No faltamos a la verdad si decimos que el kirchnerismo pudo construir en estos años un escenario en el que las decisiones políticas tienen un margen como nunca antes visto respecto a los vaivenes de la economía, que, en países como el nuestro, periférico, por no decir dependiente de los centros políticos y económicos (o económicos y luego políticos; o económicos, militares y por lo tanto políticos), ha sido históricamente regida, la economía, claro, por el poder económico mundial y sus subsidiarias locales. Como ejemplo, en 1810 ganamos cierta autonomía política, que nos sirvió para desembarazarnos del lastre en que se constituiría depender económicamente de España para decidir depender a continuación de Inglaterra.
A contramano de la nacionalización de YPF, que sí significó ampliar los márgenes del Estado, la nueva Ley de ART que se aprobará hoy representa, en comparación a la anterior, un avance en términos legales... pero no en términos reales, al excluir la doble vía para los reclamos por accidentes laborales. Es así, hay que reconocerlo, una concesión al capital. Claro, en un escenario de crisis financiera, en un año en que el oficialismo ha decidido apelar a una estrategia defensiva en términos de manejo económico, pero también en lo que atañe a lo político y el modo de construcción (o retención) del poder.
Luego del 54%, que zanjó definitivamente en términos de opinión pública la disputa que explotó en 2008 entre kirchnerismo y poderes fácticos (fundamentalmente el mediático/financiero), y especialmente este 2012, la agenda no estuvo dominada por el oficialismo, a pesar de haber tomado determinaciones trascendentes como la nacionalización de YPF y la reforma de las Carta Orgánica del BCRA. Las razones pueden encontrarse en el triunfo electoral y el catastrófico default de una oposición que deliraba con una cohabitación en el poder a la manera europea, pero también en la estrategia defensiva elegida por el gobierno frente a la crisis y a la situación de segundo mandato de Cristina. Aún así, la centralidad política sigue siendo monopolio del oficialismo nacional, contradictorio cómo pueda parecer por lo expresado en las líneas precedentes.
Existe en la actualidad una disociación clara de la agenda, con dos poderes antagónicos disputándose a la opinión pública, pero hablándole cada uno a porciones distintas del electorado: cada uno a su base electoral sin intentar saltar el cerco. Ha sido la constante en lo que respecta a las oposiciones, pero también ahora el oficialismo ha ingresado en el círculo vicioso de las audiencias redundantes, al colocar al 7D como linea divisoria de aguas de la historia reciente.
Forma parte de lo que vendrá, desconocido, ya que algunas certezas, o muchas, comenzaron y comienzan a escribirse con signos de interrogación al principio y final, y así cruzamos el espejo como Alicia para encontrar algunas contradicciones: oposiciones políticas subordinadas al poder económico que intentan correr al gobierno por izquierda casi como si fueran izquierdas testimoniales y no derechas desestabilizadoras; un oficialismo nacional que hizo como nunca por incrementar la dignidad de los trabajadores que sanciona esta ley de ART en lugar de -como nos gustaría más- hacerlas desaparecer y que sea el Estado (tampoco los sindicatos) quien se haga cargo; Moyano defensor de causas republicanas (hace poco Pagni señaló que su inquina con el gobierno se referenciaba en "la negación oficial de la inflación y de la inseguridad, al deterioro del aparato de Defensa y a la manipulación de los medios") como si se hubiera bullrichizado; y los caceroleros, este 8N que se acerca, presentándose como una revolución más de la primavera árabe mientras utiliza un discurso republicano liberal. Son tiempos interesantes, principalmente por lo extraños.
7 pusieron huevos y comentaron:
Me parece que la ley salió cruda.
Una cosa es un accidente,o sea un imponderable,y otra muy distinta el desarrollo de un trabajo riesgoso (por ejemplo la minería).
O para el caso:
Tengo un negocio con un empleado y un camión se mete en el local y lo mata.
Cero responsabilidad mía.
Ahora se electrocuta porque estoy enganchado de la red de energía,¿eso es accidente?
¿La ART se hará cargo?
Me parece que así como está trae mas problemas que soluciones.
Moscón: es que el problema es el mismo sistema de ARTs, una privatización más al estilo de las AFJP. Que la legislación haya sido mejorada con actualizaciones semestrales no quita el hecho de que se trata de una transferencia de capital y que se trata de una concesión. Ok, hay que negociar y ceder en algunos puntos, pero no se si da cómo para presentarlo con bombos y platillos.
Hace un tiempo subimos en el blog este posteo: http://loshuevosylasideas.blogspot.com.ar/2012/05/arts-para-que-siga-el-carnaval.html
Abrazo.
El kirschnerismo se ha caracterizado por, a partir de la ampliación de derechos, incorporar simpatizantes (votos) que nunca antes habían votado a una propuesta peronista. Ya es hora de, con el mismo esquema y sin renunciar a los principios, empezar a seducir a las "audiencias redundantes" de la vereda de enfrente.
Hola Ricardo,
La Ley de ART es, digámoslo de una vez, nefasta.Uno podrá entender cuestiones de coyuntura que obliguen a hacer ciertas concesiones al capital, pero la ley deicdidamente jode a los laburantes. Es muy buena la nota de M. Wainfeld en el Página de hoy. Y si uno tiene alguna duda, con ver que nos acompañó el PRO, se abstuvieron 10 diputados de los nuestros y el querido Rivas hasta votó en contra...
Abrazo
Adrián: pero se hizo, en 2010 y 2011. Por eso también el 54%. Pero, respecto a la seducción, o sea, a la comunicación, fijate que parecía, hasta hace poco, que la campaña era más intensa en este 2012 que la de 2011, año electoral.
Sujeto: en el blog de Rivas explica clarito porque votó en contra. Estaba a punto de linkearlo.
Abrazos.
¡¡¡UIA!!!
El Peronismo no es lucha de clases como en el Marxismo. Hay un estado que media entre intereses contrapuestos: capital y trabajo. Se supone que tiene la balanza inclinada pal lado del trabajo, pero a veces hace concesiones al capital, en este caso a la UIA.
Algunos le dicen ley corta, o ley verde. Se espera lo que falta, pero cada uno espera cosas distintas.
Los diarios hegemónicos no le pegan tanto, porque se benefician con la renuncia de los trabajadores a la doble indemnización vía justicia laboral. Los diarios oficialistas subrayan los aspectos relacionados con la celeridad, indexación semestral y aumento de los montos.
Los gremios pegan violentamente o moderadamente, de acuerdo a su posicionamiento político.
Pero solo en los blogs se dice todo. (Aunque yo no leí lo de Wainfeld lo escuché en Radio Nacional y me pareció genial, y también escuché el lamentable editorial de Roberto Caballero y su no pero si).
La ley es una cagada.
Es una cagada la existencia misma de un sistema ART.
El problema principal, para mi, son los sistemas de representación y los mecanismos para torcer voluntades equivocadas. Moyano pega con palabras adecuadas. Pero están en la boca de Moyano, socio de los destituyentes por pérdida de espacio en el gobierno.
La CTA oficalista pega la palizota de Calabró a Borromeo.
La izquierda testimonial pega sin cerebro.
Solanas pega con su historia, equivocando tiempo y lugar.
Los laburantes que apoyamos el proyecto y que vemos cosas que se hacen mal estamos entrampados entre el silencio y la acusación de ser funcionales a Clarín.
En fin, disculpe... tengo la verba inflamada.
don Sudaca: permítame que le firme abajo del comentario. Eso nomás.
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