viernes, 8 de abril de 2022
Sobre la interna del FdT y Larreta en la @PACOURONDO
1. La interna del FdT: sin coalición social no hay coalición electoral:
(...) En un loop de 2015, algunos peronistas creen todavía que pueden “correr” al kirchnerismo mientras algunos K imaginan un gobierno ideológicamente puro, olvidando ambos algo básico: lo superestructural puede lucir muy ordenado en la mesa de arena pero sin una coalición social no hay coalición electoral. Y volvemos entonces a lo adeudado un par de párrafos atrás: no es con una discusión semántica en torno al significado de términos como “unidad” o “neoliberalismo” que vamos a interpelar al soberano. Tampoco con la agenda capitalina de derechos sin traducción en el salario real o hablando de reforma judicial y ley de humedales. En una columna anterior apuntamos que el mandato del FdT era uno: encender la economía. La promesa de Alberto no se refería a la macroeconomía. Ok, había que ordenarla porque Macri la puso patas arriba (arrimándonos al abismo en el que cayó De la Rúa), y para eso había arreglar con los privados y con el FMI luego. Listo, saldado. Ahora, como sostiene Ricardo Rotzstein, existe la oportunidad de utilizar los dólares que no deberemos girar al Fondo para dinamizar la economía y que esto se traduzca en mejora de los ingresos, aplanamiento de la curva de inercia inflacionaria y, en definitiva, permitir que la gente pueda planificar nuevamente su economía y futuro, eso que el macrismo desordenó mientras lo justificaba con un Elogio de la Incertidumbre...
2. A Larreta lo empujan del centro a la derecha:
(...) las elecciones no ordenaron a Juntos por el Cambio. El macrilarretismo persiste como macrilarretismo, cuando el Jefe de Gobierno porteño y parte del establishment las imaginaron como la confirmación electoral de unas internas anticipadas. No ocurrió y la estrategia centrista de Rodríguez Larreta recibió un cachetazo con el crecimiento de los liberales. Éstos empujan la agenda hacia el darwinismo social pero, además, obligan ahora al primus inter pares de Juntos a un espasmo que desdibuja su idea del “gobierno del 70%” para no alienarse de la base conservador-reaccionaria que acompaña a Cambiemos. Esa que justamente le disputan los liberales. Como si se tratara de Patricia Bullrich o Milei, el otrora moderado Horacio dice “hay que sacarles los planes sociales a quienes corten las calles”, pero en mayúsculas y con cara de malo. Habla de los “planeros” pero en realidad quiere decir que comprendió que desmarcarse lo aisla de sus potenciales votantes. Intentó parecerse más a Mauricio que a Macri, pero quizás esto último sea una fatalidad. Pierde así eso que buscan los candidatos a presidente: la posibilidad de ocupar el centro.
Su pretendida centralidad se desvanece en la última encuesta publicada —justamente— en Clarín. Sí, falta mucho y medir intención de voto a más de un año es ciencia ficción, pero escuchame, Horacio, ¡Cristina está arriba tuyo y Macri te come los talones! (...)
viernes, 11 de marzo de 2022
Notas en la @PACOURONDO
Compartimos las 4 últimas notas que publicamos en la AGENCIA PACO URONDO:
1. Sobre comunismos y derechas:
Luego de la derrota en 2019, extraña para un aspirante a la reelección que recibió una camionada de dólares, se potenció un fenómeno poco inocente que ya se advertía en el mundo: un trasvasamiento comunicacional en la Derecha (...) los Sturzenegger, los Dujovne, los Melconián no portaban ya en TV la antorcha de la razón liberal. Rápidamente las redes sociales habían sido copadas por perfiles jóvenes, veinteañeros o treintaymuypoqueros, con imagen de chicos bien, exitosos pero rebeldes. O reveldes. Avatar joven, educado, canchero y anticomunista. Antisocialistas, subidos al carro de la meritocracia como nuevo formato, micro esta vez, de la Teoría del Derrame. Si ésta pretendía explicar el beneficio social del egoísmo aynrandista, la meritocracia es su enfoque a nivel individual, el eslabón que permite luego constituir la cadena. ¿De significantes? ¿Por qué no?
¿Pero cómo podía/puede la Derecha apropiarse —¡ay!— nuevamente de la transgresión, concepto ligado al cambio —¡uy!— y un rasgo de identidad de los movimientos de izquierda? Mientras que sobre sus padres y abuelos operaban los viejos comunicadores, durante los 2000 fueron principalmente los segmentos juveniles quienes dieron soporte, cultural y electoral, a las experiencias populistas de centroizquierda en el subcontinente. No se trata de mecánica cuántica: la exclusión que los modelos neoliberales generaron afectaron siempre más a las nuevas generaciones. “¿Qué hacemos, man?”, se habrán preguntado en algún think tank a la hora del whisky hace muchos años. La respuesta no provino de un razonamiento difícil pero sí brillante: encauzar la bronca y rebeldía juvenil en beneficio del propio sistema que las generaba. Algo así como traslocar “cambio” con “retroceso a tiempos mejores”. El sistema no es zonzo, y como estrategia de autopreservación apela a la “profundización”: “no fuimos al hueso”, “no hay lugar para el gradualismo”. Para eso tiene canales de TV, diarios impresos pero, más importante aún, redes sociales y nuevos comunicadores (y ahora actores politicos) que redirigen la energía juvenil en los términos del individualismo porque, volviendo al subtítulo, debe ser más divertido ser un Sith que cargar con la responsabilidad social de un Jedi, ¿no?
2. De tiempos y mandatos, política y poder:
(...) Cada gobierno debe interpretar y a la vez moldear el tiempo y las demandas que le tocan. Asumen con un mandato, y en la medida en que lo comprenden y satisfacen son depositarios de la confianza social. Llegamos así al presente: Alberto Fernández y el Frente de Todos, que es una suma mayor a Alberto y Cristina pero, a la vez, depende de lo que el presidente haga con su tiempo. El Frente y AF asumieron con un mandato claro, resumido en “encender la economía”. Fue eso y no una mirada de moraleja frente al macrismo lo que puso en el gobierno nuevamente al peronismo. Gobierno, además, que no cuenta con los resortes de poder que tenía en tiempos del primer kirchnerismo: ya el establishment le había arrebatado algunos a Cristina y Macri regaló muchos más, como quien reparte porciones de torta, reservando la frutilla para el Fondo Monetario. Se ha dicho que Alberto intentó gobernar la pandemia. En su defensa, ningún gobierno pudo gobernar la economía desde 2020 para acá. Le toca, además, encauzar una coalición de gobierno como no tuvo nunca nuestro país, presidencialista hasta decir basta. Pero la historia suele ser implacable con quien no la gobierne, o intente al menos moldearla...
3. Sobre Rusia, Ucrania, EE.UU. y la OTAN:
(...) La caracterización de conflictos geopolíticos como un enfrentamiento entre Buenos de toda Bondad y Malos de toda Maldad no es sólo infantil sino que inhabilita la comprensión de fenómenos complejos. Sí, empezamos con un "es más complejo" porque cualquier otra definición es un ansiolítico para la catarata informativa que nos inunda todos los días.
No intentaremos abordar aquí las razones del ataque ruso a Ucrania ni hablaremos de ecuaciones energéticas europeas, la OTAN, líneas rojas o el ya fallido rol de EE.UU. como gendarme del mundo. Podemos arriesgar, sí, que los demócratas en el poder tienen una visión global mientras que con Trump los republicanos se entretenían con Corea del Norte y Latinoamérica mientras no podían evitar que China les comiera los talones como principal potencia. También que Rusia aplica, desde la disolución de la URSS, algo similar a la Doctrina Monroe, manteniendo un tutelaje sobre su "patio traser...", ok: su "jardín delantero"...
4. El teorema de Baglini y el enfoque sobre la deuda externa:
(...) el tema parte aguas tanto entre gobierno y oposición como genera brechas adentro del Frente de Todos y lo que por ahora es Juntos (por el Cambio): en el oficialismo es el kirchnerismo duro quien se desmarcó con la renuncia a la jefatura de bloque de Máximo Kirchner. Esta traducción de cúpula también se verifica entre la militancia, que entiende que un acuerdo con el Fondo impediría recomponer la microeconomía para mantener esperanzas electorales. Puesto así, ¿el teorema es aplicado por quienes buscan el acuerdo o quienes se oponen? Dicho de otro modo: ¿aplica el Teorema en este contexto local y global? Son decisiones, diría Miguel Ángel Russo.
En la oposición rápidamente se levantaron voces contra el acuerdo: unos porque no implica un ajuste draconiano como el que les gustaría y otros porque —¡oh, ironía!— significa patear vencimientos para los próximos periodos presidenciales que esperan asumir. ¿Son posiciones distintas? Claro que no: ambas apuntan a que los costos y el trabajo sucio estén a cargo del actual gobierno. Cumplen así el Teorema por la inversa: a mayor cercanía con el poder, mayor irresponsabilidad social y económica. Es la posición de Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, del baglinismo heterodoxo. Quienes sí respetan la hipótesis son los gobernadores de Cambiemos, Gerardo Morales y Gustavo Sáenz; también Omar Gutiérrez, del Movimiento Popular Neuquino. Todos se pronunciaron a favor de aprobar el entendimiento bajo el argumento de la racionalidad.
Mientras un default puede ser beneficioso en términos políticos para un gobernante de la Ciudad de Buenos Aires —en vista de su presupuesto, composición demográfica, preferencias electorales históricas, reparto de responsabilidades mediáticas y posición en la pole position electoral—, para un gobernador de una provincia chica puede significar la entrega de las llaves de Casa de Gobierno. Quizá llegó el momento de reinterpretar el Teorema...
Las notas completas en los links...
domingo, 6 de febrero de 2022
El Frente de Todos, ¿se dobla o se quiebra? - Mi nota en Agencia @PACOURONDO
Los amigos de la Agencia Paco Urondo me invitaron a escribir sobre qué son y de dónde vienen el Frente de Todos y Juntos (o Cambiemos, Juntos por el Cambio, etc.) como punto de partida para pensar qué puede pasar con el FdT, camino a 2023, en vista de la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de Diputados:
martes, 16 de noviembre de 2021
Hay un derrotado electoral que vive
Nuevamente en El País Digital:
«...La felicidad no parecía impostada anoche en el búnker del Frente de Todos. Recuperó terreno frente a lo que desde las PASO parecía una segura paliza electoral. Histórica, según pronósticos interesados. El FdT dio vuelta resultados adversos en Chaco y Tierra del Fuego, recortó la distancia en provincia de Buenos Aires y mantiene la primera minoría en Diputados y Senadores. El caso chaqueño implicó un vuelco desde un 46.8% a 37.8% en favor de Juntos hasta un 44.2% a 42.8% en las Generales: un crecimiento de casi 7 puntos porcentuales para el peronismo mientras los Cambiemitas retrocedieron a su vez 4 pp. De todos modos, por el peso de PBA en el imaginario, en los votos y en la conformación de las Cámaras...
...¿Cuál fue la estrategia inicial de campaña de Juntos que puede explicar la tristeza en el triunfo? Veamos antes la del arco antiperonista en su conjunto: promovieron el discurso de los candidatos ultraliberales para dirigir el debate público y cuidar la estrategia centrista de Rodríguez Larreta, quien pretendía convertirse en el depositario único de un triunfo electoral. Así, antes de las PASO corrió a los “halcones” macristas, reubicó a Vidal en CABA y habilitó una colectora radical de derecha en su distrito y una de “centroizquierda” en PBA. Mauricio Macri se embarcó entonces en unas vacaciones europeas y se especuló con su “exilio” de la campaña. El gran ganador de las PASO, hubo coincidencia en el análisis, fue el Jefe de Gobierno porteño. Pero el tránsito de las PASO a los resultados de las Generales habilita algunos interrogantes: ¿Fue Macri nuevamente en campaña una de las causas de la recuperación electoral del FdT en PBA? Es una posibilidad. ¿Fue Macri una necesidad en la campaña de Juntos debido al crecimiento del libertarianismo? Probablemente: los ultraliberales/libertarios debían contener el voto derechista descontento con el gobierno de Cambiemos pero “entregarlo” nuevamente luego. Fue necesario que lo hicieran antes de 2023 y para eso (y por otras causas) debió retornar Macri. De tal modo, la estrategia de “limpieza” macrista se truncó en el camino. Si a esto sumamos los aciertos del oficialismo, la expectativa previa de una derrota histórica que iniciara una “transición” hacia un seguro cambio de gobierno desdibuja el triunfo y liderazgo de Rodríguez Larreta y mantiene con vida electoral a Macri, pero más aun al peronismo...».
La nota completa aquí:
https://www.elpaisdigital.com.ar/contenido/hay-un-derrotado-electoral-que-vive/33558
martes, 14 de septiembre de 2021
Un PASO de cisne negro
...todo contrato electoral tiene accountability: Cambiemos “prometió” en 2015 derrotar al kirchnerismo y por eso fue premiado en 2017, el Frente de Todos prometió en 2019 encender la economía y llenar la heladera y eso no ocurrió. Perdió algo más que al electorado volátil, y éste nacionalizó las elecciones. ¿No consideraron el arrastre de la crisis, el arribo de la pandemia? No tienen por qué y eligieron mandar un mensaje. ¿Votaron a los que favorecieron despidos, cierres de pymes y nos endeudaron mientras ahora prometen terminar con la indemnización por despido? Sí, es la otra opción de poder a mano en el cuarto oscuro y por ella optaron. En una nota previa apuntamos que el oficialismo había decidido no hablar en campaña de algunos temas espinosos: salarios e inflación, subsidios e incrementos tarifarios. Tiene poco margen para continuar esquivándolos...
...Sí se probó acertado, en cambio, el diagnóstico de Juntos en referencia al desgaje de su electorado decepcionado y su posterior estrategia, ofreciendo salidas en “disidencia” por derecha en CABA y por “centroizquierda/UCR” en PBA. El 33% de Vidal parece poco para el espacio en su centro neurálgico, pero sumando a López Murphy y Rubinstein alcanza casi al 50% del electorado que siempre acompañó al PRO, ¿no es cierto, Fito? El 22% de Santilli en PBA parece poco para un proyecto presidencial, pero con Manes mejora ostensiblemente...".
La nota completa en El País Digital.
lunes, 6 de septiembre de 2021
El cisne negro de las legislativas
«...Con el arribo del SARS CoV-2, cualquier nuevo gobierno en Argentina se hubiera visto enfrentado a la confirmación de que todo tiempo pasado fue mejor. No ocurrió así, ¿cisne negro?: el gobierno de Macri no sólo le permitió al peronismo reconstituirse en un Frente (de Todos gracias al inteligente cálculo de Cristina Fernández) y ganar la presidencia sino que supuso, además, un plus para el tránsito de la cuarentena inicial.
(...)
En 2021 una vez más se hizo presente el pasado y así como el recuerdo del periodo 2015-2019 había ayudado al FdT ahora servía a los fines del jefe de gobierno porteño, quien ganó la interna antes de jugarla. Macri a Europa y Vidal a la Ciudad Autónoma, en un movimiento que intenta ser el del equipo que entrega la pelota y se refugia en su campo para recuperar aliento. Ese equipo parece estar corriendo sin poder cambiar el aire. Se entregó sólo cuando intentó desmarcarse de su propio pasado. ¿El rival es el Frente de Todos? No, ¿cisne negro?, es la propia derecha radicalizada, los liberales, que aprovechan no haber formado parte de Cambiemos para correrlo. Paradójicamente, esto le sirve a Camb… Juntos ya que llevan el debate hacia la agenda liberal. Además, los candidatos liberales funcionan como buffers para el descontento del ¿ex? votante macrista: pueden así descargar la bronca por el fracaso de #sugo (disculpen la licencia tuitera) para retornar luego cuando se vislumbre un proyecto de poder como el que la suma de la UCR al PRO significó. La prueba de esto es el retorno de Macri, quien potencia a los liberales para a la vez redirigir ese voto hacia Vidal en CABA y Santilli en provincia de Buenos Aires. De otro modo hubiera debido ¿disfrutar? el verano europeo.
En el Frente de Todos priorizaron la salud en pandemia y la selección de candidatos acompañó: Gollán en provincia de Buenos Aires o Rossana Chahla en Tucumán. Pero montados en la campaña de vacunación y a la espera del resultado electoral prefieren no agitar aguas y evitan temas espinosos: salarios e inflación, subsidios y los continuos incrementos tarifarios, reforma impositiva; hasta la enunciada reforma judicial duerme el sueño de los héroes. En algunos avanza callado mientras en otros deja hacer en un peligroso abandono del enforcement estatal...».
sábado, 17 de octubre de 2020
Elecciones en Bolivia
Vamos con un hilo bloguero sobre las elecciones en Bolivia. Primero, como les gusta a ustedes, la última encuesta: Arce 34%, Mesa 27,9%, Camacho 13,% https://t.co/tHEAec7uDj
— Ricardo (@Ricardo_blogger) October 17, 2020
Ese es el hilo que subimos a twitter acerca de las elecciones en bolivia.
Pero el propósito de reabrir momentáneamente el blog es subir lo que escribimos en enero sobre la institucionalización del MAS, cuando todavía no era claro si dejarían que el partido de Evo Morales participara en las elecciones. El sólo hecho de que así sea es un triunfo político del MAS. Sus chances en las elecciones son altas, pero desconfiaría de todas las encuestas. Vamos con el artículo:
La institucionalización del MAS como respuesta al golpe en Bolivia.
La inestabilidad actual en Bolivia no es sólo producto de un golpe de Estado. Hay un hilo que conecta el exilio obligado de Evo Morales con su largo período en el poder ejecutivo. Hasta su triunfo electoral en 2005, el país vivió en una sostenida inestabilidad política en el contexto de un constante control por parte de las élites económicas —que eran también políticas— y las fuerzas armadas que formaban parte de ese poder permanente. No abundaremos en los mecanismos del golpe ni en cómo arribó al poder Áñez pero sí en algunas particularidades que hacen a la singularidad del proceso de —¡ejem!— reorganización en Bolivia (y Sudamérica).
El innegable rol de Estados Unidos
EE.UU. avanzó rápidamente para conseguir una victoria en la segunda nación más "bolivariana" del subcontinente luego de sucesivas derrotas en su objetivo principal: Venezuela. Sí, sí, Bolsonaro, Macri y la subsumisión a las estrategias geopolíticas del aún imperio global. Pero por cada decisión EE.UU. paga precios: la intromisión descarada en Bolivia y Venezuela tuvieron el costo de mostrar marcadamente los alineamientos en la región y disgregar internamente aún más a los electorados, tendiendo a una mayor inestabilidad en los subconjuntos nacionales. Esto, claro, sin asegurar en Bolivia nada más, por ahora, que la salida de Morales.
La incapacidad democrática de las elites santacruceñas
Los años del masismo en el poder podrían ser definidos también como los años de la incapacidad de las clases acomodadas del Oriente boliviano para dotarse de un partido democrático que pudiera representar sus intereses regionales.
Acostumbrados a un folclore político que excluía al resto del país —al altiplano, en realidad—, los "cambas" se nuclearon siempre en torno al Comité Pro Santa Cruz, suerte de Cabildo en el que los peces de billetera gorda (enrolados en distintas Logias) decidían los destinos políticos de la ciudad (y no tanto así de la región como hasta aquel 2008 del intento de secesión de la Media Luna fértil) sin consultar con la Alcaldía y, ahora, siquiera con el Gobierno Autónomo Departamental, concesión arrancada por Santa Cruz al gobierno de Morales.
Así, los partidos y figuras políticas tradicionales (MNR, MBL, MIR) supieron ser emergentes de la Bolivia del remedo colonial, asentado en La Paz, Cochabamba y Sucre, motivo de resentimiento para el afectado orgullo camba. Paradójicamente, fue Evo Morales quien finalmente y mejor representó los intereses del Oriente boliviano, al pactar con la Media Luna una suerte de pax que aquietó las aguas cruceñas del Piraí separatista mientras les entregaba cierta autonomía y extendía el cultivo de la, oh sí, soja.
El orden del MAS entre el caos preelectoral
Luego del golpe resultaba difícil vislumbrar el camino de Morales y su representatividad. La formalización de las estructuras partidarias del MAS le permiten ahora pensar en una persistencia. A poco de consumada la destitución, muy amigablemente sugerida por los altos mandos militares, el MAS prestó a sus representantes en el Congreso para asegurar un llamado a elecciones en las que pudieran presentar candidatos.
Pareció entonces una capitulación pero, a tres meses de las elecciones, puede decirse que con el nombramiento de Arce y Choquehuanca como candidatos, Morales comanda el único partido con una oferta ordenada. Arce como cabeza de fórmula es interpretado como un guiño al electorado centrista, una jugada arriesgada cuando muchos postulaban al militante Andrónico Rodríguez a la presidencia. ¿Aprendizajes electorales de la Argentina reciente?
El desconcierto del resto de los candidatos, sumado al escaso apoyo de Brasil y EE.UU., hace que el llamado de Jeanine Áñez a no "dispersar el voto" el próximo 3 de mayo sea una advertencia y un síntoma. Lo señala también algún editorialista cruceño al decir que “Ortiz, Patzi (...) ya no caben para estas próximas elecciones” mientras pregunta, en un inadvertido lapsus, “¿qué parte del libreto no entendieron?”. Camacho y Pumari reciben también aplazos.
Esta institucionalización del MAS, como inteligente respuesta a un golpe pergeñado contra un partido personalista que no supo pensar en una fórmula distinta a Morales - García Linera, puede rastrearse y fundarse en expresiones callejeras espontáneas surgidas al calor de la represión ejercida por las fuerzas de seguridad en noviembre pasado: el pedido no era tanto por un retorno de Morales como por la continuidad del respeto que habían ganado en la vida pública y política (muy a pesar de los cambas y elites paceñas) los olvidados de siempre en Bolivia, las cholas y cholos, los y las campesinas. No se trataba de un politizado grito de "Evo volvé" sino un más extendido "¡la Whipala se respeta, carajo!”. La semiología de esta frase permite sostener esperanzas en el hermano, vecino y plurinacional Estado: los antes olvidados anunciaban así que habían llegado para quedarse y no para retornar a un estatus pre MASista.