miércoles, 28 de mayo de 2014

Colombia, y la alternancia en la Alianza del Pacífico

A propósito del triunfo en primera vuelta del uribista Zuluaga sobre Juan Manuel Santos, actual Presidente de Colombia (resta aún el ballotage entre ambos), Nicolás Tereschuk (@escriba) marcaba en Twitter como la exitosa —irónicamente— Alianza del Pacífico encontraba a casi todos los partidos oficialistas perdiendo frente a sus oposiciones: el PAN de Fox y Calderón, en México, a manos de Peña Nieto (PRI); el APRA de Alan García frente a Gana Perú de Ollanta Humala y aún frente al fujimorismo (el APRA no presentó candidato siquiera, quedándose con apenas 4 bancas de un Congreso de 130); el partido de Sebastián Piñera en Chile, perdedor frente a la Nueva Mayoría (Concertación, bah) de Michelle Bachelet, quien ya antes había debido sufrir la derrota de su partido, por primera vez desde el retorno de la democracia en 1990.

No dilatemos el núcleo de la reflexión que pretendemos: es muy de populista intentar medir el éxito de un proceso tomando como referencia su continuidad. Por el contrario, la alternancia misma es la que en los países mencionados hace a la continuidad del proyecto político/económico de la Alianza del Pacífico. Es, entonces, un triunfo de quienes promueven esa forma de integración desde el Norte.

Hay razones para ello. El principal es que la alternancia es funcional a la constitución de gobiernos débiles, que deben necesariamente pactar con el resto de los actores económicos y políticos. La legitimidad de origen puede ser puesta en entredicho en un corto periodo de tiempo por la legitimidad de ejercicio, en la que intervienen múltiples factores y no sólo la voluntad, imaginación y capacidad de gestionar de un gobierno. Tenemos a mano el ejemplo de nuestras elecciones de 2007 y la inmediata crisis con los agroexportadores —y divorcio con Clarín— a principios de 2008. La alternancia, además, no favorece la constitución de partidos fuertes, al promover los personalismos.

El factor tiempo es importante también en la ecuación. Un periodo de gobierno es siempre insuficiente para encarar reformas y, más importante aún, para concretarlas. Por el contrario, el arribo de un nuevo gobierno funge a modo de impugnación de los caracteres controversiales del gobierno anterior. Es lo que ocurre actualmente en Colombia. No está puesta en entredicho la pertenencia al bloque del Pacífico, no se cuestiona el modelo liberal ni la distribución de la riqueza: en Colombia es más importante el proceso de negociación que está llevando adelante Santos con las FARC y el FLN, en oposición al uribismo, que pretende un retroceso amparado en una excusa: Zuluaga ya adelantó que si resulta electo congelará de inmediato las conversaciones por un lapso de ocho días, para que en ese tiempo las FARC determinen un cese unilateral del fuego y pongan fin al reclutamiento de menores, entre otras condiciones. Y en caso de no acceder a sus exigencias, daría por terminadas las negociaciones". En términos prácticos significaría retrotraer la cuestión al día mismo en que Álvaro Uribe abandonó la presidencia. Ese y no otro es el principal parteaguas de estos comicios.

El porcentaje de participación es también un factor a considerar. En Colombia, el de abstención rondó el 60%. Es lo que Manolo designa “votar con los pies". Deberíamos desagregar ese dato por regiones y estrato social, pero de buenas a primeras habla del escaso entusiasmo que la escuálida expectativa de cambio genera.

Para favorecer aún más la alternancia es que se debate en Colombia la existencia misma de la posibilidad de reelección. En Perú ésta directamente no existe. En Chile no hacía falta: el fantasma del pinochetismo bastaba para mantener a raya las pocas pretensiones de cambio de la Concertación. En México se quebró una hegemonía récord —la del PRI, 71 años— con el triunfo en el 2000 de Vicente Fox, principal aliado de Bush en la región, y quien junto a él presionaba a favor del ALCA en la Cumbre de Mar del Plata 2005. En Brasil, Venezuela, Ecuador y Argentina, la continuidad de los procesos posneoliberales dependen, en cambio, directamente de la continuidad política, y su éxito puede medirse también en esos términos. Como dijimos antes, en los países de la Alianza del Pacífico la continuidad del proyecto político/económico está mejor asegurado con la alternancia política.

viernes, 23 de mayo de 2014

1998 y 2014: paralelos, roles y los modelos como herencia

Podríamos haber titulado "Game of Th… Roles": CFK como Cersei, Scioli en la piel de Jaime Lannister y Massa representando a Petyr Baelish. Pero es tirado de los pelos. Excepto por Scioli. Se encuentran Daniel Osvaldo, René Lavand y el baterista de Def Lepp… No, mejor nos pongamos serios.

El análisis del discurso de los precandidatos nos permite inferir qué segmentos del electorado pretenden seducir, considerando para elaborarlo números, demandas, pero también posibilidades. M. E. Casullo, Abel Fernández y Manolo se encuentran analizando el de Massa (entre Ruckauf y Chacho Álvarez, dice la primera). Aquí, en consonancia, sostuvimos que apelaba a la seguridad para seducir al electorado de abajo (y de arriba también, ya que se trata de una demanda de corte transversal) y al discurso republicano, con tintes antiperonistas casi, para endulzar a las clases medias y altas de los grandes centros urbanos. Las vertientes no peronistas (Macri, UCR, FAP, que podrían reunirse en un FaUNEN+PRO) no encontraron todavía candidato o discurso más allá de su propia definición como no-peronistas. El peronismo oficialista tampoco delineó un discurso todavía, algo que debe computarse como un déficit. Quizás Scioli, apelando al nebuloso “continuidad con cambios” y a la unidad y fortalecimiento del PJ, considerando que el voto peronista espera la resolución de las estructuras para inclinarse luego; pero el de los candidatos del ¿PJ/FpV? es, antes que un discurso, una apelación a proyectos: Randazzo y la gestión en transporte y documentación; Julián Domínguez, el traslado de la capital y el federalismo; Scioli, a la alianza con las provincias mineras pre y cordilleranas. Urribarri, lamentablemente, se encuentra muy desdibujado, apelando a un purismo kirchnerista que no sólo no existe sino que no es posible. Pero todo lo anterior se refiere a la conexión que los precandidatos buscan establecer con sus audiencias. Intentemos, en cambio, ver qué posiciones se encuentran ocupando dentro del campo político, dividido con fines taxonómicos –¿ah?– y prácticos en gobierno/oposición. Superada una primera etapa en las pasadas legislativas, han quedado definido quienes se encuentran de uno y otro lado. El momento actual encuentra a los enrolados en ambos campos en plena tarea de diferenciación interna, sin interactuar todavía con quienes se encuentran cruzando el meridiano limítrofe.


Retornemos en el tiempo, para ver qué ocurría la última vez que una alternancia entre gobierno y oposición era factible (tanto que, finalmente, ocurrió). Corría julio de 1998, la Alianza se había alzado con las legislativas del año anterior. De la Rúa y Chacho Álvarez representaban la esperanza de exogamia al peronismo. Dentro de este último, Duhalde, cansado de que Menem le picara el boleto, amenazó con llamar a un plebiscito sobre una posible reforma constitucional que habilitara una re-reeleción. Un politólogo marciano, trotskista de la línea posadista, se hubiera agarrado el apéndice cefálico con los tentáculos en desesperación: si Duhalde estaba enfrentado a Menem, ¿qué lo llevaba a querer concretar la amenaza de su enemigo íntimo? Cercado por el menemismo, que entonces controlaba el partido y la Corte Suprema, el gobernador bonaerense debió apelar a superar el internismo partidario e involucrar a la sociedad toda en la resolución del intríngulis peronista. Cinco años después, en 2003, Duhalde y no Menem, nuevamente, lo hizo. ¡Vamos Duhalde!

Pero antes, en 1999, Menem prefirió jugar contra la fórmula del PJ (Duhalde-Ortega) y favorecer a la Alianza, al habilitar el desdoblamiento de elecciones distritales en un “sálvese quien pueda” de los peronismos provinciales, desanclando así en cierta medida el arrastre desde abajo. Los números de aquella elección no resultan concluyentes para afirmar que el peronismo podría haber conservado el gobierno si Menem y Duhalde hubieran acordado. La dinámica instalada, el apoyo de los medios y el clima de época mismo creado por estos y otros factores hicieron del triunfo de la Alianza una profecía autocumplida. Pero la sensación de que Menem pudo haber hecho más (o menos… bloqueo) quedó flotando en el aire. ¿La explicación dada por entonces? Que el cotur de Anillaco no quería entregar el peronismo a su enemigo bonaerense. ¿Son el egoísmo, la fuerte impronta personalista, las razones que determinaron preferible –negando la sentencia josehernandista– que los comieran los de afuera? Se trata de una falacia extendida aquella que sostiene que negar la victoria al contrincante interno te permite conservar preminencia sobre un aparato e intentar un retorno luego. Menem no se convirtió en jefe de la oposición a la Alianza, para el caso. No, para este escribidor insidioso (!), la preocupación de Menem pasaba por mantener viva a su criatura –era lo que le permitiría decir que había hecho las cosas bien– y su engendro político era el modelo neoliberal de exclusión con endeudamiento y paridad cambiaria insostenible –Ah…–. El establishment que había tolerado con sonrisas fingidas sus pintorescas picardías, que había aportado cuadros técnicos, también apostaba a la criatura menem/cavallista, pero consideraba que había llegado el tiempo de un menemismo sin peronismo, de continuar con el modelo neoliberal de exclusión etc. sin la necesidad de soportar la chusma entrometida que, de vez en cuando, debía ser atendida. Duhalde, en cambio, prometía parir algo distinto: una emergencia del uno a uno. De la Rúa se propuso en cambio como médico, maestro, policía y babysitter de la creatura, de eso que significaba concretamente el menemismo. Fue el Menem blanco y ganó.

En el actual escenario, de modo esquemático, podríamos decir que Cristina representa a Menem, Scioli a Duhalde y Massa condensa a De la Rúa y Álvarez. Pero no tanto, porque allí también están Macri y el FaUNEN. Hoy, como durante aquellos años noventistas, sin Tinelli pero con Fútbol, el modelo actual, aun entregando signos de estancamiento en cuanto a creación de empleo (y ahora también respecto a consumo y actividad), goza de cierto consenso. Puesto de otro modo: nadie plebiscitó algo distinto en las pasadas legislativas que no fuera al elenco de gobierno actual. Un voto ad-hominem. Cristina, como Menem entonces, tiene en brazos una criatura que la sociedad no pretende reemplazar de cuajo, sino quizás sólo vestir distinto, sin traje de marinerito quizás. Scioli, por su parte, representa algo diferenciado del kirchnerismo… pero dentro del peronismo; como Duhalde entonces. Pero es el diputado tigrense quien, como Duhalde antes, apela a un cambio más pronunciado del modelo –un reemplazo más radical de la creatura– y a involucrar a la sociedad en la resolución de una interna peronista, antes que sólo a la estructura partidaria. Y como la Alianza, representa la exogamia del peronismo pero con gobernabilidad, ya que Massa es su propia pata peronista. Para terminar de cerrar el “pero no tanto” del massismo en construcción, carece de la estructura de la UCR para enfrentar elecciones nacionales.

No es aventurado señalar que el objetivo de Massa, al independizarse del FpV y del sello pejotista, era colocarse en el centro del escenario y del imaginario político, corriendo al kirchnerismo, radicalizado entonces, a su izquierda. La ancha avenida del medio. Le bastó para triunfar en la PBA durante 2013, aunque evidentemente esperaba luego más ayuda del kirchnerismo para estimular la realización de un cielo encapotado de garrochistas. Pero suponer que el kirchnerismo y el peronismo entregarían, cómodos, el lugar que ocupaban, es inocente por demás. Aunque válido, cabe aclarar, debido a la estrategia de (de)construcción del kirchnerismo desde 2011 a 2013, en su etapa cristinista. Ocurrió en cambio que luego de las legislativas, leyendo el resultado y la evolución del escenario, el kirchnerismo dio inicio a su etapa alvearista, comprendiendo que había abandonado en buena medida la pretensión de representación sobre algunas franjas que habían engrosado el 54%, y se corrió consecuentemente hacia el centro. Como iniciamos este escrito pretendiendo computar los espacios que los distintos proyectos pretenden/pueden ocupar, ocurrió en el Frente Renovador lo lógico, y lo que advertíamos antes su constitución: hacia 2015 debería correrse indefectiblemente hacia la derecha, radicalizando su posición otrora centrista. Comprensible, además, porque es también consecuencia de las alianzas que romper con el kirchnerismo obliga a tejer. Su ventaja –y su esperanza– se asienta en que cuenta con un candidato medidor. El peronismo oficialista, por su parte, pudo recuperar su centralidad, proyectándose para ocupar mejor el espacio de una Avenida, resta saber cuán ancha. Cuenta con varios candidatos pero aquí creemos que sólo uno verdaderamente competitivo. Como ventaja –y a la vez desventaja–, depende más que ningún otro espacio de sí mismo; y de la evolución de las variables económicas y sociales atadas a ésta.

Visto lo anterior (de FaUNEN y PRO no podemos decir mucho más que cuando analizamos su constitución, sólo que sus cabezas más pensantes nos dan la razón), resta poco por decir respecto a los espacios que los distintos proyectos pretenden ocupar. Se renueva ahora, por otro lado, la largada en la carrera de representación para los candidatos de todos los espacios. Es entonces en este periodo cuando, creemos, deberán aventurarse con mayor especificidad en lo que a propuestas de representación se refiere. Dicho de otro modo, cómo pretenden enamorar a los electores. Los lugares ocupados en la pole position no aseguran, hoy por hoy, nada definitivo.

lunes, 19 de mayo de 2014

Montonero Ramón Díaz

El blog no se mancha, y éste ha militado fuertemente por la destitución del actual DT de River Plate. Campeón inesperado hasta hace escasos dos o tres domingos, se impone, en vista de la coronación obtenida en justa ley, un reconocimiento doloroso: han sido mis continuas amenazas, puteadas y fundadas críticas las que obligaron a Ramón Díaz a convertirse en un mejor entrenador y la razón que hizo de este River una versión mejorada de su anterior y opaca formación. La misma que obligó a Passarella a desistir de una reelección, massista precoz e inadvertido. Sin falsa modestia pero reconociendo que los oscuros hombres de los tiempos gloriosos justifican su obrar en metas superiores a la egoísta vanidad, entiendo que el pueblo riverplatense vive hoy en éxtasis a Ramón, al Lobo Ledesma y a Cavenaghi –héroes de esta última jornada–, en lugar de organizar un merecido banderazo hacia la residencia de este humilde bloguero gallina. Fundamentalmente porque desconocen mi domicilio (no, Segurola y La Habana no es), pero sobre todo porque odian reconocer tempranamente a quienes, como yo, se encuentran adelantados a su tiempo. Como los Beatles al audicionar en Decca, como Dylan cuando electrificó el folk de protesta, como el Ogro Fabbiani para llegar a la mesa de los postres, este cronista se inmola al reflexionar sobre el futuro, olvidando a veces cuánto de la vida transcurre en el presente. Casi toda, sí. Es así que no estaba equivocado al pedir la renuncia de Ramón Díaz antes: la solicitud adoleció de una traslocación temporal hacia el pasado que la tornó incomprensible. Pero su momento llegará, y el clamor por la renuncia de Ramón tronará en los oídos sensibles de los amantes del buen fútbol. Y en cuanto programa chimentero futbolístico enciendan un micrófono también.

¿Qué puede decirse del partido que nos diera el campeonato, frente al Quilmes de Caruso Lombardi, que no haya sido dicho ya por el Conejo Tarantini durante la transmisión? Todo, por supuesto. ¿Quién fue el genio que contrató al monosilábico campeón del ‘78? Paredón, sur y después. Cruel aquel que nos obliga a recordar con nostalgia a Marcelo Araujo. Mucho después, mucho sur y sobre todo mucho paredón. Pocas cosas podemos aprehender con seguridad dicen algunos amantes de la sabiduría, pero si este River-Quilmes entregó una certeza, esta es que Caruso Lombardi debe devolver las valijas a Estudiantes y Boca. Y conseguir una orden de restricción para cualquier notero, guardarse en la tranquilidad de su hogar, afeitarse la barba para no ser reconocido y abandonar cualquier pretensión de estrellato. Su momento fue. Seguro como estaba de convertirse en el reemplazante de Martino al frente del Barcelona (si conseguía amargarle el grito de campeón a River), ordenó rodear a Carbonero, atajar a Lanzini y obstruir la progresión de Vangioni. Todas medidas razonables, si empatar con el equipo de Ramón era el negocio. Pero, como suele ocurrir en estos partidos, apareció un tapado, ese jugador inesperado que quiebra lo previsto y se convierte en providencial. Como Ricardo Vaselina Rojas frente a Boca, como Ramiro Funes Mori frente a idéntico rival, como Ariel Garcé en el departamento de Pradón y en la lista de Maradona, apareció aquel de quien nadie sospechaba que pudiera nunca vestirse de héroe. Como aquel señor mayor y dislipémico, que en los picados da órdenes desde el fondo, a quien nadie marca por cortesía y ahorro de energías; olvidado, cabizbajo y triste recorría las canchas, volando demasiado bajo para el radar del gran Ricardo Caruso Lombardi. Y de repente se descubrió nuevamente Cavegol el viejo y oxidado Fernando Cavenaghi –Cavenalghi® para este blog y portal twittero–, para abrir temprano el resultado. Luego vino el Lobo Ledesma, habitual blanco de cuanta crítica mordaz pueda inteligir este brutal comentarista, para dar por tierra con cierta parte del calor tierno que el partido sentenciado despertaba en nuestro riverplatense corazón. No hay caso: la alegría nunca puede ser completa. ¿No podía clavar ese zapatazo Vangioni? ¿Meter un gol olímpico Lanzini? ¿Cabecear un córner Barovero faltando 30 segundos? No. Tenían que ser Cavenaghi, Ledesma y Ramón Díaz darse el gusto de mandar a los amigos de Emiliano, Menseguez y Osmar Ferreyra, a disfrutar lo conseguido por Maidana, Rojas y Teo Gutiérrez.

Si debemos realizar un análisis global del comportamiento del campeón de la Copa Raúl Alfonsín –y no debemos, pero ya que estamos–, hemos de señalar los escasos puntos obtenidos como visitantes (10/37), el rumbo errático que nos llevó desde liderar el certamen en algunas –pocas– fechas hasta dar casi por perdido el campeonato en algún otro momento. También que Ramón Díaz le recortó las chances mundialistas al tucumano Kranevitter, al relegarlo al banco de suplentes cuando pedía a gritos el lugar ocupado por Ledesma. Por el contrario, los puntos altos del equipo fueron Carbonero (resistido por la paladarnegrera platea San Martín, demostrando fehacientemente cuánto sabe de fútbol), Ariel Rojas (acierto de Ramón Díaz y fetiche para gritar “¡Ariel, Ariel!”), y los desempeños puntuales de algunos futbolistas: Maidana, Ramiro Funes Mori, los arqueros Barovero y Chichizola y algo, poco, del colombiano Gutiérrez. Este último partido de Lanzini también, jugado a nivel de hermano de Messi. Pero por no estar convocado a Brasil, hermano de Carlitos Tévez nomás.

Y mientras los famosos despiden a Boca en Twitter, mientras los hinchas de Boca celebran el campeonato imaginario de puntos acumulados como su propia Mesa de Necochea, mientras Cavenaghi le hace pito catalán a Cormillot y le manda un fuck you a Jorge Hané, este bloguero quiere compartir el triunfo con sus virtuales amigos, y finalizar dedicándole el campeonato a los cuatro héroes que tuvo River en esta Copa Raúl Alfonsín:

1. Ramiro Funes Mori, en la tarde en que la Bombonera sufrió de silencioatrozitis.
2. Leandro Chichizola en la fecha 17, al atajarle un penal a Sebastián Saja en tiempo de descuento frente a Racing (el gol de Pipino Cuevas de este campeonato #35).
3. Pablo Lunati, quien sólo debió contribuir con un penal frente a Arsenal pero aún así supo hacerse de su lugar en el corazón del hincha de River. Y,
4. Este humilde bloguero, quien –como ya dijéramos– con sus continuos e incuestionables pedidos de renuncia asustó de muerte a Ramón Díaz y a su ayudante e hijo Emiliano, quien se habría comprometido a no tomar prestada sin devolución ni aviso ninguna netbook en caso de despido por parte del Club. Lo felicitamos.

Los hinchas agradecidos.
Y a pesar de todo, Ramón Díaz, ya sabe: si es hombre, re-nun-cie. Ahora. Con toda la gloria.
El Chapulín Cardetti o Muerte. Venceremos.

jueves, 15 de mayo de 2014

¡Tévez estará en Brasil 2014!

¡Carlitos está feliz!: consiguió una promoción ida y vuelta en clase business y compartirá palco en Brasil junto a Ibrahimovic, Gareth Bale y Arbeloa en algunos partidos falopa de primera ronda (no, no está confirmada su presencia a partir de octavos: las entradas de reventa cotizan a precio Guaymallén luego del Chino Maidana). Si quiere pisar el verde césped, el de Fuerte Apache deberá esperar que la propuesta de este bloguero (seria, eh, posta) a la FIFA prospere: un partido exhibición de despedida entre el equipo campeón y una Selección Resto del Mundo integrada por los arriba mencionados junto a Lewandoski, Nasri y el resto de tomuers que se quedaron afuera por maletas o por haber nacido en un país lleno de troncos.

Entendemos a quienes se sienten decepcionados por la ausencia de Carlitos en la lista, pero Sabella dio sus razones y son más que atendibles. Dijo el DT, refiriéndose a lo estrictamente futbolístico: “la culpa es de Brenda Asnicar exclusivamente: rompe todo lo que toca. Fíjense cómo Laurita Esquivel pasó de Patito Feo a Tu Cara Me Suena, esta vez le tocó a Tévez, que va a mirar el Mundial desde su LED de 12 mil pulgadas, y yo le diría a los del Partido Obrero que se preocupen un poquito también, eh...".

Pero vamos a lo importante: la lista de Sabella tiene menos sorpresa que un programa de Julián Weich. Los únicos sorprendidos pueden ser Mercado o Fabián Rinaudo. Consultados por este cronista y el politólogo sueco amigo de Wainfeld, lo negaron de plano. Transcribimos lo charlado:

Yo: Gabriel, la posta, ¿no te sorprendió verte en la lista de Sabella?
Mercado: ¿Sorprendido, yo? No, si hay un montonazo de Chinos Garcé en esta lista. Fijate Basanta...
Yo: ¿Quién?
Mercado: Basanta...
Yo: (...) Pará, me lo decís como si fuera Messi y lo conocieran todos. Tirame algún centro...
Mercado: No, dejá, si te tiro un centro y lo ve Sabella me desconvoca en el acto.
Yo: Ah, claro, porque no le gusta que filtren información...
Mercado: No, porque los centros los tiro a la concha de la lora... ¡En la segunda bandeja terminan...

Rinaudo respondió en sintonía:

Yo: Fabián, ¿te sorprendió la convocatoria?
Rinaudo: estamos bien, tenemos que ir paso a paso, esto es mérito del grupo, quiero dedicárselo a mis compañ...
Yo: No, si te sorprendió la convocatoria, te pregunto...
Rinaudo: Ah, sí, una bocha.
Yo: ¿Y por qué pensás que te convocó Sabella?
Rinaudo: Y... creo que Ariel nos abrió el camino a todos...
Yo: ¿Ariel... Ortega? ¿Sos del interior?
Rinaudo: ¡Ariel Garcé, el Chino! ¡Mostro! Gracias totales, Diego, por bajar la vara. La tenés adentro, Kranevitter. Sos un amargo...
Yo: Ah, qué lindo juego de palabras. Lo decís por bitter, amargo.
Rinaudo: ¿A quién le decís amargo, capo?
Yo: No, por la traducción de bitter, Kranevitter...
Rinaudo: soy Fabián Rinaudo, vieja... Te estás confundiendo...
Yo: No, digo que bitter, en inglés, es amargo...
Rinaudo: No se de qué me estás hablando, fiera, pero me estoy calentando...

Bueno, suficiente. Intentemos algo más serio ahora: Sabella hizo la típica de casi todos los DTs antes de un Mundial: ya tiene el grupo armado, convoca a 4 de copas que no van a generar expectativas, los desafecta luego y todos contentos. Excepto Tévez. Ja. Veamos algunos puntos del listado:

1. No es difícil predecir que hay 20 que, de no mediar imprevistos, estarán en Brasil: los tres arqueros (Romero, Andújar y Orión), la defensa titular (Zabaleta, Fernández, Garay y Rojo) más Campagnaro y Basanta, los cuatro cincos (Mascherano, Gago, Banega y Biglia) junto a Di María y Maxi Rodríguez y los delanteros, la única esperanza de esta Selección: Messi, Agüero, Higuaín, Lavezzi y Rodrigo Palacio. A ver, 1, 2, 3... sí, 20. Quedan 3 lugares tres, quedan. Cuatro, si Sabella entra en razón y desafecta a Palacio, cuyo lugar en la lista sólo comprenden Sabella, Rodrigo y el pueblo de Boca. Pero seguro va, para patinar como en Alemania '06.

2. Este cronista (el politólogo sueco amigo de Wainfeld no, porque es sueco) sólo se vería decepcionado si dos de esos tres lugares no fueran para Ricky Alvarez y José Sosa. José Sosa, mirá lo que te digo. Es que el déficit principal de esta lista está en el mediocampo, adonde deberían haber estado Pastore y Lamela. Poné a Pastore, Sabella. No, ya se, no va a estar. Pachorra hijo de puta (?). Un análisis rápido de este factor nos permite aventurar que el DT pretende un equipo de transición rápida, casi de contrataque. Y cuando debamos defendernos con la pelota bajará Messi, entrará Banega, Sosa para tocar para atrás o el mismo Pachorra. La apuesta, entonces, es la que se preveía: Lio, Pipa, Kun, Angelito, salgan campeones ustedes solos, putos.

3. Muchos comparan la actual situación con la Selección del '86, pero aquella era Maradona + defensores. Esta prescinde de lo último (más no hay, muchachos: se trata de la alvearización del Seleccionado Nacional (!)) y bueh, quizás nos vaya bien, quién sabe.

4. El resto de nombres, como dijimos, es accesorio: Di Santo sólo podría integrar la lista de 23 si antes se murieran Palacio de calvicie precoz, Lavezzi de cholulismo messiril y el Kun se deprimiera porque lo abandonó la Princesita Karina por Icardi. Demichelis sólo podría aspirar a estar en Brasil como compañero de palco de Tévez y Enzo Pérez deposita sus esperanzas en su enorme talentEN SU PASADO EN ESTUDIANTES. Quienes tienen chances son Mercado y Otamendi. El Chino Garcé también, si Sabella se soñara abrazado a él y levantando la Cop... bah, cómo se lo extraña al Diego.

A propósito de Gabriel Mercado, este portal (!) tuvo acceso a una charla telefónica entre el 4 y el 3 de River. La transcribimos:

Mercado: Leonel, ¡te convocó Sabella!
Vangioni: ¿¡EN SERIO!?
Mercado: ¡¡NO, ME CONVOCÓ A MÍ!! ¡¡JAAAAA!!
Vangioni: Sincuello de mierda... Andá a hacerte redondear la cabeza, marciano hijo de puta...

lunes, 12 de mayo de 2014

El peronismo hacia 2015: el Congreso, Fellner, la unidad posible, Massa y los UyO

El Congreso del PJ entregó tela para cortar, pero dentro de márgenes previsibles: finalmente ocurrió lo que todos suponíamos y es una buena noticia, de todos modos, para quienes abogamos por la unidad de eso que desde afuera intentaron torpedear desde siempre: el kirchnerismo y el peronismo. Sobrevolemos algunos aspectos puntuales:

El Congreso representó en su organigrama final un cuadro de situación de los equilibrios alcanzados: las vicepresidencias para Capitanich, Caló, Beatriz de Alperovich y Wado de Pedro. Los precandidatos lanzados situados en vicepresidencias honoríficas: Domínguez, Aníbal Fernández, Randazzo, Agustín Rossi, Scioli, Uribarri y Urtubey. Algunos con la mirada puesta en la elección nacional, otros ensayando para ir muy probablemente por la gobernación de la PBA después de ser medidos.

Fellner Presidente del PJ traduce algo que se avizora desde antes de las legislativas, o aún de cuando desde el oficialismo se alentaban especulaciones sobre una re-reelección que en la concreta realidad fue siempre imposible: el periodo de transición abierto en el peronismo debido a que Cristina encaraba su última estancia al frente del PEN. Así, la figura del gobernador jujeño sintetiza la etapa simbolizando un retorno a —si se me permite— algo parecido al nestorismo, en oposición al cristinismo como avatar de resistencia defensiva adoptado desde 2011 hasta, podríamos decir, el interregno entre las PASO y octubre del año pasado. Ordena también el esquema de pesos diferenciales adentro del aparato: hubieran sido malas señales que el partido quedara en manos de un bonaerense o de alguien más identificado con la Casa Rosada (si bien Fellner no puede ser considerado alguien lejano, es observado más bien como un fiel entre los extremos que se balancean).

El Congreso transparentó también los límites actuales a la unidad del peronismo. Lo marcan las ausencias de De la Sota, Poggi y Peralta. No es difícil comprenderlas, aunque hubiera sido deseable contarlos adentro. El peso simbólico de la gobernación de Santa Cruz es lo que le otorga a Peralta el plus para ir y venir en su relación con el oficialismo. El gobernador cordobés, único sobreviviente de la vieja guardia de Cafiero, Menem y Duhalde, mantiene aspiraciones presidenciales de fantasía mientras juega a dos puntas charlando con Scioli y Massa. El caso del puntano Poggi es el tradicional ya de los hermanos Rodríguez Saá. Los tres gobernadores mencionados mantienen su “precio" de este modo, a la espera de capitalizar una futura adhesión. De cualquier modo, la unidad del partido había sido desafiada ya por el quiebre de parte del peronismo de la PBA, en lo que Massa presentó primero como renovación y ahora como una más franca oposición al kirchnerismo. Permítaseme una digresión al respecto: algunos veían en el FR un retorno al primer kirchnerismo, pero me impresiona en cambio, cada vez más, como un retorno al duhaldismo. En varios sentidos: el del poder territorial sobre parte del peronismo de la PBA —nunca al nivel de Eduardo Duhalde— pero que, ampliado al ámbito nacional, y más importante aún, implica la necesidad ineludible de pactar el poder. Es decir, aplicado esto al presente: repartir el que el kirchnerismo supo conseguir entre quienes lo detentaban en tiempos del interinato de Duhalde al frente del PEN.

Unidos y Organizados dentro del PJ. El peronismo fue siempre el espacio del kirchnerismo, aunque intentara en sus comienzos —con el objetivo de fortalecerse, aglutinar capital cual bosón de Higgs político— una transversalidad abandonada como leitmotiv de construcción en cuanto se hizo del aparato bonaerense que revistara en el duhaldismo. El ideal de una Fuerza Propia, alentada desde los sectores más radicales del kirchnerismo (y con votos subrogados de CFK) —más específicamente La Cámpora que UyO—, ha quedado enterrada en este corto último periodo de tiempo. Saludablemente, debemos agregar. El primer síntoma ocurrió el 27 de abril, cuando en lugar de un nuevo Vélez —como aquel fundante y demasiado lejano de 2012—,  fue organizado un multitudinario Plenario en La Matanza. Por si no bastara, el malquerido Scioli se hizo presente, y en un gesto de madurez digno de elogio (y cargado de reconocimiento del estado de situación, realpolitik que le llaman), fue recibido con respeto. Volviendo al Congreso, algunos interesadamente sindican como una victoria del aparato juvenil los espacios obtenidos. Se dificulta concebirlo así cuando la esperanza, hasta hace poco, era contar con un candidato propio, del riñón K. Prefiero pensarlo desde otro ángulo: como al resultado general del Congreso, lo entiendo como una victoria del conjunto del peronismo, ya que la unidad del mismo ha sido una de las tesis de este blog desde antes aún de la victoria de 2011. Es el único modo disponible para que esta alvearización del kirchnerismo se constituya en una etapa de acumulación de masa crítica para retornar a la senda más pronunciada de desarrollo con inclusión social.

viernes, 9 de mayo de 2014

La previa mundialista más aburrida I: Argentina desde EE.UU. hasta Sudáfrica

Asistimos a la previa mundialista más aburrida y previsible de la historia. Si el kirchnerismo se alveariza, lo de la Selección es una sciolización lisa y llana; para peor sin el ponehombrismo de la fe, el trabajo y la esperanza (aún a pesar de que la segura ausencia de Tévez en la lista de Brasil 2014 sea —lloren de felicidad, compañeros y correligionarios massistas— la primera derrota de Scioli hacia 2015, eh. Volveremos sobre eso). ¿Debemos achacarlo al clima político electoral? ¿A la ausencia de cuña mundialista en Avenida Brasil? ¿A la mala temporada del Barcelona? ¿Es culpa de que Mascherano contagia menos mística ganadora que Barovero? No a todo. No. El problema de la Selección, el Mundial y la falta de épica expectante es la normalización, la disipación de las tensiones que la celeste y blanca solía acumular en previas mundialistas anteriores. Llegamos como si se tratara del cumpleaños de una tía segunda que nos saludó por última vez en nuestro bautismo. Hagamos memoria:

1. EEUU '94: después de las Copas Américas del '91 y '93 Basile tenía más crédito que Maradona en un boliche saudita. Pero llegó Colombia, nos bailó y la clasificación frente a Australia la consiguió el equipo Amigos del Diego con el Colorado McAllister. Y fuimos al Mundial con el Bati, Cani, Redondo, Ruggieri en andador, las viseras y el maradoneano clima de joda, expectativas y nos cortaron las piernas. Nos mandó a casa Rumanía con muy poquito. Decepción, cuando en Italia habíamos sido cebollitas subcampeones.
Posición final: campeones morales. Héroes Otra Vez Igual, yanquis de mierda, fuera de Irak.

2. Francia '98: la joda habilitada por el basilismo en descomposición, en pleno síndrome de pato rengo durante la competencia, hizo llegar a un duro a la Selección. El Osvaldo Granados, el Berni del fulbo por entonces: Passarella. Renovó el plantel luego del maradonismo a pura rinoscopía y corte de pelo militar. Quiso imponer a Crespo sobre Batistuta y esa fue la crítica principal. Hernán llegó lesionado a la competencia y dignamente llegamos a Cuartos, donde el hijo de puta de Van der Saar le metió un terrible mentonazo a la cabeza del Burro Ortega y el Ratón Ayala quiso confundir a Bergkamp con una finta. Lástima que era el holandés el que llevaba la pelota y se la mandó a guardar al Lechuga Roa antes de que éste decidiera atajar penales para el equipo de Tata Dió'.
Posición final: el mejor campeonato de River en un torneo internacional después de la Intercontinental del '86.

3. Corea-Japón '02: los que todavía esperamos que John Verón tire el corner, recordamos que Argentina llegaba entre las favoritas, todos pedían por una delantera Batistuta-Crespo y que a Bielsa lo terminó consolando Gallardo luego de que un sueco del que ni su madre recuerda el nombre nos clavara un tiro libre a lo Messi. Las viudas de Bielsa todavía lo lloran y son casi tan insufribles como los riquelmistas emocionales (una clara contradicción estos últimos, porque la mamá le prohíbe a Juan Román cualquier demostración emocional que desmitifique que es un robot venido del futuro como Schwarzenegger).
Posición final: apoyados sobre rodillas y manos, con el rosquete reventado como gato pidiendo entrar al Bailando.

4. Alemania '06: fue el Mundial del Jardinero Cruz. Merecidísimo. Los hinchas recibieron al equipo en Ezeiza al grito de “¡Messi es argentino, Pekerman hijo de mil putas!". Cuentan algunos hijos de Hitler, en Bariloche, que escucharon leyendas que relatan como el fantasma de Crespo todavía merodea el área del Estadio Olímpico de Berlín, a la espera del pase de Riquelme que nunca llegará.
Posición final: ¡Y yalové, y yalové... somos octavos otravé...!

5. Sudáfrica '10: Basile, Batista, “los bajitos" y el sueño de barcelonizar la Selección chocaron con Uruguay en la Copa América y llegó el mejor DT de la Selección desde los tiempos de Menotti y Bilardo: el Diego. Metió magia, gol de Palermo contra Perú digno de película de Campanella (con Darín haciendo del Titán financiado por el Incaa de la tiranía dicttorial) y todo fue alegría, mística, diversión y cuatro pepas contra Alemania debido a un equipo descompensado. Tévez obligó a optar por un abandono del mediocampismo, ese lugar que los relatores, confundiendo el fútbol con ajedrez, colocaron desde siempre como el campo de batalla, y Messi volvió compungido para probar que es argentino y no un vasco como decían, coño. Lo importante es que después le ganamos un amistoso a la España campeona del mundo porque los gallegos no dejaron títere con cabeza en su raid porteño de desenfreno y depravación sexual.
Posición final: cabizbajos volvimos a casa para seguir chupandolá como el Toti Pasman, que festejó cada gol de esos nazis de mierda como si fuera el de Burruchaga en México '86.

Para el próximo, es promesa, el análisis que nos interesa: por qué y cómo les vamos a romper el culo a todos en el Mundial, y vamos a poner a los grones brasileños a enderezarnos las bananas en la reedición de un nuevo Maracanazo. Como por Argentina hago más, esta noche voy a ver nuevamente esa película donde empoman a Xuxa, como para ir entrando en clima.

martes, 6 de mayo de 2014

Scioli y Massa: proyectos de país y los límites de la mirada conurbana

No existe análisis que cuestione que buena parte de la elección 2015 se define en la provincia de Buenos Aires. No venimos a poner en duda la afirmación pero sí a matizarla. Quizás con no poco de voluntarismo, pero con un volumen de ello que puede ser considerado lícito si pensamos en algunas de las pautas que vienen condicionando lo electoral. El peso de la provincia, el kirchnerismo como continuador del duhaldismo pero, en términos prácticos, que sean dos representantes bonaerenses los precandidatos en pole position. El kirchnerismo capitalino, para contrarrestar esto y limitar a Scioli, intentó darle aire a Urribarri recientemente. Podemos afirmar ahora que viendo el despliegue de Randazzo, la hipótesis entrerriana podría bien ser la cordobesista de finales de 2002. Pero falta, aunque cada vez menos. El ministro de Interior y Transporte, por si fuera necesario, es otro bonaerense más, y hacia ese territorio se dirige el grueso de su gestión. Visto entonces lo anterior, hablaría mal del peronismo del interior (y del kirchnerismo también, por contar con herramientas) que la importancia de la PBA hacia y en 2015 no pudiera ser contrapesada. Y no me refiero únicamente a colocar un nombre como vice, sino a una articulación que le permita discutir el proyecto de futuro propiamente dicho. Existen condiciones objetivas que hacen a esa necesidad, y la más importante, en mi opinión, es que me resulta difícil atisbar la existencia de un proyecto de país que pueda emerger en solitario de los primer y tercer cordón del Conurbano como fue posible (y una necesidad) en la pos-crisis.

Algo parecido mencionan al pasar Artemio López y Zuleta Puceiro en Página/12 el domingo. El de Equis (militante en su blog del kirchnerismo no-sciolista) advierte algo que siempre mencionamos aquí: la importancia del armado (y cohesión de lo) nacional, cuando recuerda que “el FpV posee un piso de 35 por ciento al que ninguna fuerza opositora logra hoy superar y ni siquiera acercarse a menos de diez puntos". Zuleta, por su lado, ataca el sesgo bonaerense de las encuestas cuando explica que “la ventaja actual de Massa sobre Scioli es relativa. En los monitoreos nacionales que hacemos los principales encuestadoresbasados casi todos en muestras nacionales de 1000 o 2000 casos–, Massa se beneficia por el hecho de que la proporción de encuestados en la provincia de Buenos Aires alcanza a la mitad de los casos. La incidencia muestral de Massa en el territorio bonaerense le otorga una ventaja de cinco o siete puntos. En encuestas más amplias y elaboradas, referidas a todos los distritos, como las que hacemos para estrategias más exigentes, la ventaja es para Scioli, mejor conocido y con mejor distribución de sus apoyos en todo el electorado nacional. Ventaja, esta última, de Mauricio Macri sobre el colectivo FAUNEN también.

Retornando a los posibles proyectos de país en danza, ¿han esbozado alguno los candidatos? Demasiado tibiamente, pero podemos trazar algunas líneas:

1. Al quebrar Massa con el FpV, privilegiando la imagen de su figura sobre el desarrollo del peronismo nacional, se implica necesariamente en un sistema de alianzas distinto para su proyecto. Puede olfatearse algo en referencia a su giras internacionales, pasando primero por la España de Rajoy y recibiendo luego amplia cobertura su incursión norteamericana, donde propuso a nuestro país como puente entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico. El protagonismo de Redrado, ahora bajo la luz de las revelaciones de Santiago O'Donell, habla también en ese sentido. En referencia a lo local, el año pasado, y desde hace tiempo, Massa se postula como un líder transversal de las demandas de la zona núcleo, y de ahí sus referencias a sacarle el pie de la cabeza al campo. En el plano político, la disputa del espacio republicano/opositor que la emergencia del Frente Amplio UNEN propone (y que el FR pensaba como su campo a explotar), lo lleva ahora a profundizar sus líneas de fuga y retornar al discurso más netamente republicano de limitación a las re-reeleciones, listas sábanas y voto electrónico. ¿Significa eso que no puede penetrar más en la representación peronista? Sin números es difícil arriesgar, pero podemos resumir su discurso en Seguridad para disputar el voto de abajo, más peronista, y agenda republicana para las clases medias urbanas con necesidades básicas satisfechas.

2. Scioli privilegió el paraguas del peronismo y su red territorial de desarrollo nacional. Heredar la representación kirchnerista (así sea a regañadientes) e intentar recuperar para el peronismo la representación de la clase media que acompañó a NK y CFK en sus mejores momentos. Anuda apoyos con gobernadores (Gioja, Closs, Buzzi) y sostiene ahora, tal cual decíamos en el posteo anterior, que el peronismo no puede descansar sólo en la enumeración y defensa de lo realizado desde 2003 sino que debe proponer también futuro. Y por aquella ¿gacetilla de prensa? parece decir que hasta arribar a la estación Vaca Muerta (luego de haber iniciado el camino en la estación Soja, Reactivación neokeynesiana y Desendeudamiento), podemos apelar a la minería. Y de allí su agenda en provincias cordilleranas. Es, en mi humilde opinión, una apuesta (hasta ahora la única que escuché) que implica más que solamente a la región de la pampa húmeda. Dicho de otro modo: por lo menos me plantea dudas, frente a algunas certezas urticantes arrojadas desde el massismo. ¿Cuáles son esas dudas? Cuánto debe ser entregado para incorporar inversiones directas en el sector, cuánto podemos obtener, la cuestión temporal (el ¿y mientras tanto? que aqueja ahora al kirchnerismo, que va tendiendo puentes cortos hacia el futuro), el marco regulatorio/legal necesario y las resistencias del ambientalismo que fácilmente se convierte en ariete en una disputa de intereses cuyas profundidades desconoce(mos).

Seguridad e inflación son las demandas que las encuestas marcan actualmente como principales, pero no son de carácter estratégico —ni mucho menos— de cara a la conformación de un nuevo gobierno. Una agenda de futuro debería, en cambio, incorporar los déficits mayores de estos años kirchneristas, y que no pueden ser achacados únicamente a los ministros de las áreas responsables. Si Transporte era uno de ellos, el trabajo de Randazzo es un buen ejemplo del camino a recorrer en Salud y Educación pública, pero a nivel nacional. Es que, importante como es, las propuestas electorales deben ser capaces de trascender la demografía del tercer cordón del Conurbano e implicar una visión de país para el periodo que, paso a paso, se acerca.