Así como hay un periodismo independiente, hay una historia independiente. Hay periodistas independientes e historiadores independientes. Todos sumamente militantes. Reniegan, estos militantes pseudo independientes, de la militancia a la luz del día porque las ideas inconfesables se militan de manera oscura. E inconfesable.
Para algo tiene que servir toda la parafernalia simbólica kirchnerista alrededor de la historia, aunque más no sea para cuestionar las ideas preestablecidas. Algo así como una Ley de Medios de la Historia. Liberar la palabra. Sumar voces. Se critica el Instituto Dorrego, pero su mera creación detonó una reacción del lado mitrista de la vida, y de la historia. Reacción que era, antes, sentido común. Y ahora, quizás, sólo quizás, no tanto. A ver, una nota como la que copio a continuación, publicada en LA NACION en 2004 por el Presidente de la Academia Argentina de la Historia (googleo y no encuentro ni siquiera una página web: ¿son tan truchos?), encontraría ahora unas cuantas respuestas, de historiadores y de blogueros también, ¿cómo que no?. Ahí va, amantes de Mitre:
Roca y el mito del genocidio [claro que fue un mito, los miles de indios muertos y las miles de mujeres y niños apresados y destinados a la servidumbre fueron el resultado de un proceso de generación espontánea]* Actualización: Moscón, en su blog, subió una nota de Pacho O'Donell en la que, haciendo referencia a Mitre, dice: «Son criticables en cambio aquellos que consideran sus textos y los encumbramientos y los anatemas que los habitan, inevitablemente condicionados por circunstancias y propósitos, como revelaciones sagradas y reaccionan destempladamente ante críticas u observaciones. Estoy seguro de que Mitre no sería tan “mitrista” como dichos personajes». Recomendamos su lectura.
Por Juan José Cresto
Para LA NACION
Hace poco más de un siglo, el 12 de octubre de 1904, el general Roca entregó al doctor Manuel Quintana los atributos de la presidencia de la República. Había cumplido su segundo mandato, pero su influencia política desde 1880 había transformado el país [el gran transformador, barrilete cósmico]. La Argentina era una potencia respetada [el granero del Mundo, boló]. El general Mitre, ya anciano y verdadero patriarca de la argentinidad [San Martín puto; para colmo, medio negroide], fue a su casa ese mismo día para felicitarlo por su gestión: "Ha cumplido", le dijo parcamente [porque la argentinidad estaba representada y contenida en Mitre, éste podía responder a la invocación de que Dios y la Patria se lo demanden], porque el juramento de su asunción, en 1898 lo había hecho ante el patricio [¿no se llamaba Bartolomé?].
Diez años después, el 19 de octubre de 1914, Roca moría en Buenos Aires. Los últimos años los dedicó a organizar su estancia La Larga, levantando casas para su personal [Ah...] , cultivando arboledas [Oh...] y caminos y mejorando su hacienda [un osito cariñosito, casi, el buenazo de Roca]. Se cumple este año el centenario de su alejamiento del poder y noventa años de su fallecimiento. El país no lo ha recordado suficientemente [¡ingratos! ¡Sólo lo recuerdan bien los socios de la Sociedad Rural!].
En los últimos tiempos una historiografía carente de toda documentación sostiene que la expedición de Roca de 1879 contra los indios, fue un genocidio [bueno, podría consultar Historia de la Crueldad Argentina, coordinado por Osvaldo Bayer. Aquí una introducción al texto. También hojear este documento "Genocidio de los pueblos indígenas y desaparición cultural de la generación americanista de la Independencia: ¿Punto final?", de Marcelino Fontán, en la Secretaria de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de la Nación. Pero bueno, todos sabemos que el Min. de Justicia está intervenido, como el INDEC]. Ello revela supina ignorancia u oculta intereses de reivindicaciones territoriales [(!)]
El tema indígena es complejo, porque abarca regiones muy diferentes, desde los paisajes andinos atípicos hasta la cuña boscosa del Chaco, con razas que no eran ni son comparables, como los diaguitas, los abipones o los mapuches [no se puede comparar a los diaguitas con los mapuches, como no se puede comparar a Messi con Oscar Ahumada, aunque ambos jueguen al fútbol]. En el Sur, los pueblos araucanos procedían de Chile e ingresaron al hoy territorio nacional hacia principios del siglo XVIII, según lo refieren numerosos historiadores de ese país, algunos con carácter reivindicatorio [¡oKupas! Así debe haber ingresado, como inmigrante ilegal originaria, la madre chilena de Kirchner].
La pampa agreste estaba totalmente desierta [sólo había que ir y tomarla pero, entonces, ¿para qué necesitaban ejércitos y armas si con un escribano hubiera alcanzado?], con algunos bolsones de pobladores aislados [Ah, a esos había que hacerlos bolsón... digo, bolsa]. En la provincia de Buenos Aires se denominaba "poblador del Salado" a quien se instalaba más allá de ese importante río [justifica la exclusión de la argentinidad por una denominación común a la época]. Sin alambrados, sin títulos de propiedad, salvo antiguas mercedes realengas, o con títulos imprecisos basados en la simple ocupación, el llamado "estanciero" [entre comillas, porque estanciero en serio, posta posta, fue luego Martínez de Hoz] era el ganadero que cuidaba vacas criollas, que no tenían parecido con las de nuestra época [no daba exportarlas a Europa, boló, se nos cagaría de risa "el mundo", y Lanata también], vivía con el cuchillo en la faja y dormía en un rancho que él mismo construía. Su beneficio empresario consistía solamente en la explotación del cuero del vacuno, que canjeaba en la pulpería o en "las casas", o poblado más próximo [un salvaje precapitalista, digamos]. Compartía, sí el temor al malón indígena.
Al caer la tarde, hacía recostar a su caballo en el suelo para ver la reacción del animal, cuya sensibilidad le permitía saber si la tierra se movía. En ese caso, sabía que, a lo lejos, los indios galopaban y él debía huir, abandonando todo [¿y la seguridad jurídica? ¿Y el derecho a la propiedad privada, aunque no tuviera títulos o fueran imprecisos basados en la simple ocupación, el llamado "estanciero"? Pará, que ya viene Roca].
El horror [¿Coronel Kurtz?] del malón se ha descripto repetidas veces, pero hay que recordar que el indio fue temible cuando aprendió a montar el caballo que trajo el europeo ["el" europeo, porque las distintas tribus indígenas no se podían comparar, pero los europeos eran sí, todos iguales: tenían alma, boló...], para robar las vacas que también vinieron con los españoles y venderlas en Chile [¡contrabandistas! Y medio estúpidos, mirá que cruzar la cordillera, a caballo, para vender vacas. No, si merecían que los exterminaran...]. También cuando aprendió a usar la cuchilla de hierro, que también obtuvo de la industria del hombre blanco. Los aduares indígenas estaban llenos de cautivas, mujeres blancas a las que se les hacía un tajo profundo en la planta de los pies para impedirles la fuga. Ellas tenían que soportar la indignación y el odio de las mujeres indias de la tribu [las mujeres indias hacían más opresiva la opresión para las mujeres blancas, agregándole la conciencia de la opresión merced a su odio e indignación. Eran medio bolches, parece. Y por eso también había que exterminar el peligro del sucio trapo rojo].
La historia argentina está llena de historias de pequeños y de muy grandes malones a lo largo de los siglos XVIII y XIX, hasta la decisiva ocupación de desierto por Roca [a ver, si habían malones ahí no podía estar desierto, ¿no?]. La política de ocupación no se inicia con este exitoso [exitoso] militar, sino que continúa desde los primeros gobiernos patrios [¿Ni siquiera fue el primer genocida? Bah]. Rosas hizo una expedición contundente [su querido Rosas también les dió a los indios pa' que tengan y guarden, rosistas putitos, nos dice J.J. Cresto], pero después de Caseros las tribus se alinearon, unas con el gobierno de la provincia de Buenos Aires y otras con el de la Confederación, participando en la política partidista [cooptadas por el gobierno estalinista de Rosas (en épocas pre estalinianas)].
Mitre quiso erradicar el delito en las pampas [un amante de la Ley] y no lo pudo lograr por tener que dedicar sus esfuerzos a la guerra del Paraguay [Yes, sir]. Sarmiento sufrió grandes malones y la batalla de San Carlos es un verdadero hito de la historia [no empecemos con Sarmiento...]. Avellaneda, que soportó una grave crisis financiera internacional, tuvo una política de ocupación a través de su ministro Adolfo Alsina, quien hizo construir una larga zanja de más de cuatrocientos kilómetros para evitar los malones, en una guerra defensiva sin mayores resultados. Finalmente, Roca, que conocía el desierto [ponete de acuerdo, ¿era un desierto o estaba ocupado por maloneros?], organizó una expedición ocupacional decisiva. Este joven general había ganado todos sus ascensos, uno tras otro, en los campos de batalla [¡macho argentino! ¡Antepasado del gran Pepe Argento!].
¿Estaba Roca ocupando tierras de indios? La respuesta es categóricamente negativa [ca-te-gó-ri-ca-men-te]. Esas tierras desiertas comienzan a ser ocupadas con las expediciones pobladoras de la España colonizadora del siglo XVI que, repetimos, trajeron el caballo y la vaca. Los indios iniciaron su ocupación 180 años después [¡pero la puta madre! ¿No me decís que los territorios estaban desiertos? ¡Ponete de acuerdo con vos mismo, loco!].
Los indígenas americanos precolombinos estaban radicados en mínimas parcelas de territorio y aprovecharon los descubrimientos, invenciones, ingreso de animales antes desconocidos y la tecnología del blanco para su expansión territorial [e'cir: si se expandieron, fue gracias al hombre blanco. Y lo que el huinca sotreta da, el huinca sotreta puede quitar. Ahijuna]. De suponer válida la peregrina teoría del primer poblador, tal vez debiéramos remontarnos al homínido y considerar al propio hombre de Neanderthal como un usurpador [hijo de mil puta, el Neanderthal ese: ¡give Ireland back to the irish!].
(...) [sigue, es largo, pueden leerlo completo, si quieren. Vamos al final].
El pedestal de la gloria [gloria] de Roca está en sus dos gobiernos y en su orientación política [mitrista], mucho más que en la ocupación del desierto [desierto que no me quedó claro si estaba desierto, o contenía maloneros asesinos salvajes raptores y violadores de mujeres blancas y contrabandistas de vacas a Chile], pero ésta es un timbre de honor de su biografía. Con el tiempo, a través de personas que no han leído específicamente sobre el tema o que tienen otros intereses, se ha creado una fábula que gente de buena fe la ha creído ["buena fe", como en "pobres estúpidos"], porque así se elaboran los mitos que después parecen "verdades reveladas" de valor teológico [y no como esta historia, bajada desde el Monte Sinaí por Bartolomé mismo]. Felizmente, cualquier serio investigador de historia, cualquier estudioso del pasado que se documente, se preguntará azorado [azoradísimo]: ¿qué genocidio? [eso, ¿cuál?] .
El autor es director del Museo Histórico Nacional y presidente de la Academia Argentina de la Historia.
16 pusieron huevos y comentaron:
El concepto de la propiedad privada y la noción de soberanía de este ¿historiador? se asemejan a la noción de propiedad de las cuadrillas de ladrones:mientras el objeto no es suyo no tiene validez, el derecho nace cuando el objeto es robado, a partir de allí es inviolable...
cuánta telaraña histórica, mamita, menos mal que existen los peronistas para airear un poco el panorama, porque el olor a bosta oligárquica es repugnante...
Iris: con tal de justificar a Roca et al. son capaces de decir que si tenía "rosas" en sus jardines, éstas olían a Mitre, je.
Daniel: lo bueno es que estos debates, que antes se daban en ámbitos más restringidos, se acercan al público general ahora. Es un avance...
Abrazos.
Acá se despacha Pacho armonizando el empacho:
http://www.odonnell-historia.com.ar/articulos/revisionismohist.htm
Es largo pero no tiene desperdicio,lo copypastié en mi blos.
Y sorprende en donde fué publicado.
Abrazo
Ah, bueno, un verdadero canto al mitrismo y a la Argentina blanca, rubia y agroexportadora. Aparte se burla de "la teoría del primer poblador", pero por otro lado se apoya en que "Esas tierras desiertas comienzan a ser ocupadas con las expediciones pobladoras de la España colonizadora del siglo XVI". Es un mamarracho este Cresta.
Ahí vamos a leerlo, Moscón.
'Chas gracias.
Hernán: hay que dar muchas cabriolas en el aire pa' justificar estas cosas...
Lo conozco personalmente al hombre. Tuve que hacerle un trabajo hace unos años. Mitrista acérrimo, liberal a destajo y sumamente narcisita. En fin, en aquel momento se repostulaba para el cargo y caminaba por las paredes.
Se agradece el destacado Ricardo,pero a tener en cuenta que el único mérito mío fue trascribirlo.
Abrazo
Daniel: mitrista, liberal y narcisista ¿no son sinónimos? ¿Qué fue de la vida de este buen hombre? ¿Le dibujará colmillos, anteojos y barba al primer billete de Evita que le caiga en las manos?
Abrazo.
Moscón: todavía no terminé de leerla. Muy completa, eso sí. Es bueno el rescate.
Abrazo.
En primer lugar este Cresto es impresentable, siguiendo la teoria de los mapuches "chilenos" lo cual es una idiotez bastante difundida a la que se le suele añadir que desplazaron a los tehuelches, que esos si eran oriundos del ACTUAL territorio argentino.
Las mayusculas anteriores justamente indican el error de pensar en "Chile" y "Argentina" en 1810... en ese momento las identidades que coexiste son las provinciales y la de "americanos" que engloba de minima a todos los habitantes del imperio colonial español en America.
Igual ojo Ricardo, Pacho es un flor de chanta y no solo por su trayectoria politica (que me parece irrelevante), sino porque no es capaz de tener un debate de mediano nivel con otro historiador de cualquier tendencia/ideologia, cuando fue a Filosofia y Letras el director de la carrera de Historia (mi querida carrera) lo demolió y feo, todos los kirchneristas quedamos como unos giles, lo mismo cuando fue con Chiaramonte...
En mi opinion ensucia el honor y la potencia de la gloriosa escuela revisionista y me parece que hay gente mil veces mas capaz para la posicion que el ocupa.
Hace poco lo crucé en Santa Fe y Gurruchaba. El para en el bar de esa esquina. Te aseguro que el billete de Eva le va a poner los pelos de punta, jaja.
Pacho es "una de cal y una de arena"por eso aparece en Perfil ,lo admiran los radicales y parece k.
Dicho esto ,adjunto q Pacho dijo en su programa "Que hubiera pasado si"q Roca al iniciar la "campaña del desierto "estaba impidiendo q Inglaterra ,Portugal e incluse Chile se quedarán con el territorio,q era codiciado por su extensión ,sus posibles riquezas y su falta de protección .
Para Pacho lo incorrecto fue la distribución en latifundios de dicho desierto,entre los amigos de Roca q eran unos pocos estancieros
(Convengamos q los indios recien hoy son pueblos originarios ,antes eran indios nomás ,salvajes q no aportaban nada ,q lo único q tenían lo tenían pq los españoles lo trajeron y q andaban x la pampa corriendo ,nontando gritando y tomando cautivas o asustando al gaucho ignorante de Martin Fierro con su coraje .)
El éxito del lado mitrista de la vida es q presentaron su historia cargada de intereses y odio como una epopeya de la civilización contra la barbarie ,neutral eso si.
Es muy díficil desterrar la idea mitrista y sobre todo es díficil posicionarse sólo leyendo historiadores y comentarios ,habría q ver documentos y comparar y sacar conclusiones .Si hacemos esto veremos q "todos somos una de cal y una de arena "Nadie es del todo malo ni del todo bueno .
Fede: le decía algo así a Moscón en su blojg respecto a don Pacho. De todas maneras, ¿para qué centrarse en el personaje si la nota es buena?
Igual, tenía la impresión de que le pasan el trapo.
Daniel: que salga a cacerolear, si no le gusta, je.
Mabel: coincido. Ahora, si Pacho escribe en Perfil, es admirado por los radicales y parece K, son dos de arena y una de cal, je.
Abrazos.
haaaa... ahora entiendo: los ranqueles, mapuches y tehuelches que vivían ahí eran ¿beduinos?
Publicar un comentario