólicamente, en el campo del garantismo filoK.

La respuesta del FpV, como suele suceder, fue excelente en lo relativo a lo técnico y muy mala políticamente. Al apelar al ad-hominem (“Massa tonto no sabe nada", “eso es del ámbito del Código Procesal y no del Penal" o “no puede haber iniciativa popular para legislar penalmente") no convence a nadie, una vez más, fuera de los ya convencidos o de los más politizados; cuando el daño de las declaraciones de STM transcurren por el carril del ciudadano de a pie y la supuesta baja en las penas, la puerta giratoria o la otra puerta por la que salen. Un blumberismo, anotaban en Twitter, y ya sabemos cómo terminó eso. ¿No era más fácil y efectivo, entonces, decir “no hay tal baja en las penas", “es un borrador, el anteproyecto es éste y estará abierto al debate en el Congreso", “juntá todas las firmas que quieras"? Con Arslanián, ahora, se ensaya una mejor respuesta, pero vale también anotar que, según el abogado y bloguero pampeano, Gustavo Arballo —que vino analizando exhaustivamente el anteproyecto acá— hay: 178 casos donde las penas suben y 129 en que bajan, 85 nuevos delitos y 14 que desaparecen".

El resto de los supuestos argumentos, como conspiranoicos pactos de inmunidad, son risibles: el Código Civil y el Código Penal no necesitan ser modificados para proteger el crimen de guante blanco, cuando esa es una de las razones que explican sus existencias.

Finalmente, que el radicalismo haya tirado a la banquina el trabajo de su representante en la Comisión redactora, Gil Lavedra (quien expresamente pidió que no se partidizara el debate, conociendo a los bueyes con que ara), y saliera también a diferenciarse prueba que el radicalismo entiende perfectamente que el FR pretende disputarle parte de su electorado y es pueba, además, del triunfo de la mirada punitiva que buena parte de la sociedad tiene en la materia y que el teorema de Baglini no aplica aún para el FR y la UCR: pueden ser irresponsables y ganar así consenso en el electorado.

domingo, 2 de marzo de 2014

¿Retorno al kirchnerismo?

Los signos que no interrogan tanto como plantean. Un argumento. Tío Plinio querid—¡Soltame, Asís!—. Es que, luego de leer el tratamiento periodístico al discurso de Cristina, apertura del año legislativo pero su penúltimo también; y luego de un 2012, un 2013 complicados, de una lectura equivocada respecto al 54% que, en parte, derivó en legislativas2013 con olor a 2009, Massa en la PBA y el equilibrio alcanzado con el peronismo nacional, sumados a los candentes diciembre y enero, queda bastante claro que no existe ya lugar para el relato de otra épica que no sea la de un “país normal" y, mucho menos, para la praxis de la mera voluntad. Signos alentadores. Para la economía en el mediano plazo (para el largo plazo no son buenas noticias; para el Romeo romántico que muy dentro nuestro pelea siempre contra el enano fascista, tampoco). En política son signos alentadores para quienes apostaron a la continuidad con cambios antes que a los cambios con continuidad. Y en el terreno social, para la política, implica un reconocimiento del poder real de los actores permanentes, aquellos que juegan con la ventaja de no estar sometidos a la voluntad del DT que decide cambios y se llama ciudadanía, pueblo o como gusten.

Una pequeña digresión antes de continuar: ¡lo que hace CFK en pos de que el radicalismo —y el FAP por carácter transitivo— se acojan al Teorema de Baglini! Si alguna vez retornaran al poder, los radicales deberían ser quienes en vida, como hizo Cristina con Alfonsín, la homenajeen con un busto. El racinguismo mostazista aplicado a la política. Fin de la digresión (sí, la gugleamos).

Entonces, para el tratamiento mediático al discurso de Cristina, pueden leer a:

1. J. R. Sentis: Están hablando de nosotros

2. Sergio Villone: El fin de la crispación: el retorno de la concertación.

Y mi posteo de marzo de 2012 a modo de análisis Back to the Future II sin patinetas voladoras. A este lo copio porque es mi blog y hago lo que quiero:

«jueves, 15 de marzo de 2012
El retorno: la épica de un país en serio

...Intentemos (...) un breve repaso de estos años para recuperar perspectiva. La promesa de Néstor Kirchner en 2003 era "un país en serio". Reconstruir, o construir ese país requería atender primero las demandas de los sectores más postergados. ¡-qué-téroscarajo! , nunca es suficiente, porque ese país en serio es una utopía. Rara. Raro eso de prometer normalidad, pero no si consideramos el punto de partida.

El buen humor social, los índices macroeconómicos y la alta popularidad con la que abandonó el gobierno Kirchner son prueba de que la construcción estaba en marcha. Llegó Cristina, para "profundizar el cambio", para institucionalizarlo. Pero pronto su gobierno debió mutar: el cambio, que el kirchnerismo imaginaba gradual, por el enfrentamiento desatado por "el campo" y Clarín como puntas de lanza del poder corporativo, viró en algo más traumático. De ahí el eslogan opositor de que el gobierno busca dividir, enfrentar a los argentinos. Claro, los argentinos fueron siempre ellos. Los "buenos argentinos", al decir de Borges y Bioy en algún cuento de H. Bustos Domecq. O los mejores argentinos.

Entonces uno vuelve de unas vacaciones blogueras y encuentra a la épica algo ausente, reemplazada por la "sintonía fina". Y está bien. El "país normal" que prometía Kirchner debe haberse parecido más al de hoy que al de 2008/2009. Las tensiones cambiaron. No es lo mismo redistribuir pensando en quienes tenían nada que hacerlo hacia los sectores medios. La clase media ha aumentado y, como todo sector que se potencia, requiere que sus necesidades sean atendidas (Hola Moyano, te estamos llamando). Algún interés debe ser, necesariamente, afectado para esto. Pero he ahí que revive aquella zoncera: la clase media tiende a identificarse con los reclamos de los sectores A y B a los que aspiran a pertenecer. El oficialismo lo sabe. El 54% fue resultado tanto de la lucha contra las corporaciones como de haber corrido el discurso hacia el centro, tanto de la AUH como de haber recompuesto poder adquisitivo para las clases media y media alta. Lo advertimos luego de las PrimariasResultante de esta ecuación, algunos sectores medios y algunos sectores progresistas pueden sentirse defraudados hoy. Pero el cuadro actual no es algo muy distinto a ese país en serio que prometía Kirchner luego de la debacle de 2001. ¿O qué entienden ustedes por país en serio.

También este de Manolo. Crítico y no (tan) críptico: Un espectro se cierne sobre Europa: el espectro de la Derecha peronista.