En 2016 escribimos sobre la economía básicamente ornitológica del macrismo (capitales golondrina "invirtiendo" en bicicleta financiera y buitres en la "producción" de más deuda externa). Ha sido la tónica durante esta primera parte del mandato de Mauricio Macri, cuando esperaban que fueran instrumentos para capear la tormenta de las correcciones que creían necesarias para atraer inversiones (¿lo esperaban, realmente? ¿Es wishful thinking? No lo sabremos, pero era lo que decían por entonces).
Fue pensando en las elecciones 2017 que describimos las pretensiones políticas y económicas del macrismo, ya que el turno electoral legislativo se avistaba difícil entonces por la recesión buscada y generada por el macrismo apenas asumió: querían caer para rebotar. Lo consiguieron brevemente en 2017 y ganaron las elecciones. De todos modos, hasta los economistas macristas avizoraban un mediano plazo complicado, y apostaban a la inversión para la segunda mitad del mandato de Macri, creyendo que sólo sería necesario que confiaran en que Cambiemos, o el PRO, no estaban de paso.
Se pronostican ahora escenarios de catástrofe, y hasta las revistas de los centros financieros o diarios como el NYT y El País destacan las preocupaciones por una nueva crisis de deuda, un nuevo 2001, otro helicóptero republicano. Eran también las predicciones que hacía la oposición, desde todas las vertientes, allá por 2016 y 2017. A propósito, dijimo entonces que esos escenarios podían ser muy bien diferidos mientras Macri contara con la posibilidad de tomar deuda o regular el ajuste. Pero he aquí que, mucho antes de lo esperable, esas dos variables en las que se apalanca Cambiemos se van modificando: el gobierno anunció que no tomaría más deuda por este año, visto que deberían pagar más de lo que ya pagaban por ella y anuncia, además, un ajuste mayor al que venían proyectando, mientras los gurkas del establishment le solicitan poco amablemente que abandone toda pretensión de gradualismo.
¿Es este escenario el que planificaba el macrismo en sus comienzos? ¿El que anhelaban luego de ganar las elecciones de medio término? Definitivamente no. Una corrida cambiaria que los hizo fumarse 8 o 9 mil millones de dólares de reservas, las advertencias negativas de los centros financieros, lo que la devaluación y suba del dólar le agregará a precios y tarifas y un menor margen político para pasar entonces la reforma laboral que creen necesaria. Por supuesto, contar con el concurso de los gurúes y la prensa adicta les permite instalar que se hace necesario un mayor ajuste, que hay un exceso de pesos en plaza (cuando sigue cayendo el consumo, si no fuera tristísimo sería gracioso el argumento) y que todo se debe al incremento de la tasa de la Fed (cuando debe ser uno de los datos económicos más largamente pronosticado de los últimos tiempos y habiendo provocado, el gobierno mismo, una dependencia fenomenal de nuestra econonomía a los avatares internacionales y el humor de los especuladores).
Se trata de una tormenta, entonces, la vivida en los últimos días, pero como exacerbación de la dinámica desarrollada desde principios de este 2018. Pero puede pasar. Cuenta todavía con soga el macrismo; el problema es que se limitó enormemente en cuanto a las herramientas que disponía. Depende del endeudamiento y del ajuste: no pueden venir noticias agradables si sólo puede apelar a ello. No puede sino complicársele el frente político y pagar también por ello un costo electoral. ¿De qué magnitud? Dependerá de cómo navegue esta tormenta, si ésta se convierte o no en temporal y del juego gobierno-medios-poder judicial versus la escasa capacidad de respuesta que viene demostrando la oposición. Es,, claro, una oportunidad para esta última, pero no será simple si el peronismo territorial prefiere, pragmáticamente, cuidar sus parcelas antes que intentar una construcción que al menos lo acerque a Casa Rosada. Pero volvemos a una advertencia que hacíamos también por aquí previo a las legislativas: el que cuenta con más herramientas económicas, con la manija política y las balas de tinta y judiciales es el gobierno.