Decimos “hoy" porque nada está escrito en piedra cuando faltan más de seis meses para el cierre de listas y diez para las primarias. La contraparte es que el escenario ya ha adquirido su dinámica, y esas tendencias requieren demasiada energía para ser trocadas por otras. Vamos al hueso.
En P/12 plantearon ayer dos escenarios posibles. Leemos: “...En el oficialismo, no está claro si la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se abstendrá de intervenir en la disputa por las candidaturas presidenciales y se limitará a convocar a los postulantes (...) a que participen de las PASO del Frente para la Victoria (FpV). Esa hipótesis apunta a que la Presidenta dirá que el que gane en las PASO debe ser apoyado por todos los demás y punto. La segunda alternativa es que a principios de 2015, la mandataria convoque a los candidatos y les proponga el armado de una lista de unidad, señalando ella un candidato a presidente, a vice, a gobernador bonaerense y del resto de la provincias y las cabezas de las listas de diputados y senadores...". Para quienes siguen el blog no resultará difícil suponer que aquí creemos que la segunda hipótesis es menos probable que la primera, por aquello de que será lo local lo privilegiado antes que lo nacional. Por caso, algunas provincias tienen su calendario desanclado del nacional (Tucumán), otras optarán por desanclarlo ex profeso (¿Bacileff en Chaco?) y otras acompañarán las fechas nacionales. En esta nota cuentan que se negocia evitar adelantamientos para la primera mitad del año electoral. Significaría, claro, un espaldarazo a la fórmula nacional del espacio. Volvamos a las dos primeras hipótesis. Quien que tiró una bomba importante fue el Inge @nestorsbari. Pasen y vean: “...Ayer comenzó a circular con fuerza la versión que habría un acuerdo en el FpV con miras a las elecciones del año que viene en donde se confluiría en la candidatura a presidente de Daniel Scioli y finalmente luego de meses de negarse a la movida, Florencio Randazzo accedería a correr por la gobernación bonaerense, todo por supuesto con el aval y la conducción de Cristina Fernandez que determinaría la linea política y sería factor clave en la conformación de las listas de candidatos. Es decir, se habla de un acuerdo integral en donde el cierre incluye todas las categorías, o la mayoría de ellas. No solo las candidaturas principales...". Fue el escenario imaginado como más favorable por este cronista insidioso. ¿Se trataría de una imposición de CFK? Difícilmente pueda determinarlo una sola voluntad —importante como es la de la Presidenta—, sobre la fuerza de las lecturas que cada peronismo realiza en su territorio. Por otro lado, “bendecir" un armado que no tome en cuenta aquello que cada realidad local dicta —aunque contradiga sus deseos— iría en detrimento del volumen de votos, del espacio al modo en el que planteaba anteayer Eduardo Fidanza (al relatar las probables tribulaciones del kirchnerismo emocional) y aún de su propio liderazgo (cuando para desazón de Clarín cuenta aún con un apoyo nada desdeñable). Para entender esta convergencia de intereses se impone leer desapasionadamente el devenir del escenario en los últimos años, cuando la vereda oficialista se estrechó en lo que a su sistema de alianzas respecta.
Puede resultar sorprendente que esta ingeniería electoral (PASO para todos y apoyamos al ganador aún si fuera Scioli o lista de unidad pragmática en orden de mantener esa unidad) ocurra en el peronismo sin que las disputas tomen estado público en titulares de catástrofe o sismos. Tendremos que pensar que el PJ es, a la vez que movimiento, un partido bastante más institucional de lo que suele atribuírsele. Por supuesto, existen también las fuerzas externas que proponen desafíos, y en 2013 señalamos que la emergencia del FR —o de Sergio Massa, si prefieren— jugaría a favor de la unidad del peronismo oficialista.
Es que uno de los razonamientos que en 2013 llevó al quiebre del peronismo en la PBA (no replicado, mal que le pese al FR, en el resto de las provincias) se relacionó con el monopolio de la lapicera o el personalismo, fundamentalmente en el PJPBA. Si se verificara entonces la primera opción de las arriba citadas, utilizar las PASO, al decir de Rouvier, serviría como “...una expresión de que se avanza hacia una nueva etapa, no a una demolición de la actual, sino a una continuidad en evolución de la vigente".
Otro razonamiento que condicionó 2013 fue leer 1997 y 1999 en clave simplista: “la gente está cansada de esto y quiere otra cosa". Para no abusar de su paciencia, lector, no comprendieron que 1999, aunque implicara un cambio de elenco gubernamental, significó en realidad una continuidad del menemismo por otros medios o modos a través de la promesa “Conmigo, un peso un dólar" . A esto nos referíamos antes cuando trazamos un paralelo entre 1997/1999 - 2013/2015 (y aquí sí abusaremos de su paciencia, lector, con una larga autocita porque lo creemos conveniente y porque además es nuestro blog y escribimos lo que queremos): “...Menem no se convirtió en jefe de la oposición a la Alianza, (su preocupación) pasaba por mantener viva a su criatura –era lo que le permitiría decir que había hecho las cosas bien– y su engendro político era el modelo neoliberal de exclusión con endeudamiento y paridad cambiaria insostenible. El establishment (...) también apostaba a la criatura menem/cavallista, pero consideraba que había llegado el tiempo de un menemismo sin peronismo (...). Duhalde, en cambio, prometía parir algo distinto: una emergencia del uno a uno. De la Rúa se propuso en cambio como médico, maestro, policía y babysitter de la creatura, de eso que significaba concretamente el menemismo. Fue el Menem blanco y ganó.
En el actual escenario, de modo esquemático, podríamos decir que Cristina representa a Menem, Scioli a Duhalde y Massa condensa a De la Rúa y Álvarez. Pero no tanto, porque allí también están Macri y el FaUNEN. Hoy (...) el modelo actual, aun entregando signos de estancamiento (...), goza de cierto consenso. Puesto de otro modo: nadie plebiscitó algo distinto en las pasadas legislativas que no fuera al elenco de gobierno actual (...). Cristina, como Menem entonces, tiene en brazos una criatura que la sociedad no pretende reemplazar de cuajo (...). Scioli, por su parte, representa algo diferenciado del kirchnerismo… pero dentro del peronismo; como Duhalde entonces. Pero es el diputado tigrense quien, como Duhalde antes, apela a un cambio más pronunciado del modelo –un reemplazo más radical de la creatura– y a involucrar a la sociedad en la resolución de una interna peronista, antes que sólo a la estructura partidaria (...), carece (además) de la estructura de la UCR para enfrentar elecciones nacionales.
No es aventurado señalar que el objetivo de Massa (...) era colocarse en el centro del escenario y del imaginario político, corriendo al kirchnerismo, radicalizado entonces, a su izquierda. La ancha avenida del medio. Le bastó para triunfar en la PBA durante 2013, aunque evidentemente esperaba luego más ayuda del kirchnerismo para estimular la realización de un cielo encapotado de garrochistas. Pero suponer que el kirchnerismo y el peronismo entregarían, cómodos, el lugar que ocupaban, es inocente por demás (...). Ocurrió en cambio que luego de las legislativas, leyendo el resultado y la evolución del escenario, el kirchnerismo dio inicio a su etapa alvearista, comprendiendo que había abandonado en buena medida la pretensión de representación sobre algunas franjas que habían engrosado el 54%, y se corrió consecuentemente hacia el centro".
Como podemos ver, se verifique una u otra hipótesis, no estábamos lejos en el análisis: el oficialismo no regaló ni regalará el centro del escenario ni del imaginario política y apelará a la unidad como fortaleza frente a la dispersión del arco opositor. Como ventaja, depende más que ningún otro espacio de sí mismo; como desventaja, depende de la evolución de las variables económicas y sociales atadas a ésta, claro. Para ello cuenta con gestión en todos los niveles, mientras el “municipalismo" no puede sino desdibujarse en una compulsa ejecutiva nacional. Finalmente, aquello que en 2013 hizo usufructo del centrismo moderado debió correrse, empujado, hacia posiciones más duramente opositoras y denegatorias de la década kirchnerista. No sólo ello, sino que debe competir por ese segmento del electorado con Macri y lo que quede del FA-UNEN, mientras ambos realizan acuerdos netamente locales con las UCRs provinciales para dotarse de algún anclaje territorial allende sus territorios. No resta mucho para que comience la etapa de definiciones, y mientras antes se llamaba a pasar el invierno, al kirchnerismo se llama a pasar un verano.