jueves, 14 de febrero de 2013

Paradigmas viejos y nuevos

Los siglos 19 y 20 significaron saltos cualitativos en lo que respecta a desarrollo productivo pero, aún así, fueron, especialmente el siglo pasado, de los más sangrientos en nuestra historia, algo en apariencia contradictorio, pero no tanto si pensamos que fueron las guerras, mundiales y fría, las que determinaron, en buena medida, los adelantos tecnológicos y, luego, con los resultados de los enfrentamientos bélicos puestos, los paradigmas que regirían en adelante el mundo y sus alrededores. En 1989, con la caída del Muro de Berlín, convencieron a la gran mayoría de que el fin de la Historia significaba haber alcanzado el punto cúlmine en el desarrollo humano y, era entonces obvio, y lógico, el paradigma triunfante reinaría por los siglos de los siglos, amén. Así el Mercado y todos sus instrumentos eran quienes podían asegurar la paz y la prosperidad. Y entonces, por supuesto, la felicidad. ¿Qué sabían Los Beatles? El amor. Ja. El liberalismo daba paso al neoliberalismo (o éste se abrió paso a las patadas), y más importante que todo, ahora era el comercio globalizado el paradigma último y triunfante. Y maximizaría sus ganancias a como diera lugar porque, bueno, eso era lo virtuoso, lo bueno. El egoísmo como pistón y cemento social. Capos.

Hasta el siglo 19 Europa regía el mundo. Luego de la I Guerra Mundial ya no fue así, y entonces nació la Unión Europea, como una comunidad económica antes que política, buscando conservar un espacio de poder. La unificación comercial vendría a resolver, pensaban, los problemas que habían llevado históricamente a los países europeos a luchar. Por espacio vital o por recursos. La actual crisis de los países periféricos europeos pone de manifiesto que esta presunción se trató de un terrible error. Esto es, pensar que el librecomercio podía resolver todo como si, efectivamente, fuera Dios en la Tierra con las tablas de Moisés bajo el brazo. O no se trató de un error, ya que la Historia no es otra cosa que la historia de opresores y oprimidos que luchan por ya no serlo.

Recientemente David Cameron, como primer ministro de la nación europea líder en euroescepticismo, dijo que el objetivo de la UE no debería ser “conseguir la paz, sino asegurar la prosperidad” y, por ello, amenaza con un referendum sobre la pertenencia de Gran Bretaña a la UE para negociar con Bruselas la recuperación de márgenes de autonomía británicos [1]. Es decir, cambiar la tendencia en cuanto al direccionamiento actual del poder: más para los Estados. Kirchnerista, tsk, tsk.

El triunfo de Hollande sobre Sarkozy, el triunfo de las oposiciones en las diversas elecciones y el crecimiento de la Derecha xenofoba en Europa son síntomas de que el intento de crear una identidad europea, por sobre las nacionales e históricas (uno de los objetivos de la UE), ha fracasado. Por el lado de este paradigma resta saber si podrán sostener el Euro, objetivo último.

China representa un nuevo paradigma: capitalismo de Estado o marxismo de Mercado, je. Debe todavía desarrollarse, pues los trabajadores, la creciente clase media, los nuevos actores sociales, no podrán ser controlados por siempre por el Partido Comunista Chino (menos en un mundo en el que la batalla cultural, ay, la lidera Hollywood). No son pocos quienes desde los medios presionan por reformas (ah, los Melconians del mundo [2]). El progresivo aumento de la conflictividad social, con manifestaciones catalogadas como masivas por el propio PCCH, constituyen muestra de que China deberá, forzosamente en el futuro, encarar políticas imperiales y no sólo comerciales. Entonces, para el capitalismo globalizado, habrá llegado el tiempo de "modernizar" África. Ya es territorio de disputa entre EE.UU. y la emergente potencia asiática.

Pensemos en Latinoamérica. Recientemente el brasileño Marco Aurelio García decía: “Los éxitos de las experiencias de gobierno de izquierda y de centroizquierda en América del Sur no pueden ocultar, sin embargo, sus límites cuyo examen crítico es fundamental para la continuidad de esas experiencias y, sobre todo, para su profundización" [3].

Vivimos todavía la década posneoliberal, un modelo distinto al de cualquier otra parte del mundo. Modelo en el que el Estado recupera márgenes que antes había resignado al Mercado, pero bajo la premisa de que una mayor igualdad social permite un desarrollo más armónico y hace a los países más sustentables. No es poco, para una región que periódicamente se vio sacudida por crisis económicas, sociales y fue históricamente coto de caza de los distintos imperios de nuestra Historia. Pero este paradigma no puede ser eterno, Diana Conti: más temprano que tarde se verá confrontado por los límites de las economías de mercado y por nuevos desafíos: el ambientalista será uno importante, colocando en veredas distintas al fundamental desarrollo con el necesario cuidado del ambiente/comunidades originarias. Ya se observa esta dicotomía en Brasil, Perú, Chile, Bolivia y, en menor medida todavía, en nuestro país. Tampoco es posible pensar que Estado y Mercado arriben a alguna clase de equilibrio, por eso la tensión y los tironeos son y serán moneda corriente si pretendemos algo parecido a un capitalismo más humano y menos financiero.

[1] http://internacional.elpais.com/internacional/2013/01/23/actualidad/1358924833_389106.html

[2] http://victimofred.wordpress.com/2013/01/08/solzhenitsyn-quote-adds-to-reform-clamour/ (nota del Financial Times).

[3] http://www.pagina12.com.ar/diario/economia/2-213749-2013-02-13.html

8 pusieron huevos y comentaron:

Unknown dijo...

Los límites más rígidos son los del capitalismo del cual no hay , hoy, un sucesor viable, aunque su poder destructivo sea tan visible.

daniel mancuso dijo...

nuestro posneoliberalismo viene lento y agresivo, todavía, hay mucho por hacer, batalla cultural mediante...

Ricardo dijo...

Iris, Daniel: muy de acuerdo.

Es lo que viene diciendo CFK en foros internacionales: no hay todavía algo nuevo para reemplazar a esto. Quizás la experiencia latinoamericana sirva para algo, pero no en Asia o África, con historias y tradiciones tan diferentes.

Abrazos.

Moscón dijo...

Todas las voces,toooodas,

hermano Ameeericaano...

Anónimo dijo...

La última parte del post me dejó pensando... postneoliberal. Maomeno.
Pregúntele a los habitantes de la CABA si viven en una década post-neoliberal. (por poner un ejemplo). O las editoriales de los medios, o los economistas de la city o lo que haría la oposición si gobernara. Como diría Gramsci, está lo viejo que no termina de morir y lo nuevo que no termina de nacer. Lo digo como una advertencia, hay que estar atentos porque como dice Mancuso "hay bastante por hacer batalla cultural mediante".

"No hay nada nuevo para reemplazar ESTO". Veamos. Coincido totalmente en que los paradigmas no pueden ser eternos. Pero ESTO, la América zurdosudaca, es bastante heterogénea y no tiene un solo paradigma. Todos pueden sentarse en una mesa, construir estructuras supranacionales, putear al neoliberalismo y el consenso de washington, tener amigos comunes y enemigos comunes,pero pa dentro, hay mucha riqueza y diversidad y los límites de cada paradigma están sujetos a variables globales pero también locales. No es lo mismo un estado plurinacional multiétnico y multicultural como el de Bolivia, con un paradigma basado en el Buen Vivir, a la experiencia argenta de crecimiento con inclusión, con un programa neokeynesiano (resumiendo mal), a la de Ecuador, de economía social y solidaria.
Mucho mejor que sea así, heterogénea y con unidad en lo diverso (perdón por la marxistada).
Hoy estoy terrible. En el blog del Comandante Cansado (Enanos en elefante) también anduve haciendo quilombo. Mejor me voy a dormir. Abrazos

Anónimo dijo...

hay q ver q pasa con europa, la accion francesa en libia y en mali, ademas de imperial, hacia dentro le esta diciendo a merkel, estamos fundidos pero tenemos los fierros q uds. no tienen. a su vez los alemanes no ponen mas guita para bancar a los ibericos, o mediterraneos. mira al este y al lejano oriente(le venden las maquinas a las fabricas chinas).
romu

Ricardo dijo...

Don sudaca: está muy bien la crítica. Posneoliberal es sólo una manera de resumir. Para el caso, qué es Uruguay, o Brasil y sus aspiraciones globales que lo empujan a mirar más allá de la región.
Cada país sale como puede, de acuerdo a su historia, costumbres, constitución social, etc.
El mismo MAGarcía dice en la nota citada: “A pesar de esas diferencias, algunos elementos programáticos estuvieron presentes, con distintos enfoques y perspectivas, en las luchas y movimientos de los distintos países: 1) énfasis en las cuestiones sociales (combate a la pobreza, la exclusión y las desigualdades), 2) democratización del Estado y participación social, 3) defensa de la soberanía nacional e 4) integración sudamericana y latinoamericana capaz de garantizar a la región un lugar en un mundo que vivía (y vive) una intensa y acelerada transformación.

En el gobierno, las izquierdas impulsaron el crecimiento, el combate a la pobreza, la reducción de las desigualdades por medio de políticas económicas y sociales. Estas últimas dejaron de tener un carácter “compensatorio”, como en la agenda conservadora, y pasaron a ser el eje estructurante de la nueva política económica".

Ya vamos a ver qué bolonqui armó en lo del Comandante.
Abrazo.

Ricardo dijo...

Moscón: sonaría más moderno citando a Calle 13, aunque ya conté por ahí que no me gusta mucho. Pa'l caso, tampoco me gustó cuando Santaolalla agarró Divididos y lo hizo cantar a Mollo sobre el "latino".

Romu: buen apunte. Lejos estamos de ver la salida ahí.

Abrazos.