miércoles, 7 de diciembre de 2011

El historiador profesional/independiente y el Proceso

A partir de esta nueva y polémica batalla-cultural-histórica entre historiadores independientes vs. historiadores militantes (¿no es así entre mitristas y revisionistas en último término?) estoy leyendo el libro de Luis Alberto Romero -cuya reciente nota en LA NACION ya comentamos-, Breve Historia Contemporánea de la Argentina (1916/1999). A juzgar por el contenido, queda claro que para el desarrollo del texto, Romero le dió mayor importancia a "Breve" que a "Historia".

A modo de comentario, la transición del capítulo "Dependencia o liberación, 1966-1976" (y el final del gobierno de Ma. Estela Martínez de Perón) al de "El Proceso, 1976-1983", es una aséptica enumeración de hechos públicos. Dice Luis Alberto (que no es Spinetta): «...El retorno de Isabel a la presidencia (...) agravó la crisis política que, sumada a la económica, creó una situación de tensión insoportable y una aceptación anticipada de cualquier salida...». En el capítulo siguiente: «El 24 de marzo de 1976 la Junta de Comandanes en Jefe (...) se hizo cargo del poder, dictó los instrumentos legales del llamado Proceso de Reorganización Nacional y designó presidente de la Nación al general Videla...». La historia, chiquita. Del concurso de los EE.UU. en la implantación de regímenes dictatoriales, hecho común en toda Latinoamérica, ni una mención. Hasta la Wikipedia es más ajustada en su relato: «la mayoría de los analistas coinciden en que dicha justificación (Nota: la violencia, los grupos armados) encubría la voluntad de imponer en el país un régimen económico neoliberal, a tono con los requerimientos y exigencias que planteaban en esos momentos el Fondo Monetario Internacional y los Estados Unidos a los países latinoamericanos».

Veamos qué dice respecto a la economía y su relación con el clima político y social Luis A. Romero en el subtítulo «La economía imaginaria: la gran transformación». En negritas, mis comentarios:
«Esa transformación fue conducida por José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de economía durante los cinco años de la presidencia de Videla [nótese que dice "presidencia" y no gobierno de facto]. Cuando asumió, debía enfrentar una crisis cíclica aguda -inflación desatada, recesión, problemas en la balanza de pagos-, complicada por la crisis política [adhiriendo así, Romero, al postulado golpista que utilizó como excusa, desde 1930, la crisis de representación política para asaltar el poder del Estado] y social y el fuerte desafío de las organizaciones armadas al poder del Estado [si tomamos en consideración esto último como determinante, deberemos decir entonces que la cúpula militar daba más por el foquismo guerrillero que el mismo Fidel Castro; no así el Che]. La represión inicial, que descabezó la movilización popular, sumada a una política anticrisis clásica -más o menos similar a todas las ejecutadas desde 1952 [es decir, también por el peronismo]- permitió superar la coyuntura. Pero esta vez las Fuerzas Armadas y los sectores del establishment que las acompañaban habían decidido ir más lejos. En su diagnóstico, la inestabilidad política y social crónica nacía de la impotencia del poder político ante los grandes grupos corporativos [y nada tenía que ver la proscripción del peronismo, y los sucesivos golpes de estado en cuanto los gobiernos elegidos circunstancialmente se apartaban una centésima de milímetro de los dictados de las FF.AA. y el establishment que las utilizaba] -los trabajadores organizados pero también los empresarios [supongo que se refiere a los empresarios nacionales que no formaban parte del establishment golpista]- que alternativamente se enfrentaban, generando desorden y caos, o se combinaban, unidos por una lógica peculiar [denominada peronismo], para utilizar en beneficio mutuo las herramientas poderosas del Estado intervencionista y benefactor [¡qué insolentes!, utilizar en beneficio mutuo, capital y trabajo, las herramientas del Estado; para colmo: benefactor. Orlando Ferreres todavía postula eso mismo]. Una solución de largo plazo debía cambiar los datos básicos de la economía y así modificar esa configuración social y política crónicamente inestable [es decir, la posterior concentración económica y liberalización de la economía para beneficio del capitalismo de corte netamente financiero fueron propósitos altruistas, en aras de modificar esa situación política y social inestable. No, si los golpistas eran unos tiernos románticos que anhelaban un mundo de paz y amor. ¡Hippies del orto!]. No se trataba de encontrar la fórmula del crecimiento -pues se juzgaba que a menudo allí anidaba el desorden- sino la del orden y de la seguridad. Invirtiendo lo que hasta entonces -de Perón a Perón [por culpa de Perón]- habían sido los objetivos de las distinta fórmulas políticas, se buscó solucionar los problemas que la economía ponía a la estabilidad política, si era necesario a costa del propio crecimiento económico [qué manera de justificar, Luis Alberto. Fea].
Según un balance que progresivamente se imponía, cuyas implicancias ha puesto en evidencia Adolfo Canitrot [con esta aclaración Romero certifica su acuerdo con el postulado siguiente], el Estado intervencionista y benefactor, tal como se había constituído desde 1930, era el gran responsable del desorden social; en cambio el mercado parecía el instrumento capaz de disciplinar por igual a todos los actores, premiando la eficiencia e impidiendo los malsanos comportamientos corporativos...».
Este modo de relatar la historia coloca el carro delante del caballo: los problemas políticos son los causantes de los económicos y, por ello, los militares (y el ala civil que los alienta y apoya) buscan intervenir la economía para solucionar la inestabilidad política. Una locura. Romero, historiador profesional, independiente (para usar categorías en boga para discutir al periodismo) en contraposición a los revisionistas/militantes, se muestra tan militante como el que más respecto a la doctrina neoliberal que coloca al Estado benefactor e intervencionista como piedra angular del caos y las crisis.

Resumiendo: en la historia según Romero no participa el Departamento de Estado norteamericano, la implantación del neoliberalismo fue realizada con el objeto de capear la crisis política y social y hasta la terminología utilizada es la inadecuada para relatar el horror de esos años: llamar presidencia al gobierno de facto de Videla o calificar como legales a los instrumentos dictados por la Junta de Comandantes no puede ser inocente.

19 pusieron huevos y comentaron:

Daniel dijo...

Se tragó a Ricardo Zinn que armó el huevo de la serpiente para tirar el puente despejado al ingreso de Martinez de Hoz.

Se tragó todo. Esto es tan repugnante. Tan sinceramente repugnante. Que me da mucha, pero mucha repugnancia.

A veces podemos confundirnos, pero se diseña tan clarito el enemigo ahí enfrente, una y otra vez.

Daniel H. Olivau dijo...

Hay un dicho que dice "el historiador siempre encuentra lo que busca" Y es así, porque las ciencias sociales dependen directamente de la subjetividad y capacidades del observador.

Disfruten el viaje.

El Mostro dijo...

Días pasados un sujeto twitteó (¿se dice así?) que la revista brasileña Veja se burlaba del proyecto. Además de que me chupa un soberano huevo lo que diga la revista Veja, no se burlaba, sino que lo comparaba con '1984', las fotos stalinistas retocadas y otra serie de linduras, que ponían de manifiesto la mala leche y/o el desconocimiento de la cuestión.

Tuve que usar 2 veces el "Breve Historia Contemporánea ...", en el profesorado de Historia y en el CBC. Bla. No vale la pena gastar saliva.

Saludos y resaca.

Rucio dijo...

¡te estas leyendo el Romerito para escribir un post?!!! Fahhh! no se si lo tuyo es un apostolado o es algo patológico... pero sacrificios como este merecen un sitial de honor en la historia de la blogósfera.

Udi dijo...

Mitre dejó a LN de guardaespaldas, pero Romero (p) dejó un infradotado militante. Creo que a Franco Macri le va a pasar lo mismo, ché.

Rafa dijo...

Ricardo: si alguien que supuestamente está en un escalón superior como Halperín Donghi se pasó olímpicamente por alto el bombardeo a la Plaza de Mayo de junio del '55 y los fusilamientos de junio del '56 (p.ej. en Argentina en el Callejón), qué podíamos esperar de este personaje...

Cómo compadecí a mi hijo, que tuvo que leer ese plomazo intragable por obligación en el secundario y en el ingreso a la UBA. Leerlo para escribir un post merece un aplauso, como mínimo. O si Rucio está de acuerdo, podemos imponerte una Medalla al Bloguero Sacrificado, jaja!!

Un abrazo.

ClaudioJ dijo...

disculpen, pero yo me acuerdo de esa época porque la viví, si bien con 13 años en el '76, pero mi memoria esta fresca.
El descontrol a nivel económico y político era atroz, recuerden que al gobierno de isabelita lo llevaba adelante lopecito, la triple AAA, se venía del famosos rodrigazo, hiperinflación, violencia armada en las calles (sindicatos con poderosos arsenales), un pre golpe a fin del año '75, y muchas cosas pasaban, entre ellas el clamor para que se termine el gobierno de isabelita, y el aplauso final de la mayoría del pueblo argentino, agradeciendo al hdp videla por ser presidente.
Creo que muchos de mi edad o similar recordaran eso que paso, eso no quita que por detrás de todo estuviera la mano de usa y del establishment y el neoliberalismo. El mundo era otro al actual.
Entiéndase que no justifico ni estoy de acuerdo con la visión de romero, pero la verdad es que en esos días la cosa estaba muy pero muy fea tanto política como económicamente. Decir otra cosa es mentir sobre los hechos ocurridos.
Saludos

Leandro dijo...

Che ClaudioJ, quien dijo que en esos tiempos la cosa estuviera linda????

Lo que se dice en el post es que Romero pretende justificar, con argumentos claramente contradictorios, todas y cada una de las medidas politicas y económicas, que sentaron las bases del neoliberalismo que nos hizo mierda. Un historiador deberia ser neutral, presentarte toda la informacion como paso, pues no, el tipo de la opina, te justifica los hechos, toma posicion decidiendo quienes eran buenos y quienes eran malos, y avalando y justificando todo lo que hicieron esos que considera "buenos", culpando de todo lo malo a los que considera "malos". Bueno, parecido a lo que vemos hoy dia en la nacion y clarin, por ejemplo (y no es una coincidencia: los historiadores son los periodistas del pasado, y asi como tenemos periodistas que claramente militan para instalar ideas de cierta ideologia, deformando y tergiverzando las noticias, lo mismo tenemos en la historia, desde siempre). No es coincidencia que los mitre hayan atacado los dos flancos: por un lado fogoneando una linea de historiadores que interpreten el pasado, y por otro con un diario (La Nacion) para interpretar (y adoctrinar) en el presente.

Decir otra cosa es mentir

Alcides Acevedo dijo...

Excelente le comentario de ClaudioJ... yo no viví la época de "Isabelita" pero he leído bastante... y me parece que no hay mucho interés en revisar lo que sucedió por aquel tiempo.
Hablan de "Ricardo Zinn" del "Huevo de la serpiente", "Martínez de Hoz" si "Videla era presidente o gobierno de facto" y sandeces por el estilo, dejan de lado cuestiones centrales:
1) ¿Qué pasó en Ezeiza en 1973?
2) ¿Perón creó la "Triple A"
3) ¿El "proceso militar" empezó con el "rodrigazo"?

Pero no, mejor hablar de los "bombardeos de la plaza de Mayo" y del "fusilamiento de Dorrego"... así vamos a avanzar mucho en la comprensión de la realidad histórica argentina.

Daniel H. Olivau dijo...

La violencia política que imperaba en el país hay que contextualizarla con el contraataque occidental, o revolución neo-liberal ante varios hechos: Cuba, el Mayo Francés, El Cordobazo, Vietnam, el levantamiento a la proscripción del peronismo, etc.

Las medidas económicas, luego de la muerte de Perón, hay que analizarlas dentro del ccuadro de situación.

Sin contar algunos hechos que se están investigando aún, como algunos historiadores, creen que Lopéz Rega presto servicios a la CIA como topo dentro del gobierno de Peronista.

El tema da para mucho, y les aseguro que se discute, investiga y debate bastante.

Ahora decir que "la gente" aplaudió tal o cual cosa, lo que hay que preguntarse siempre es si esa "gente" tenía la información necesaria para poder evaluar las dimensiones de lo que estaba ocurriendo, sin contar que había casi 3 generaciones acostumbradas a los golpes cívicos-militares. Podemos citar otros casos que "la gente" aplaudió: Malvinas, también aplaudieron a Bush padre e hijo, y a Reagan. ¿Esas personas fueron idiotas, la situación ameritaba la situación, o, en realidad, les faltaba piezas del rompecabezas?

En fin, disculpe por meterme y escribir tanto, siempre con respeto mi verdad relativa. Disfruten el viaje.

Daniel H. Olivau dijo...

Ah, me olvidaba y también con el mayor respeto. Decir que uno vivió en tal o cuál período de historia no da tampoco licencia de nada. Los testigos de ciertos acontecimientos aportan una visión, pero nunca es completa ni concluyente.

Es decir, ¿debemos creerle 100% a Julio Cesar cuando relata su campaña en Las Galias?

Ahora sí, disfruten el viaje.

Corrección: arriba cuando dice "situación" por segunda vez, debe leerse "solución. Gracias.

Moscón dijo...

En mayor o menor medida todos tenemos una cuota de subjetividad cuando se habla de historia.Subjetividad cuyo génesis es el quid de la cuestión,si es por conocimiento parcial de los hechos,es perdonable.No es perdonable pero tolerable cuando se mezcla con el sentimiento o la fe,pero lo verdaderamente intolerable e imperdonable son los que a todas luces quieren pasar por"imparciales",tratando de tapar con un poncho lleno de agujeros y uno le ve las intenciones a media legua y de noche.
Pica romero atrás del árbol(poncho),¡piedra libre para todos los compañeros!
Con esto último que escribí,(¿sabrán los pibes de ahora jugar a la escondida?)recibí un cross del tiempo en el medio de los sesos.

Ricardo dijo...

Daniel: nos podemos confundir a veces, pero cuando se busca confundir ex profeso, bueno...

Daniel Olivau: ¿cómo va a depender de la subjetividad si es una ciencia exacta, de las facultades y el Conicet? Je.

Mostro: ¿ya se le pasó? En Veja fue que el Pepe Mujica mandó eso de la mejor ley de medios es la que no existe, ¿no?

Rucio: es con mucho orgullo que acepto el honor de la medall... Je.

Udi: bueno, recordemos que Franco Macri le decía a Grosso: "deciles, deciles, deciles lo que te digo siempre… Como me gustaría que fueras mi hijo en lugar de este pelotudo…". Durísimo.

Ricardo dijo...

Rafa: ahí tengo algunas perlitas más de este libro. Para la quema de Iglesias ocupa un párrafo. El bombardeo del '55 lo despacha en una oración, practicamente.

ClaudioJ: hago mías las palabras de Leandro. Nadie dice que la cosa no estaba fea, pero todos los que se esgrimieron como argumentos para justificar el genocidio que permitió la implantación del plan económico fueron excusas.

Leandro: gracias por la respuesta. Ajustadísima.

Alcides: para saber que pasó en Ezeiza, está el famoso libro de Verbitsky: Ezeiza. Respecto a la interpretación del tercer Perón hay amplia literatura. Casualmente ese Perón es tratado con menor saña que el de sus dos primeros gobiernos.
Te recomiendo La Sangre Derramada, de JP Feinmann, un muy buen libro sobre violencia política en nuestro país.

Ricardo dijo...

Daniel Olivau: adhiero. Cómo será que festejamos el Bicentenario, celebrando a la vez por primera vez 27 años ininterrumpidos de democracia.

La revolución tecnológica vino también a bajar del pedestal al relato único, permitiendo que la información y las opiniones circulen con mayor densidad y velocidad.

Moscón: ja. Me parece que mi generación debe haber sido de las últimas en jugar masivamente a la escondida, la pilladita, etc. Ojo, los chicos lo siguen jugando en el país profundo, ¿eh?

Y, como no puede ser de otra manera, coincido: es imperdonable querer pasar por periodismo independiente cuando defienden intereses y... ah, de historiadores hablábamos, ¿no? Seigual, je.

Abrazos a todos.

El Mostro dijo...

Ver por favor la nota alarmista de La Nación del día de hoy. Luisito tratando de meter miedo.

Ricardo dijo...

Le agradezco, don Mostro, pero no suelo leer a Majul. Me indigesta.

El Mostro dijo...

No, Romero Jr.

Ricardo dijo...

Ah, la leí, gracias.
Sí, esto es una dictadura del pensamiento. Ay, ¡Pobre Patria Mía!