Los movimientos en el PJ PBA, el retorno de Cristina y la selección de un gobernador del interior como jefe de gabinete alteraron el mapa de situación general y del peronismo en particular. Significaron la búsqueda de un nuevo equilibrio dentro del bloque oficialista que, una vez más, recuperó centralidad política relegando a los opositores al poco glamoroso rol de comentaristas. Si tan sólo ese hubiera sido el objetivo, estaría cumplido. Pero no.
Capitanich jefe de gabinete permite varias lecturas. La del turco Asís y Lucas Carrasco es una: el chaqueño es el presidente en ejercicio. Reconocemos a Asís como un gran operador (más inteligente pero menos amplificado que JMS o CPagni) que provoca así al cristinismo; si éste no reacciona solo confirma su teoría. Otra lectura es la de Manolo, como estrategia defensiva para impedir la penetración del FR en un NOA-NEA más permeable. Otra es la de Tereschuk, entendiendo la movida como una manera de delinear un formato de sucesión. La lectura que elegimos aquí es la que enunciamos en el primer párrafo: el reconocimiento de un nuevo balance de poder dentro del dispositivo oficialista sobre el que se opera para tender a un retorno al equilibrio.
Decíamos que luego de las legislativas el mapa remedaba el periodo 1997-1999. Hoy no es el mismo. El nuevo escenario llama a buscar distintos paralelos en nuestra historia. Probemos: con Capitanich, ¿el peronismo del interior ganó, sin proponérselo, una símil Batalla de Cepeda? ¿El alvearismo sciolista y el neoalsinismo massista (Guido dixit) están en aprietos? Por lo pronto, una certeza: se abrió el juego en el FpV y eso es bueno para todos los que integran el colectivo. Pero vamos por partes que es más fácil mirar el presente siguiendo una línea de tiempo, y lo primero este año fue el fenómeno (ahora desfenomenalizado) Massa.
Sin novedades en el Frente.
STM, por decisión estratégica, rompió con el FpV. Y ganó las legislativas pero, parece, perdió el peronismo. Omix dice Good Bye PJ a propósito de la impugnación que sufriera la lista de Ishii a la interna del PJ PBA. Floja de papeles, fue propuesta con el objeto de patalear o impugnar luego. Recordamos aquí haber ofrecido desin... interesadamente el consejo de un amigo kirchnerista, mejor que el canto de sirena del establishment mediático: si el objetivo del lanzamiento de Massa era conseguir autonomía para el PJ PBA, éste ya lo consiguió con STM afuera. El rol que hoy ocupa el tigrense recuerda más al de Chacho Álvarez que al de Cafiero. Sigue así la doctrina transversal marca Pagni. Para tener éxito en 2015 su construcción adolece todavía de la UCR que dio sustento nacional a la Alianza. Una guerra de guerrillas de intendentes transversales puede ser un camino, pero necesita que posean alta electorabilidad. Muchos de los que la poseen tienen, actualmente, juego armado. Replicar su Liga de Intendentes allende las fronteras de la PBA no será entonces pan comido. El sueño primigenio, quedarse con la jefatura del PJ PBA, no parece posible de aquí a 2015. Complicar a los intendentes vía Consejos o a Scioli vía Legislatura puede ser un arma de doble filo, y las legislativas no le otorgaron tanto poder. Como sea, está anotado para 2015 y debe observar qué ocurre en el minado (por internas y figuras) campo republicano y las posibilidades que el peronismo le reconozca.
La naturaleza de las candidaturas.
Durante las elecciones se tornó central, dentro del FpV, Daniel Scioli. La emancipación relativa de los intendentes peronistas en la PBA respecto a Balcarce 50 lo encuentra protagonista, pero también transparenta que Scioli necesita más del dispositivo PJ PBA que los intendentes FpV de él. La PBA sigue siendo llave de 2015.
La inclusión de un gobernador exitoso, que simboliza el peronismo del NOA-NEA, es también en detrimento de DOS pero puede leerse antes como resultado de la rebelión aceptada/permitida del peronismo bonaerense. Capitanich corre del reflector a Scioli, pero puede ser también beneficioso para DOS: ante la fragmentación relativa del mapa de poderes, más locales que a principios de este año, Scioli necesita en 2015 de una interna que lo legitime. Hacia el plano abierto, si la disputa era Scioli y Massa, FpV y FR, la inclusión de Capitanich engorda al FpV, lo que también eleva a Scioli en esa disputa exógena. Más jugadores en cancha enriquece el frente interno, de modo que es Massa y el FR quienes salen más perjudicados en estas movidas.
Del evitismo al peronismo.
Massa pensó que sólo tendría a Scioli como competidor. Scioli buscó labrarse el perfil de candidato natural. Confiaron en que Cristina continuaría en sus trece y no fue así. Vale aquí hacer la salvedad de que si bien CFK hizo de la responsabilidad política un axioma, también es cierto que su ecuación pragmatismo/principismo daba un resultado levemente diferente al de Kirchner. Bajo esa lupa, la entronización de un posible presidenciable, a la altura de Scioli (gobernador), y por fuera de su núcleo duro (al que podía ser adscripto Abal Medina), era difícil de prever. Fundamentalmente por la transferencia de poder y la -aquí reclamada- apertura que la selección supone (Urribarri era mencionado, pero representa en el imaginario más al kirchnerismo puro que al peronismo del interior). Cabe preguntarse, para comprender una de las artistas de la decisión, qué hubiera sido del FpV y de lo que resta hacia 2015 si no hubiera sido reconocido, y operado en consecuencia, el nuevo balance de poder. Cristina se muestra así entera y resolutiva frente a la sociedad, racional y equilibrada respecto a las internas del peronismo.
Retornando al presente, Capitanich JGM implica el abandono de la probadamente fallida estrategia de disputa mediática que prevaleció durante 2012. El dinamismo puesto a disposición de la gestión, el retorno de la sintonía fina, el acento en la cadena de formadores de precios, las reuniones con empresarios y gremios, con ministros y gobernadores, la nueva modalidad de relación con la prensa son demostración de que no se trata sólo de una renovación cosmética sino un cambio profundo respeto a la categorización de los objetivos, cuando algunos secundarios se habían transformado en principales y viceversa.
Se abre un periodo nuevo en el que la consecución de resultados será el norte, antes que la batalla cultural. De cuán exitoso resulte este giro dependerá, más que de cualquier otra cosa, que el modelo tenga continuidad más allá de 2015. ¿La sociedad pedía continuidad con cambios? Es el kirchnerismo mismo el que se pone a la cabeza, con una notabilísima resiliencia, de las nuevas demandas.