Más allá de legitimar poder para discutir la transición, de plebiscitar a Cristina, de negar o aventar el fantasma de una re-reelección imposible, octubre configurará la gobernanza de la transición a 2015. Las posiciones, encontradas, pueden resumirse en la reciente columna de Alberto Fernández en LA NACION y lo que viene diciendo Scioli.
Una disgresión: resulta gracioso que desde el massismo sostengan que el protagonismo de DOS es parte de una apuesta del establishment, cuando es claro que la apuesta es por Sergio Massa. Ahí está la columna de Alberto F., por si haciera falta prueba alguna. O aquella muy replicada de Morales Solá. Sobrevaloran su importancia y penetración, al continuar pensando en una Guerra de Zapa que le reste legitimidad K a Scioli para evitar traslado a Insaurralde. Fin de la disgresión y retorno a cuánta gobernabilidad pretende la sociedad para octubre y de cara a los dos años que le restan a Cristina.
Dice Alberto Fernández: «...¿no es institucionalmente riesgoso darle más poder a quien gobierna de ese modo? La respuesta es, lógicamente, sí (...) El voto registrado en las elecciones del 11 de agosto último dice que la mitad de quienes votaron a Cristina en 2011 ya no lo hacen. Quienes cambiaron su voto, ¿buscan desestabilizar al Gobierno? No. Buscan preservar la calidad democrática que estuvo en riesgo cuando Cristina tuvo en sus manos el poder que le otorgó el 54% de los votos emitidos...». Resulta contradictorio solicitar que se escuche el mensaje de las urnas a la vez que se sentencia que éste se funda en la preservación de una supuesta calidad democrática en riesgo. El abandono de una parte importante del voto 2011 que sufrió ahora el FpV asienta antes en la coyuntura económica, en una relativo divorcio ente la agenda oficialista y las nuevas demandas creadas por el propio kirchnerismo, en 10 años de gobierno y en la ruptura del sistema de alianzas del FpV que engendró una cuña del propio palo en el bastión electoral más importante del país y en donde el kirchnerismo jugaba desde 2005 de local.
A dos meses de las elecciones el Gobierno entregó datos que hacen pensar en un reconocimiento del resultado de las PASO: políticamente está dedicado a la contención del peronismo que le responde en la PBA, llamó a un diálogo con empresarios y sindicalistas, puso en debate ganancias y renta financiera, avanza en la recuperación del transporte ferroviario en el AMBA y en el combate del trabajo en negro. No es poco, aunque todo esto hubiera redituado mucho más antes de las PASO.
Colocar a Scioli en el centro de la campaña de la PBA es un acierto, pero no debe ser a riesgo de obturar a Insaurralde. Decíamos, para finalizar, que la apuesta por mantener una razonable gobernabilidad (más en riesgo por cuestiones simbólicas que materiales) es una proposición sensata de cara a la sociedad. Requiere de gestos en tal sentido, pero va en el carril de una «necesaria articulación del Poder Legislativo y el Ejecutivo que es donde se pueden tener los instrumentos que van facilitando encarar una agenda que pueda afianzar de acá al 2015 esta estabilidad económica y social que hay hoy en el país». Tenemos la experiencia de un intento de co-gobierno por parte del P. Legislativo, y el consenso suena genial, pero basta preguntarle a Obama -que debió resignarse a una versión light de su Plan de Salud- y a los millones de norteamericanos que lo necesitan para comprender su trampa.
8 pusieron huevos y comentaron:
Lo estimo Richardinho, sepalón! Y no es una mariconada, es la verdát. Aunque usted sea de River Pléi.
PD: se vienen tiempos turbulentos, que lo parió!
Rodrigo: ya estamos en tiempos turbulentos.
Y es increíble cómo les ponen una camiseta rosada y empiezan las mariconadas... :P
Ah, el espacio de publicidad de Scioli, hoy en LA NACION:
http://www.lanacion.com.ar/1613741-massa-les-tomo-el-mate
Je.
¿Qué pasaría si la bombilla resulta estar que pela?
Con semejante ofensiva creo que más de uno repensará su voto, y no la tendrán tan fácil,veremos.
Nosotros somos Ella, abrazos
Veremos, Norberto.
Por lo pronto, se desinfló algo la euforia massista y están preocupados por el protagonismo de Scioli.
Abrazo.
Defender el voto K desde valorar las medidas positivas del gobierno es una cosa y otra es justificar todo lo que genera Cristina como conductora política. Hay que diferenciar un error de cálculo, de errores de concepto. Hoy existen muchos que defienden al kirchnerismo por considerarlo el mejor gobierno peronista de los últimos años (coincido) que no están dispuestos a rifar al peronismo en nombre de una verticalidad a Cristina.
Anónimo: coincidimos y en eso andamos por acá.
La forma más directa de rifar el peronismo es sumarse al coro anticristina.
Cualquier movida para debilitar al gobierno en su capacidad de acción o de respuesta es llevar agua al molino massista la última adquisición del entrismo antiperonista.
Tengo para mí que las previas de ese peronismo expurgado de kirchnerismo están a la vista y no son más que remedos de menemismo, hasta ahora la mayor y más eficaz forma de traición que surgió de nuestro movimiento.
La opo mediática se volvió loca, es muy evidente su sed de sangre. Lo mío es mas una expresión de deseo, pero creo que mas de uno que voto a Massa con esta demostración de locura de los contras lo va a pensar de nuevo antes de votar en octubre. Déjeme ser un poco optimista compañero.
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