Desarrollamos en el posteo inicial cómo se construyeron las alternativas electorales en la provincia. Someramente acerca del peronismo, porque no hubieron tiros (!) y todo se encauzó con llamativa normalidad para tratarse de sucios e impresentables. Del radicalismo, más el socialismo, más las adscripciones de Macri y Massa (que ahora quiere quitarle el apoyo a Cano; oh, el amor adolescente, flor de un día es –?–) también hemos hablado. Prometimos entonces escribir sobre las estrategias de los contendientes y el factor que, creemos, determinará el resultado electoral.
Sobre el oficialismo no diremos mucho más que esto: tiene obra para mostrar de estos doce años y lo está haciendo. Supo tramitar la sucesión de Alperovich con heridas menores, por lo que no pudo el tándem Amaya-Alfaro hacer usufructo de ninguna ambulancia (al contrario, debieron sufrir ellos los desgajes) y además se montan en la buena imagen e intención de voto de Daniel Scioli. La fórmula para la victoria.
Vamos al Acuerdo por el Bicentenario. Como cuenta mi amigo Aldo Jarma, el leitmotiv de Cano hasta no hace mucho era “no hay 23 sin 9 de agosto”, lo que implicaba que sería candidato a diputado o senador nacional el 9, triunfaría sobre el peronismo y la elección provincial se apuntalaría luego sobre esa victoria. Los acuerdos nacionales que tejía se basaban en tal presupuesto. Porque, ¿para qué querrían Massa y/o Macri ir en la boleta con Silvia Elías de Pérez? No, sería Cano el que traccionara localmente para las precandidaturas presidenciales del PRO y el FR, y a su vez este recibiría el aval de todas las fuerzas opositoras para poder polarizar con el oficialismo, única chance para un triunfo, surfeando el comprensible cansancio de un sector del electorado tucumano que apelarían a la alternancia. Pero algo falló, y no será Cano el candidato este domingo 9 de agosto. Desde el radicalismo aducen la falta de fondos para encarar dos turnos electorales, desde el peronismo dicen que se cagó porque pierde con Alperovich. Aquí damos por ciertos ambos argumentos. Así, para alegría (?) de Mauricio (que seguramente había acordado otra cosa), su boleta no irá adosada al apellido Cano.
Como señalábamos en el anterior, se le hizo cuesta arriba al Acuerdo por el Bicentenario. Se esperanzaron con los resultados de las legislativas 2013, que apuntaron un deterioro del oficialismo provincial y un crecimiento del radicalismo. En 2011 los resultados favorecieron al FpV con una diferencia sobre el ACyS de 55% (Alperovich 69,89% vs Cano 14,78%). En 2013, en cambio, el FpV triunfó con un 46,94% vs un 34,68% de la boleta liderada por Cano. El aliciente principal fue que el ACyS le ganó al oficialismo en la capital tucumana (41,83% a 36,13%) y en el municipio de Yerba Buena (46,53% a 35,35%). El candidato de la UCR descuenta que el oficialismo triunfará con números importantes en el interior provincial. Pese a las inundaciones, las obras realizadas no tienen comparación con periodos anteriores, el peronismo cuenta con una estructura aceitada y el radicalismo se circunscribe a grandes centros urbanos. Así, la esperanza de la UCR consistía en obtener una diferencia notable en la capital y distritos como Yerba Buena o Tafí Viejo para compensar la diferencia en el interior provincial. Fue la razón principal que lo impulsó a pactar con Amaya/Alfaro: no contaba con un candidato propio que midiera en San Miguel de Tucumán. En una muestra de derrotismo resignado, hace un tiempo Cano reconocía que para él “sería muy fácil poner cuatro pasacalles en la capital y ser intendente. Pero hay que asumir el desafío por Tucumán”. Dicha estrategia es la que lo pone ahora al borde del linchamientos (institucional, dentro de su partido, aclaramos. Aunque Cano suena demasiado parecido a Chano, de Tan Biónica): puede perder la gobernación y estar impulsando a Germán Alfaro (ex PJ) para el que podría haber sido el botín seguro para la UCR, la intendencia capitalina.
No leí números para San Miguel de Tucumán, pero Aldo me comentaba que si el ApB quería ganar la provincia, debía obtener una diferencia del orden de los 25 a 30 puntos porcentuales en la capital. No parece ser el escenario, cuando el ministro Yedlin viene creciendo y el canoamayismo se encuentra estancado. Tan es así, que La Gaceta retó a Germán Alfaro por faltar a un debate de los candidatos en la UNT (“No vaya a ser que Mayweather, que encabeza las encuestas por un apretado margen, termine nockeado por un sillazo vacío”). Para terminar de configurar el escenario hacia el domingo, lo que nunca se le niega a un espacio que prevé una derrota: “Según Cano, se pergreña un fraude”. El domingo tendremos una idea más aproximada de lo que pueden ser el 23 de agosto y el 25 de octubre en Tucumán.
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