En apenas tres partidos (el de Jamaica cuenta como entrenamiento con público visitante) Martino pudo confirmar que es la continuación de Batista por otros medios. Esa parece ser su intención al menos, cuando luego del empate desempatado en penales afirmó que el equipo debía seguir así: ah, el dulce néctar del poeta, del artista, el goce del sufrimiento y la exaltación del honor en la derrota heroica. No perdimos, pero esnifamos el nauseabundo hedor de la ignominia en la eliminación tempranera. Siguiendo a von Clausewitz —o a otro filólogo de la política y la guerra como Carlos Salvador Bilardo—, podemos afirmar que el Tata está haciendo todo mal, pero a propósito, con el claro horizonte de llevar a la praxis todos los yerros tácticos y estratégicos que puedan cometerse para arribar a Rusia 2018 con la mochila vacía de errores. Crack de la planificación. Pero vamos por partes:
1. El árbitro: Orozco calculó mal y se equivocó de partido. Si uno desea inscribir su nombre en la Línea Histórica Colón - Hernán Cortés - Codesal - Rizzoli, debe esperar con paciencia a una final de campeonato. Bombear así en Cuartos solo deja al descubierto el cagazo de los hermanos chilenos, compatriotas de la vereda con vista al mar, que piensan ganar su primera Copa América apelando a las artes del fingering esfinteriano y el amañamiento arbitral.
2. Colombia: Pekerman hizo lo imposible por obtener una nueva oportunidad de dirigir a la Selección pero, como el árbitro, también se equivocó. Entregó el partido proponiendo marcación personal, algo indigno de su capacidad y confirmó que sigue siendo el mismo: no puso a Messi frente a Alemania y sacó a Teo a los 20' del PT. Ramón Díaz, en cambio, pretendió ganarle a la Selección, sumando así algunos puntos en su vano intento por convertirse algún día en el DT del combinado nacional. Junto a Emiliano. Tiene razón Chilavert.
3. Argentina: difícil tarea la que encara el Tata Martino, que debe lidiar con la superabundancia arriba al tiempo que debe aplacar(nos) a las viudas de Sabella. Viene mal: equivocando planteos tácticos, conformando demagógicamente al plantel, sin una idea de juego (el famoso a qué jugamos), leyendo mal los partidos y metiendo la pata horrible con los cambios.
Si con Sabella, Argentina tenía un sólido esquema defensivo con los mismos nombres, con Martino dejó dudas varias frente al único equipo que lo presionó, aun sin luces, Paraguay. Tenía la de Pachorra una salida limpia con Demichelis, que alternaba el primer pase con Mascherano. Otamendi será parecido a Zangief (Street Fighter II), pero no está capacitado para suplir a Micho en esa función.
El 4-3-3, con Di María de puntero izquierdo es un error conceptual grave: los equipos anchos, con extremos, necesitan por definición (y para terminar las jugadas), de un 9 hecho y derecho, no un mediapunta goleador como Agüero. El único capacitado para jugar entre los centrales, abrir espacios y aportar peso en el área, en esta generación, es el Pipa Higuaín. El de Tévez, entonces, fue otro de los cambios equivocados de Martino, como la locura de incluir al mismo tiempo al Pipa y a Carlitos frente a Paraguay, cuando el partido pedía mediocampistas y pausa. Así e' veri dificul, eh..Por si no bastara, la posición de Angelito en el terreno oblitera sus mejores virtudes: al Di María crack lo vimos arrancando desde atrás, con terreno y recorrido para explotar su gambeta en velocidad y pase en profundidad.
Podríamos continuar enumerando semejanzas entre esta Selección y la de Batista (los tres números 5, Masche, Biglia y Banega que terminaron frente a la poderosa Colombia que se nos venía encima (!) mientras Lamela e Higuaín, o aun Roberto Pereyra, reposaban el sueño de los héroes en el banco) pero, como atenuante, Martino comprendió que Messi debe jugar más arriba y alguien (Pastore en este caso) debe hacer la transición en mediocampo. Está consumiendo crédito, Martino. No, en los medios no, el crédito que otorga este blog antes de dedicar esfuerzos en la remoción de un DT, como sufrieran en carne propia Basile y Batista. Ganar el torneo es todavía una posibilidad cierta, a pesar de los errores tácticos y conceptuales, porque ningún equipo ha demostrado argumentos mejores, pero deberá mejorar y mucho el trabajo del técnico para convencer a las viudas de Sabella.