Nuevamente viene Papá Noel, pero ahora lo acusarían de terrorista

Esta vez el viejito simpaticón y extranjerizante no sólo viene con fuertes críticas al gobierno, sino en un enrarecido clima navideño que recuerda épocas oscuras como la Edad Media o cualquier dictadura que tenga malísima prensa, y no de esas buenísimas como la de Kadhafi cuando era amigo de los yanquis. Para ejemplo siempre basta un botón: Clarín (efectivamente) le botonea a los chicos que Papá Noel consigue los regalos gracias a los récords de descuento que se implementan para sostener sus compras.

Porque no son los padres, ¿eh? No jodamos. La conclusión es obvia, aunque Clarín no la haya previsto: el viejo panzón que se ríe "ho-ho-ho" viene del Norte, en plena crisis y recesión: ¡claro que necesita una manito del Estado para poder adquirir los bienes que los gnomos -en franco enfrentamiento con la patronal y el gobierno debido a que luchan por la participación de los enanos en las ganancias- no quieren producir! Moyano mismo habría dicho que si Papá Noel les fija un techo salarial, no les permite subirse al carro para repartir los regalos y compartir el reconocimiento de millones de niños va a convocar urgente a un paro general de Gnomos. Noelia Pompa adelantó que ni por todo el oro del mundo se pliega a la huelga. Luego se corrijió: "por todo el oro del mundo o por un poquito nomás también puede ser, ¿eh? No caretiemos (sic), Marcelo, que estamos acá por un sueño: el nuestro".

Y es que Santa Claus arribará al país aterrorizado, no sólo por el brutal allanamiento a Cablevisión que hace que Edgardo Alfano tenga aún más cara de amargo (si eso es posible), sino por la sanción de la Ley Antiterrorista. Hugo Biolcatti ya adelantó que, amparado en la nueva legislación, no permitirá que el gordo barbudo transite los cielos de la Patria. "¡Ni aunque sea Navidad vamos a dejar que flamee ese sucio trapo rojo con el que se viste Papa Noel!", bramó desde el Predio de la Rural, mientras procedía a ultimar al toro Cleto, otrora estrella de la Exposición.

Felipe Solá, amigado con el kirchnerismo pero con resabios de su pasado reciente, amagó con acordar con el presidente de la SRA y Kunkel salió a cruzarlo al susurro de "traidor hijo de puta". Intercedió Guillermo Moreno, imponiendo cordura al tiempo que preguntaba a la concurrencia: "¿turrón o garrapiñada? ¡Acá no se jode! ¡Viene Papa Noel y chupamos sidra como degenerados o el Secretario Moreno y su gente se bancan lo que se tengan que bancar!". Martín Lousteau recorrió entonces todos los programas de TN comentando la actuación del Secretario de Comercio: "cuando Moreno me hizo ese gesto de cortar el cuello, se refería en realidad a que si el gobierno perdía las elecciones lo iban a pasar a degüello a Papa Noel, para que los chicos tuvieran la navidad más miserable de sus vidas".

Van der Kooy y Tenembaum lloraban abrazados luego de la confidencia del ex ministro. Hasta Lanata se ponía del lado de Papá Noel. Alfano, mientras tanto, twitteaba fotos suyas en el baño. Edgardo, digo, no Graciela.

Esta vez, ganado por el clima de confraternidad y compañerismo con el kirchnerismo, el macrismo no amenazó con tirar a Papa Noel del trineo porque no lo aguantan más, pero sí declaró que los niños bolivianos y paraguayos no recibirían regalos. "Los negritos del Conurbano o del interior, tampoco", balbuceó Macri mientras intentaba no tragarse el bigote postizo y era demandado por un Pai Umbanda por referirse a su nueva esposa como "negrita hechicera".

Los hechos se sucedían sin solución de continuidad o cualquier otro tipo de solución. Horacio González, a punto de publicar en Página/12 un alegato en contra de la llegada del viejo gagá, fue alertado de que Vargas Llosa ya había estado en la Argentina. Ernesto Sanz clamó frente a quien quisiera escuchar que la AUH se iba por la canaleta de las cañitas voladoras y el chancho adobado. "¡Las cañitas voladoras y el chancho adobado!", gritaba, mientras las ernestitas y ernestitos aplaudían a rabiar y le lanzaban tortitas de ricota a los miles y miles de seguidores cobistas y alfonsinistas. ¿Qué digo miles? ¡Millones! ¡Trillones! ¡Parecían llenar casi una cancha de bochas! Duhalde no quiso quedarse afuera de los festejos y aseveró que las manzaneras de Chiche repartirían los regalos, y que a Papa Noel le ganarían por knock out o abandono. Rudolph, el reno de la nariz roja, se calentó y declaró que el bañero de Lomas era un sucio golpista. Graciela Camaño no lo toleró y, demostrando el punto del reno, ahí nomás le calzó un tortazo que le arrancó la cornamenta. Al verlo así, y engañada por el humo y las llamas, Bambi preguntó: "¿Mamá?". "Sí, mamá esta...", le dijo Rudolph y todo se fue al carajo, se desmadró, la Navidad se convirtió en Halloween y Carrió salió a asustar, de la mano de Patricia Bullrich. Más bien deberíamos decir que la llevaba de la mano para evitar que la diputada se cayera...

Yo no se si así conviene festejar la Navidad o declararla desierta como generalmente ocurre con el gordo de fin de año. Lo que es seguro es que volvió la Eskribanía, volvió la felicidad y también River va a volver a Primera. Si Grondona arma el campeonato de 40 equipos, claro. En el Monumental, mientras tanto, se escucha este cantito: "Ya se acerca Nochebuena, ya se acerca Navidad... para todos los de Desamparados de San Juan, los saluda su papá...". Todo sea por festejar algo, cualquier cosa, lo que sea.

Felicidades. Y que sea con salú, por supuesto.