lunes, 27 de junio de 2016

Sos vos, Martino

Lo primero que debió decir Martino luego de una nueva derrota en una final es “renuncio". Lo segundo: “buenas noches". El ostracismo no sería castigo suficiente y los estados modernos han abandonado esa sana costumbre medieval del destierro, así que descartados los castigos ejemplares, solo queda masticar bronca.

Tampoco existe un organismo que pueda ordenar la excomunión de Martino o romperle en pedazos el carné de DT, cuando la AFA no existe. No se trata de una metáfora, la AFA existe en Zurich solo porque aún no nos desafiliaron, pero Angelici, Tinelli, D'onofrio y la jueza Servini con anuencia de Macri están haciendo lo posible porque ello ocurra. Volvamos al fútbol.

Martino es un caso único: no existe otro DT que haya chocado tres equipos que contaran con Messi en cancha. Quizás cuando le realizaron el transplante capilar le injertaron los pelos a demasiada profundidad, afectando su lóbulo frontal; será un misterio que deba resolver la ciencia. Preferentemente post mortem y dentro de poco. Aclaramos que es joda porque con el macrismo no podés saber: lo lee un servicio, se lo pasa a un juez y te citan por cualquier pelotudez.

Ya en Santiago de Chile la Selección sufrió a Martino, quien eligió preocuparse antes por desactivar los circuitos chilenos que por generar fútbol. ¿La “idea"? Bien, gracias, con un poquito de tos pero haciendo reposo. Ahora, en Nueva Jersey, pareció haber comprendido y el equipo fue agresivo en el pressing, arriba. Pero nuevamente se equivocó. Puso en cancha a tres mediocampistas averiados: Di María, quien dio pena, Banega, que fue una sombra, y Biglia, quien debió ser ajusticiado por algún lone wolf yanqui munido de algún arma de repetición y, en cambio, jugó casi todo el partido con una parsimonia que recordó al peor Verón de 2002. Demasiada ventaja: Argentina solo recuperó espíritu, toque y presión con el ingreso de Kranevitter. Aún asi, durante la Copa, las eliminatorias o la anterior copa América, el equipo solo mostró un patrón de juego frente a equipos débiles. Jugó como Argentina debería únicamente frente a EEUU. Lo contraponés al juego asociado de Chile, con movimientos ensayados, ocupación de espacios más aprovechamiento de los vacíos y parecieran dos deportes distintos. ¿El problema es Messi que te obliga a no jugar al fútbol y solo pararte para ver qué hace cuando se la das? No, el problema es el DT que no los mueve para convertirlos en receptores. Con Martino en el banco no hubo nunca el compromiso que les supo arrancar Sabella para funcionar en bloque y no como espasmos individuales.

Luego, los imponderables del fútbol: un pésimo arbitraje, horrible, de un pelado brasileño que quería protagonismo y seguro que estuvo a favor del impeachment a Dilma. Argentina ingresó entonces golpeada al segundo tiempo, y Chile agrandada. La expulsión de Díaz había sido justa y la de Marcos Rojo, en cambio, no. La injusticia golpea y destruye el ánimo. La selección chilena, en cambio, asimiló la situación como un empate que te potencia. ¿Dirá Martino que no supo, no pudo o no quiso levantar la moral de su equipo? No creemos: no es tuitero ni tampoco juega a intenso de la política.

¿Cuánto habrán pesado en la cabeza de los futbolistas las pasadas finales perdidas? ¿O será que la mamá no los abrazó lo suficiente de chicos, Laura Gutman? Pesaron en la de Higuaín, que volvió a fallar como en Brasil pero nunca dejó de buscar y presionar. Pesaron en la de Agüero, que resolvió la que tuvo como el Pipa pero sin poner nunca ganas, como si el espíritu de Verón lo hubiera poseído al igual que frente a Alemania. ¿Pesaron en la de Messi al patear el penal o fue el cansancio? Lo cierto es que durante el partido, quienes no sintieron ese peso fueron los de mejor rendimiento: el propio Lionel, Romero, Otamendi, Kranevitter, Mascherano, Funes Mori y Mercado, que fueron, en ese orden, los mejores de la Selección en cancha.

Ahora renunció Messi, y ni el DT o quienes pelean por AFA se hacen cargo del mensaje. Rompieron al mejor del mundo. Hay que poner una bomba atómica y empezar todo de nuevo, si es que AFA no desaparece y la Selección termina jugando como los Globetrotters, para divertimento de los ganadores del modelo de la globalización. Deberemos sufrir a los que gritan “poné a los pibes que tienen hambre", a los que dicen “es sólo un juego, no pasa nada" y a Aranguren diciendo que al equipo le faltó energía y entonces hay que subir nuevamente las tarifas. A todos ellos, que los mee un elefante con diabetes insípida.

Nos vemos en Rusia2018, si llegamos.

viernes, 3 de junio de 2016

¿Keiko o PPK? Enfrentamiento entre matices de la Derecha en Perú

Este domingo, Perú elige entre Keiko Fujimori o Pedro P. Kuczynski, en la segunda vuelta de un proceso electoral que contó con algunas particularidades y otras situaciones que parecen de corte más tradicional para la política peruana.

No se trata de una disyuntiva entre modelos políticos. Nada hace pensar en que puedan existir grandes diferencias entre los programas económicos de Keiko o PPK. En las pasadas elecciones presidenciales existía temor por un posible cambio, cuando el actual presidente Humala triunfó en balotaje por muy escasa diferencia frente a la hoy más probable ganadora hija de Alberto Fujimori. En un contexto latinoamericano distinto, con un Brasil bajo un PT poderoso, con el FpV dominando la escena Argentina, Ollanta, ex aliado del chavismo y luego del Partido dos Trabalhadores, lideró un gobierno que se apartó poco y nada de los lineamientos fijados en los '90 por el fujimorismo, profundizados luego por Toledo y Alan García: apertura económica, TLCs, inversiones extranjeras y una distribución desigual de la renta. Aún así le reconocen a Humala un gobierno solidario que lideró una reforma educativa que muestra algunos resultados.

Retratamos algunas particularidades de estas elecciones en un posteo anterior, apuntemos ahora algo sobre este ballotagge y las continuidades.

El establishment peruano tomó claro partido por su candidato, Pedro Pablo, cuando en el primer turno la preocupación era bien otra y se llamaba Verónika Mendoza, la candidata más a la izquierda del sistema y la que prometía revisar concesiones mineras. Se descontaba el primer puesto de Fujimori, y para este momento la carta a disputar tendría al antifujimorismo como figura. Pero antes un interrogante: ¿qué ocurrió para que un país que tuvo una importante tradición de izquierda se debata entre matices derechistas? Uno nacionalista —Keiko— y otro más liberal o pro mercado —algunos sindican a PPK como el candidato de la Embassy—. Para no extendernos, dos nombres: Velazco y Alan García en los '80. El primero como dictador, el segundo como presidente democrático, protagonizaron ambos gobiernos de corte estatista y antiimperialistas. La hiperinflación y la guerrilla de Sendero Luminoso, con secuestros, muertes y migración interna desembocaron en Fujimori (padre) y el Perú de hoy, integrante de la Alianza del Pacífico.

En el reparto de votos de la primera vuelta, Keiko Fujimori ganó en Lima y en todo el norte a excepción de Cajamarca. La base de sus votos estuvo en los sectores D y E, los más pobres. Durante su gobierno, Fujimori padre no sólo liberalizó la economía peruana sino que desplegó, además, un aparato clientelar de soporte para las clases populares. El recuerdo del triunfo sobre Sendero, el despliegue del aparato durante estos años y un gran trabajo territorial —Keiko fue la única candidata que recorrió el país desde su derrota frente a Humala— explican los resultados y la probabilidad cierta de su triunfo.

Kuckzynski es, en cambio, un hombre del establishment. Acompañó a Vargas Llosa en su fallida aventura política y fue luego ministro de Alejandro Toledo. Tercero en las pasadas elecciones, segundo en esta primera vuelta, será en balotaje el depositario del voto antifujimorista. Su base son los sectores A y B: ganó solo en Arequipa y fue segundo en Lima y en otros departamentos. Así como Keiko debió luchar contra el antifujimorismo, PPK debió enfrentar la percepción de que gobernará para los ricos. Si el desafío de Fujimori asienta en un clivaje político, el de Kuczynski es claramente económico.

La encuestadora IPSOS fue entregando simulacros electorales durante los pasados tres domingos. Todos le otorgaron una ventaja creciente a Keiko: medio punto primero, casi cuatro luego y poco más de 6% en la última medición. ¿Está todo dicho entonces? Probablemente, pero no deberíamos descartar una sorpresa: ninguna encuesta daba ganador a Humala en el último ballotagge presidencial; ser si bien la diferencia entonces era menor y dentro del margen de error.

No solo porque su hija pueda ser la próxima presidenta es que estas elecciones tienen a Alberto Fujimori en escena. Los cortes clasistas del voto y las estrategias desplegadas por ambos sectores rememoran el enfrentamiento entre Fujimori (padre) y Mario Vargas Llosa en 1990. Hace 26 años un ignoto hijo de japoneses derrotó al Nobel de Literatura representando a los pobres vs. los blancos ricos. PPK es hoy Vargas Llosa para el clivaje sectores bajos/altos. Pero si en 1990 el voto “anti" castigó también al escritor, ahora es Keiko quien lo sufre, y PPK recibe la adhesión de todo el arco político —incluida Verónika Mendoza— para evitar el regreso del autoritarismo y la corrupción con que el imaginario político peruano recuerda al fujimorismo de Alberto. El domingo sabremos qué clivaje prevaleció, si el político para alegría de PPK o el socioeconómico en beneficio de Fujimori.