miércoles, 19 de agosto de 2015

Ollas de teflón para las feijoadas de la abundancia

En el gran teatro de representaciones y tragicomedias que suele ser la política, Brasil era –hasta hace poco– ese espejo en el que debíamos mirarnos: un paraíso para el capital, matizado con conciencia social y un ejemplo de transparencia institucional. Se blandía la miríada de funcionarios acusados o sospechados de corrupción eyectados de los distintos gabinetes e investigados por la Justicia brasileña. Sirva esta introducción para contextualizar: Brasil es más ancho y el PT abarca menos que el peronismo en nuestro país; aun así, la transformación que está llevando adelante, la incorporación al sistema de tantos postergados, hambrientos, es mayor que la realizada por el kirchnerismo en estos años. Comparar es ser injusto, pero los distintos procesos latinoamericanos pos neoliberales tienen puntos de encuentro y vaya si los tuvimos con el Brasil de Lula y Dilma, aunque Alemania solo nos hizo 4 en 2010 y nunca de local. Pero todo esto es historia conocida.

Trazamos recientemente, a medida que se desarrollaba el tiempo electoral en el hermano país, paralelos con la Argentina. Someramente: las terceras posiciones de Marina Silva y Sergio Massa, la estratificación del voto por segmentos sociales y ubicación geográfica, los intentos por recuperar márgenes de acción por parte de los grupos de poder o presión, limitados ante el avance del estatismo (menor en el Brasil del PT; o más imbricado el capital privado con el Estado en el Brasil desde siempre, como lo demuestran los procesos judiciales en marcha). Intentaremos algo parecido con el proceso destituyente en marcha. ¿Golpismo? Puede ser, aunque esa palabra incluya en el imaginario a las FFAA y el quiebre del orden constitucional. No, golpe fue el 7 a 1 en la semifinal. En la región, en cambio, la metodología destituyente en boga pugna por emergencias de tipo institucional, en las que la legitimidad de origen se vea jaqueada por la de ejercicio, abriéndose así caminos para sucesiones menos traumáticas que las de un golpe tradicional. Honduras y Paraguay como ejemplos más claros, pero Ecuador, nuestro país, Venezuela y ahora Brasil enfrentan similares desafíos. Lo que pueda surgir de este atolladero político no es todavía preocupación para sus promotores, enfrascados en golpear a Dilma, el PT y al mismo Lula.

Hay razones, cómo no, porque la hermandad latinoamericana era fácil y hermosa como una garotinha de Ipanema, borracha de cachaça, cuando casi todos los países del subcontinente crecían a tasas chinas empujadas por el boom de las commodities y su foco en el postergado mercado interno. Encontraron además –lo sabían antes, pero era más complicado lograrlo– que políticamente la ecuación también cerraba, no solo por la orientación nuevaizquierdista de la mayoría sino como un modo de incrementar el peso relativo de la región en el concierto mundial. Ahora, cuando los modelos de nuestros países se encuentran cara a cara con algunos limitantes, se torna más difícil proyectar con el futuro como horizonte. Aparecen entonces las presiones por devaluación, apertura comercial, un retorno a políticas de concentración económica. Tanto en Brasil como en nuestro país se habla del “costo” del mercado laboral presionando a la productividad. ¿Qué es eso de pretender escapar de nuestro destino latinoamericano de atraso y subdesarrollo? Los industriales paulistas no son decorado, y el poder relativo del mercado en Brasil es mayor al que el kirchnerismo enfrenta o enfrentaba cuando los superávits gemelos desbordaron las arcas del BCRA. La decisión de privilegiar los acuerdos pactados con el Mercosur, aun ante la presión paulista por tratados de libre comercio con la Unión Europea, no pueden ser obviados en el análisis de la actual crisis de representación en Brasil.


Y entonces llegan los cacerolazos brasileiros con ollas de teflón para preparar feijoadas de la abundancia. Las protestas callejeras en Brasil tienen ya un desarrollo en el tiempo, pero han sido las últimas las que más atención suscitaron al conjugarse con la embestida judicial del Petrolão. Un ataúd con las imágenes de Dilma y Lula, un globo gigante con o primer trabalhador del PT en traje a rayas. Se comieron 7 pero igual salen a la calle: “Abajo el comunismo”, “SOS Fuerzas Armadas”, “#LulaNuncaMais”, “Impeachment” (para el que solo falta –dicen– que el PMDB abandonara el gobierno). Un cacerolazo bien organizado entonces, como corresponde. ¿Es el ajuste, la inflación, el aumento de tarifas? Es todo eso, pero no tanto. El Folha consigna 135 mil manifestantes en São Paulo el #16A. En un distrito con 20 millones no parece un número definitivo, menos aun si observamos la composición social de los manifestantes, similar a la de nuestros caceroleros: clase media y media alta que pide que no haya más corrupción y sí más democracia. Demandas legítimas, pero que no están en los planes de quienes podrían tomar la posta. Algo que los movimientos de izquierda brasileños tienen claro, por suerte, cuando dicen que defender al gobierno es “defender los derechos de los trabajadores, los derechos sociales del pueblo, la democracia, la soberanía nacional, las reformas estructurales y los procesos de integración latinoamericana”. El programa de la derecha se dirige hacia una colisión contra estos postulados en caso de arribar al poder.

Es evidente que Dilma está jaqueada (más allá de los niveles de imagen positiva que le atribuyan), pero no es tanto por las manifestaciones de protesta callejera como por la embestida judicial y los problemas internos de su gobierno: se quiebra su coalición, un ítem más significativo en Brasil, en un gobierno parcelado, que el “no positivo” de Cobos o la renuncia de Chacho Álvarez para Cristina y De la Rúa; no sabe quién o quienes pueden ser los siguientes en traicionarla y hasta Lula reconoce vacilaciones en Dilma. Pero el origen de esta situación no debe ser rastreada únicamente en la horrible horrible corrupción; tampoco, o no únicamente, en los trece años que lleva el PT en el gobierno y el lógico desgaste; ¿en la política económica conducida post elecciones por el banquero Joaquim Levy? No, un temblor que ya se hacía sentir se catapultó a sismo merced a los resultados ajustados del segundo turno electoral. El reñido balotaje entre Dilma y Aécio Neves, 51% a 48%, fue tanto síntoma de las dificultades del PT como un estímulo para la derecha brasileña. La campaña para destronar al partido gobernante ya había sido muy fuerte durante el desarrollo del proceso electoral, cuando intentaron catapultar a Marina Silva pensando en una opción intermedia, un Capriles posible que pudiera acumular todos los votos de la derecha y sustraer algunos de la coalición gobernante. De la contienda electoral, Rousseff emergió más débil aun. La entrega del ministerio de economía, el ajuste fiscal en educación, desarrollo social, la devaluación del real, los gestos amistosos al establishment y la pérdida de instrumentos políticos (Cunha y Temer en Diputados, Calheiros en el Senado, el PMDB al control de los resortes de sucesión presidencial) fueron todos –en distinta medida– tributarios del resultado de las urnas.

Para retornar a nuestro país, la posibilidad de un eventual balotaje que enfrente a Scioli contra Macri nos dirige hacia caminos que Brasil transita en lo que a erosión del poder político respecta. Se ha dicho ya que el próximo Presidente, sea quien sea, encontrará un Estado más fuerte que cualquiera de sus antecesores. Será, también, un Presidente que deberá convivir con una sociedad civil menos paciente y con corporaciones económicas prestas a continuar la batalla, a sabiendas de que la pax que emergerá como mandato de los comicios (Scioli, Macri, Massa o aún De la Sota, todos pelean por el centro) constituirá una herramienta de presión en el futuro. Aun cuando las chances de Macri sean mucho menores, llevar al sistema político hacia un balotaje (algo para lo que pretende colaborar Massa) representaría una victoria en términos de atomización del poder político para el gobierno que surja. Es algo que el oficialismo parece comprender, cuando apuesta sus fichas a un triunfo en primera vuelta. No se trata de evitar solo la chance de otorgarle una posibilidad más a la oposición, sino minimizar las oportunidades de que un futuro gobierno del FpV deba sufrir un desafío como el que hoy viven Dilma, el PT y el pueblo brasileño.

7 pusieron huevos y comentaron:

elnelson dijo...

Muy buen punto de vista. Quién sabe, capaz que el objetivo del círculo rojo desde el principio era arribar al balotaje, dónde perder 55-45 es una victoria para lo que viene luego.

Erkekjetter Silenoz dijo...

Muy bueno, si, comparto.

Por eso, fundamental será cómo quedará el congreso en Octubre.

Y si, la crisis es política y deviene o se da inicio depende, cuando surgen los quilombos económicos

Saludos

Cine Braille dijo...

1) FpV = PT + PMDB. Aunque el PMDB también puede ser comparado con la UCR, un aparato geográficamente extendido que nunca tiene candidato presidencial propio que sea competitivo.
2) Uno nunca sabe con Macri, Durán Barba, Carrió y la UCR, pero esa alianza ya cambia lo que fue un axioma de la política entre 2003 y 2015, que es que el FpV es el único con chances de gobernar la Nación. Aún cuando en octubre pierdan en primera vuelta.
Saludos

Capitán Medibacha dijo...

Tres aspectos distintos en el post de Ricardo: dos por lo que dice y uno por lo que no dice.- Empiezo por el último: El domingo hay elecciones en Tucumán. ¿nada nuevo que contarnos de su pago chico desde el último comentario del 11/8, cómo ve la cosa? Al menos, espero sus opiniones para comentar el resultado de las elecciones tucumanas.-

En cuanto a lo que sucede en Brasil, el ataque “justiciero” con la “corrupción”, las manifestaciones caceroleras y las traiciones de Cunha, Temer y restos del partido cogobernante PMSDB (o como se escriba), lo cierto es que no llaman en absoluto mi atención.- Tenemos ejemplos cotidianos similares en nuestro país con los constantes ataques y operaciones mediáticas opositoras.- Hasta cierto punto ¿qué otra cosa puede esperarse de cualquier oposición que se precie?

En cambio –y junto a Dilma con lo de Tsipras en Grecia- me resultan mucho más difícil de entender los actos de los gobiernos supuestamente progresistas y populares.- ¿Por qué Dilma designó a Levy para dirigir la economía brasilera después de ganar la reciente elección presidencial y se puso a aplicar un plan económico ortodoxo neoliberal extremadamente similar al que proponía Aecio Neves? También me ha descolocado que Tsipras, después de la hazaña que lograra en el referéndum reciente, se rindiera incondicionalmente a los ajustes y la austeridad que le imponen a Grecia Merkel y Schaeuble.- No tengo la menor duda que muy profundas razones habrán tenido para seguir estos caminos y sería una soberbia ignorante de mi parte cuestionar sus decisiones.- Sin embargo, no puedo menos que pensar que mostrar debilidad y aceptar seguir las políticas del enemigo, en general lejos de apaciguar a los lobos, los ceba.- Difícilmente pueda terminar bien ese camino.- Recuerden al pobre Pugliese cuando como ministro de economía de Alfonsín en 1989 pedía piedad a los empresarios diciendoles “Les hablé al corazón y me contestaron con el bolsillo”.- Será una estupidez, pero creo que a los griegos y a los hermanos brasileros probablemente ahora les hubiera hecho falta un Néstor Kirchner.-

Sigo en otro comentario

Capitán Medibacha dijo...

En lo referente a nuestro país, se abren nuevos vientos y horizontes.- Hasta que no se conozca el resultado de las urnas no se sabrá, pero entiendo que las grandes chances favorecen que Scioli será nuestro próximo presidente ya sea en 1° vuelta o en 2°.- En realidad, no debe perderse de vista que nunca se definió una elección presidencial argentina en la 2° vuelta, por lo que creo que ganará en 1°.- Tendrá amplia mayoría en el Senado, pero estará lejos del quórum en diputados, al menos inicialmente.-

Como dato relevante, a mi entender, el radicalismo dejará de ser la 2° minoría, perdiendo con ello importantísimos privilegios institucionales que hace mucho le han dado mayor poder del que lograba con sus votos (Consejo de la Magistratura, Auditoría Gral de la Nación, etc.) Su lugar será ocupado por el “peronismo federal”, lo que abrirá un enorme campo de negociación.- 30 o 40% del Poder Judicial Nacional y Federal se encuentra vacante por la obstrucción obcecada que hace años viene haciendo en el Consejo de la Magistratura la oposición, en especial, el radicalismo.- Por fin se podrán designar nuevos Jueces y es altamente posible que ya no sean todos radicales.- Idem con los Jueces de la Corte Suprema.- Ya anunció Rod. Saa que le encantaría un Juez puntano en nuestro Máximo Tribunal.-

Imagino a Scioli apuntando a las banderas de la “unidad” del peronismo, reunificación de las CGT, juramentos de amistad y colaboración con los gobernadores, todo ello tratando de no pelearse con Cristina, al menos abiertamente.- Hasta creo más que posible que se declare la paz en la guerra con “Clarín”.- De hecho Clarín siempre fue oficialista con los gobiernos cuando empiezan y opositor cuando piensa que se van.- Se equivocó con el kirchnerismo
porque pensó que se iría antes.- Esa equivocación le debe haber costado bastante caro.-

Falta que Scioli logre algún tipo de “acuerdo” con los buitres que pueda presentar, públicamente al menos, como un empate, y se convierte en el mago mandrake.- Incluso tan mago que podría intentar un “Pacto Social” estilo 1973.- Lo que espero es que tenga bien presente lo que les ocurre a Dilma y Tsipras antes de someterse a la derecha.-

El tiempo dirá. Un abrazo

Erkekjetter Silenoz dijo...

Y si don Capi, para pasar este Fimbulvetr es necesario algo como el "Pacto Social", hay que frenar la pelota y mejorar la circulación entre líneas para recuperar aire y fijar las posiciones... que corran los otros

Pero para eso es de vital importancia la unificación de la CGT, veremos cómo habrán de leer los tiempos a venir "los que más midieron" si es que tanto les preocupa el "desarrollo"

Saludos

Ricardo dijo...

Capitán: sí, teniendo en cuenta que Scioli (porque no creo que pueda ser una preocupación para Macri si llega) deberá atender lo que ocurre en Brasil en términos de disputa política (y no solo referido a las alvearizaciones de Dilma o Tsipras, je, en lo referente a política económica) es que subimos este...