jueves, 19 de mayo de 2011

Sobre la identidad, la gobernabilidad y la bandera

Interesante y provocadora columna de Feinmann en P/12:

Una bandera para el siglo XXI

Un viejo fantasma recorre otra vez (saludablemente) América latina: el de la identidad nacional. Hemos advertido que la ponderada globalización que impulsa el Norte implica, para nosotros, una globalización en exterioridad. Nos globalizamos, pero bajo la imagen, los valores, la ideología, la economía y la agobiante y omnipresente cultura del Otro...

Hollywood. Disney. La misma carrera espacial y el primer alunizaje. Los valores de la American Way of Life de los '50, impuestos a los propios norteamericanos y exportada al mundo como un punto cúlmine de la raza humana: la felicidad materializada en plástico y metal.
La historia mitrista es también parte de esa estrategia que dicta que son las elites las que deben configurar el globo de acuerdo a sus intereses.

...Retomemos entonces la identidad nacional. Requiere ante todo un espacio, una territorialidad. Unas fronteras que dibujen el territorio de su Parte, de su rostro, de, claro, su identidad. Esa frontera requiere una gobernabilidad, tema que nos lleva al del Estado–Nación o, si se quiere, al Estado nacional, que debe ser recreado, sostenido por la ciudadanía que deberá constituirse en poder constituyente y –si es necesario– expresar su potencia para defender al poder constituido nacional si es agredido por los poderes (económicos, casi siempre) de la globalización totalizadora...

Podíamos entender antes a la gobernabilidad como un valor más bien conservador. Era a través del Estado -sujetado por los poderes reales o usurpado por éstos- que se imponían -a sangre si hacía falta- los programas económicos y sociales provenientes del Norte (para usar terminología feinmanniana). Luego del campo arrasado que dejó el Consenso de Washington en Latinoamérica, una gran mayoría de sus países optaron por gobiernos de centroizquierda, democráticos, con una visión glocal (sí, más feinmannismo) y de corte popular. A partir de ese momento se pudo pensar en los Estados como herramientas de cambio a la vez que articuladores exitosos de las demandas de los distintos sectores. No faltaron embates destituyentes: Blumberg, la Mesa de Enlace y el intento de cooptar el peronismo a través de los Disidentes en nuestro país; el intento de secesión de la medialuna rica en Bolivia; el fallido golpe en Ecuador y el exitoso golpe en Honduras. Intentos todos por atacar no sólo a los poderes ejecutivos gobernantes sino a la autoridad presidencial misma y al Estado todo en su rol de representante de la ciudadanía.

Sin la capacidad actual del peronismo para funcionar como dique de contención a los intereses del Establishment y como propulsor de medidas -aún tibiamente, si quieren- redistribucionistas, podríamos volver rápidamente a una situación de anomia política, esa que tanto propugnan los actores económicos para lidiar con un Estado pequeño, apolítico y funcional a sus intereses.

Sigamos con la nota de JPF:

...Como nosotros no queremos globalizarnos, es decir, someternos a la unicidad bélico-comunicacional del Imperio...

Llega un poco tarde, José Pablo. La globalización no plantea una opción. No podemos elegir vivir por fuera de ella. Sí podemos elegir dónde nos paramos frente a esa globalización: si desde las relaciones carnales, las bases norteamericanas y una economía -más que market friendly- market slave o desde una posición de defensa de los intereses nacionales que no son otros que los intereses del común de la población.

...deberemos tener un pedazo generoso de tela que tenga algunos colores y del que podamos decir que es nuestra “bandera”. Hemos tenido una y todavía la tenemos. Bien, para ser claro: a mí no me gusta...

Relata a continuación como nuestra simbología nacional perteneció a Uriburu, a la Fusiladora, a Videla -durante muchos años odié la bandera con el sol-, a la Guerra de Malvinas. Y propone cambiar el sol por el pañuelo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.


Está muy bien. JPF piensa que uno de los roles del intelectual es provocar y yo coincido. No faltarán ahora quienes salgan en defensa de la sagrada simbología nacional y lean esta nota como un ataque a los valores mismos que nos hacen "argentinos". Se estarán equivocando. Frente a su defensa de lo "nacional", Feinmann podrá replicarles que él está diciendo lo mismo, con la diferencia sola de que la bandera usada por Uriburu, Videla y la Fusiladora no representaba a la Patria sino a una muy pequeña parte de ella: la oligarquía, el establishment y el país regido por sus dueños naturales mientras el resto de la ciudadanía pierde categoría de ciudadano para pasar a ser un habitante sujeto a los poderes fácticos.

22 pusieron huevos y comentaron:

roberto dijo...

Antes de comenzar a hablar de simbolos patrios, es hora que se
comience a respetarlos a quererlos
ya no se sabe si la camiseta de Racing es la bandera y hay que atarlas a un palo para que flameen.
Se ha perdido mucho el patriotismo
o nacionalismo, esta última muy utilizada con la z. Se han perdido
valores o mejor dicho los escondieron en los ´90 y una generación quedó paria de toda identidad, no creo que pase por cambiar o no una bandera, si dejar de lado los símbolos tan de moda
con letras en inglés en remeras gorras y vinchas, mientras éso no cambie, de nada servira modificar
un trapo que flamee, me estoy refiriendo sí, al modo con que
ojos la vemos. Que culpa tendrá
si alguna vez Videla la usó para su patriotismo atado al imperio, y que orgullo tendrá al saber que
San Martín con todas sus falencias la usó para que seamos libres.

Un abrazo

Pablo D dijo...

No está mal pensarlo, Ricardo. No digo que sea específicamente lo del pañuelo, pero una revuelta en los términos de discusión, interpretación y análisis debería ser el chásis de una profundización que, ineludiblemente, para avanzar en beneficios materiales, deberá darse una sustentabilidad de sentido, de relato, de símbolos en el decir de Feinmann. Materialismo y símbolos, van de la mano. Se conoce, cuando se adquiere conciencia, que uno peligra sin el otro, que no deben primar separados porque perderán predicamento. Valga como ejemplo El Cordobazo: lo hicieron los obreros mejor pagos del país: sabían que ese bienestar corría riesgo a futuro de persisitir el injusto esquema en que momentáneamente se hallaba inserto.

Abrazo, loco.

Daniel dijo...

Me mató el comentario de Pablo. Un lujo.

Ricardo dijo...

Roberto: lo que plantea Feinmann es ir un poco más allá en la batalla cultural. Desafiar esquemas y lo preestablecido. Me parece un ejercicio más que interesante. ¿Servirá como globo de ensayo? ¿Prenderá la discusión? No lo podemos saber. Lo que sí puedo decir es que, cuando leí la nota, supe que muchos que idolatran a la bandera desde razones impuestas por esos mismos que la mancharon de sangre van a poner el grito en el cielo.

Pablo: como de costumbre, brillante lo tuyo.
No está para nada mal debatirlo. No se trata de una traición a la Patria sino de un servicio a la misma.

Unfor: un capo, MI amigo Pablo. :P

Abrazos.

Unknown dijo...

Es que el tema, y mirá si tiene que ver con esto, es la apropiación de esos símbolos. Para mi, la bandera sin el sol no es la bandera-

A mi modo de ver, JPF por más intelectual que sea carece de legitimidá respecto a lo que representa al pueblo. Eso no quita que pueda opinar, como hacemos nosotros.

El sol incaíco es una muestra de identidad. Comparelo con la estrella chilena, por ejemplo, sino. O la estrella roja de quebracho en vez del sol, naaaa

El problema fue que la oligarquía se apropió de algo que no le perteneció. Fijate sino el 2008, todos con banderas y escarapelas.

No sé, a mi me gusta así, con ese sol.

Abrazo cumpa, excelente post que invita al debate, sino son puras flores eh!

Almita dijo...

realmente invita al debate, y no quiero contestar a las apuradas. Debo el comentario.

Ricardo dijo...

Manuel: meta florecer mil flores nomás.
Es verdad lo que decís, la oligarquía se apropió de esos símbolos y los utilizó para englobar a todos en la defensa de sus intereses.
Yo a partir de 2003 vuelvo a amigarme con la simbología patria. Había escrito algo de eso acá:

http://loshuevosylasideas.blogspot.com/2011/03/con-tristeza.html

Almita: acá, a los deudores, les mandamos la AFIP, vea. Pregúntele si no a Mirtha. ;)

Abrazos.

Daniel Olivau dijo...

Yo sé que el 2010 les dolió a muchos garcas. Les dolió descubrir que la bandera nunca fue de ellos. Con furia se dieron cuenta que solo la habían robado y mal usado en sus tropelías.

El sol es un símbolo de subversión. Un guiño a futuro de nuestros revolucionarios, una mensaje, un chiste y una burla a los reaccionarios. Un "no se olviden: somos argentinos porque fracasamos en ser americanos" (la frase es del Colorado Ramos y no se refiere al imperialista "America" de los yankees) El sol es un simbolo de unidad americanista.

Disfruten el viaje.

Javier dijo...

Igualmente yo diferenciaría imperialismo de globalizacion , se pueden dividir ambas cosas y mantener bien firme la nacionalidad y el interes nacional sin someterse a mingun interes extranjero ni promover en tu pais las inversiones extranjeras que nunca se requieren oara crerer ni tampoco se necesran en un pais empresas extranejras ni banca extranjera y tranquilamente yo creo que podemos nacionalizar la banca y el comercio exterior y no solo que creo que se puede sino que creo que debemos hacerlo y ea parte de la profundizacion , creo que la nacionalidad se defiende todos los diasy que no son los simbolos ni los desfiles miltares lo que extresan la nacionalidad sino lo que hacemos cada dia para defender a nuestra patria aun frente a los vecinos o compeñros que nos rodean y juegan en contra del pais

Un abrazo

Ricardo dijo...

Daniel: pero lo que nos enseñaron en la escuela es que la bandera con sol es la bandera de guerra.
Claro que el Bicentenario les dolió a muchos.

Javier: es buena la distinción que hacés. Pero lo que dice JPF es que la globalización es un arma del imperialismo. Y tiene razón, sólo que ya está desactualizado: eso podía alertarse antes, hoy la globalización es un hecho.

Abrazos.

profquesada dijo...

Muy buen post Ricardo. Gracias a Jose Pablo te metiste de la mejor manera en un tema que es central.

Estoy totalmente de acuerdo que frente a la globalización no se puede elegir, por lo menos dentro del capitalismo, se está dentro nos guste o no nos guste.

No solo decís eso sino que también decís, con otras palabras, que de lo que se trata es de aprovechar al máximo los margenes de maniobra e ir empujándolos con el apoyo creciente del pueblo. Fuerza y tiempo, como alguna vez postee, haciendo una analogía con las leyes de Newton. Es allí donde la identidad, que en realidad prefiero llamar identificación, ya que permite que identidades bien diferentes puedan abrazar un objetivo común, cobra su verdadera importancia.

La única barrera que nos separa de la vuelta a la sumisión total de los 90 y sus consecuencias regresivas es el apoyo popular y democrático y el esclarecimiento de las conciencias apoyado en los logros concretos de la justicia social, la soberanía es un producto de esa fuerza y de la vocación.

Salvando las distancias lo de España hoy es muy aleccionador. Esa película, con actores y estilos diferentes, pero con un guión muy parecido, ya la vimos.

En cuanto a lo de la bandera es una boutade de un "provocador". No me gusta. Tampoco representaría al conjunto.

Se agradece el aporte compañero

Ricardo dijo...

Profe: se agradece el suyo, que es un post en sí mismo.
Me hizo acordar a Cooke, que decía que el peronismo era el mayor nivel de esclarecimiento al que había llegado la clase trabajadora.
Y lo de España duele, pero más aún porque sabemos cuánto camino les falta recorrer. Ya nosotros lo transitamos.

Un abrazo.

Sebastián dijo...

Hola Ricardo, te comento q justo estoy leyendo "El Flaco, charlas irreverentes con Néstor Kirchner", de José Pablo. Y quería mencionar q esa nota en realidad es vieja: se publicó por 1º vez el 15 de noviembre del 2003, a poco de asumir Kirchner la presidencia. Dejo el link a la nota original:

http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2003-11-15.html

Y me tomo la libertad de transcribir un breve diálogo entre Feinmann y Kirchner sobre este asunto de la bandera, extraído de dicho libro.

Kirchner: ¿Vos qué dirías de las Madres y las Abuelas?
Feinmann: Todo. Todo lo mejor q me saliera y q me saliera del corazón. Es lo más grande q dio este país. Es lo q frenó las venganzas.
K: Sí, lo q frenó las venganzas. Ellos masacraron 30 mil y nadie les tocó un pelo. Las Madres y las Abuelas piden justicia. Es la mayor apuesta a la paz y a la vida q se puede hacer. ¿Sabés qué voy a largar? (en las Naciones Unidas) Que somos sus hijos. Que somos hijos de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo.
F: Muy bueno. Adhiero. Hace tiempo q pìenso en una bandera nueva para este país. Sé q es medio loco. Pero ya q vos hacés tantas locuras te lo digo. Nuestra bandera es más bien lavada, sin gracia. El bueno de Belgrano miró hacia arriba y dijo: 'Listo, ya tengo bandera. Celeste y blanca'. Comparala con la bandera norteamericana.
K: Pero no es sólo celeste y blanca: tiene un sol en el medio, no te olvidés.
F: Pero ese sol es el de la guerra. Es un sol militar. ¿Y si se sacara el sol y se pusiera ahí el pañuelo de las Madres?
K: Tranquilo, te lo dije: soy un gradualista. Cuando podamos hacer tu bandera va a ser porque ya ganamos. Bueno preparate para el discurso de mañana. Chau.

Ricardo dijo...

Sí, Sebastián, es vieja. Gracias por el link y por la transcripción. Seguramente Feinmann lee este blog (!) y seguramente estará al caer su carta documento, je.

Me pareció interesante para debatir porque tenía pensadas un par de cosas acerca de la identidad global y local y la gobernabilidad.

Un abrazo.

Sebastián dijo...

Si me llega la carta documento te mando la factura! Sólo lo transcribí para intentar aportar un granito de arena a este lujo de blog q leo y recomiendo siempre q puedo.

Abrazo grande.

Ricardo dijo...

Dale, siendo así no me queda otra que compartir los gastos y el chori que manda Aníbal. ;)

Abrazo.

Daniel Olivau dijo...

Sebastian: con todo lo que lo admiro Feinmanse equivoca, el sol no es "militarista". El sol es el dios inti, el dios sol incaico.

Fue diseñado por un peruano, incorporado por Puyrredon en 1818 y aceptado por Belgrano. Le llamaron también el sol de mayo, para que la oligarquía porteña (bruta e ignorante) no protestase mucho que llevasemos un símbolo indígena en el centro de la bandera.

En cuanto a los colores de la bandera, vamos José Pablo, es otra broma de nuestros revolucionarios, del gran Belgrano. ¿Llevar los colores de la casa de un rey depuesto? Una burla hasta casi cruel para los maturrangos.

Disfruten el viaje.

Ricardo dijo...

Daniel: bueno, entonces para darle el gusto al José Pablo, podríamos "incaizar" (?) un poco el sol.

Gracias por el aporte.

Almita dijo...

Porque lo prometido es deuda , no porque me vaya a mandar a la AFIP :P

Arranco en "Como nosotros no queremos globalizarnos..."
Es como pedir la luna. No es cuestión de querer o no querer. Los países hegemónicos, centrales, el imperio, lo que quieras ponerle, nos globalizaron y estamos dentro de la G ya. Hoy, no es opción. Quizás lo fuera en los 90's, hoy no es opción. Escribo esto con mi teclado hecho en China, mientras miro el monitor Singapurense, me comunico para postearlo por un satélite andá a saber de quién, mientras miro un banner de que está alojado en West Samoa. Usar este medio, internet, ES estar globalizado. Como Ricardo dice, uno puede elegir cómo vivir la globalización, hasta adonde entrarle, pero no puede optar por estar FUERA.

Sobre la bandera: Y, no es cuestión si a uno le gusta o no le gusta. Es como la cara: es. Te podrás poner botox (achicarle los segmentos celestes), te podrás hacer una cirugía (ponerle un color más fuerte en la gama del celeste) o ya llegar a las siliconas estruendosas y sacarle el sol. Más que eso, no podés.
Pero más que "no podés", es NO DEBÉS.
Nuestra simbología nacional es NUESTRA simbología nacional. ¿Verdad de Perogrullo? no, es aceptar todo lo que esa bandera simboliza, significa. Es aceptar su significante. Es nuestra historia (como si fuera un manual) hecho de tela.
Uno no puede esconder de por vida al tío loco, y meter en el placard de nuevo al primo gay. La bandera, es lo mismo. Está cargada de significados, y es nuestra historia. Cambiarla es pretender que la historia no fue como fue, y si hoy somos como somos, es fruto de esa historia.
No defiendo yo la "sagrada simbología nacional". Digo que no es posible renegar de lo que uno fue. Es como si vas a análisis y le propones a tu psicoanalista no hablar más de x tema. No funciona así la cosa. La historia (personal o nacional) no se entierra; se vive, se afronta, se resuelve, y se sigue viviendo.
¿No representó a la patria, sino a una pequeña parte de ella? asumámoslo. Así fue. Y construyamos con ese segmento de historia presente en nuestras mentes.

El sol, al margen de lo que bien dice Daniel Olivau (que me lo enseñaron en la escuela, lo del inti), es un símbolo muy poderoso. Sí, está bien, que lo usaron también otros en este país. Y otros en otros países. El sol era sagrado para los egipcios, y los yanquis lo tienen en sus billetes, y si me pongo más estricta aún, muchas banderas tienen algún símbolo de la astrología, estrellas, soles, mediaslunas, lunas llenas. Y muchos billetes.
Es la protección feliz, la dicha de este mundo, la prosperidad (pues hace madurar la semilla y el fruto), es la luz que nos baña y sana y despeja la tiniebla, es energía, fuerza y poder.

No en vano existe en el ideario: "Un domingo peronista" (es un domingo soleado, con gente feliz, comiendo asado y en paz) es el "Febo asoma" de la batalla de San Lorenzo, "Es la bandera de la patria mía, del sol nacida", "¡Rompa el manto de neblinas, como un sol, nuestro ideal; Las Malvinas, argentinas en dominio ya inmortal”.

Repito: ¿No representó a la patria, sino a una pequeña parte de ella? asumámoslo. Así fue. Y construyamos con ese segmento de historia presente en nuestras mentes.
Esa bandera, con ese sol, es un manual de historia que nos hace recordar todo lo que pasó -a los que quieran recordar-. Saquémosle el sol, pongámosle el pañuelo de las Madres, y es como hacer borrón y cuenta nueva, es no tener memoria, es intentar vivir en un presente infinito.
En todo caso, el día de mañana, podríamos pensar en sumarle al sol, el pañuelo de las Madres. Quedaría un cocoliche, pero también tenemos que reconocer que tenemos una historia difícil, y los dos símbolos juntos, ahí sí, serían un manual de historia más clarito.

La identidad, es todo lo que uno es, y lo que fueron quienes nos antecedieron. No se puede guardar al tío loco de por vida.
Saludos

Ricardo dijo...

Almita: no sólo no le vamos a mandar a la AFIP sino que le pido que me mande la factura por el comentario ese.

Creo que no podría haber respuesta mejor al artículo de don JPF. No podría estar más de acuerdo con eso de "La bandera, es lo mismo. Está cargada de significados, y es nuestra historia. Cambiarla es pretender que la historia no fue como fue, y si hoy somos como somos, es fruto de esa historia."

Un abrazo y gracias.

Almita dijo...

Me alegra la coincidencia, entonces.
No tengo cuit, tengo cuil!!!!
;)
abrazote

elkotur dijo...

Un dato: Almita, si bien es frecuente el uso de cuerpos celestes (lunas, soles estrellas, etc)en banderas en todo el mundo, la nuestra es única en un aspecto, junto con su hermana uruguaya: el sol tiene cara. No hay ninguna otra que lo tenga en el mundo.