Pero River fue campéon de la Libertadores, como antes de la Recopa y la Sudamericana. Como bien apuntaba el ex bronceado Closs, los Millonarios son los titulares de las últimas tres principales competencias continentales. Gloria y loor al equipo, honra sin par a su hacedor, el Muñeco Marcelo Daniel Gallardo, recontra ídolo de un River que no cuenta con tantos en cancha como en pasadas consagraciones. Lo que no hace más que agigantar el logro.
River, el campeón que más rápidamente se recuperó de un descenso, el que puso hombría cuando faltaba fútbol y el que intentaba jugar cuando las circunstancias lo permitían. Si tuviera que elaborar un podio, pondría a la estructura sobre los jugadores. ¿Pero no es muy bielsista, eso? Sí, pero Gallardo supo encontrar los esquemas y modos que mejor les permitieran rendir a los jugadores con los que contaba, de acuerdo a los momentos por los que pasaban, y eso no es bielsista. El Muñeco, así, obra como síntesis de buena parte de las tradiciones añejas y recientes del fútbol argentino. Los partidos eliminatorios, River fue más un conjunto sabellista que menottista, muy passarelliano en el pressing y con una característica fundamental para intentar cualquier hazaña campeonante: unos huevos así de enormes.
La fase de grupos encontró al equipo sufriendo por la clasificación. San José de Oruro, Juan Aurich y su cancha de césped sintético en Perú. Sobramos los partidos y clasificamos de milagro, con una ayuda inestimable del equipo subcampeón (que por eso mismo debe querer matarse ahora. ¡Te querés matar, Boc… digo, Tigres!). Un amigo me decía ayer, antes del partido: con el quinto gol de los mexicanos en Perú, supe que seríamos campeones. En las instancias eliminatorias, en cambio, River no fue inferior a ninguno de sus rivales: arrinconó a Boca jugando muy a lo Boca, mientras el equipo de Arruabarrena protestaba que le jugaran duro… ¡en un partido de Copa! Gago como síntesis. Luego derrota en el Monumental y triunfazo en Brasil frente a Cruzeiro, equipo copero si los hay, y el parate por la Copa América que nos desarmó. Se marchaban Teo Gutiérrez y Rojas, dos jugadores fundamentales para el equipo. Llegaban Alario desde el Bayern Mu… Ah, no, desde Colón de Santa Fe y ex River repatriados pero en el ocaso de sus carreras. Para que se entienda: la final la afrontamos con Cavenaghi como titular, que es como ganar la Copa con Palermo en muletas. Si sumamos a un improvisado Mayada como lateral y a Bertolo, un buen jugador de equipo pero de ningún modo una solución, uno de esos que pueden resolver partidos (Viudez se parece más a uno de esos), el 3 a 0 final frente a Tigres podía parecer utópico. Pero como decimos con amigos: In Doll We Trust.
Debemos reconocer que, nombre por nombre, Tigres tiene más equipo que River. Pero nosotros somos más equipo y no solo el resultado lo demuestra. La finalísima en el Monumental resultó un partido jugado con más nervios que la ida en Monterrey. Aquel fue más una partida de ajedrez, de movimientos calculados en los que ninguno quería quedar mal parado. Anoche, en cancha de River, Tigres dispuso de ocasiones para marcar producto de errores atribuibles al nerviosismo. A ello mismo debe responsabilizarse por las malas resoluciones de Gignac, Sobis y Damm. Alario, en cambio, un chico de 22 años que ayer parecía no comprender la magnitud de lo conseguido, facturó en la única que tuvo, luego de una gran maniobra individual de Vangioni. Justo él, el peor del equipo en el partido de vuelta. Pero releo y es demasiado racional lo que escribo, cuando grité el gol de cabeza, casi en palomita de nuestro novel delantero como grité los de Pisculichi y Sánchez frente a Boca, como el de Higuaín a Bélgica, como el de Mercado frente a Atlético Nacional o Guaraní. Como el del Ramirazo en la Bombonera.
Rucuerdo los festejos por la Sudamericana, más efusivos durante el partido final que luego. Este triunfo que nos entrega la Libertadores, en cambio, lo sentí más celebrado luego, con el pitazo del final. Quizás sirva como metáfora del devenir de River desde el descenso, desde el ascenso, el resurgir desde algún círculo infernal y el retorno al siempre esquivo plano internacional. Este triunfo también es obra de Almeyda y de Ramón Díaz, de Germán Pezzella y de todos aquellos que estuvieron y ya no están. Para un análisis más futbolístico quedará el resaltar la base fundamental del equipo, ese rombo conformado por Barovero, Maidana, Funes Mori y Kranevitter, la columna vertebral del equipo, la que posibilitó que Mora, que Teo, que Viudez, Alario y Sánchez pudieran vestirse de héroes circunstanciales. Para un análisis histórico quedará el crecimiento de Gallardo como DT. Para celebrar nos queda todo este tiempo por delante; pero como dijo ayer el conductor del equipo: ¡vamos por más!
10 pusieron huevos y comentaron:
El último campeón brillante de la Copa Libertadores debe haber sido el San Pablo de 1992-93, el que dirigía Telé Santana. Estas Copas se ganan con carácter, capacidad de sobreponerse en las malas, orden, y fútbol cuando te dejan. Notable que este River siempre tuvo a la suerte en contra: contra los peruanos de locales, por caso, o la racha de lesiones que padecimos, o que la Copa se cortara en el mejor momento del equipo (tras el 3-0 a Cruzeiro) y se vencieran los contratos de Teo y Rojas.
Ya me di manija y quiero ganar dos Libertadores seguidas (?).
Abrazo de campeonato
Eran demasiadas contras: Gallardo afuera, sin Mora y Mercado, aportadores fundamentales de gol, sin Viudez que parecía el distinto del equipo, el Pisculichi de la Sudamericana, con Cavenaghi para presionar (!) arriba (hay que reconocerle TODO LO QUE CORRIÓ Y METIÖ, COMO UN GRANDE), parecía una parada muy difícil frente a un equipo lleno de figuras y jugadores desequilibrantes en un esquema de juego asociado. Pero ya había pecheado Tigres en su cancha, eso era un aliciente. Y River había dado sobradas muestras de agrandarse, poner lo que hay que poner (no sólo huevos, sino convicción fundamentalmente) en las complicadas.
Abrazo de multicampeón de Sudamérica y Latinoamérica. Nos falta ganarle al Galaxy de Los Ángeles o al DC United (!!!!). Después sí, vamos a Japón. Organizá el amistoso simbólico, D'onofrio!
Desde que tengo uso de razón futbolística (1992, 93) nunca vi un equipo de River con tanta personalidad y presencia en la cancha. Abrazo grande!
Quizás justo el de la Libertadores del 96 se le compare en personalidad, con más juego pero quizás menos presencia.
Abrazo, Corvino!
"... unos huevos así de enormes." -> Faltó acotar, entonces, que también fue un equipo blasarmandogiuntista.
Como hincha de Boca no puedo mas que admitir que River se merecia la copa. Y a Gallardo lo odie como judador y la verdad que hasta ahora resulto un muy buen tecnico.
Objetivamente esta Copa es tan importante por la mistica que tanto vos y Corvino supieron expresar y contagiar.
Ademas ahora estan mas cerca de alcanzarnos, solo quedan 3! ja
Saludos!
Anónimo: cuando hay que poner, se pone. Y que la platea San Martín la chupe (!)
Luciano: ja, aunque incluya chicana, le agradezco el comentario.
Felicitaciones Ricardo... Ya alcanzaron a Román en el palmarés de la Libertadores, un esfuercito más y quien te dice empardan a Estudiantes... Saludos.- Pablo, el Bostero.-
Felicitaciones. En número de copas alcanzaron a Clemente Rodríguez, y a ¡Bilardo!. También superaron las libertadores que tiene Pelé y mariulo Rodríguez (gloria de Chaca y también de Independiente). Igual tenemos en común una aversión total hacia los colores azules y amarillos. pregunta... ¿y de tucumán? a quién seguís? a ver si te puedo tirar alguna chanza! saludos de un funebrero
Pablo: muchas gracias. Ahora, no se si tenemos que responsabilizar a los porteños por Macri, o a los socios de Boca que lo hicieron presidente hace mucho, je.
elnelson: de acá, hinchamos tímidamente por San Martín (que anda como el orto desde hace bastante mucho) y por el Lobo jujeño (el verdadero Capo del Norte). Pero hicimos fuerza para que ascendiera Atelético contra Huracán y no pudo ser.
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