El macrismo despliega su propia batalla cultural. No se trata de imponer el ideario liberal: si el kirchnerismo debía “vender” las bondades del intervencionismo estatal, Mauricio Macri hace usufructo de la hegemonía –Gramsci, te queré’ matá’– del pensamiento liberal; pero debe vender, sí, el arribo de un futuro promisorio, el ya famoso “segundo semestre”. Acá estamos convencidos de que va a llegar, así demore años y debamos quizás esperar a que lo acerque otro gobierno.
Para comprender cómo se pensó la comunicación macrista, retrocedamos a tiempos de Cristina.Las operaciones de prensa fundamentales se desplegaban los domingos a la noche, desde la pantalla de Canal 13 y con Lanata. Así, el antikirchnerista tenía toda la semana para verduguear al por entonces oficialismo en su ámbito de trabajo. ¿Cambió eso? Sí, #cambiamos: las operaciones se desarrollan ahora los viernes o sábados, desde tribunales: Lázaro o Máximo K, arrojados para ser devorados durante el fin de semana y así calmar al tipo de a pie, asegurándole que su sufrimiento actual es resultado y responsabilidad del gobierno anterior. Puesto de otro modo, se trataba de exteriorizar la furia antes; se trata de procesarla por dentro ahora. Esto apoyado empíricamente en la evidencia, como mostró recientemente Ibarómetro: del 52,7% de encuestados que aprobaban al macrismo, según la encuestadora en abril, el 45,3% lo hacía “porque representa algo distinto al kirchnerismo".
Pero gobernar conlleva responsabilidad, algo a lo que no estaba acostumbrado el PRO o Cambiemos.
No hay batalla cultural sin gestión económica que le de soporte, solíamos evaluar en tiempos de Cristina. Vale para Mauricio también, y tres excelentes notas del pasado fin de semana dan cuenta de ello. En respuesta a Pagni, Carrió y Silvia Mercado, quienes desde la militancia oficial leseñalaban a Macri “problemas de comunicación”, Eugenia Mitchelstein, Manuel Mora y Araujo y Martín Becerra analizaron la comunicación del oficialismo para sentenciar, los tres, al unísono y sin previo acuerdo: “es la economía, estúpido”. Pero bueh, ¿qué puede esperarse de un gobierno queplanea planchar la inflación destrozando el poder adquisitivo de los salarios populares? ¿Antikirchnerismo, dicen ustedes? Sí, eso.
El macrismo desespera por mantener la grieta en términos políticos (K vs antiK) y evitar que vire hacia un eje económico (M vs antiM).
Desde la asumida derrota, Scioli fue señalando los golpes al bolsillo del nuevo oficialismo. También se llevó buena parte del discurso de “retorno” de Cristina –aunque en términos políticos oxigenara el momento macrista–, y fue el justificativo para llamar a un Frente Ciudadano. Tocó el turno de las centrales sindicales, con una movilización que dio por clausurado definitivamente el periodo de gracia de todo nuevo gobierno. Graciosamente, fue Macri mismo quien lo reconoció en su discurso del Día del Trabajador, dando por finalizada la Revolución de la Alegría con una emotiva pero sencilla e irónica frase: “saquemos una ley que diga que somos todos felices”. Implica reconocer que: 1) son gobierno, algo a lo que el macrismo se negaba; y 2) que no puede contentar a todos o, como suele decirse, algún culo tiene que sangrar, muchachos.
Resulta entonces en un cambio de la comunicación oficialista. Durante la semana anterior, Macri habíadado el puntapié inicial al reconocer que hay “gente que no llega a fin de mes” pero que ese “es el camino”. Deliberadamente excluyó de la “comunicación” a los que perdieron el trabajo. No los interpela porque sabe que los perdió. Entonces, si gobernaba sólo para su núcleo duro – baja/quita de retenciones, “salida” del cepo y devaluación, endeudamiento externo–, ahora también le habla sólo a su 24/29% de las PASO2015 y les propone alegrí… Ah, no, les propone paciencia. Segundo semestre. Bastante religioso y bíblico, a falta de un término mejor: sufrimiento ahora para acceder al paraíso luego. ¿Es una estrategia defensiva? Sí, pero ¿qué otra le queda? Apelar a los fusibles. La remoción de Marcos Peña, como le pidieron La Nacion, Carrió y Sil Mercado.
El macrismo, obligado por las circunstancias, se encuentra transitando una mutación en su política de comunicación: desde la oposición que solían ser hacia el oficialismo que ahora detentan. Son ahora gobierno para la opinión pública que lo adversa, pero todavía oposición al kirchnerismo para su núcleo duro. Su público comprende, abraza y agradece postulados como “detrás de cada empleo inútil hay un maestro que no hemos podido poner al frente de un aula”.
5 pusieron huevos y comentaron:
Muy buen artículo, pero voy a hacer un par de observaciones.
Creo recordar que en el gobierno anterior (Cristina, no Pinedo) las noticias también salían los viernes desde los estrados judiciales y tenían sábado y domingo de repiqueteo en Clarinete, hasta que apareció Lanata y le sumó también el domingo, que dejaba tela para cortar toda la semana.
La otra es que estamos abusando del verbo "detentar", que según el Diccionario de la Real Academia hace referencia a un uso o acceso ilegítimo al poder.
Saludos y felicitaciones por su gran blog y sus análisis.
Diego: tenés razón con "detentar". Vicios.
Gracias!
Saludos.
Ricardo, debo decir que además de tu buen artículo tuve que pispear las encuesta de Ibarómetro.
Loco, dejenme de joder, si alguno me dice que la gente no le da bola a los medios a la hora de decidir entonces yo me pongo a estudiar swuajili, porque no entiendo un corno.
Es impresionante, cada página es para sacarle jugo. Por ejemplo: la "inseguridad" pasó a ser el QUINTO tema de preocupación de los argentinos (!!!), pero no sólo eso, bajó un 6% en ¡tres meses! ¡a la pelota! Pasamos de que nos estén matando a todos a que ya no pasa nada. Y si, es cierto... ya no pasa nada: en los noticieros.
Lo que sí pasa es Lázaro Baez, de día, noche, tarde y madrugada. Ops, coincidencia: mayor preocupación del argentino: la corrupción. Pero no, a la gente los medios no la influye ni un poco.
Y sigue: la gran mayoría (casi todos) creen que Macri gobierna para la clase alta y en menor medida la media. Pero mantienen la imagen positiva, y encima de los sentimientos positivos que genera el gobierno prácticamente todos se concentran en "esperanza". O sea, la onda es así: evidentemente muchos votan pensando que una boleta es una ficha de casino. Está bien, así nos va a ir...
Y como bien marcas, la mayor fortaleza del macrismo es, para el que tiene imagen positiva, que representa la antítesis del kirchnerismo.
Fuera de joda, este es el gobierno más testimonial y endeble que conocí en mi vida. Su existencia es meramente la contracara de otra cosa, sostenida por una propaganda alevosa de los medios de comunicación.
No sé realmente como piensan sostener esta farsa por tres años y medio mas, pero si lo logran me saco el sombrero (bueh, hay mucho crédulo también, evidentemente...).
Salutes.
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