Es imposible que alguien pueda no estar dolido por lo que está ocurriendo en Venezuela. Claro, algunos fingen muy bien ese dolor mientras por dentro celebran la posibilidad de que el gobierno de Maduro pudiera caer. Entienden bien que la Venezuela del chavismo fue punta de lanza de los gobiernos de nueva izquierda latinoamericana y que recuperar Venezuela, para la geopolítica que juegan las potencias (y fundamentalmente EE.UU.), puede significar algo similar para los movimientos restauradores del resto del subcontinente. Las expectativas son siempre un factor importante en cómo se resuelven luego los apoyos en pos de nuevos equilibrios. La geopolítica quizás no permita entender el conflicto en curso per se, pero sí nos permite comprender su conveniencia/inconveniencia para los distintos actores, internos y externos, su inserción en el plano local venezolano y subcontinental, y el porqué de las distintas opiniones y aproximaciones mediáticas al respecto.
A fines informativos, este posteo no tendrá objetivos ídem. Para eso están la TV, los diarios, twitter, etc. Claro, la información que reproducen no sólo es confusa sino tendenciosa. Existe una guerra de relatos puesta a disposición de la lucha geopolítica. Los medios del establishment, pertenezcan al país que pertenezcan, retratan el conflicto en desarrollo como un atropello a manifestaciones democráticas por parte de un gobierno fascista y dictatorial. Los medios que simpatizan con las expresiones de izquierda se enfocan en las intenciones destituyentes, golpistas, de grupos que buscan un retorno a la Venezuela prechavista. Existe algo de verdad en ambas expresiones: el gobierno venezolano reprime y muchos opositores a Maduro buscan terminar con la experiencia chavista apelando a la violencia. Quienes hablan de un intento de golpe a la democracia venezolana (¿hace falta recordar que el año pasado la mayoría del pueblo venezolano eligió a Maduro como Presidente?) no presentan pruebas concluyentes, y por eso este posteo se refiere a la cuestión geopolítica, que permite a grandes rasgos comprender la situación dentro de un mapa mayor. Por su parte los opositores a Maduro presentan pruebas absolutamente ridículas, apelando a imágenes viejas o de conflictos distintos al que actualmente se desarrolla en Venezuela (pruebas gráficas acá, inventariadas por el periodista Horacio Torres). Mientras portales como Infobae reproducen la condena de la CIDH dependiente de la OEA a la censura de medios opositores (el canal colombiano NTN24), el director general de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones venezolana denuncia un esquema de guerra electrónica con montajes de videos y fotografías y ataques por incremento de tráfico.
Alejado de los hechos, mi impresión es que se trata de un intento claro por golpear al gobierno del PSUV. Analizando la relación de fuerzas, Otto Rock y Abel Fernández concluyen que la administración de Maduro cuenta con el suficiente apoyo popular como para evitar su derrocamiento. Pero debemos señalar aquí también que las condiciones económicas (y políticas luego de la muerte de Chávez) se han deteriorado, o continuaron el deterioro que ya se advertía durante los últimos tiempos del ex Presidente venezolano. Sobre ese descontento es que se montan muchos de los argumentos con los que la oposición golpea al gobierno del PSUV. Parte de esas condiciones nacen en una Venezuela país productor de petróleo pero que, por otro lado, debe importar una gran mayoría de los insumos que consume, siendo alimentos el rubro más sensible. Un esquema promovido por todas las anteriores administraciones al chavismo, que entrega el país atado de pies y manos al poder de especuladores internacionales y nacionales. La inflación en alimentos se explica en buena medida por ello, y más aún si sumamos el mayor acceso que las clases populares tuvieron a salud, educación y alimentación. La inclusión como motor de la inflación. O la inflación como reacción de los sectores acomodados. Según la CEPAL, la pobreza rondaba el 49% en 1999, mientras que en 2013 cayó al 27%. Lo mismo para la indigencia, que en poco más de una década disminuyó del 21% al 10%. El Gini ha mejorado sensiblemente en estos años, y también la distribución del ingreso. Motivos que también sirven para explicar las reacciones que enfrentan algunos gobiernos de la región, entre ellos el nuestro.
Para explicar mejor esta guerra de relatos, y cómo los distintos intereses juegan la partida geopolítica, podemos observar cómo critican y se alarman por Venezuela aquellos que jamás elevaron la voz cuando el golpe y asesinato de periodistas en Honduras. Quienes protestan contra la represión –que el gobierno boliviariano ejerce mediante hidrantes y balas de gomas contra quienes atacan edificios públicos– tampoco denunciaron que el accionar de Piñera en Chile fuera el mismo contra quienes claman por educación pública gratuita y de calidad. Por el contrario, Chile era y es uno de los modelos propuestos por estos sectores. Pero probablemente sea el reciente golpe institucional contra Fernando Lugo en Paraguay el que mejor se relacione con los acontecimientos venezolanos. No protestaron tampoco los medios del establishment cuando derrocaron a Lugo, golpe promovido exitosamente para abortar cualquier posibilidad de una reforma agraria que entregara tierras a campesinos, y así la sojización del Paraguay pudiera concentrarse en las pocas y usuales manos. Paraguay fue un límite a la plena incorporación de Venezuela al Mercosur. Protagonistas de esta pulseada geopolítica, Argentina y Brasil aprovecharon la crisis paraguaya para darle la bienvenida a Venezuela al bloque comercial sudamericano. Como moneda de cambio a su reincorporación al bloque ahora, el gobierno del paraguayo Cartes no se opone al ingreso de Venezuela. La advertencia que representa Unasur (y el protocolo de Usuahia) debería constituir un freno al intento desestabilizador, pero el caso de Lugo juega a favor de los opositores venezolanos.
Nadie puede desentenderse de las consecuencias de la resolución del conflicto, en una u otra dirección. Aquí, como Abel y Otto creemos que se resolverá respetándose el estado de derecho. Pero sería ingenuo no advertir que el programa de “lucha” de la oposición venezolana (y sus apoyos internacionales) apuestan a una pelea de largo aliento que desemboque, probablemente, en un referéndum revocatorio, mecanismo previsto en la Constitución venezolana en su artículo 72: “Todos los cargos y magistraturas de elección popular son revocables. Transcurrida la mitad del periodo para el cual fue elegido el funcionario o funcionaria, un número no menor del veinte por ciento de los electores o electoras inscriptos en la correspondiente circunscripción podrá solicitar la convocatoria de un referendo para revocar su mandato…”. Para finalizar, deseamos que el conflicto finalice cuanto antes y sin que debamos lamentar más muertes.
10 pusieron huevos y comentaron:
Debido a la deformación profesional que traigo por ser ingeniero, necesito ver el mecanismo de cada cosa. En este caso, en ve de tanto bla bla, el mecanismo por el cual las manifestaciones estudiantiles pueden transformarse en golpes de estado.
En 60 años hemos visto muchas manifestaciones estudiantiles en todo el mundo, y contra presidentes que no tenían congreso y militares a favor como Maduro, pero en si ninguna fue un golpe de Estado.
Loa mismos que aplaudían las manifestaciones estudiantiles en Chile hace 2 años, y que nadie, ni Piñera, caracterizó como golpistas, ahora califican a las venezolanas con ese mote que en el fondo solo puede ser usado para terminar justificando una masacre.
Vos Marianote el único mecanismo que "ves" es los de las revoluciones en 4x4 + las volteretas para comprar rúcula y, así y todo, "ves" lo que le conviene a tu maniqueísmo.
Precisamente el arriba imputado es uno de los "hoyoyizados" por las víctimas de las dictaduras populistas pero NUNCA de las repúblicas democráticas de derecha, seguramente en esta situación serán "debidamente" procesados por efectuar escándalos en la vía pública.
Me resulta llamativo que en estos momentos no haya más colaboración y auxilio mutuo entre Venezuela, Brasil y Argentina, tres socios del Mercosur/Unasur.- Venezuela es -como nosotros- otro país EPD (estructura productiva desequilibrada).- Gran productor y exportador de petróleo, debe importar todo el resto, en especial alimentos.- La suba en los precios de estos alimentos y el desabastecimiento o escasez en los mismos es lo que pone en jaque al modelo chavista.- Argentina y Brasil son grandes productores y exportadores de alimentos.- Argentina, además atraviesa -y continuará atravesando durante varios años, Vaca Muerta mediante- una coyuntura crítica por la necesidad de importar petróleo y gas.-
¿No es de mutuo interés, al menos para Argentina y Venezuela, negociaciones de gobierno a gobierno que garanticen el abastecimiento a Venezuela de alimentos a un precio ventajoso, a cambio de petróleo a precios igualmente ventajosos?
¿De lo contrario, para qué sirve sirve el Mercosur y/o la Unasur? ¿Para lindos discursos? Un abrazo.-
Me resulta llamativo que en estos momentos no haya más colaboración y auxilio mutuo entre Venezuela, Brasil y Argentina, tres socios del Mercosur/Unasur.- Venezuela es -como nosotros- otro país EPD (estructura productiva desequilibrada).- Gran productor y exportador de petróleo, debe importar todo el resto, en especial alimentos.- La suba en los precios de estos alimentos y el desabastecimiento o escasez en los mismos es lo que pone en jaque al modelo chavista.- Argentina y Brasil son grandes productores y exportadores de alimentos.- Argentina, además atraviesa -y continuará atravesando durante varios años, Vaca Muerta mediante- una coyuntura crítica por la necesidad de importar petróleo y gas.-
¿No es de mutuo interés, al menos para Argentina y Venezuela, negociaciones de gobierno a gobierno que garanticen el abastecimiento a Venezuela de alimentos a un precio ventajoso, a cambio de petróleo a precios igualmente ventajosos?
¿De lo contrario, para qué sirve sirve el Mercosur y/o la Unasur? ¿Para lindos discursos? Un abrazo.-
Los precios del petróleo son conocidos, calculo que exportan todo lo que pueden físicamente, por nuestra parte los "alimentos" también tienen un precio, y dudo que haya capacidad ociosa, quién les haría la rebaja?
Otro tema es como se ha destruido la producción de alimentos en Venezuela, a nivel primario e industrial, pero eso no es algo que se pueda arreglar técnicamente.
Mariano: por tu primer comentario, decir que son manifestaciones estudiantiles es más o menos como negar el golpe a Lugo en Paraguay...
Ricardo: En vez de afirmar a ciegas lo que parece ser un absurdo, deberías explicar el mecanismo por el cual esas manifestacione pueden terminar en un golpe de Estado.
Aunque sea algo imaginario y teórico, escrito siempre se puede ver si suena verosímil o un disparate.
Sinó solo queda compararlo con las manifestciones estudiantiles con Piñera, que cuando se fueron de mambo tuvieron represión convencional, aunque dura, sin paramilitares ni acusaciones estrambóticas.
Mariano: absurdo es no considerar, justamente, la cuestión geopolítica. Chile en el Acuerdo del Pacífico, prácticamente un protectorado de EEUU desde el pinochettismo y del Imperio británico antes.
Por eso el ejemplo del Paraguay. ¿A Cartes intentarían voltearlo como a Lugo? Nunca, porque su alineamiento, ergo práctica de gobierno, es otra. Lo vivimos con De la Rúa: aún en el pozo intentaron tirarle cuanta soga encontraron. A este gobierno, sin estar ni cerca de los desequilibrios macro de los primeros dosmil, con todo.
No se trata de delirio. En el post concuerdo con el bloguero de Incakolanews y Abel Fernández: no hay condiciones políticas para que el PSUV caiga, pero el objetivo es crearlas...
Me falta el mecanismo, insisto. Cómo volteás a un gobierno que controla las fuerzas armadas y de seguridad, los grupos paramilitares, el congreso, y los jueces, y de yapa puede dictar leyes por decreto? Solo puede haber un movimiento de palacio intrachavista.
Basarse en que una manifestación estudiantil es o no golpista por la situación geopolítica del país es también un absurdo, y contra los derechos humanos, porque permitiría justificar culquier cosa.
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