...los carceleros de la humanidad
no me atraparán
dos veces con la misma red...
Hacía tiempo que no le dedicábamos un post a la cuestión mediática, leitmotiv bloguero en épocas de la resistencia y batalla cultural. Esta nota, "Esbirros", y algunas otras que la pereza me impide linkear, nos obligan a retornar, brevemente, a la cuestión. Es que se pusieron de moda, parece. A los carpetazos nos referimos. Esa forma policial, pretendidamente cínica pero hipócrita del periodismo. Surgen de todos lados. Responde, en parte, al clima de época, ¿para qué negarlo? Quedan dos años de kirchnerismo; lo saben y se preparan de uno y otro bando, el militante y el independiente, aunque sólo sean uno que responde a intereses distintos porque la disputa, queridos consumidores, sigue siendo atravesada por esa controversia. Aunque la adjetivación haya quedado en desuso.
Aparecen carpetazos todos los días. Sigan corriendo el arco, periodística y no políticamente. Continúen ensuciando e igualando todo en el barro. Yo soy barro, vos sos barro, la vida no vale la pena, cantemos juntos aquellos jingles comerciales. Las publicidades de jabón para la ropa son lo más creíble de la televisión. Los avisos fúnebres la información más creíble de un diario. Continúen posando de ofendidos y defensores de las buenas costumbres y la moral, a los carpetazos limpios. La innoble labor literaria de la cotidianidad service. Pero hágame el favor de no intentar un retorno a la independencia del periodismo, o revender su rol de contralor del poder político, esquema popularizado a partir de que los medios pasaran a formar parte de conglomerados económicos diversificados. Para quienes el Estado suele ser el mejor aliado pero también el peor enemigo... cuando no es amigo. No careteen más la santificación, el sacerdocio que significa hacer -oh- periodismo, porque si existen profesiones teñidas de política son las de político profesional y periodista. A rabiar. Es de hipócrita negarlo. O hacerse el distraído. A cuatro años de una ley antimonopólica intervenida por el poder judicial, a quien la prensa misma presiona y reemplaza en el imaginario como tribunal de justicia mediática inmediática (sic), luego de realizar -casi siempre- mala praxis en sus diagnósticos médico-sociológicos. Es que los medios periodísticos, hasta un nene de cinco años que ya sepa leer (a Jauretche, pero también a Chomsky) lo sabe: no generan ganancias. No son rentables. No son parte del engranaje capitalista en términos productivos sino un cimiento para su sostén. El negocio del tráfico de información no genera dividendos. De ahí su dependencia del poder político o del poder económico. Todo lo demás que escriban, digan o callen los periodistas, masa obrera del sector, puede ser una racionalización para evitar la angustia nocturna, al posar la cabeza en la almohada.
Entiendo las actitudes corporativas (para con la corporación a la que uno pertenece, claro; al enemigo, carpetazo), pero queda feo, rifa credibilidad presente (y cuánto odian que les recuerden su responsabilidad social en épocas de sangre). Pero además, convengamos, nadie presentó tesis alguna refutando a Chomsky o Ramonet. Más aún, tanta sobreactuación respecto su propia importancia (y que pretendan que olvidemos cómo leer un diario, un libro, este blog, cómo mirar un noticiero, una película de Hollywood), tanta sobrerrepresentación es lo que cansa. Acéptenlo: si mañana dejara de existir el periodismo no moriría nadie más ni nadie menos.
Y fíjense qué fácil: no mencioné ni una vez a ese periodista que los militantes aman odiar y los independientes odian amar.
...Y yo los miro sin querer mirar
enciendo un faso para despistar
me quedo piola y empiezo a pensar
que no hay que pescar
4 pusieron huevos y comentaron:
H. L. Mencken decia que "Los diarios son un instrumento para hacer a los ignorantes mas ignorantes y a los locos mas locos" y,viendo nuestra situacion actual,cuanta razon tenia.Es cierto que el tipo era un elitista que de haber conocido el kirchnerismo lo hubiera aborrecido con mayor fuerza quizas que al periodismo pero no dejan de ser real el nivel de envenenamiento que estan instalando en la sociedad y las consecuencias que este puede generar a largo plazo.
daniel z: es un tema debatido hasta el cansancio, por supuesto, por la blogósfera, pero me parece necesitaba (yo, por lo menos, je), una reactualización porque veo que el periodismo intenta un retorno también a la "normalidad".
Abrazo.
Entrada impecable.
Se trata de tener poder (el poder que da comunicar) pero eso sí, no quiero pagar el precio de tener poder y usarlo. Se trata de que hablar es libre, pero eso sí, no distingo entre hablar en el almuerzo del domingo que el hablar en un canal de televisión.
Siempre hay que volver al tema, no es una batalla cultural ganada.
Acuerdo con el primer comentarista: el periodismo mentiroso envenena la sociedad.
Anónimo: es así nomas...
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