La mejor encuesta es la falta de encuestas

Las PASO del próximo domingo servirán, dicen, como una gran encuesta nacional. Casi definitiva, querrán pensar de uno y otro lado si los resultados los favorecen. Una muestra rara, de la que extraer interpretaciones será difícil si, en cambio, los resultados no son los esperados.

No por falta de confianza sino debido a la novedad de su implementación, me inclinaría por la segunda opción. Es una elección en la que se ponen dos cuestiones en juego: una, el oficialismo, certificar la alta intención de votos de Cristina. La segunda, del lado de las oposiciones, seleccionar al candidato alrededor del cual intentarán generar un escenario de polarización, de implementación de voto útil. Que los restantes candidatos deberán combatir si no quieren ser arrojados a la banquina.


Arriesgar resultados basado en percepciones aisladas, del microclima, es brujería, quiromancia o tarotismo. Sólo lo hago los sábado a la noche, previo pago de la tarifa. Señor Ricardo, Percepción Extrasensorial, dice mi tarjeta. Por otro lado, si debiéramos guiarnos por el microclima generado por los medios, Cristina tendría que estar pidiendo cuatrocientos mil votos para evitar la proscripción como el Frente de Izquierda.

Han circulado encuestas recientes: Poliarquía le otorga a Cristina una intención de voto del 45%. Graciela Römer le asigna un 40,4% y Opinión Autenticada un 38,10% (estas últimas dos sin proyección de indecisos). Ninguna recibió gran repercusión en los medios opositores. No fueron titulares. Esa falta de encuestas es la mejor encuesta para los que queremos que la alta intención de votos de CFK sea certificada el próximo domingo. Sólo Página/12 (con alegría, suponemos) las coloca hoy en tapa y tira números a la arena. Debo decir que los números de Artemio me gustan.

La renuencia de Clarín y LA NACION para publicar números favorables al oficialismo es una buena señal, dijimos. Pero no se trató sólo de ocultar las encuestas sino que buscaron instalar la sensación de que los encuestadores se equivocan. Mucho. Ni siquiera Poliarquía recibió el beneficio que le otorga haber sido la que más acertó. No debemos esforzarnos para recordar que la palabra "Poliarquía" obtuvo varios titulares antes de junio de 2009, catapultándola al estrellato luego del 28J2009. No ocurrió así en esta ocasión. En ese momento la Guerra de Encuestas sirvió para constituir en voto útil, en voto castigo, el voto a De Narváez-Solá. Más importante aún, las encuestas por entonces sirvieron como reflejo de lo que finalmente ocurrió: el oficialismo nacional podía perder, con Kirchner a la cabeza, en la Provincia de Buenos Aires. Con todo lo que eso implicaba. Que hoy, en cambio, las encuestas reflejen un escenario distinto, favorable al oficialismo, es lo que las condena al ostracismo mediático.