Finalmente en Honduras, este 29 de noviembre, habrá elecciones. Teñidas en sangre y bajo un Gobierno de Facto, aunque en las formas se utilicen artilugios para dotar de legal o, por lo menos, no ilegal un claro atropello a la Democracia, como creemos muchos entenderla.
No será Manuel Zelaya, refugiado en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa, quien comande el llamado a elecciones y permita que el pueblo se exprese en las urnas.
Será bajo la atenta mirada y el fusil del dictador Micheletti que los hondureños deberán concurrir a votar en unas elecciones que no pueden ser llamadas tales.
Desde el 28 de junio mismo la Oligarquía hondureña esperó por un desgaste de la Resistencia en Honduras que le permitiera llevar a cabo, como va a ocurrir, unas elecciones sin la voz molesta de los Medios Opositores al Golpe ni candidatos que no sean los suyos.
Tegucigalpa es, desde el 28 de junio, la capital latinoamericana de la lucha por la democracia.
Una lucha que pensábamos ya se había ganado. Que nunca más ocurrirían Golpes de Estado cívico-militares-eclesiásticos ni se derramaría sangre hermana bajo una Dictadura.
Es un Golpe cívico porque una parte de la población civil apoyó y apoya el Golpe de Estado.
Es militar, como todos los golpes que antecedieron al hondureño en América Latina y es también eclesiástico porque la Iglesia hondureña no sólo convalidó el golpe sino que fue su sostén permanente.
Quien podría haber inclinado la balanza a favor de la democracia era, paradójicamente, EEUU. Pero el Gobierno de Obama, quien delegó en Hillary el asunto, nunca llamó Golpe de Estado a lo que ocurre en Honduras.
En un momento pareció que EEUU presionaba a Micheletti por la restitución de Zelaya pero, vistos los acontecimientos, cabe preguntarse por las reales intenciones de Obama, Hillary y el Partido Republicano. Zelaya no se lo pregunta.
Son muchos los países que adelantaron no convalidarán las elecciones de no mediar la restitución previa de Zelaya.
Creo que aún si restituyeran a Zelaya cinco minutos antes de los comicios, sería, a esta altura, puro maquillaje. El Golpe de Estado triunfó.
Para no aburrir con el tratamiento diferenciado que le dan los distintos Medios al asunto hoy, pongo de muestra el tratamiento de Página 12, que entrevista a Zelaya y el de Clarín, que habla de un país armado y empobrecido pero no dice nada del Golpe. Mas de lo mismo, Clarín.
Para concluir, la derecha en Argentina tuvo momentos de éxtasis mirando el desarrollo del Golpe en Honduras. El 17 de julio escribí este post en ArtePolítica que ahora copio a este blog.
5 pusieron huevos y comentaron:
Terrible amigo, todo disfrazado siempre por la derecha, la tele y la iglesia. saludos
Yo siento muchísima decepsión compañero, ya me preguntaba si podía considerarse una victoria el ahora trunco acuerdo por la restitución de Zelaya, aunque probaslemente lo restituyan luego de las elecciones. Mientras haya bases yanquis en algunos paises, las cosas van a seguir siendo difíciles.
¿Habrá sido Honduras moneda de cambio de Obama para poder aprobar su reforma de Salud?
No sólo disfrazado sino también planificado y ejecutado, fantasma.
¡Saludos y gracias por comentar!
Manuel: me acordaba de tu post festejando la probable vuelta de Zelaya.
Como decís y digo en el post, creo que, aunque lo restituyan 5 minutos antes o lo restituyan luego de las elecciones, el objetivo del Golpe de Estado se llevará a cabo exitosamente.
Es una pena terrible, y una herida que sangra todavía, para la democracia en Latinoamérica.
Un abrazo, compañero.
Lamentable es lo que sucede en Honduras...
Ahora... ¿alguien esperaba otra cosa?...
No hay dudas de como operan estos sujetos.
Muchachos, esto es así. Lo poco conseguido querrá ser quitado por izquierda y derecha.
Los liberales por su odio a la justicia social, y los "izquierdistas exégetas" por su odio al "bonapartismo".
Compañero, como siempre un saludo y mis felicitaciones por este seguimiento que ha realizado.
Y, uno es optimista y en un momento creí que podía volver Zelaya y que se llamaría a elecciones democráticamente.
Se agradece y le mando un abrazo.
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